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obispo de palmira

Vie 18 Oct 2024

Asesinato de Sofía Delgado Zúñiga: repudio, dolor y llamado a la acción en la Diócesis de Palmira

A través de un comunicado, el obispo de la Diócesis de Palmira, monseñor Rodrigo Gallego Trujillo, rechazó el atroz asesinato de la niña Sofía Delgado Zúñiga de 12 años de edad, en el corregimiento de Villagorgona, Candelaria, Valle del Cauca. El prelado afirmó que “estos crímenes son una herida profunda en el corazón de nuestra sociedad” y, además, representan un llamado urgente a la acción.“No podemos permitir que los niños sigan siendo víctimas del asesinato, de la utilización, el reclutamiento y el abuso”, enfatiza.En el mensaje, monseñor Gallego se une al dolor y a las plegarias de su familia ante esta pérdida irreparable. “Nos duele como sociedad, como Iglesia, como comunidad. Acompañamos su dolor y exigimos que estos actos no queden impunes”, agrega el prelado.Además, el Obispo de Palmira también pide a todos los actores eclesiales, sociales y estatales, asumir compromisos para proteger y defender la dignidad de los niños y niñas:“Es nuestro deber sagrado garantizarles un presente y un futuro de paz, donde puedan crecer seguros, amados y respetados. Como Iglesia, reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por la construcción de una sociedad más justa y humana, en la que la vida de cada infante sea protegida con todo el amor y la dignidad que merecen”, expresa monseñor Rodrigo Gallego.

Lun 12 Ago 2024

“Para mí, vivir es Cristo”: la certeza bíblica que guía a monseñor Rodrigo Gallego Trujillo, obispo electo de Palmira

El pasado, sábado, 10 de agosto, en la Basílica Menor del Señor de Los Milagros de Buga, se llevó a cabo la ceremonia de ordenación episcopal de monseñor Rodrigo Gallego Trujillo, quien fue nombrado obispo de la Diócesis de Palmira por el papa Francisco el pasado 31 de mayo.El ordenanteprincipal fue monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de la Diócesis de Buga, presbiterio al que pertenece el obispo electo de Palmira. Además de monseñor Ospina, en este importante momento y como signo de acogida y comunión episcopal, a monseñor Rodrigo lo acompañaron cerca de 30 obispos más. En representación de la Nunciatura Apostólica, estuvo presente su secretario, monseñor DavidPaulCharters.Previo al Rito de Ordenación, durante la homilía, monseñor José Roberto Ospina Leongómez expresó su gratitud con el papa Francisco y la alegría que han experimentado en esa jurisdicción tras la noticia del nombramiento.“Esta Diócesis de Buga ha sido hija de la Diócesis de Palmira y hoy, con alegría, desde la hija, la Iglesia llama a un pastor para la Iglesia madre, es emocionante”, expresó monseñor Ospina.Así mismo, monseñor José Roberto hizo referencia al sentido profundo de la sucesión apostólica y a la responsabilidad que implica la nueva misión que asume monseñor Rodrigo: “Así como en las familias hay una genealogía, en el episcopado hay una genealogía. Un obispo a otro obispo le va pasando la sucesión apostólica; y hoy yo tengo la alegría de ser el transmisor de esa genealogía, que en el siglo XX contó con San Pío X, con el papa Benedicto XV, con el papa Pío XII, con San Pablo VI. Una genealogía de Santos que nos obliga a continuar en la santidad” .El obispo de Buga también le pidió a monseñor Rodrigo, tener presente cuatro prácticas de vida centrales durante su ministerio: Disculpar sin límites, creer sin límites, esperar sin límites y aguantar sin límites. “Sigue esas cuatro frasecitas querido nuevo obispo, te ayudarán a relacionarte con tu clero”, agregó monseñor José Roberto.A propósito del templo en el que se llevó a cabo ordenación, la Basílica del Señor de los Milagros, a donde diariamente acuden con devoción tantos fieles nacionales y extranjeros, monseñor José Roberto afirmó que el mejor de los milagros que se le puede pedir es “creer en Jesucristo para servirle y seguirlo, como Él quiere ser servido: siguiéndolo hasta la Cruz”. Con lágrimas de alegría en los ojos, terminó su homilía deseándole a monseñor Rodrigo la protección de la Virgen Santísima y de San José. Con el mismo sentimiento en su rostro, monseñor Rodrigo acogió estas palabras.“Para mí, vivir es Cristo”: con esta expresión bíblica, tomada de la Carta a los Filipenses, el nuevo obispo inició sus palabras. Afirmó que esa certeza lo ha acompañado desde su diaconado y que también quedó consignada en su escudo episcopal para que le recuerde su prioridad y dirección.“Para indicarme que toda mi vida le pertenece al Señor y a la Iglesia, sin distracciones innecesarias. Y he dejado esta sentencia bíblica en mi escudo episcopal para que siga siendo el faro luminoso en mis pasos y nunca olvide lo que debo ser: ministro de Cristo”, agregó monseñor Rodrigo.El obispo electo de Palmira también agradeció a su familia, a su municipio de origen (Sevilla, Valle del Cauca), a sus formadores en el Seminario Mayor Juan Pablo II de la Diócesis de Armenia, por haber sembrado en él, el gusto por la docencia; gusto que se vio reflejado en su proceso como formador, docente y rector del Seminario Mayor Los Doce Apóstoles de Buga. Además , expresó su responsabilidad con el Pontífice; se refirió a la colegialidad con sus hermanos obispos, a lo que pide el Concilio Vaticano II para el ministerio: “Enseñar, santificar y servir”. Además, hizo una petición muy especial a Dios:“Que me dé siempre la alegría del ministerio; serenidad para vivir cada momento con sabiduría y acierto; generosidad para darme totalmente a mi amada Diócesis de Palmira, a la cual de verdad amo con todo mi ser desde ya”.A propósito de la sucesión apostólica celebrada allí, el obispo electo de Palmira también pidió al Señor que le concediera lo mejor de los doce apóstoles, evocando características y dones muy particulares de cada uno.La ceremonia de posesión canónica de monseñor Rodrigo en la Diócesis de Palmira se llevará a cabo el próximo sábado, 17 de agosto.Vea a continuación la transmisión de la ceremonia de Ordenación Episcopal:

