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obispo chiquinquirá

Vie 1 Ago 2025

Monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa asume como quinto obispo de la ‘Diócesis Mariana de Colombia’

Con una solemne Eucaristía en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, Santuario Mariano Nacional, monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa tomó posesión canónica como quinto obispo de la Diócesis de Chiquinquirá. El acto, presidido por el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, contó con la presencia de 14 obispos, incluido el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, y monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte, quien guio la "Diócesis Mariana de Colombia" durante 21 años.Una diócesis con rostro sinodal y misioneroEn sus palabras de bienvenida al nuevo obispo, monseñor Luis Felipe Sánchez destacó la identidad de la diócesis, profundamente arraigada en la devoción a María, Reina de Colombia, y enfocada en tres ejes:1. Comunión y fraternidad: "Visionamos una diócesis con rostro sinodal, donde el ser de la Iglesia es construir unidad", afirmó.2. Evangelización de las familias: "Los fieles nos piden: 'Cuide de nuestras familias, no las abandone'. Queremos formar padres como primeros catequistas de sus hijos".3. Formación de laicos y promoción de la paz: "Anunciamos a Jesucristo, Príncipe de la Paz, como don del cielo y compromiso de todos".Un pastor que llega "según el corazón de Dios"En su homilía, el nuevo obispo Ramón Alberto Rolón —oriundo de Arboledas (Norte de Santander) y hasta el pasado mes de junio obispo de Montería— trazó un paralelo entre el Éxodo bíblico y el caminar de la Iglesia: "Ser cristiano es descubrir que no somos de este mundo, sino peregrinos hacia la patria celestial". Hizo un llamado a la conversión, la unidad y la paz, citando el Evangelio: "Conviértanse y crean en la Buena Nueva. Es hora de convertir las armas de violencia en instrumentos de paz".Destacó el papel de la diócesis como "morada de Dios" bajo el amparo mariano: "En estas tierras, la Virgen renovó la esperanza del pueblo colombiano. Hoy nos dice, como en Caná: 'Haced lo que Él os diga'".Retos y compromisos en la nueva misión episcopalEl Nuncio Apostólico, monseñor Paolo Rudelli, recordó a monseñor Rolón el llamado a ser "maestro de la fe, administrador de la gracia y edificador de la grey", encomendando su ministerio a la Virgen de Chiquinquirá: "Ella es la primera en acogerlo como hijo y acompañarlo en su misión". Recordó los símbolos del ministerio episcopal que recibió monseñor Rolón:•El anillo: Fidelidad a la Iglesia.•El báculo: Prudencia en la guía pastoral.•La cruz: Generosidad hasta dar la vida.Encomienda finalMonseñor Rolón concluyó su homilía con una plegaria: "Padre, que se haga tu voluntad en estas tierras benditas, donde María nos enseña a obedecer. Que caminemos como hijos de la luz".Así, la Diócesis de Chiquinquirá, fundada en 1977, inicia una nueva etapa bajo un pastor que llega con el mandato de "servir y dar la vida", en una tierra donde la fe y la historia se entrelazan con el lienzo milagroso de la Virgen de Chiquinquirá.Durante la ceremonia, se conoció también una nueva designación por parte del Papa León XIV en la Diócesis en la que servía monseñor Rolón: monseñor Farly Yovanny Gil Betancourt (obispo de Montelíbano), fue nombrado administrador apostólico de Montería.

Lun 29 Ene 2018

Caminemos juntos por los caminos del perdón, la reconciliación y la paz

Por: Mons. Luis Felipe Sánchez Aponte - A pesar de las incertidumbres y dificultades que se tienen durante la etapa del post acuerdo y la falta de signos contundentes para proseguir los diálogos con el ELN, nunca podemos perder la Esperanza de que sí es posible construir entre todos y sobre las bases del Evangelio la “Civilización del amor”, sueño tan anhelado por el papa Pablo VI. San Juan Pablo II en su visita a Colombia nos invitaba a construir una sociedad que lleve el sello de los valores cristianos como el más fuerte factor de cohesión social y la garantía de un futuro en paz. Una sociedad que camine hacia la paz, recorriendo los caminos del perdón y la reconciliación. Una sociedad en la que sean tutelados y preservados los derechos fundamentales de la persona. El Papa Francisco nos invitó a reconciliarnos con Dios, con los colombianos y con la creación. “La reconciliación no es una palabra abstracta. Reconciliarse es abrir una puerta a todas y cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto. Cuando las víctimas vencen la atención de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de paz”. La reconciliación es un encuentro entre hermanos dispuestos a superar la atención del egoísmo. Es el fruto de sentimientos fuertes, nobles y generosos que conducen a instaurar una convivencia fundada sobre el respeto a los demás y a los valores propios de cada sociedad civil. La Reconciliación que se consolida con el aporte de todos permite construir el futuro y hace crecer la Esperanza. Lo ha dicho claramente el Papa Francisco: “Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso”. Nuestra fe como católicos nos ha de comprometer desde cada una de nuestras regiones a un compromiso muy concreto y muy real con el país. Nuestra Fe viva y Esperanza, puesta en Jesucristo Príncipe de la paz, es la respuesta a todas las angustias que vive Colombia. Frente a una mentalidad de desconfianza, desánimo, desespero, indiferencias y pesimismo, como personas maduras en la fe agarrémonos de la fuerza del Resucitado quien con el poder de su Amor, nos lleva al perdón, la reconciliación y la paz. Como católicos tenemos más convicciones para exigir respuestas a los fenómenos de la injusticia, el desempleo y el desplazamiento. Levantemos muy en alto nuestro clamor en defensa de los pobres, de los que mueren por falta de atención médica, de los que no tienen vivienda. Clamemos por el respeto a la vida de cada persona desde el momento de su concepción hasta el último momento de su vida. Miremos todos en la misma dirección de la justicia, el bien común y el desarrollo humano integral tal como lo enseñó Pablo VI: “El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Colombia nos necesita a todos: No podemos dejar perder esta gran oportunidad. Dejemos a un lado los intereses egoístas de las personas o de partidos políticos. Es necesario seguir clamando a los cuatro vientos que la paz es posible y que todos tenemos el compromiso de ser artesanos de la paz. Pongamos a trabajar todos los recursos de nuestra fe para la reconstrucción de una auténtica Colombia en Paz. Recordemos, finalmente, que el Papa Francisco nos ha recordado el compromiso de la reconciliación personal y comunitaria. Él nos ha invitado para que todos “seamos hombres y mujeres reconciliados para reconciliar”. “Cristo es la palabra de reconciliación escrita en nuestros corazones. Palabra con capacidad de llegar a todos los corazones. La única Palabra capaz de derrotar la cínica soberbia de los corazones egoístas. Intensifiquemos la oración. La paz de Colombia, no puede darse a sí misma, decía el Papa Francisco. La paz es un don de Dios, viene de lo alto y hay que pedirla de rodillas y mirando al cielo. No podemos quedarnos parados. Salgamos al encuentro del hermano anunciando la paz. “Que hermosos son sobre los montes los pies del Mensajero que anuncia la Paz” (Is 52,7). + Luis Felipe Sánchez Aponte Obispo de Chiquinquirá