Vie 4 Mar 2022
Untados de ceniza
Por: Luis Fernando Rodríguez Velásquez - De nuevo llega la Cuaresma. Serán unos días muy especiales en los cuales vamos a tener la ocasión para hacer un paro en el agite de nuestras vidas, para escuchar el llamado del Señor, que por labios de San Pablo nos va a decir: “en nombre de Cristo les ruego, déjense reconciliar con Dios” (2Cor. 5, 20).
En efecto, los cuarenta días que vienen, después del miércoles de ceniza, ayudados con la palabra de Dios, nos deberán ayudar a descubrir y reconocer nuestros pecados.
Es necesario tener en cuenta las principales actitudes del cristiano en este tiempo de gracia. La Cuaresma es un tiempo propio para fortalecer la oración, que es nada más y nada menos, que el ejercicio efectivo de diálogo y escucha de Dios, en el silencio y la contemplación; es tiempo de adentraremos en el corazón del Señor a través de la lectura orante de su palabra, de la Sagrada Escritura; es un tiempo en que estamos llamados a hacer renuncias y pequeños o grandes sacrificios, de modo que seamos capaces de purificar nuestras limitaciones y pecados; es tiempo de la humildad, para que sin miedos y con confianza, supliquemos de Dios el baño de su misericordia y su perdón.
Es tiempo en el cual vamos a ser invitados a salir de nosotros mismos y a ver en el otro, en el prójimo, sobre todo en el pobre, en el que sufre, en quien vive la soledad, la imagen de Cristo, también Él pobre, cordero inmolado y solo en el madero de la cruz. Es un tiempo en el que la solidaridad, y la llamada Comunicación Cristiana de Bienes deberá ser concreta, en especial con quienes no tienen nada qué comer, no tienen una persona que los acompañe y les permita recuperar el sentido de la vida, o los migrantes y habitantes de calle que, despojados y exiliados, se sienten sin tierra y ni casa donde reclinar la cabeza.
La Cuaresma comienza el miércoles de ceniza. Ser untados con ceniza es un signo externo con el que públicamente reconocemos que somos frágiles y necesitados de Dios y de los demás como ha sido la experiencia de la pandemia en la que todavía nos encontramos. Ahora bien, la ceniza es un sacramental que será eficaz solo y en la medida en que quien la reciba asuma el compromiso cierto de cambiar aspectos de la vida que van en contra del plan de Dios. Será el tiempo de renovar el compromiso por caminar juntos y de respetar el don de la vida que de Dios hemos recibido. Será un tiempo magnífico para prepararnos a celebrar adecuadamente la Pascua de Resurrección. Quienes de verdad no deseen cambiar, es mejor que no caminen por las calles untados de ceniza.
+ Luis Fernando Rodríguez Velásquez
Obispo Auxiliar de Cali