Jue 4 Jun 2020
"Recibo mi nombramiento con sentimientos de profunda gratitud con Dios y con la Iglesia”
Son las palabras del padre Ovidio Giraldo Velásquez, al haber sido designado por el Papa Francisco como nuevo obispo de Barrancabermeja, luego de haber sido aceptada la renuncia de monseñor Camilo Castrellón, quien estaba al frente de esta Jurisdicción.
“Siento el reto de ensanchar mi corazón y mi mente para alcanzar con mi afecto cristiano y mi solicitud pastoral a todos los fieles y habitantes del territorio de la diócesis de Barrancabermeja; por lo cual siento la necesidad de pedir el apoyo de la oración".
Retos a seguir en época de pandemia y postpandemia
Al referirse a los retos que ha de asumir la Iglesia durante y después de la pandemia, el prelado apunta que se tendrá que hacer una lectura y discernimiento permanente de los signos de los tiempos que lleven a encontrar los caminos adecuados, atendiendo así las necesidades del momento y visualizando las tendencias del futuro.
“Esto ayudará a que todos nos orientemos adecuadamente hacia la época de postpandemia y saquemos las mejores lecciones y potencialidades de esta especial situación (…) El tiempo de la postpandemia debe ser para globalizar la solidaridad, la fraternidad y la corresponsabilidad social, como desde hace un tiempo lo ha venido pidiendo el Papa Francisco", afirma el prelado.
El obispo electo, hace especial énfasis al acentuar que Iglesia seguirá reforzando su acción pastoral en todos los aspectos “para que nadie se quede atrás, ni nadie perezca en esta dura travesía y, al contrario, crezcamos en humanidad y fraternidad cristiana afectiva y efectiva”.
La paz y la reconciliación son un camino constante y requiere del compromiso de todos
Para el nuevo obispo el trabajar por la paz y la reconciliación es algo que se debe hacer a tiempo y a destiempo por considerarlos valores invaluables y esenciales para el bien de las personas, las familias y las instituciones.
Así también afirma que el trabajo por la paz es una realidad dinámica que requiere de creatividad y no debe quedar marcado solo como una meta “sino como condiciones naturales de la feliz existencia humana y del progreso de los pueblos y las regiones”.
“En esta tarea hay que seguir insistiendo con la palabra, con el testimonio y con la adecuación o generación de estructuras que vayan consolidando una sociedad reconciliada y en paz. Cambiemos la palabra “sociedad” por la palabra “región””.
En este mismo sentido, al reconocer que el tema de la paz es un proceso complejo que requiere la participación de todos los actores de la nación, también advierte que para ir caminando en esta vía se hace necesario recuperar la confianza entre las personas, las comunidades y las instituciones, incentivando la capacidad del diálogo y la concertación en las vecindades y en las instituciones.
“Para esto es importante generar espacios de encuentro y reencuentro, de escucha, de celebración de la vida, de la fe y de los hitos históricos con el fin también de contemplar las raíces del ser y de las culturas como bagaje fundamental para la construcción de una sociedad sana, alegre, entusiasmada con la vida y generosa con la historia de la nación”, indica.
Considera que para caminar hacia la construcción de la paz es importante que se brinden oportunidades para todos y a todo nivel: “en la expresión cultural, en la garantía de los derechos individuales y colectivos, en la capacitación laboral y en la formación académica, en el cuidados de la salud, en el empleo, en el emprendimiento y la empresa, en las artes y el deporte, en el servicio y la atención de la cosa pública, en la realización de los sueños”. Al referirse a una cultura de la cooperación y la sociatividad, el prelado dice que se hace necesario trabajar en “una cultura de la hermandad y la buena vecindad”.
“En mí encontrarán un convencido y entusiasta compañero de camino”.
Este es el mensaje que les dirige a los fieles y al clero de la diócesis de Barrancabermeja, a la vez que les anima a cultivar la fe y la esperanza cristiana “así podremos no sólo sobrellevar o sobrepasar este tiempo de crisis sino llegar a una época de mucha plenitud, a una situación que nos hagan ver los cielos nuevos y la tierra nueva prometidos por Dios” y continúa sus palabras al clero invitándolos para que sigan acompañando a las comunidades, siendo “maestros de la fe, hombres de esperanza y gestores de la caridad”.