Vie 30 Sep 2022
Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante Él
VIGÉSIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Octubre 16 de 2022
Primera Lectura: Éx 17, 8-13
Salmo: Sal 121(120), 1-2.3-4.5-6.7-8 (R. cf. 2)
Segunda Lectura: 2Tm 3, 14 - 4,2
Evangelio: Lc 18, 1-8
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
• No puede ser más claro el objetivo de Jesús al proponer la parábola que escucharemos en este domingo: explicar a los discípulos que tienen que orar siempre y sin desanimarse.
• Además de alcanzar la perseverancia en la oración, el cristiano está llamado a conocer profundamente la Sagrada Escritura como carta de navegación, instrumento indispensable para nuestra salvación, que nos puede ayudar en las diferentes circunstancias de la vida.
• Dios nuestro Padre sí escucha la oración de sus hijos elegidos que le claman justicia día y noche. De hecho, el Señor nunca se despreocupa de nosotros: él no duerme, de él nos viene nuestro auxilio, no permite que resbale nuestro pie, nos guarda a su sombra.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Moisés aparece ejerciendo su función de mediador entre Dios y el pueblo. De la oración de Moisés depende la victoria sobre el enemigo: él debe pedir ayuda porque, si disminuye su intercesión, el enemigo prevalece. Dicha mediación va acompañada del gesto de levantar las manos y la situación, descrita de manera muy gráfica, llega a volverse tan pesada que Moisés debe ser sostenido por otros. Orígenes interpreta etimológicamente los nombres de Aarón y Jur para explicar que la oración de Moisés es sostenida por la palabra y la luz. Así Josué, cuyo nombre significa «Dios salva», pudo alcanzar la victoria.
Continuando con las enseñanzas que le brinda Pablo a su discípulo Timoteo, la liturgia de hoy nos presenta la bella lección sobre el conocimiento de las Escrituras. El fundamento de esta doctrina es la custodia y la transmisión del depósito de la fe, es decir, de la tradición recibida de los apóstoles. En esa tradición debe permanecer todo evangelizador ya que no sólo la ha aprendido, sino que se le ha confiado, lo que implica una gran responsabilidad ante Dios. Por otra parte, esta perícopa es una proclamación del infinito valor de la Sagrada Escritura como inspirada por Dios, útil para iluminar, acompañar y animar cada paso que el ser humano da en la vida.
En el Evangelio, Jesús se muestra consciente de la tentación del desanimo para orar que puede afectar a sus discípulos. Para que los discípulos sean constantes en el orar, ante todo cuentan con el testimonio de Cristo, el orante por antonomasia, presentado así por Lucas, en diferentes momentos cruciales de su ministerio. No obstante, el Señor no deja de respaldar su enseñanza testimonial con sus palabras de vida eterna, que en este caso se expresan en modo de parábola. Las imágenes que usa Jesús para dar su lección son bien sugerentes: Un juez que no respeta a nadie y una viuda pobre e indefensa, figura típica de los marginados e indigentes de este mundo; el juez malo termina escuchando y la mujer despreciada termina siendo tenida en cuenta. Así queda expresado el contraste entre dicho modo de actuar y el modo de proceder de Dios, quien, fiel a su misericordia, no puede dejar de atender la oración de sus hijos que pasan necesidad. Como conclusión, en sentido escatológico, Jesús da a entender que los cristianos deben perseverar en la fe hasta cuando él venga. Esa fe es la que espera encontrar cuando retorne.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Si la fe es relación con el Señor, la fe debe alimentarse del diálogo constante con él. La oración del cristiano es su fuerza vital y por eso hemos de convencernos que sin la oración no podemos vivir, según las palabras del Señor: «sin mí no pueden hacer nada» (Jn 15,5). Precisamente existe una comprobación que puede ayudarnos a medir si nuestra fe está viva o languidece: la oración.
A lo largo de su obra literaria, el evangelista Lucas nos va colocando los diferentes aspectos de la oración en sus diferentes modalidades y características. Particularmente hoy el Señor nos anima a suplicar y a hacerlo siempre y esta idea va en consonancia con la conocida exhortación del mismo Jesús: «Pidan y se les dará» (Lc 11,9) que hemos escuchado en el pasado domingo 17º del tiempo ordinario. Por eso, a la luz del pasaje evangélico de hoy, podemos decir que la oración es ese grito que pide al Padre, día y noche, que haga justicia a sus elegidos, es decir, que intervenga en la historia para liberar del mal a sus hijos y para hacer que todos reconozcan a Jesús como Salvador.
