Dom 1 Nov 2020
“Creo en la comunión de los santos”
La Iglesia católica, cada primero de noviembre, celebra la solemnidad de todos los Santos que nos recuerda sobre todo que “es posible cumplir el mandato del Señor de ser santos como Él es santo”, así lo expresó monseñor Nelson Jair Cardona Ramírez, miembro de la Comisión de Doctrina de la Conferencia Episcopal de Colombia.
El también obispo de San José del Guaviare, explicó que este día se recuerda a todas aquellas personas que durante su existencia siguieron los caminos del Señor, es decir, vivieron el Evangelio de un modo especial,“salidos un poco de la mediocridad de la mayoría, fueron capaces de vivir de un modo especial su entrega al Señor”.
Al evocar la exhortación escrita por el Papa Francisco “Evangelii Gaudium”, que habla sobre el gozo y la exultación, dijo que este es un documento que invita a conocer la vida de los santos y a través de ese ejemplo encaminarse a la santidad, cada uno desde sus propios carisma o capacidades.
“El Papa en ese documento habla de'los santos de la puerta del lado’,es decir, ver en los santos ciertamente personas que se esforzaron de un modo especial, pero también personas que vivieron una vida ordinaria, una vida cotidiana, una vida de caridad, una vida de amor que poco a poco fueron llegando a grados heroicos”.
El prelado dijo que la mejor manera de vivir esta fiesta de la solemnidad de todos los santos, es participar en la eucaristía, advirtiendo de los cuidados de protección que se han de tener en este tiempo de pandemia, de lo contrario invitó para que de manera muy sentida se recen las letanías a los santos, recitándolas con devoción “para justamente celebrar en este día algo que recitamos en el Credo: “Creo en la comunión de los santos”, es decir, la convicción profunda de que estamos unidos a ellos, que ellos interceden por nosotros y que ellos oran por nuestra protección”.
Es importante recordar que el papa Gregorio III, durante su mandato en la Iglesia, entre los años 731 y 741, escogió el 1 de noviembre para la conmemoración de la vida de los santos. Luego, en el siglo IX, el papa Gregorio IV extendió esta festividad a toda la iglesia universal.