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niños en Colombia

Jue 28 Nov 2024

Una sociedad que odia a los niños

Por Mons. Miguel Fernando González Mariño - Idolatramos la biodiversidad pero atacamos a la humanidad.“Y vio Dios que era bueno” repite el Génesis a medida que narra la creación. Los 7 días y la enumeración de las criaturas que poco a poco iban apareciendo por el querer divino, nos enseña que fueron diseñadas y queridas una por una, como una expresión de inteligencia, orden, armonía y belleza. Y este proceso magnífico creador es permanente porque Dios no solo creó y luego echó a andar el mundo para que funcionara, sino que Él lo mantiene en el ser. Existimos porque en este momento somos queridos, más aún: amados por Dios. Por eso se dice que cada bebé que es concebido es un acto de esperanza de Dios en la humanidad, pues demuestra que Dios sigue confiando en la humanidad a la que le ha encargado la administración de este mundo. Esto es lo que nuestra fe nos enseña.Lamentablemente hay algunos que le creen más a F. Nietszche y su delirio de haber matado a Dios y entonces aquello del “Creador inteligente, providente y bueno” no entra en sus discursos. Así las cosas, el orden armónico y la dignidad de las creaturas poco les dice. A las ideologías ecologistas fundadas en ese modo de pensar les parece justo promover campañas contra la vida humana mientras defienden el cuidado de la diversidad de aves y mariposas, ya que el ser humano resulta ser el depredador más peligroso de la naturaleza. Se crea así una mortal y disfrazada “defensa de la vida”.Una sociedad que odia a los niñosBien decía Chesterton: “cuando una sociedad abandona a Dios, no se vuelve atea, sino inhumana”. En una política absolutamente ideologizada –y en realidad nada política, porque no busca el bien común–, vemos aterrorizados toda una serie de atentados violentos contra la vida, la familia y la dignidad humana de los más vulnerables, aquellos que deberían ser los más protegidos por la sociedad.Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que hoy nacer vivo en Colombia ya es toda una hazaña heroica. Por una parte, mueren muchos bebés de parejas que pueden, pero no quieren, tener hijos: la sistemática ampliación del aborto, ese aberrante homicidio, –como bien lo llamó el Papa Francisco en Bélgica– que ya se acerca a la no menos cruel eutanasia neonatal, con la cual se busca acabar con la vida de aquellos pequeños que en muchos casos sobrevivieron a los variados métodos anticonceptivos que con frecuencia suelen ser microabortivos. Por otra parte, parejas hetero u homosexuales, que quieren, pero no pueden tener hijos, fomentan que cientos de embriones sean asesinados por la indiscriminada “producción” bajo pedido, de niños en laboratorios ya sea por la donación de gametos de los padres o de extraños, que, si no se encuentran “viables” no son colocados en el útero materno, sino desechados, o tal vez congelados para ser posteriormente manipulados de los modos más indignos, produciéndoles finalmente la muerte.Si por fin se les permiten nacer, los niños se enfrentan a una legislación que no los protege, sino que, a pesar de su indefensión los ataca y vulnera. Efectivamente, vemos cómo ese obsesivo propósito de imponer la cultura de la muerte, hace que se les inventen libertades a los niños. Un funcionario público se arroga el derecho promover cirugías de “reasignación” de sexo y tratamientos hormonales para menores sin el consentimiento de los padres, amenazando la integridad física y sicológica de los niños, violando la patria potestad y arremetiendo contra el orden natural.Pero los bombardeos contra los niños y la familia continúan: la señora Ministra de Justicia presenta un proyecto de decreto que establece que los niños y adolescentes se les permite cambiar de género en el registro civil ante un notario para que se les asigne aquel con el que supuestamente se identifican. Eso sí, el notario deberá tramitar la solicitud, aunque se haga sin la compañía de un adulto. En tal ambiente no es extraño que la educación religiosa escolar se vea como un estorbo en medio de una cultura que no quiere aceptar que somos creaturas y que las leyes para nuestra subsistencia ya están dadas por el Creador.Ante semejante panorama social ¿Por qué escandalizarnos de que cada vez haya más depresión, ansiedad, drogadicción, cutting, bullying y suicidios de niños y adolescentes, cuando la cultura en que viven es tan agresiva con ellos? Simplemente es la forma como expresan su comprensible clamor: “¡Esta sociedad no nos quiere!”.Finalmente, y como consecuencia, se promueve una lectura manipulada de todo este panorama, que dice: como la situación social, económica, climática, afectiva, familiar, etc. es tan adversa, lo mejor es no tener hijos ¡Qué gran triunfo! Han logrado convencer al gran público que es mejor evitar que haya una próxima generación.Si seguimos así y no reaccionamos, dentro de unos pocos años no habrá familias, no habrá gente joven, que ame su patria y quiera sacarla adelante con su ingenio, con la fuerza y la creatividad de su trabajo, no habrá científicos que investiguen, progresen y enseñen a los más jóvenes; no habrá agricultores que cultiven los campos para que haya alimento en las ciudades, no habrá fuerza juvenil que haga vibrar al país con sus hazañas deportivas...No habrá quién produzca para que los mayores puedan tener una justa pensión. Simplemente habrá un país deshabitado, invadido por los colonizadores tecnológicos manipulados por ideologías inhumanas, a quienes muy poco les conmoverá la tan publicitada biodiversidad. Muy posible sería entonces que el país quede invadido por los hijos...De nuestras mascotas. Obviamente este no es el plan de Dios porque como bien dice el Papa Francisco, Dios no creó un mundo descartable. Nos han hecho creer que somos capaces de desbaratarle los planes a Dios. Una sociedad conformada por familias fundadas en el amor y respeto, con vínculo estable para toda la vida, no es un proyecto utópico, lejano e irrealizable, al contrario, es el fundamento, el punto de inicio que Dios diseñó, porque cuando creó al hombre y la mujer los hizo a su imagen y semejanza y vio que estaba bien hecho. El Papa ha querido que el gran Jubileo de la Esperanza 2025 se inicie en todas las diócesis del mundo el domingo 29 de diciembre, justamente en la Fiesta de la Sagrada Familia, indicándonos que la familia es la gran esperanza para el mundo.+Miguel Fernando González MariñoObispo de El Espinal y Administrador Apostólico de GarzónPresidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia

