Lun 22 Ago 2022
ACN: “La mayor tragedia es la indiferencia de tantos ante la persecución religiosa”
Esto fue lo expresado por Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), organización católica que apoya a los cristianos perseguidos y necesitados en más de 140 países, al celebrarse este lunes 22 de agosto, el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión o las Creencias.
“No es necesario morir asesinado para ser una víctima, basta con que se restrinjan tus libertades básicas”. En la actualidad, “los cristianos de Malí, Níger, Nigeria y Burkina Faso —por nombrar solo unos pocos— viven prácticamente en guetos y los que han quedado en sus aldeas practican su fe en la clandestinidad” advirtió el ejecutivo.
El directivo de ACN instó a “recordar no solo a los que perdieron la vida, sino también a todos los que son víctimas de discriminación y sufren las consecuencias inmediatas de la violencia, así como a los desplazados, a los que quedan traumatizados y a todos los secuestrados, incluidos aquellos cuyo paradero se desconoce hasta hoy”.
Al recordar los nombres de los dos sacerdotes de Burkina Faso, y otros dos en Nigeria, que permanecen desaparecidos, así también, de diez religiosos en China, algunos de los cuales no se tiene conocimiento desde hace meses o incluso años, pidió no olvidarlos.
Finalmente, aseguró que desde la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada se insiste constantemente en la "vital importancia del diálogo interreligioso para contrarrestar el fundamentalismo religioso". Igualmente, pidió a los líderes religiosos, a los políticos y a los medios de comunicación que "desempeñen un papel crucial en la construcción de comunidades centradas en la paz y la justicia. También pedimos a las organizaciones e instituciones internacionales que contribuyan a garantizar el derecho a la libertad religiosa”.
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¿QUIÉN ES ACN?
ACN Ayuda a la Iglesia que Sufre también conocida como Aid to the Church in Need, es una fundación del Vaticano, promovida por el Papa Pío XII y fundada en 1947 con el principal objetivo de secar las lágrimas de Dios en la Tierra donde quiera que Él llore.
Su misión consiste en proporcionar ayuda a los países en donde la Iglesia se encuentra en dificultades o situaciones de emergencia, ya sea por persecución religiosa, guerras, desastres naturales o pobreza extrema; ayudar al sustento y formación de sacerdotes y religiosas en el mundo entero; construir Iglesias en los lugares donde más necesitan de la Palabra de Dios y facilitar medios de transporte para la Evangelización.
Antecedentes de esta conmemoración
Con la designación del Día Internacional para Conmemorar a las Víctimas de Actos de Violencia basados en Religión o Creencia, la Asamblea General reconocía, en su resolución A/73/L.85 de 2019, la importancia de brindar a las víctimas y familiares de este tipo de actos de violencia con el apoyo y la asistencia adecuados de acuerdo con la ley aplicable.
La Asamblea deploró enérgicamente todos los actos de violencia contra las personas por su religión o creencia, así como los actos dirigidos contra sus hogares, negocios, propiedades, escuelas, centros culturales o lugares de culto, así como todos los ataques que violan el derecho internacional en y contra lugares religiosos, sitios y santuarios.
En una resolución anterior, 72/165, donde proclamaba el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, también reconocía que trabajar juntos para mejorar la implementación de los regímenes legales existentes que protegen a las personas contra la discriminación y los delitos de odio, aumentando los esfuerzos interreligiosos, interclericales e interculturales y la expansión de la educación en derechos humanos, son los primeros pasos para combatir los incidentes de intolerancia, discriminación y violencia contra individuos sobre la base de una religión o una creencia.
Al proclamar un día internacional para conmemorar a las víctimas de actos de violencia basados en la religión o las creencias, la Asamblea General recordó que los Estados tienen la responsabilidad primordial de promover y proteger los derechos humanos, incluidos aquellos pertenecientes a las minorías religiosas y su derecho a ejercer su religión o creencia libremente.