Mié 11 Ene 2023
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo
SEGUNDO DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO
Enero 15 de 2023
Primera Lectura: Isaías 49,3.5-6
Salmo: 40(39),2 y 4ab.7.8-9.10 (R. cf. 8-9)
Segunda Lectura: 1Corintios 1,1-3
Evangelio: Juan 1, 29-34.
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
Desde distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este segundo domingo del Tiempo Ordinario se centran en el testimonio sobre Jesucristo. A la garantía de Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación universal, y a la confesión de Pablo que se proclama apóstol de Jesucristo, se suma el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Cristo Jesús como “cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Leemos hoy el segundo de los cuatro "cánticos del Siervo" de Isaías, o mejor, del "segundo Isaías". Leemos sólo los versículos que se refieren a la misión universal del Siervo. El primero de estos poemas lo leímos el domingo pasado, la fiesta del Bautismo de Jesús.
El futuro Siervo es llamado por Dios, ya desde el seno materno, para reunir al pueblo de Israel, desde su dispersión, y a la vez para ser luz de las naciones: "para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra".
El salmo 40 refleja la actitud de obediencia del Siervo a la voluntad de Dios que, según van diciendo el cántico tercero y cuarto, que leemos en la Semana Santa, se ofrece a sí mismo por la salvación de todos. La antífona que repetimos es la actitud que la carta a los Hebreos atribuye a Jesús en el momento mismo de su encarnación: "tú no quisiste sacrificios ni ofrendas... Aquí́ estoy, Señor, para hacer tu voluntad".
Durante siete domingos, la segunda lectura la haremos de la I carta de Pablo a los Corintios.
Corinto era y es una ciudad griega de gran vitalidad, puerto de mar, con gran comercio e importantes actividades ciudadanas. Era pagana y con muy mala fama en cuanto a su moral y costumbres. En esa ciudad estuvo Pablo más de un año, entre el 51 y el 52, creando una comunidad cristiana muy viva, rica en valores, pero también en problemas que en parte se explican por su carácter de recién convertidos del paganismo.
El pasaje de hoy es el inicio de la carta, y nos dice quién es su autor (Pablo, apóstol), sus destinatarios (la Iglesia de Dios que está en Corinto, el pueblo santo) y el saludo que les dirige (y que hoy haría bien el sacerdote en repetir al comienzo de la Eucaristía: "la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, sea con ustedes").
Y en el Evangelio de Juan 1,29-34 el Bautismo de Jesús lo cuenta el evangelista con un claro testimonio del Bautista sobre Jesús. Nos dice que al principio "no lo conocía", pero vio cómo el Espíritu bajaba sobre Jesús y así́ pudo el Bautista anunciar a todos: "este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo... He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó́ sobre él". Más aún, llega a afirmar la identidad más profunda de Jesús: "Este es el Hijo de Dios".
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Los nombres que aplican a Jesús las lecturas de hoy intentan describir la rica personalidad de Cristo Jesús: el Enviado de Dios, el Mesías, el Siervo, el Hijo de Dios, el Amado y preferido del Padre, Señor nuestro. A veces él mismo se presenta como el Pastor. Pero hoy se dice de él que es "el Cordero que quita el pecado del mundo".
El cordero es un animal que para los contemporáneos de Jesús estaba lleno de simbolismo y resonancias bíblicas. La primera comunidad cristiana vio en Jesús cumplidos los recuerdos y figuras de aquel "cordero pascual" cuya sangre, marcando las puertas de las familias de los judíos en Egipto, fue el inicio del éxodo y de la liberación de Israel. También tienen una relación íntima con Jesús los sacrificios diarios de corderos en el Templo, ahora sustituidos por la ofrenda que de sí mismo hace este verdadero Cordero en la cruz. También Isaías, en los cantos siguientes al que hemos leído hoy, presenta al Siervo como una oveja que llevan al matadero y se ofrece por la salvación de todos.
Todo eso se realiza en plenitud en Cristo Jesús. De él sí se puede decir que es "el Cordero que quita el pecado del mundo". Recién terminadas las fiestas navideñas, hacemos bien en mirar a ese Jesús que en su Pascua se entregará por toda la humanidad y nos reconciliará con Dios.
