Jue 4 Jul 2019
El Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombiano cumple 40 años de servicio
En el marco de la CVIII Asamblea Plenaria del Episcopado, se celebró el aniversario de los 40 años del Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombiano (MASC), institución que desde 1979 ha beneficiado a más de 7 mil obispos y sacerdotes ancianos y en condición de discapacidad en el país.
Durante su intervención monseñor José Daniel Falla Robles, obispo de Soacha y presidente del MASC, agradeció a los obispos la disponibilidad y confianza a lo largo de estos 40 años de existencia, animándolos a vivir la corresponsabilidad.
Al referirse a la importancia de que el clero esté adscrito y aportando al MASC para su seguridad social, dijo que la solidaridad que se vive desde el MASC ayuda, incluso, a superar sentimientos de aislamiento y soledad. “No se puede vivir el ministerio sacerdotal aislado de los demás sacerdotes”.
Desde los orígenes mismos de la Fundación, ha sido de vital importancia la presencia generosa de la Acción Episcopal ADVENIAT, de la Iglesia Alemana. Así mismo, el apoyo de los 6.845 sacerdotes adscritos actualmente al MASC, quienes mensualmente contribuyen con sus aportes.
Según cifras ofrecidas por la Institución, en estos 40 años de servicio se han entregado 63.995 auxilios de invalidez, 270.432 auxilios de vejez, para un total de 334.427 auxilios.
Sus inicios
La Institución nació el 27 de julio de 1979 en el marco de la 35º Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, como una entidad sin ánimo de lucro que tiene la finalidad de proveer un subsidio económico periódico para los sacerdotes seculares de las jurisdicciones eclesiásticas del país, quienes, por su edad, o por incapacidad física, no pueden continuar con su labor pastoral y, por consiguiente, tener una honesta sustentación económica.
La Fundación responde al Decreto "Presbyterorum Ordinis" del Concilio Vaticano II, que ordenó el establecimiento de instituciones que provean la asistencia y la sustentación de los sacerdotes de la tercera edad, el mismo reza "para atender al legítimo derecho de éstos a la previsión social, con lo cual los presbíteros podrán dedicarse con mayor libertad de espíritu al ejercicio del ministerio pastoral; y la consigna del mismo Concilio Vaticano II de fomentar más visible la fraternidad sacramental que los une".