Mar 31 Ene 2017
“Joven, a ti te digo: Levántate”
Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - Detener el cortejo fúnebre era fácil. Pronunciar una palabra imperativa, con poder para detener el proceso de la muerte, el avance hacia la corrupción y desaparición física de un joven, era impensable, inaudito. Solamente el “dueño de la vida y de la muerte” podía hacerlo. Solo una palabra viva y eficaz, creadora y resucitadora, llena de amor y de fuerza divina, se atrevía a revelar la identidad de quien la pronuncia y la característica biológica, sicológica y familiar del difunto: un joven, una persona “en la flor de la vida”.
Solo alguien compasivo hasta más no poder recoger en el odre de su corazón las lágrimas de una viuda por su hijo único, y el dolor de una ciudad por una vida frustrada antes de su madurez. Es Jesús, más precisamente, Jesucristo, a quien, sencillamente, podemos llamar “La Vida” que se manifestó (1ª.Juan1,2).
El desafío será siempre el mismo: abrir la conciencia y la libertad de toda persona a este TU que lo libera de las ataduras de la muerte; que convierte nuestro cuerpo, el espacio y tiempo del vivir terreno, en la gestación de una Vida Nueva, plena, eterna, en comunión con El Amor mismo que es Dios. Este “Evangelio de la Vida” está inscrito en nosotros, en nuestra naturaleza compartida por Dios, pero requiere del SÍ personal a Dios, a su voluntad divina, a su plan y designio.
Es el objetivo de la evangelización y del llamado, del acompañamiento compasivo y el discernimiento constante, de la lectura que cada uno hace de sí mismo, de su vida y circunstancias, de sus metas e ideales. Será el fruto del testimonio del Espíritu y de la Iglesia, de la creación y de la historia. Sobre todo, del contacto con esa Palabra escuchada, identificada en el rostro visible de Dios Invisible, que alguna vez sobrepasa la superficie del camino, del pedregal, de las zarzas, y penetra a la tierra buena y fértil del propio corazón. “Joven, a ti te digo: levántate” (Lucas 7,14).
Es la “Evangelización y llamado a Adolescentes y Jóvenes: ELLAJ”, como llamamos ahora en nuestra arquidiócesis al conjunto de anuncio, catecumenado y catequesis (YOUCAT), con personas en estas condiciones biológicas, sicológicas y culturales, integrando en un gran equipo la pastoral juvenil, educativa y vocacional con ellas.
“Aunque no siempre es fácil abordar a los jóvenes, anota el Papa Francisco, hay que crecer en dos aspectos: en la conciencia de que es toda la comunidad la que los evangeliza y educa, y en la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor” (La Alegría del Evangelio, 106).
Al iniciar el 2017 con la convocatoria que hace el Santo Padre, a través de una carta a los jóvenes, a unirse a la preparación y realización del SINODO DE OCTUBRE DEL 2018, sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, convoco a toda la arquidiócesis de Cali a conocer y difundir el respectivo Documento Preparatorio. Y a abrir en cada parroquia, institución y movimiento eclesial, espacios amplios, más allá de límites y limitantes, a la participación de adolescentes y jóvenes, hombres y mujeres, en las respuestas al cuestionario recibido.
“La Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes. Déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores”, les dice a los jóvenes el Papa Francisco en su Carta.
Muchachos y muchachas, hombres y mujeres jóvenes de nuestra arquidiócesis de Cali: ¡Escuchen a Jesucristo que los despierta y reanima! ¡Escuchen al Papa Francisco que los convoca! ¡Háganse partícipes de esta gran reflexión mundial sobre lo que pasa con ustedes y la Iglesia!.
+ Darío de Jesús Monsalve Mejía
Arzobispo de Cali