Cuando escuchamos la carta de Pablo a los Corintios, la tenemos que considerar como escrita para nosotros mismos, deseando merecer las alabanzas del apóstol y procurando corregirnos de sus reproches, si es que se nos pueden aplicar. La de Corinto es una comunidad cristiana que vive en un ambiente pagano, lo que también le da mayor actualidad ahora.
La Escritura no se proclama en nuestra celebración para que nos enteremos de que hace veinte siglos las comunidades tenían tales o cuales problemas, sino para que nos miremos al espejo y procuremos que nuestros caminos vayan coincidiendo cada vez más con los de Dios.
Hay abundantes luces en la Iglesia de hoy. También nuestras comunidades pueden definirse como aquella: "la Iglesia de Dios en Corinto", afincada en medio de una sociedad concreta. Y, sobre todo, también están compuestas por personas que son "los consagrados por Jesucristo, el pueblo santo que él llamó". Además, como la de Corinto, nos sentimos unidos "a todos los demás que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor nuestro y de ellos".
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
En nuestra Eucaristía, llamamos varias veces a Jesús con el apelativo que le da el Bautista, "Cordero de Dios": en el Gloria ("Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre"), en el canto del "Agnus Dei" ("Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo...") y en la invitación que el sacerdote nos hace para que nos acerquemos a comulgar ("Este es el Cordero de Dios"). Haremos bien en pronunciar esta última invitación con expresividad, recordando que la frase viene de la afirmación del Bautista y que presenta a Jesús como Salvador de la humanidad.
También es de notar una afirmación que haremos en la oración sobre las ofrendas: “concédenos participar dignamente de estos santos misterios, pues cada vez que celebramos este memorial del sacrificio de Cristo se realiza la obra de nuestra redención”. Es como la definición de lo que es la celebración sacramental cristiana. Nuestra participación en la Eucaristía no es un mero cumplimiento, o un consuelo espiritual, sino la actualización del acontecimiento fundamental, la Pascua de Jesús, su entrega sacrificial en la Cruz, para que cada uno de nosotros participe de ella.
Esta experiencia de encuentro con el Señor Resucitado, el Cordero que quita el pecado del mundo, debe darnos fuerzas para luego, en la vida, ser consecuentes y dar testimonio del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo Jesús.
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Recomendaciones prácticas:
• Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I, del MR, p. 1053.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Bienvenidos a la celebración eucarística de este domingo día del Señor. Después de haber vivido con tanto entusiasmo el tiempo de la Natividad, ahora bebamos de sus frutos y dispongámonos a continuar el transcurrir de nuestros días con la certeza que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Sólo Él puede dar respuesta a nuestras angustias y esperanzas, porque ha vencido la muerte y por el bautismo nos ha dado la entrada en la vida de Dios. Participemos con inmensa alegría.
Monición a la Liturgia de la Palabra
La Palabra de hoy ilumina nuestra misión en la Iglesia porque ella debe ser en el mundo luz de las naciones, sal y fermento. Un creyente vive en el mundo como otro Siervo de Yahvé y en la celebración de la Eucaristía adquiere la certeza de que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y que, por un itinerario de crecimiento en la fe, podemos llegar a conocerlo para tener vida en abundancia.
Dispongámonos para una atenta escucha.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Oremos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:
R. Cordero de Dios, escúchanos.
1. Por la Santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad, y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.
2. Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor
3. Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios les abra la puerta de su misericordia y les dé parte en la vida nueva en Cristo Jesús, roguemos al Señor
4. Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
5. Por nuestra comunidad parroquial para que en cada instante se fortalezca en ella los itinerarios de iniciación cristiana, a fin que todos los miembros alcancen una verdadera madurez en la fe, roguemos al Señor.
Oración conclusiva
Padre todopoderoso, escucha nuestras oraciones y,
con la fuerza de tu Espíritu, afianza en nosotros la gracia del bautismo,
para que toda nuestra vida manifieste el mensaje alegre del Evangelio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.