Vie 23 Jun 2023
En Colombia también se amenaza la libertad religiosa
Este jueves, 22 de junio, la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) Colombia dio a conocer en Bogotá el XVI Informe de Libertad Religiosa en el Mundo, un análisis riguroso que evalúa la situación de este derecho humano fundamental para los creyentes de todas las tradiciones religiosas en 196 países. Este documento es elaborado desde el año 1999 por ACN.
Este espacio, en el que estuvo presente el episcopado colombiano a través de monseñor Luis Manuel Alí Herrera, su secretario general, se desarrolló en tres momentos: en primer lugar, la socialización del informe oficial 2023, que estuvo a cargo de Marcela Szymanski, jefe del Religious Freedom Report (RFR). Marcela, conectada al evento virtualmente desde España, explicó que “la libertad religiosa se viola en 61 países del mundo, pero la situación más crítica se presenta en 28 países donde existen persecuciones por motivos religiosos y en 33 más, la discriminación es una constante. Según se ha indicado, los autores de este tipo de situaciones “son los gobiernos totalitarios, el extremismo religioso y el nacionalismo etnoreligioso”.
Tras la presentación de este informe, se desarrolló un conversatorio interreligioso al que fueron invitados el obispo auxiliar de Bogotá, monseñor Alí Herrera, en representación de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC); Marcos Peckel, director de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia y el Sheikh Ahmad Tayel, presidente de la Asociación Benéfica Islámica.
En dicho espacio de diálogo, monseñor Alí recordó que “es muy importante que nos conozcamos, que tengamos en cuenta la riqueza de las tradiciones religiosas y culturales de cada uno”; además, compartió que su familia llegó como migrante a Colombia después de la Segunda Guerra Mundial y en los primeros años tuvo que experimentar las dificultades propias a las que se enfrentaban en aquella época las personas con tradiciones diferentes.
Por su parte, Marcos Peckel insistió en que “aún existe la idea equivocada de que una persona religiosa es de un estatus inferior si se le compara con las personas ateas. Romper ese mito es difícil; ser religioso no es un crimen, ni profesar una religión es solo para los pobres o las personas enfermas psíquicamente”. El Sheikh Tayel confirmó que se deben “eliminar muchos de los malentendidos que hay en la sociedad; los líderes religiosos somos parte de la sociedad, no somos enemigos; todos podemos trabajar en equipo en beneficio de la comunidad”.
Finalmente, el evento contó con la participación especial de la hermana Gloria Cecilia Narváez FMI, religiosa colombiana que fue secuestrada en Malí (África) por un grupo extremista islámico durante casi cinco años por motivos religiosos. Precisamente fue la consagrada quien escribió el prólogo de este nuevo informe.
La hermana Gloria dio a conocer su testimonio titulado “Mi fe durante el secuestro”, a través del cual compartió con la audiencia su experiencia de retención. Con una conmoción evidente recordó los vejámenes que tuvo que sufrir y las pérdidas de vidas humanas que presenció por la intransigencia de sus captores. Sin embargo, dejó en los participantes la convicción de que el trabajo misionero de la Iglesia en tierras de no cristianos, no es una labor que busque la conversión religiosa de estos sino la expresión del amor de Cristo que no tiene fronteras: “No fuimos a convertir a nadie al catolicismo; fuimos a hacer presencia”, puntualizó.
Algunas frases de la religiosa que ahora desarrolla su misión pastoral en la Diócesis de Tumaco (Nariño), suscitaron la reflexión: “Oraba por mis captores no para que se convirtieran a la fe cristiana, sino a la fraternidad”; “aprendí a callar para desarmar la guerra”; “mi espíritu nunca estuvo secuestrado”; “Yo simplemente oraba diciendo: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios…”. “La Eucaristía me sostuvo durante el cautiverio: dibujaba en la arena del Sahara el cáliz y la patena, y contemplaba la presencia de Cristo, luego hacía la comunión espiritual”.
