Jue 23 Mar 2023
Yo soy la resurrección y la vida
QUINTO DOMINGO
DE CUARESMA
Marzo 26 de 2023
Primera Lectura: Ezequiel 37, 12-14
Salmo: 130(129), 1-2.3-4.5-6ab.6c-8
Segunda Lectura: Romanos 8, 8-11
Evangelio: Juan 11, 1-45
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
Este quinto domingo de cuaresma, nos enfatiza la bondad y misericordia de Dios que mantiene su apuesta por la humanidad hasta los momentos más insospechados de la existencia humana; en ese sentido podemos meditar en tres apreciaciones que se entrelazan:
-Dios espera contra toda desesperanza que los hombres nos acojamos a la salvación que Él nos brinda;
-Dios en su misericordia ha puesto múltiples instrumentos de apoyo al hombre para que se convierta y recupere su vida plena, a lo largo de toda su existencia humana;
-En los últimos tiempos nos ha dejado en la obra redentora, liberadora y salvadora de su hijo Jesucristo, en su evangelio de verdad, justicia y amor-solidaridad la posibilidad, para todo ser humano de lograr, aún en el momento de la más profunda degradación espiritual y humana, renacer, si es capaz de reconocer su condición de pecado y acoger la gracia del bautismo con la fuerza del Espíritu Santo para resucitar con Cristo.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El profeta Ezequiel, nos recuerda que Dios nos creó como él, seres comunitarios, por eso el pecado original tiene implicaciones en toda la humanidad y los pueblos se afectan por el pecado de cada uno de sus miembros, la comunidad está enferma por el pecado, y el pueblo de Israel, en el momento en que Dios suscita el profetismo de Ezequiel, estaba muerto por un pecado compartido, y aunque el verso previo, versículo 11, expresa la desesperanza de este pueblo, “el fin ha llegado para nosotros”, Yahvé les ofrece la esperanza de la resurrección por la acción de su Espíritu vivificador.
El Salmo 130, por su parte nos muestra que el ser humano que, en medio de su degradación por el pecado, tiene la sensatez y humildad de reconocer su condición de caído, pero se acoge a la bondad misericordiosa de Dios, y asume con voluntad, tomar el camino de conversión con la gracia del Espíritu, puede recuperar su vida, no solo la redención sino la salvación plena. Esta alusión del salmo 130 es confirmada por el apóstol Pablo en la carta a los romanos quien, bajo la forma binaria: Espíritu, es decir la aceptación de la verdad de Dios, de su proyecto de vida que nos transmite el espíritu, versus la carne, es decir la acogida al contraproyecto de Dios que implica negarnos al Espíritu de Dios a su propuesta de vida en la verdad, la justicia y el amor, nos muestra que toda persona , a pesar de ceder a la tentación de la carne, en concreto, a la mentira, la injusticia y el egoísmo, por muy sumido que se encuentre, si se acoge a la misericordia de Dios y decide volver al espíritu que siempre está latente en su conciencia y voluntad, podrá resucitar con cristo, la clave está en ceder ente el Espíritu vivificador.
