Mar 9 Feb 2021
Padre Constantino, misionero que compartió la ternura de Dios
Como una gran familia, los obispos, los directores de departamento, los religiosos y los laicos colaboradores de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), despidieron de su morada terrena al gran pastor, misionero y amigo, el padre Constantino Gutiérrez Gómez, quien acompañara con su servicio a esta institución durante siete años en la dirección del Departamento de Etnias.
Monseñor Oscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la CEC, fue el encargado de presidir la ceremonia litúrgica y en su homilía destacó del padre Constantino su sencillez, alegría, cercanía y dedicación como misionero hacia tantos hermanos necesitados, de manera especial a aquellos de las comunidades indígenas y afrodescendientes a las que atendió de manera incansable.
Observó que una tarea que todos debemos cumplir en la tierra es la de contemplar la obra de Dios y ser responsables con la creación y esto, dijo, “fue la misión que cumplió a cabalidad el padre Constantino”.
“Esta realidad hizo parte de la espiritualidad del padre Constantino que, además de la palabra del Señor, aprendió de las culturas ancestrales también a leer, cantar, proclamar, a bendecir y a cuidar la obra creadora. Así aprendimos que en toda la creación con el nacimiento empieza la carrera de la vida y también el descenso de la muerte que él ahora vive”, agregó.
De una manera ilustrativa, recordó que al único que no se le mueren los hijos es a Dios. “La muerte de este hermano como esperamos sea la nuestra, no será el fin, sino el cumplimiento pleno de la existencia, la nueva creación que Dios realizará a través de Cristo muerto y resucitado en cada uno de nosotros”.
Resaltó dos momentos importantes que permeaban la vida de Jesús. Uno, la experiencia de oración en el silencio y, luego, el encuentro con la gente. “Estos momentos los vivió el padre Constantino”, afirmó.
Aseguró que el padre Constantino respondió al deseo de Jesús, de conocerlo, de reproducir sus acciones e imitarlo en su entrega misericordiosa para guiar, orientar y proteger a los más necesitados de apoyo. “Nuestro hermano Constantino hizo presencia, promocionó, acompañó y guio desde el Instituto Misionero de Antropología (IMA) a tantos hermanos nuestros que requerían de ayuda”.
En un momento emotivo, el arzobispo de Villavicencio explicó que esta eucaristía era una acción de gracias a Dios y un homenaje por la vida de este misionero infatigable. Pidió a quienes le sucedan en esta tarea, para que su obra especialmente en beneficio de las diversas etnias y afrodescendientes a los que él sirvió con tanto amor y por las que él lucho hasta el final, puedan continuar. Finalmente, recordó que “en cada hermano que él sirvió vive Dios y cada hermano necesita tocar, sentir cercana la ternura, el amor y la salvación de Dios”.
A la eucaristía, que se realizó de manera virtual este lunes 08 de febrero, se conectaron los funcionarios de la Conferencia Episcopal de Colombia, hermanos de la Comunidad de Misioneros Javerianos de Yarumal, parientes y amigos del padre Constantino Gutiérrez Gómez.
Misioneros Javerianos de Yarumal despiden al padre Constantino Gutiérrez
Así mismo, este día en horas de la tarde, los Misioneros Javerianos de Yarumal, comunidad a la que pertenecía el sacerdote fallecido, celebraron la santa misa exequial, presidida por monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, obispo de Santa Rosa de Osos y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Durante su homilía y tomando las lecturas escogidas para esta ocasión, una de ellas de la carta de San Pablo sobre el bautismo como prenda de la vida eterna; el Salmo: "El Señor es compasivo y misericordioso"; y el pasaje del Evangelio sobre la Resurrección del hijo de la viuda de Naín, afirmó que si bien es dolorosa la partida del padre Constantino, desde la fe y la fraternidad ha de ser asumida como una garantía de esperanza y cercanía a Dios en medio del sufrimiento humano.
Dijo monseñor Álvarez que este es un momento para renovar la fe en la resurrección de Cristo y de los cristianos. “Lo que estamos viviendo no nos puede menguar en la confianza en el amor de Dios, al contrario, debe afianzar en ella, pues sentimos su presencia amorosa que da sentido a nuestra vida. En Cristo, quien dio su vida por nosotros, hallamos la luz para nuestra vida y para esta situación dura por la que atravesamos”.
El prelado destacó las grandes virtudes del padre Constantino, pues lo tuvo como cercano colaborador en el trabajo misionero de la Conferencia Episcopal. Exaltó su sencillez, humildad, su servicialidad, su cercanía a todos y especialmente a los más necesitados. “Él desplegó su confianza completa en la providencia, a pesar de las limitaciones económicas, siempre buscó la manera de sacar adelante sus proyectos con un trabajo continuo y dedicado, tratando de hacer con ella la tarea evangelizadora”.
En un segundo momento, resaltó su espíritu misionero, su celo pastoral expresado en todo lo que realizaba para poder asistir a cuanta reunión se le convocaba, reuniones pastorales o encuentros con indígenas “era capaz de hacer largos trayectos por tierra para poder vivir esa condición de evangelizador y anunciador”.
Por último, resaltó su grande amor por las etnias, indígenas, afrodescendientes y rom, a los cuales les dedicó completamente su vida y ministerio “Era su carisma personal. No había reunión en el Episcopado en la que Constantino no contara de su trabajo con las etnias o tuviera una iniciativa para ellos”.
Concluyó su homilía haciendo un llamado a la confianza en Dios y a buscar la intercesión de los santos más cercanos en la vida del padre Constantino, como fueron santa Laura Montoya, y el beato Jesús Emilio Jaramillo, obispo Javeriano mártir en Arauca, para pedir por la tarea evangelizadora, continuar en este caminar y hacer llegar el amor de Dios a todos en medio de estas circunstancias tan difíciles y duras.