En el espacio también estuvo presente el padre Raúl Ortiz Toro, director del Departamento para la Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD) del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC). Precisamente, desde esta dependencia, que trabaja en torno a estos temas, confirmó que, en el caso particular de Colombia, cada año la Iglesia Católica presenta a la sección política de la Embajada de los Estados Unidos un informe sobre el estado de libertad religiosa para sus miembros. Según se ha indicado, en la actualidad, causan alarma distintos proyectos de ley en el Congreso de la República que atentan contra la libertad de los católicos para profesar su fe.
Algunos de estos casos que preocupan a la Iglesia Católica son: 1). La iniciativa que pretende convertir las capillas católicas de las instituciones públicas en lugares de culto interconfesionales. 2). El proyecto que busca la reforma de la ley estatutaria de libertad religiosa de 1994 sin escuchar a las entidades del sector religioso. 3) El proyecto encaminado a adoptar en el país la “Convención interamericana contra toda forma de discriminación e intolerancia” que, erróneamente, amplía el concepto de discriminación, pasando del ámbito objetivo al subjetivo, al punto de que si una persona no religiosa se siente indispuesta porque ve a un sacerdote usar su vestido clerical o porque una comunidad realiza una procesión por las calles, etc., puede denunciar su malestar ante las autoridades. Además, si alguien se siente inconforme por un principio o doctrina de la fe, podría igualmente denunciar que es objeto de discriminación.
En palabras de Marcela Szymanski “cada día más se difunden leyes que muestran como legal la privación del derecho fundamental a la libertad religiosa”. Según ha dicho, la respuesta para evitar esto es “permanecer vigilantes, estar conscientes de los derechos fundamentales, protestar, denunciar, compilar la lista de violaciones al derecho y exigir a los gobiernos que cumplan la ley y los compromisos internacionales, porque nuestra fe no es una opinión ni un sentimiento”.
Algunas claves de lo planteado en el XVI Informe de Libertad Religiosa en el Mundo
Entre las conclusiones que destaca en el documento la Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre, se encuentran también:
- “Aumento del número de comunidades religiosas mayoritarias que sufren persecución. “Hasta la fecha, la mayoría de los grupos confesionales que sufrían persecución pertenecían a comunidades religiosas minoritarias. Cada vez son más las comunidades religiosas mayoritarias que también sufren persecución (Nigeria, Nicaragua).
- La respuesta cada vez más callada por parte de la comunidad internacional ante las atrocidades cometidas por regímenes autocráticos «estratégicamente importantes» (China, India) ha puesto de manifiesto una creciente cultura de la impunidad. Países clave (Nigeria, Pakistán) han escapado de las sanciones internacionales y otros castigos tras las revelaciones de violaciones de la libertad religiosa contra sus propios ciudadanos.
- En Occidente, la «cultura de la cancelación», que incluye un «discurso obligatorio», ha evolucionado desde el acoso (verbal) a individuos que, por motivos religiosos, defienden opiniones diferentes, hasta llegar a las amenazas legales y la pérdida de oportunidades laborales. Se ha amenazado con sanciones legales a personas que, debido a su fe, no han defendido posturas que respalden claramente opiniones acordes con las exigencias ideológicas imperantes («cultura de la cancelación»). Las redes sociales han constituido un factor importante para impulsar esta tendencia.
- Aumento de los ataques contra líderes religiosos y otras personas dedicadas a las Iglesias por parte de grupos delictivos organizados (Latinoamérica). Representantes religiosos, defensores de los migrantes y otras comunidades desfavorecidas han sido objeto de ataques (secuestros e incluso asesinatos) por denunciar a las bandas de delincuentes y tomar medidas para detenerlas.
Aumento de las iniciativas de diálogo interreligioso. El papa Francisco y otros líderes eclesiásticos de todo el mundo han ampliado sus contactos con otras comunidades religiosas. Los líderes religiosos de Indonesia, a través de la organización islámica Nahdlatul Ulama, han incrementado el diálogo con sus homólogos hindúes, y en el G20 crearon un grupo permanente sobre religión, en el que participan otras comunidades religiosas importantes”.
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