Mié 9 Dic 2015
¿Por qué es necesario un Jubileo de la Misericordia?
El Papa Francisco dedicó la Audiencia General de este miércoles a explicar las razones que le han llevado a convocar el Jubileo de la Misericordia que inauguró ayer con la apertura de la Puerta Santa y que concluirá el 20 de noviembre de 2016, fiesta de Cristo Rey. En su Catequesis de este día reconoció además que la necesaria renovación de las instituciones y estructuras de la Iglesia son un medio para vivirla.
“¿Por qué un Jubileo de la Misericordia? ¿Qué significa esto?”, preguntó. “La Iglesia tiene necesidad de este momento extraordinario. ¡No digo que es bueno, no!, digo: la Iglesia tiene necesidad”.
“En nuestra época de profundos cambios, la Iglesia está llamada a ofrecer su particular contribución, haciendo visibles los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Y el Jubileo es un tiempo favorable para todos nosotros, porque contemplando la Divina Misericordia, que supera todo límite humano y resplandece sobre la oscuridad del pecado, podemos ser testimonios más convincentes y eficaces”.
El Papa explicó entonces que “dirigir la mirada a Dios, Padre misericordioso, y a los hermanos necesitados de misericordia, significa poner la atención sobre el contenido esencial del Evangelio: Jesucristo, la Misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el gran misterio del Amor trinitario de Dios”.
Así, “celebrar un Jubileo de la Misericordia equivale a poner de nuevo en el centro de nuestra vida personal y de nuestras comunidades lo específico de la esperanza cristiana”.
Francisco aseguró que el Año Santo “es ofrecido para experimentar en nuestra vida el toque dulce y suave del perdón de Dios, su presencia junto a nosotros y su cercanía sobre todo en los momentos de mayor necesidad”.
El Papa subrayó que a Dios le gusta sobre todo “perdonar a sus hijos, tener misericordia con ellos, para que también puedan, al mismo tiempo, perdonar a los hermanos, resplandeciendo como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo”.
“San Ambrosio, en un libro de teología, toma la historia de la creación del mundo y dice que Dios cada día después de haber hecho una cosa, la luna, el sol o los animales… la Biblia dice: ‘y Dios vio que esto era bueno’, pero cuando hizo el hombre y la mujer la Biblia dice: ‘Dios vio que esto era muy bueno’. San Ambrosio se pregunta: ‘¿por qué dice muy bueno?, ¿por qué Dios está tan contento después del hombre y la mujer?’. ‘Porque al final tenía a alguien a quien perdonar’. La alegría de Dios es perdonar. El ser de Dios es misericordia, por eso este año debemos abrir el corazón”, improvisó el Papa.
El Santo Padre afirmó después que “también la necesaria obra de renovación de las instituciones y de las estructuras de la Iglesia son un medio que debe conducirnos a tener la experiencia viva y vivificante de la misericordia de Dios que, sola, puede garantizar a la Iglesia ser esa ciudad puesta sobre un monte que no puede permanecer escondida”.
El Papa aseguró que el objetivo de la Iglesia en este Año Santo es el encuentro con Jesús, “como Buen Pastor que ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos”.
“Así reforzaremos en nosotros la certeza de que la misericordia puede contribuir realmente a la edificación de un mundo más humano, especialmente en nuestro tiempo en el que el perdón es un invitado raro en los ambientes de la vida humana”.
En opinión del Papa, la Iglesia tiene mucho que hacer en este tiempo “y yo no me canso de recordarlo”. Pero “se necesita darse cuenta de que en la raíz del olvido de la misericordia está siempre el amor propio”.
“En el mundo esto toma la forma de la búsqueda exclusiva de los propios intereses, de placeres y de honores unidos a querer acumular riquezas, mientras en la vida de los cristianos se viste a menudo de hipocresía y de mundanidad”.
“Los movimientos del amor proprio, que hacen extranjera la misericordia en el mundo, son tan numerosas que a menudo no podemos ni siquiera reconocerlos como límites y como pecado”. Esto explica “porqué es necesario reconocerse pecadores, para reforzar en nosotros la certeza de la misericordia divina”, aseguró.
“¿Es ingenuo creer que esto puede cambiar el mundo?”, se preguntó. “Sí, humanamente hablando es de locos, pero la locura de Dios es más sabia que los hombres, o lo que es igual, la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres”, dijo para terminar.