Mar 7 Jul 2020
“La familia de verdad es una vocación y un camino de santidad”
Así lo aseguró la doctora Gabriella Cambino Sotto, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, quien acompañó de manera virtual el discernimiento de los obispos durante su 110ª Asamblea Plenaria (virtual) que inició este lunes 06 de julio.
Al respecto los exhortó a generar una pastoral familiar capaz de acompañar de una manera eficaz y afectiva la “perla más preciosa” como es la familia.
Durante su primer día de discernimiento, los obispos centraron la atención en reflexionar sobre el papel de la familia en tiempo de pandemia. Para ello fue invitada la doctora Cambino Sotto, quien animó a los prelados a generar una pastoral familiar capaz de mostrar que “la familia de verdad es una vocación y un camino de santidad”
Durante su exposición, que realizó de manera virtual, la especialista advirtió que la emergencia sanitaria que vive hoy el mundo obliga a la Iglesia a hacer un discernimiento serio sobre la acción que realiza la pastoral familiar para identificar los desafíos propios del momento que viven las familias.
“En este tiempo de pandemia, las familias en todo el mundo han demostrado ser el recurso más importante de la sociedad, pues con su resiliencia se han convertido en una fuerza motriz y difusora del sentido de responsabilidad, solidaridad, del compartir y de la ayuda recíproca en la dificultad. Ellas han protegido y amparado a sus seres queridos llevando adelante sus responsabilidades de cada día. Son y siguen siendo un gran amortiguador económico, social y educativo. Pero no lo pueden hacer solas”.
Apuntó que es importante no mostrar a las nuevas generaciones una familia en un contexto de dificultad o de quebranto sino, por el contrario, una familia alegre y en camino de vocación. “Estamos inmersos en una sociedad individualista que enseña a nuestros hijos a no tener confianza en el futuro, que hace que tengan temor ante la idea de casarse y tener hijos, a pesar de su deseo de amor y felicidad”.
Ante este panorama sobrio, la doctora Cambino planteó tres grandes urgencias que deberían estar presentes en la pastoral familiar.
1. Revisar la metodología y los contenidos de la preparación de los jóvenes al matrimonio
Al respecto, insistió en la importancia de no solo dar una preparación inmediata o cercana a la celebración del matrimonio, sino también “remota”, es decir, hablarles de este sacramento a los jóvenes desde la infancia a partir del catecismo, mostrándoles la belleza de la vocación nupcial.
Aseguró que es importante ayudar a los jóvenes a que “construyan sobre la roca su propia familia”. Fruto de ello, aseguró, es indispensable, como lo ha sugerido el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica sobre la familia ‘Amores Laetitia’, establecer unos itinerarios catecumenales para la vida matrimonial.
“El matrimonio es la vocación de la mayor parte de hombres y mujeres en el mundo, pero cada vez hay menos jóvenes que se casan, y casi la mitad de los matrimonios se rompen en los primeros diez años de vida juntos. No dejemos que la comprensión profunda de este camino de santidad para los fieles laicos, que les ha sido confiado, sea casual”, aseveró.
2. Del catecumenado al matrimonio
Se refirió a la importancia de acompañar el itinerario de los matrimonios en los primeros diez años de vida matrimonial e insistió que la pastoral familiar tiene que hacerse cargo de los años más arduos de una pareja; para ello propuso dos finalidades pastorales.
* Ayudar a los esposos a comprender y a descubrir el valor profundo del sacramento nupcial. Esto, con el fin de que encuentren el poder de la presencia de Cristo en sus desafíos de cada día.
Para ello, pidió recibir el respaldo de los esposos e incluirlos en el proyecto de la pastoral familiar de las Jurisdicciones. “Déjense ayudar por los mismos esposos. Hay que incluirlos como protagonistas en la pastoral familiar, porque a través del sacramento y su ser familia, son esenciales para edificar la Iglesia, son testimonios para tantas familias. Junto a los esposos pueden como obispos contribuir a edificar la Iglesia en la corresponsabilidad pastoral”.
* Apoyar y acompañar a los padres en la educación de los hijos.
Señaló que es importante comprender cómo acompañar a los padres ante los desafíos de “una sociedad dominada por una tecnología difusa que aleja a los jóvenes de las auténticas relaciones humanas de un modo de vivir la sexualidad que no les ayuda a comprender el valor del cuerpo y la entrega de sí mismos en el matrimonio y la familia”.
3. Mayor compromiso pastoral con las personas mayores y las personas más frágiles dentro de las familias.
Finalmente, expresó como las estadísticas muestran un número alto de esta población, a lo que invitó a reconocer el valor y la presencia de ellos dentro del hogar, ayudándoles a redescubrir la riqueza de su vocación bautismal y valorando los dones y carismas que ellos tienen. “Tenemos que cuidar su espiritualidad; no les dejemos solos, ni material ni espiritualmente”.