Dom 27 Mar 2016
El Papa pide no caer en la terrible trampa de ser cristianos sin esperanza
El papa Francisco presidió la vigilia pascual en la basílica de San Pedro, donde pidió no caer en la terrible trampa de ser cristianos sin esperanza e instó a difundirla en un mundo sediento de esta virtud teologal.
"Si no es así seremos un organismo internacional con un gran número de seguidores y buenas normas, pero incapaz de apagar la sed de esperanza que tiene el mundo", subrayó.
El pontífice puso como ejemplo al apóstol Pedro que tras la muerte de Cristo no se dejó "ni dominar por sus dudas; no se dejó hundir por los remordimientos, el miedo y las continuas habladurías que no llevan a nada".
"Sin ceder a la tristeza o a la oscuridad, se abrió a la voz de la esperanza: dejó que la luz de Dios entrara en su corazón sin apagarla", agregó.
Francisco animó a los católicos a abrir "nuestros sepulcros sellados, para que Jesús entre y lo llene de vida" y deshacerse "del rencor y las losas del pasado, las rocas pesadas, de las debilidades y de las caídas" y consideró que la primera piedra a remover debe ser "el ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida".
"La esperanza cristiana no es simple optimismo, y ni siquiera una actitud psicológica o una hermosa invitación a tener ánimo, sino salir de sí mismo y entregarse a Dios", añadió.
Tras la bendición del fuego y el encendido del cirio pascual, el Papa grabó una cruz, las letras del alfabeto griego alfa y omega y el año 2016. Luego siguió la procesión hacia el altar mayor, encabezada por el diácono que portaba el cirio y seguido por el pontífice.
Una vez en el altar mayor, el diácono proclamó el llamado "Exultet" y se hizo el anuncio de la Pascua, tras lo cual la basílica se iluminó.
El Papa bautizó luego y dio la comunión a doce personas adultas, entre ellas ocho mujeres y cuatro hombres y procedían seis de Albania, dos de Corea y los otros de India, China, Camerún e Italia.
Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, deseo renovar mis deseos de Buena Pascua a todos ustedes, venidos a Roma desde diversos países, como también a cuantos se han conectado a través de la televisión, la radio y otros medios de comunicación. Que pueda resonar en vuestros corazones, en vuestras familias y comunidades el anuncio de la Resurrección, acompañado de la calurosa luz de la presencia de Jesús vivo: presencia que ilumina, reconforta, perdona, sosiega… Cristo ha vencido el mal en la raíz: es la Puerta de la salvación, abierta de par en par para que cada uno pueda encontrar misericordia.
Les agradezco su presencia y su alegría en este día de fiesta. Un agradecimiento particular por el don de las flores, que también este año provienen de los Países Bajos.
Lleven a todos la alegría de Cristo Resucitado. Y por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo pascual y hasta pronto!