Mié 7 Feb 2018
Si en la acción apostólica no partimos desde el corazón terminamos enredados: Mons.Tobón
En su homilia al iniciar la tercera jornada de la CV Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, el Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia Monseñor Ricardo Tobón hizo un llamado a vivir la fé partiendo desde el corazón.
Ante los obispos reunidos en el salón “Jesucristo Evangelizador” del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), el también Arzobispo de Medellín dijo que la oración cristiana en el fondo es “encontrarnos con ese orante que desde el bautismo celebra en nosotros una liturgia interior, el espíritu santo que en nosotros clama con gemidos inefables”. Agregó que “nosotros no sabemos orar. Nosotros solo podemos unirnos al espíritu que desde adentro grita ‘Abba Padre’”. Sin embargo advirtió el Arzobispo que, tantas veces nos quedamos simplemente con oraciones de palabras, con devociones, con ritos exteriores - y esas palabras dejan el corazón vacío, dejan el corazón lejos de Dios.
Además de la oración, hizo énfasis en que “la teología es muy importante, la catequesis es fundamental, pero si tienen sus raízes no en la cabeza, sino en el corazón.” De lo contrario se quedan en estructuras intelectuales, como una jaula a la que se voló el pájaro, agregó.
Homilía: Mons. Ricardo Tobón Restrepo
Según Monseñor Tobón, esto también tiene importancia para la acción apostólica, que también requiere del corazón. “No viene de afuera. Viene de la experiencia de Dios, que es contagiosa, que es difusiva. Quién ha sentido a Dios tiene que comunicarlo, tiene que decirlo. Si nosotros no partimos desde adentro, desde el corazón, en la acción apostólica, terminamos enredados en muchas situaciones que nos quitan la paz, que nos hacen esclavos, que finalmente resultan infecundas”, dijo.
Finalmente, el vicepresidente del Episcopado hizo énfasis en el llamamiento a la santidad: “Cuando Dios toca el corazón, lo hace bueno. Si nosotros queremos fabricar la santidad a fuerza de artificios y de propósitos personales y de luchas forzadas, terminamos bajo la esclavitud de la ley y del deber. Aquello que Jesús plenificó cuando nos mostró una vida en el espíritu, un culto en la verdad, una experiencia profunda, de cómo se ama a Dios que es padre.”