Finalmente, el Evangelio de Juan nos muestra uno delos tres milagros o señales de reanimación que Jesús realizo, Jesús devuelve a la vida temporal a su amigo Lázaro, a pesar de que llevaba 4 días muerto, es significativo que en el relato, la gente comentaba que Jesús hubiese podido hacer algo para evitar que Lázaro muriera y consideraban que había llegado tarde, ante la muerte ya Jesús no podría hacer algo, pero Jesús pide a María y Martha hacer un reconocimiento de fe o confianza en su palabra, “ si crees vas a ver la gloría de Dios. Su gloría radica en que, él como ungido, escogido y enviado de Dios padre, puede restaurar la vida, y si puede restaurar la vida plena en el Espíritu Santo, con mayor razón puede restaurar la vida temporal. A pesar de los días que habían transcurrido tras la muerte de Lázaro, Jesús, en comunión con el Padre devuelve a la vida temporal a Lazaro.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
En los evangelios, Jesús aparece restaurando la vida temporal, es decir reviviendo a tres persona muertas, pero en distintos tiempos de haber acaecido su muerte: A la Hija de Jairo la revive a pocos minutos de su muerte (Mt 9,23-26), acababa de morir; al hijo de la viuda de Naín, lo revive en la calle, camino al cementerio; lo llevaban a sepultar, habría pasado algo más de un día (Lc7,11-15); con Lázaro, ya habían pasado cuatro días desde su muerte, por tanto no había motivo de esperanza para una manifestación especial de Jesús respecto a su amigo Lázaro. Pero esa muerte natural, es reflejo de la muerte espiritual de los hombres y Jesús quiere dejar un mensaje claro al revivir a un amigo que ya parecía no tener ninguna esperanza de reanimación, como parece no tener esperanza de resurrección quien ha cometido tal nivel de pecado o de pecados que ha prácticamente liquidado su espíritu; ya no tendría esperanza de redención. Pero Jesús muestra que él viene a hacer realidad lo anunciado y prefigurado por el profeta Ezequiel, en el sentido de que, por muy grave y profundo que sea el pecado que pudiera tener al hombre muerto en vida y llevarlo a considerar que ya no tiene arreglo, si quiere, si con humildad reconoce que se ha degradado hasta la muerte de su espíritu, pero toma la decisión de acoger el amor que Dios le ofrece, puede si quiere, renacer y recuperar su vida plena. Un renacer que implica conversión, reparación y resiliencia, haciendo realidad una nueva afirmación: la conversión de lo pésimo es lo óptimo, y ello solo lo puede el hombre si se deja llevar por el Espíritu de Dios recibido en el bautismo, como antípoda de la expresión que refleja el daño que hace el demonio al hombre que acoge el mal: “la corrupción de lo óptimo es lo pésimo”.
El llamado que nos hace Jesús hoy es a no perder la esperanza de que seremos capaces de luchar contra el pecado y recuperar no solo la salud sino la vida espiritual plena, si reconocemos que, sólo siguiendo a Jesús, podremos reencausar nuestra vida por los senderos de la restauración de nuestra dignidad humana y de la dignidad de a quienes hemos negado con nuestros pecados. Podremos como lázaro, así llevemos varios días muertos, resurgir con cristo y vencer al príncipe de la muerte. Pero no olvidemos que en muchas parábolas Jesús nos advierte que sólo tenemos este tiempo terrenal para la conversión y acogernos a la misericordia del Padre Eterno.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
La palabra de Dios prescrita para la liturgia de este domingo, tiene mucha relación con la advertencia que nos ha hecho el Señor Jesús: Todo pecado podrá ser perdonado, menos uno, el pecado contra el Espíritu Santo, es decir el negarnos a aceptar la gracia del Espíritu Santo que recibimos en el bautismo, porque esa negación nos impide reconocer que necesitamos del perdón de Dios, que necesitamos convertirnos de los pecados que van matando nuestro espíritu, negarnos o blasfemar al espíritu Santo es negarnos a recibir la gracia redentora de Cristo compartida a través de la acción del mismo Espíritu Santo. Por eso, hoy, en el marco de esta eucaristía, supliquemos al Señor Jesús, que nos mueva a la humildad y apertura al Espíritu Santo, para acoger su gracia y actuar, movidos por la fortaleza de Fe, que transmite ese mismo Espíritu, para vivir a la manera de Jesús y ver la gloria de Dios. Fe, creer, es hacer, pidamos a Jesús que nos mueva a acoger el espíritu que nos ha compartido junto con el Padre, para que podamos retornar a la vida plena, como retornaron los huesos secos presentados por Ezequiel, como retorno Lázaro; en una palabra, aceptar dócilmente las orientaciones del Espíritu Santo que nos fue dado en el bautismo, para hacer, obrar o vivir en la fe de tal modo que podamos “ver la gloría de Dios”.