En ese orden de ideas, el Señor insiste en que nuestra oración sí es escuchada: ¿En qué consiste esta poderosa eficacia de la oración? Lo podemos meditar a partir de estas palabras del Papa Benedicto XVI: «La fe es la fuerza que, en silencio, sin hacer ruido, cambia el mundo y lo transforma en el reino de Dios, y la oración es expresión de la fe. Cuando la fe se colma de amor a Dios, reconocido como Padre bueno y justo, la oración se hace perseverante, insistente; se convierte en un gemido del espíritu, un grito del alma que penetra en el corazón de Dios. De este modo, la oración se convierte en la mayor fuerza de transformación del mundo» (Benedicto XVI, Homilía, 21 de octubre de 2007).
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
«Enséñanos a orar» fue la petición que los discípulos le hicieron a su Maestro y que dio pie para que el Señor nos entregara la oración de los hijos de Dios. Ahora hoy, guiados por el Evangelio, debemos reconocer que, en medio de nuestros cansancios, el Señor debe sostenernos para perseverar en nuestras plegarias. En este domingo supliquemos al Señor que mantenga encendido en nuestros corazones el deseo de buscarlo, de entrar en diálogo con Él; que Él también nos ayude para alejar los miedos y las barreras que no nos dejan elevar una oración profunda, una oración que realmente brote de nuestro corazón, que no tenga reparo incluso de clamar con gritos y lágrimas que salen de lo profundo de nuestras tristezas y fatigas.
Y para que nuestra oración sea petición y también contemplación nos pueden ayudar las palabras de este autor espiritual, Agustín Guillerand: «Sí, la oración es como un cara a cara. El alma y Dios están en el mismo plano. Ocupan la misma estancia secreta… Dios es amor. Ama y desea ser amado… Dios es Padre, Dios es amigo, Dios es juez… un juez siempre justo, al que siempre conmueven nuestras súplicas y que es solícito para responder a ellas. Quiere que le insistamos, impone estas llamadas, reclama estas peticiones, para estar seguro de nuestro amor…».
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Recomendaciones prácticas:
• Destacar el sentido de la oración universal o de los fieles como oración litúrgica de la Iglesia para clamar al Señor e interceder por la humanidad.
• Día Mundial de la alimentación.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Hermanos y hermanas: En el mes de octubre renovamos nuestro ardor misionero pues, si somos bautizados, somos enviados. Oremos por la misión de la Iglesia y acojamos la invitación del Evangelio de hoy a «orar siempre y sin desfallecer». Que nuestra vida cristiana se sepa alimentar por la oración; que no tengamos miedo de pedir y que confiemos en que nuestro Dios siempre nos escucha.
Monición a la Liturgia de la Palabra
Jesucristo ha sido enviado para que nosotros aprendamos a entrar en relación con Dios, nuestro Padre. Dejemos que el Maestro nos ilumine con su enseñanza para que perseveremos en la oración y conozcamos a profundidad las Escrituras.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Animados por Jesús, el Maestro, que nos impulsa para orar con perseverancia, presentemos estas plegarias por el mundo entero, en el contexto de este mes misionero extraordinario. Unámonos diciendo:
R. Escucha, Señor, nuestra oración.
1. Oremos por la Iglesia Universal. Pidamos al Padre que ha enviado a su Hijo Jesucristo para que también envíe a todos los bautizados y se conviertan en misioneros y evangelizadores.
2. Oremos por los gobernantes. Pidamos al Padre que suscite autoridades capaces de trabajar sin cansancio por el verdadero progreso de los pueblos.
3. Oremos por los que sufren. Pidamos al Padre para que escuche los clamores de los más necesitados y ellos se sientan confortados y consolados por el amor divino.
4. Oremos por esta asamblea litúrgica. Pidamos al Padre que nos dé fuerza para orar sin desanimarnos y para compartir nuestra fe en la misión.
Oración conclusiva
Padre Santo, que en el bautismo nos has convertido en misioneros,
recibe las oraciones que te presentamos por todo el género humano
guárdanos de todo mal y haznos perseverar en la plegaria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén