Mar 10 Oct 2023
Discípulos misioneros
Por Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Es tradicional que el mes de octubre sea dedicado a reflexionar en torno del compromiso misionero que nos compete como bautizados.Es muy importante tener presente que la dimensión misionera tiene varias aristas que deben ser consideradas. La misión que Jesús encomienda a sus discípulos tiene como fin inicial la salvación de los seguidores del Señor, es decir, una misión ad intra, que parte de la conversión personal; luego acompañar y educar en las verdades de la fe y el conocimiento de Jesucristo, es decir, misión ad extra, que se manifiesta en el testimonio del cristiano a través de la coherencia de vida; y la que está orientada a proponer el mensaje de salvación a aquellos que no lo conocen, es decir, misión ad gentes.El Catecismo de la Iglesia católica dice que “La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autorizado por el testimonio de vida de los cristianos” (Catecismo, 2044).Esto que afirma el Catecismo es clave para que tomemos conciencia de la imperante necesidad que tenemos todos de vivir conscientemente los compromisos del bautismo. El anuncio misionero del Evangelio de Jesucristo nunca puede estar alejado de la vida, de la forma de vivir de los creyentes. Los primeros cristianos hacían misión viviendo unidos, siendo solidarios, amándose los unos a los otros, siendo felices en medio de las persecuciones. Por eso los paganos cuando los veían afirmaban, como es el caso de Tertuliano en el siglo II: “¡pero miren cómo se aman!” Los Hechos de los apóstoles dirá de los primeros cristianos que “los que aceptaban su palabra se hicieron bautizar, y ese día se unieron a ellos unas tres mil personas” (Hch. 2, 41) y que “alaban a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. Cada día el Señor incorporaba a la comunidad a los que se salvaban” (Hch. 2, 47).Esto quiere decir que no podemos ser “cristianos del montón”, esto es, cristianos de partidas de bautismo, pero alejados de los compromisos de la vida cristiana. Es muy posible que muchos católicos se pasen a engrosar los templos de iglesias hermanas no católicas por el anti-testimonio que, consciente o inconscientemente, podemos estar dando los católicos.Vivamos con alegría, con esperanza y solidariamente nuestra fe. Es la mejor forma de hacer misión. Por eso acojamos con gozo la reiterada invitación del Papa a hacer de nuestra Iglesia una Iglesia en salida.Leamos este aparte de la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el Gozo del Evangelio, del Papa Francisco, que nos dice que “la intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión «esencialmente se configura como comunión misionera». Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie” (n. 23).Pero hay otro aspecto que no quiero dejar pasar de largo y es el compromiso misionero de nuestra Arquidiócesis, que tiene en cuenta lo que el Catecismo de la Iglesia católica, entre otros documentos dice a los ministros ordenados: “En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, sino para una misión amplísima y universal de salvación hasta los extremos del mundo, dispuestos a predicar el Evangelio por todas partes” (Catecismo, 1565). Y esto se aprende desde el seminario.Los invito a orar por los presbíteros de nuestra Arquidiócesis que están presentes en Iglesias necesitadas como Cádiz, Valencia, Albacete y Lérida, en España; en San Jacinto, Ecuador; en Idaho, USA; en Roma, en Buenaventura y en Popayán. También un sacerdote ad gentes en Bogotá en la Universidad Uniminuto. 17 sacerdotes y un diácono transitorio que están sirviendo en Iglesias donde escasean los ministros ordenados. Nosotros, que también tenemos limitaciones en el número de sacerdotes, damos de nuestra pobreza, seguros de que el Señor nos recompensará.Octubre es el mes del Santo Rosario, homenaje a Nuestra Señora del Rosario, cuya fiesta se celebra el 7 de octubre. A ella nos encomendamos con fe.Y en octubre es la colecta por las misiones, el DOMUND, el 22 de octubre. Seamos generosos con la oración, el sacrificio personal y el aporte económico para la misión de la Iglesia universal, colecta que se envía a las Obras Pontificias Misionales.+Luis Fernando Rodríguez VelásquezArzobispo de Cali