Jue 25 Abr 2024

Este 27 de abril: ¡Movilicémonos en Bogotá con 'Huellas de Ternura' por nuestros niños, niñas y adolescentes!

La Conferencia Episcopal de Colombia, como parte del Programa Centralidad de la Niñez (PCN), invita a padres de familia, estudiantes, profesores, miembros de parroquias y comunidades de fe, a participar en la Caminata ‘Huellas de Ternura’, la movilización regional por los derechos y la protección de los niños, niñas y adolescentes, que recorre anualmente 18 países de América Latina. Tras su paso por Cúcuta e Ipiales, se realizará en Bogotá este sábado, 27 de abril, desde las 10 de la mañana. Culminará con una Eucaristía que será celebrada a las 12 del medio día en la Catedral Primada de Colombia.Esta caminata promueve la consigna “A cambiar la historia: Cero violencia, 100% ternura”. En este sentido, se hace un llamado urgente para que la sociedad civil, las instituciones educativas, comunidades de fe, organizaciones privadas y públicas, e instituciones del Estado, levanten su voz en torno a este cambio urgente y, a su vez, generen entornos protectores donde las niñas y los niños estén seguros, libres de cualquier tipo de violencia y con acceso a sus derechos.La Caminata ‘Huellas de Ternura’ tiene como símbolo una cometa, que lleva un mensaje de esperanza y libertad, así como la alegría característica de la niñez en cada lugar que visita. Colombia recibió este distintivo por parte de Venezuela el pasado viernes 19 de abril en la ciudad de Cúcuta y lo entregará a Ecuador, en el Puente Rumichaca, este viernes 26 de abril. La movilización en la capital colombiana será simbólica y busca que el eco suene aún más fuerte.Así será el recorrido:Este 27 de abril, la caminata partirá desde la Plazoleta El Rosario, ubicada en la carrera 5 calle 12b, a las 10:00 a.m., y terminará en la Plaza de Bolívar de Bogotá, donde se unirá a la Celebración del día de la Niñez y la Recreación. En este lugar se realizarán diferentes actividades lúdicas con los niños y las niñas, que serán lideradas por diferentes entidades como los ministerios de Educación, Deporte, Salud; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; y la corporación Juego y Niñez. Culminará con una Eucaristía que será celebrada a las 12 del medio día en la Catedral Primada de Colombia.Como parte de esta iniciativa, el PCN también invita a firmar el 'Pacto por la Ternura', un compromiso que abarca cinco principios fundamentales:1. Cultivar una relación de confianza y reciprocidad en las relaciones con los niños y niñas.2. Asegurar la protección, bienestar e integridad física, mental y espiritual de todos los niños y niñas.3. Escucharlos con sensibilidad y promover su participación.4. Consolarel sufrimiento y promover el cuidado emocional para contribuir asu bienestar emocional y a su resiliencia.5. Cultivar su espiritualidad y fe para fortalecer su compromiso con una convivencia armoniosa y su participación activa en la construcción de una sociedad justa y solidaria.Para conocer el pacto completo y firmarlo, consulte el siguiente link: https://www.pcnlatinoamerica.org/pactodeternuraSobre el PCNEl Programa Centralidad de la Niñez (PCN) es una iniciativa liderada por 7 organizaciones con presencia en Latinoamérica y el Caribe, en Colombia está conformada por la Conferencia Episcopal de Colombia, representada por el Departamento de Estado Laical y Cáritas Colombia, la Confederación Nacional Católica de Educación (CONACED), Fe y Alegría, la Conferencia de Religiosos de Colombia, Movimiento con la Niñez y la Juventud y World Vision. Lleva más de 14 años trabajando por la defensa de los derechos de los niños y de las niñas en el país.