Jue 16 Mar 2017
“La guerra en el Alto Baudó hace que la vida sea imposible”
Así lo denunció el obispo de Istmina Tadó, monseñor Julio Hernando García Peláez al referirse a la grave crisis humanitaria que están viviendo comunidades originarias de las riberas de los ríos Baudó y San Juan. Las comunidades se encuentran en medio del fuego cruzado y piden “tregua humanitaria” como salida a la violencia que agudiza la crisis en la zona.
Aproximadamente 500 personas de las comunidades afros de Peña Azul, Apartadó, Boca de León, Cocalito y Amparradó, así como el confinamiento de las comunidades indígenas de Geandó, Vacal y Puerto Peña son presas del miedo y la zozobra que causan los permanentes enfrentamientos entre grupos al margen de la ley.
“Este era un pueblo tradicionalmente pacífico, pero en los últimos años se ha perdido la paz. La guerra, la zozobra, la desconfianza y la sangre afectan a la población civil, especialmente a mujeres y niños”, advirtió el prelado.
Monseñor García Peláez explicó que las comunidades, producto del miedo, huyeron a poblaciones donde “no se produce nada” y esto está generando una grave crisis humanitaria.”No estamos debidamente preparados para enfrentar estas emergencias”, lamentó.
Pidió la urgente presencia del Estado y las garantías para que la población pueda retornar a sus territorios. “Estamos permanentemente solicitando la presencia del Estado, su ausencia genera estas problemáticas”, aseguró el prelado.
Así mismo comentó que hay una profunda desconfianza de la población sobre su seguridad. “Yo estoy convencido de que buena parte de la población cree que aquí no hay ley, aquí se obra una ley salvaje y se obra bajo la fuerza”, aseguró.
El obispo señaló que si bien el Defensor del Pueblo, la administración departamental y municipal han colaborado con estas poblaciones, estas ayudas resultan insuficientes por la gravedad de la situación que se está viviendo. “Nosotros quizás podemos encontrar apoyo para un día, quizás dos, pero para 15 días, tres semanas o un mes la situación es muy difícil”.
Según un comunicado en el que se denuncian estos hechos, se informa que la situación afecta, en gran medida, las dinámicas comunitarias y organizativas, viéndose gravemente deteriorada las actividades económicas de sus habitantes que al no poder movilizarse a realizar sus labores diarias, por el temor de caer en manos de los violentos, ser acusados de colaboradores de un grupo u otro y judicializados, pierden cada día los cultivos de pan coger, animales y medios de transportes.
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Imagen toma de Internet