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Recomendaciones prácticas:
• En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 804-805 del Misal Romano.
• Visitar a nuestros enfermos y motivarlos a reconciliarse con quienes pudieran tener alguna discordia pendiente; aprovechar en lo que queda de la cuaresma para hacer, con docilidad al Espíritu Santo una revisión plena y honesta de vida, establecer los cambios o conversiones que debemos dar, y no dejar morir nuestro espíritu, sino configurarlo con Cristo resucitado.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
La misa constituye un punto de llegada celebrativa, llegamos ante el altar de la palabra y el pan, para poner ante Dios y la comunidad, nuestros esfuerzos de la semana que pasó, por hacer las cosas a la manera de Dios y también constituye un punto de relanzamiento porque, apoyados en las gracias que recibamos hoy en esta celebración, podremos meditar y discernir con sentido cuaresmal, cuáles son los nuevos compromisos y vías que nos permitirán crecer y superar los riesgos y vacíos que aún nos pueden tener distanciados en el camino hacia la identificación plena con Dios, en Cristo y su comunidad Iglesia. Participemos con ánimo y esperanza.
Monición a la Liturgia de la Palabra
La palabra de Dos, hoy, nos recuerda que nuestra vida temporal constituye el tiempo y el espacio en el cual construimos nuestra historia como historia de salvación o de condenación. Con Cristo y el Espíritu Santo podemos recorrer y hacer de nuestra historia un caminar por la vida eterna, en la medida que la vivimos en sintonía con la voluntad de Dios, de amarnos unos a otros, y que sólo tenemos esta vida para corregir y retomar nuestro caminar histórico con Cristo y la Comunidad hacia la gloría de Dios; escuchemos con atención.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Dirijamos nuestras suplicas al Padre que siempre atiende a sus hijos y digámosle con fe y esperanza:
R. Padre misericordioso, escúchanos.
1. Por la Iglesia universal, que peregrina en la historia, para que en cada uno sus miembros, desde el santo Padre Francisco, los obispos, ministros ordenados, religiosas, religiosos y laicos podamos motivar a todas las personas con quienes interactuamos en el camino de la evangelización, a acoger el plan de vida que Dios nos ofrece marcado por el amor como respeto, servicio y solidaridad hacia los demás y asuman con sinceridad los propósitos de conversión que sus conciencias les determinen.
2. Por quienes, desde los distintos órganos de poder, conducen y gobiernan las naciones, especialmente a nuestro país, para que aprovechen este tiempo cuaresmal como oportunidad para evaluar su desempeño de servicio al bien común y sirviéndose de la gracia del Espíritu, logren discernir los ajustes que les permitan crecer en su capacidad de servicio al progreso y la convivencia de los ciudadanos a los que sirven.
3. Por todos los bautizados en nombre de la trinidad, para que, acogiendo la gracia bautismal, no nos consideremos totalmente convertidos, sino que dóciles al Espíritu santo mantengamos una humilde y sincera actitud de revisión permanente de vida, para asumir los compromisos de conversión que nos permitan morir al pecado y resucitar con Cristo Jesús.
4. Por cada uno de los que habitamos este país, para que desde nuestras convicciones religiosas y o éticas humanistas, procuremos actuar en coherencia con esos valores que decimos acoger desde dichas convicciones, de modo que vivamos con mayor satisfacción y paz interior y aportemos al mejor vivir de nuestros conciudadanos.
5. Por las personas que sufren todo tipo de negación de su dignidad humana y negación de sus derechos, para que, manteniéndose firmes en su fe, no caigan en la desesperanza y no permitan que quienes atentan contra sus cuerpos también maten su espíritu y a nosotros muévenos, al compromiso solidario con estas personas que sufren.
Oración conclusiva
Todas estas intenciones te las presentamos, padre bueno,
por intercesión de tu hijo Jesucristo que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R. Amén.