Vie 20 Sep 2019
Volvemos a las urnas
Por: Mons. César Balbín - Sí, volvemos a las urnas, otra vez, después de haberlo hecho en el primer semestre del año pasado, cuando fuimos a las urnas a elegir Presidente de la República y congresistas: senadores y representantes a la Cámara.
Estas elecciones del próximo mes serán para la elección de mandatarios regionales: gobernadores y alcaldes, y para diputados y concejales. Por ello estas tienen unos ingredientes, que no tienen las presidenciales, como el hecho de concentrarse más en departamentos y municipios.
Cuando fui párroco de una parroquia pequeña y muy rural, ubicada en un corregimiento, tuve conocimiento de que la promesa de asfaltar la carretera que llevaba hasta allí, había servido para elegir los últimos 5 o 6 alcaldes. Pues aún siendo pequeña la población, ponía un buen caudal de votos, y los candidatos lo sabían, y siempre con la promesa de asfaltar la carretera, obtenían los votos necesarios para acceder al primer cargo del municipio. Incumplido el compromiso, porque se necesitaba que la carretera sirviera para las próximas elecciones, volvía a ser promesa en la próxima campaña y así sucesivamente. Entonces el mejor consejo que se le podía dar a esta comunidad era que dieran el voto a quien no prometiera la obra en mención.
Por estos días pasa lo mismo: los candidatos analizan las necesidades y carencias de los municipios y departamentos, y a partir de ahí elaboran su plan de gobierno. Carencias materiales, de infraestructura, escuelas, colegios y vías, urbanas y rurales; carencias en salud, hospitales y centros de salud, carencias en seguridad, entre muchas otras.
Algunos logran marginarse un poco de las obras materiales, “como ustedes no ven obras, no creen”, decía Jesús, (cfr. Jn 4, 48), y apuntan a cambios de paradigma en la convivencia de los ciudadanos, a la seguridad, la familia, los niños, los jóvenes y los adultos mayores, tan vulnerables y abandonados en este país.
La falta de formación política lleva a los electores a pensar en partidos y en puestos, sin un análisis imparcial de los candidatos: por el hecho de ser de mi corriente, de mi partido, ya es bueno y elegible. Es comprensible que, de ahí, de los partidos y los puestos, puede depender la gobernabilidad, cuando quienes están en las corporaciones (asambleas y concejos), les interesa más ubicar en puestos estratégicos a sus congéneres, pensando más en las próximas elecciones, que, en el bien común, que debe ser el motor de la buena política.
Sin embargo, no toda la culpa es de los candidatos, pues ellos encuentran en la ignorancia de los electores el terreno abonado para obrar en consecuencia. La falta de formación política, la falta de interés, la opción por partidos herencia del pasado bipartidista, lleva a elegir siempre a los mismos, y a que una verdadera renovación siga siendo siempre una deuda pendiente, pues los concejos, las asambleas y el Congreso de la República no se reformarán si no se renuevan sus miembros. Si se elige a los mismos, ellos siguen lo mismo, o ¿a qué debe que las reformas políticas en este país no lleguen a nada? Si se eligen los mismos, entonces el adagio de «los mismos con las mismas» seguirá siendo la consigna.
La formación política, y todos nos la debemos procurar, nos debe llevar a tener claridad a la hora de elegir a nuestros gobernantes. Dice el Papa Francisco: «"Un buen católico no se inmiscuye en política. Eso no es cierto. Este no es un buen camino. Un buen católico debe entrometerse en política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar. Y ¿qué es lo mejor que podemos ofrecer a los gobernantes? ¡La oración! Eso es lo que dice Pablo: ‘La oración para todos los hombres y para el rey y para todos los que están en el poder’. ‘Pero, Padre, aquella es una mala persona, debe ir al infierno...’. "Reza por él, reza por ella, para que pueda gobernar bien, para que ame a su pueblo, para que sirva a su pueblo, para que sea humilde"» … «Ninguno puede decir: "Yo no tengo nada que ver con esto, son ellos los que gobiernan... No, no, yo soy responsable de su gobierno y tengo que hacer lo mejor, para que ellos gobiernen bien y tengo que hacer lo mejor por participar en la política como pueda"». (Papa Francisco, misa en casa Santa Marta, 16 de septiembre de 2013).
Abrigamos la esperanza de que las cosas vayan cambiando y podamos siempre elegir los mejores, y no los menos peores.
+ Cesar Alcides Balbín Tamayo
Obispo de Caldas