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Cien años

Vie 15 Feb 2019

Cien años bien vividos

Por: Mons. Libardo Ramírez Gómez - El 18-02-1918, nacía en Zapatoca (Sant.), el débil niño, como el mismo advierte en buen reportaje periodístico (11-02-19), el hoy Cardenal José de Jesús Pimiento Rodríguez. Secretos son los proyectos de Dios, y, a pesar de esos visos iniciales, después de una vida colmada de valiosas realizaciones, acaba de cumplir cien años, y, bien vividos. En medio de tanta superficialidad de millares de personas, qué importante encontrar vidas colmadas de méritos, llenas de acciones que han “dado fruto, y fruto abundante” (Jn. 10,26). Inició estudios en su acogedora población natal, bajo la guía de las Religiosas Bethemitas, fue monaguillo en su Parroquia y a los 12 años pasó a adelantar estudios en el Seminario de San Gil, en donde cursó Secundaria, Filosofía y Teología, que culminó en el Seminario de Bogotá con brillantes resultados. Ordenado Sacerdote (14-12-41), prestó diversos servicios de importancia en su Diócesis de origen hasta ser nominado Obispo (28-08-55). Ejerció como Auxiliar de Pasto por cuatro años, hasta su designación como residencial de Montería, jurisdicción que regentó por cuatro años, siendo trasladado a la Sede de Garzón en 1964. Honda huella ddejó en estas Diócesis, con avances notorios en distintos frentes, como impulso a organizaciones laicales y de labor social, creación de Parroquias, y debiendo afrontar la destrucción de templos en todo el Huila, causado por terremoto en 1967. Siendo Obispo de Garzón fue elegido Presidente de la Conferencia Episcopal (07-72), que ocupó, muy eficientemente, por dos periodos. Colaboró ese año en la creación de la Diócesis de Neiva, y, en 1975, fue designado Arzobispo de Manizales, sede que regentó con sabiduría, firmeza y prudencia, hasta el 1996 Pasó, por dos años, a colaborar como sencillo Cooperador en Parroquia de la Diócesis de Apartadó. Vivió, luego, por varios años en Foyer de Charité, cerca de Bucaramanga, de donde salió dos años y medio a regentar, como Administrador Apostólico, la Diócesis de San Gil, y promovió la fundación de la Diócesis de Vélez (2003). Fue sorprendido, en el 2015, con su exaltación a Cardenal, sorpresa que menguó su salud, pero, restablecido ha asumido con gran responsabilidad su misión del gran servidor del Papa en la orientación de la Iglesia, con confortantes llamados al Episcopado a afrontar, con valor y claridad, su misión magisterial. Bien ha hecho la prensa al destacar su vida y pensamiento, como el Nuevo Siglo con otros dos comentarios míos sobre él de años pasados, y de otros columnistas. De resaltar reciente entrevista, con el Tiempo (11-02-19), ya mencionada, en donde dio dicientes y magistrales respuestas. Clara y profunda a propósito de su longevidad: “larga o corta, la vida es un don de Dios, y, a cualquier edad, hay qué mirarla como un regalo del Señor”. En cuanto a ser dócil a la voz de Dios, manifestó: “Dios lo va llamando a uno, sin darse cuenta, a comprender que allí esta Él”. Qué verdad la dicha sobre el Vaticano II, y su aplicación: “Si se estuviera aplicando habría menos problemas en la Iglesia y en el mundo”. Sobre nuevo Concilio Ecuménico advirtió sobre la dificultad de otra convocatoria con más de 6.000 Obispos en el mundo, y, con gran propiedad, da valor a los Sínodos con representación mundial, creados por S. Paulo VI, así sean con carácter consultivo, que van supliendo la necesidad de un Concilio. Ante graves debilidades de la Iglesia, que trae honda preocupación y voluntad firme de superarlas, dice que se debe tener en cuenta “que la Iglesia es divina por el Fundador, pero es humana por nosotros y tiene todas flaquezas nuestras”. Sinceras sus respuestas ante la realidad de la muerte y el natural temor humano ante ella, pero, puestos en manos de Dios, tiene “confianza en que no va hacer una cosa atormentadora, sino algo con luz”. + Libardo Ramírez Gómez Obispo emérito de Garzón Email: monlibardoramirez@hotmail.com

Lun 30 Ene 2017

Diócesis de Santa Rosa de Osos cumple 100 años

Con la ordenación de cinco nuevos sacerdotes, la creación de cuatro nuevas parroquias y la presencia de toda la familia diocesana de Santa Rosa de Osos, el 5 de febrero esta jurisdicción eclesiástica cumplirá cien años de creación. El obispo, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, manifestó que este aniversario se celebra como una acción de gracias al Señor. “Son cien años de gracia del Señor, la Iglesia enriquecida por la presencia de obispos, sacerdotes, religiosos, diáconos y laicos generosos, celosos y santos que se han comprometido con el anuncio del Evangelio y la promoción humana”, manifestó. La celebración comenzará el 4 de febrero con la ordenación de cinco nuevos presbíteros y al día siguiente se anunciará la Bula de creación “Quod Catholicae” de cuatro nuevas parroquias y centros de atención pastoral. La fiesta continuará el 15 de junio cuando se celebre una Solemne Eucaristía recordando la promulgación de la Bula y Posesión del Primer Obispo, monseñor Maximiliano Crespo R. El 8 de julio se realizará una peregrinación al Santuario del Beato Padre Marianito y el 29 de septiembre la celebración con la Familia Levítica, Religiosa y Misionera de la Diócesis y envío de misioneros. Entrevista Monseñor Jorge Alberto Ossa Soto Los 100 años de la diócesis ofrece un balance fructífero sobre todo en la herencia misionera. En Santa Rosa de Osos han nacido institutos misioneros como Yarumal, Hermanas Teresitas misioneras, Hijas de la Misericordia Catequistas y obispos, sacerdotes, religiosos y laicos misioneros. “Ahora estamos recogiendo el fruto de nuestros predecesores, por ello a nosotros nos corresponde reavivar el espíritu y celo misionero, porque si somos misioneros no podemos quedarnos solo con el nombre, sino que debemos vivir la esencia de la Iglesia que es misionera.”, aseguró el prelado. Santa Rosa de Osos ha sido uno de los territorios del país que ha sufrido la vorágine de la violencia. La confrontación armada, el narcotráfico, los cultivos ilícitos, el paramilitarismo y la persecución han sido algunos de sus flagelos. En ese marco, monseñor Ossa Soto recuerda que estos males, provocados por la ambición y el egoísmo, requieren de un corazón nuevo que se convierta, repare y reconstruya la sociedad. Finalmente invitó a todos los fieles a mirar el pasado con agradecimiento, el presente con alegría y firmeza y el futuro con esperanza. “Nosotros tenemos nuestra mente abierta de que si somos fieles al Señor, si seguimos trabajando en la convivencia social y la vivencia y fraternidad cristiana podemos ir construyendo comunidades mejores y un mundo mejor”, afirmó.