Dom 27 Mar 2016
La fe no se argumenta
Escrito por: Mons. Froilán Casas Ortiz - No se trata de quitarle la razón a la fe, ¡ni más faltaba! Ya desde los Padres griegos y latinos y, de modo especial, San Anselmo de Canterbury en el siglo XII se ha relacionado recurrentemente la razón y la fe. Cada cultura tiene sus énfasis. La cultura hodierna remarca la experiencia a la doctrina. La fe reducida a una doctrina queda coja y, con frecuencia desfigura a Jesucristo. ¡Cuántos “creyentes” con su mala conducta, han afeado el rostro de Jesús! Esto causa pena y dolor. Así no se hace creíble el Evangelio.
Hoy aparecen personas y grupos fanáticos y fundamentalistas que viven interrogando a los cristianos católicos sobre sus creencias. ¡Qué falta de respeto! Qué tal que un cristiano le preguntase y recriminase a un musulmán ¿por qué lee el Corán? Qué tal que un occidental le interrogase a un chino ¿por qué deja arroz en la tumba de sus antepasados? Podría él preguntarle a su vez, ¿por qué deja flores en sus sepulcros? Por favor, la fe no se argumenta, la fe se vive. La cultura postmoderna en la que vivimos, pone el énfasis en lo fáctico, antes que en lo demostrativo.
La gente de hoy, antes que razonamientos, quiere hechos de vida. Jesús nos dijo que los demás nos conocerían si lo mostramos a Él, amándonos. Las doctrinas son importantes, pero son más importantes los hechos. Como dice la sabiduría popular: obras son amores y no buenas razones. Un hombre lleno de Dios, pastor calvinista suizo Roger Shütz, fundó la Comunidad de Taizé en el centro de Francia hacia 1940. Es una comunidad ecuménica compuesta por calvinistas, católicos, anglicanos, luteranos y ortodoxos.
Shütz argumentaba que ha llegado la hora de la unión de los cristianos. Insistía que la época de las discusiones acerca de quién tenía la verdad, debería superarse por la búsqueda común del camino del amor. Primero amémonos como nos ordenó Jesucristo y luego sí, encontraremos el camino de la verdad en la misma fe. La historia de las luchas entre cristianos debe considerarse como una etapa ya superada. No se entiende cómo en nombre de Jesús haya tanta división, tanto protagonismo. ¿Acaso Cristo está dividido? Es un escándalo para los no cristianos que aquellos que se llaman cristianos presenten una batalla sin cuartel. ¿Cómo es posible que en nombre de Jesús se persiga a otros cristianos?
A Jesús se debe presentar por atracción, no por proselitismo. En el mercadeo lo que tiene tanta publicidad es porque el producto no convence por sí solo. A Jesús lo hemos comercializado en grado superlativo. El que lo venda con el mejor papel de regalo tiene “éxito”, ¡Qué tristeza! Ahora el que más hace ruido, más lo impone. Con gritos esquizofrénicos se pretende demostrar que se tiene la razón. La fe no se demuestra, la fe se muestra. Yo creo en el Jesús que usted presenta si usted tiene coherencia de vida. Yo no creo en predicadores cuya vida está muy lejos del Evangelio, -claro que el único perfecto es Jesucristo, los demás todos somos pecadores-. Pero ¡Cuidado! No nos busquemos esa excusa para justificar nuestro pecado, no sea que lleguemos al descaro de afirmar que quien reza y peca, empata. ¡Qué cinismo!
+ Froilán Casas Ortíz
Obispo de Neiva