Vie 31 Mayo 2024

El papa Francisco nombró obispo para la Diócesis de Palmira: Pbro. Rodrigo Gallego Trujillo

El papa Francisco designó nuevo obispo de la Diócesis de Palmira. Se trata del padre Rodrigo Gallego Trujillo, quien se venía desempeñando como vicario general y párroco de la Catedral San Pedro de la Diócesis de Buga, también ubicada en el departamento del Valle del Cauca.Monseñor Edgar de Jesús García Gil venía pastoreando esta diócesis desde el 31 de julio de 2010. Sin embargo, hacía dos años había superado la edad límite para desempeñar tal oficio (75 años), por lo que, de acuerdo a lo establecido en el Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al Sumo Pontífice y estaba a la espera de la nueva designación. De manera especial, el padre Rodrigo ha tenido un amplia experiencia en la formación de seminaristas, en la pastoral sacerdotal y en el desarrollo de diversos oficios en la pastoral administrativa de la Diócesis de Buga. Ahora, asumirá una nueva misión episcopal en la que ha sido su Iglesia hermana y vecina en la provincia eclesiástica de Cali, que comprende los municipios de Palmira, Candelaria, Darién, El Cerrito, Florida, Ginebra, Pradera, Restrepo, Vijes y Yotoco.BiografíaEl padre Rodrigo Gallego Trujillo nació el 13 de marzo de 1974 en Sevilla (Valle del Cauca). En 1990 culminó su bachillerato en el Colegio General Santander de ese municipio. Fue ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1998, incardinándose en la Diócesis de Buga.Cursó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Mayor Juan Pablo II de la Diócesis de Armenia. Obtuvo la Licenciatura en Teología en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (2001); Licenciatura en Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (2004) y Doctorado en Teología, en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (2010).Entre sus encargos pastorales se destacan:Formador en el Seminario Mayor Los Doce Apóstoles de la Diócesis de Buga y Vicario Parroquial de San Juan Bautista en Guacarí (1998-2000).Vicario Parroquial en la Catedral San Pedro de Buga (2000-2002).Estudiante en Roma (2002-2004).Formador y docente del Seminario Mayor Los Doce Apóstoles (2004-2009).Rector del Seminario Mayor Los Doce Apóstoles (2009-2018).Vicario de Economía (2018-2023).Párroco en la la Catedral San Pedro (desde el 2019).Vicario General (desde diciembre de 2023).Miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores de la Diócesis de Buga.

Jue 22 Oct 2020

El matrimonio y la familia en clave de comunión de amor

Por: Edgar de Jesús García Gil - La pandemia del covid 19 que estamos sufriendo en todo el mundo ha sacado a flote la riqueza y la belleza de las familias que han podido pasar esta emergencia sanitaria, gracias a la fortaleza de su comunión de amor; pero también ha sacado a flote las debilidades y fracasos de muchos matrimonios y familias, que por no tener la convicción de una fuerte comunión de amor han tenido que separarse o renunciar lamentablemente a su máscara de amor por que nunca fue lo que ellos creyeron vivir con los criterios superficiales de una sociedad de consumo, materialista, hedonista, de usar y botar, como dice Papa Francisco. Iluminemos este hecho con las palabras de la exhortación apostólica post sinodal “La alegría del amor” del papa Francisco: “La Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares, desde la primera página, donde entra en escena la familia de Adán y Eva con su peso de violencia, pero también con la fuerza de la vida que continúa (cf. Gn 4), hasta la última página donde aparecen las bodas de la Esposa y del Cordero” (cf. Ap 21,2.9). A.L. 8. Leer la historia de la salvación en clave de familia nos permite descubrir una evidente intención de Dios, o también podemos decir, su sueño de salvación, que, siendo Dios Trinidad, es decir, comunión de amor, envía a su Hijo, el Verbo, como primer misionero de la comunión de amor para la humanidad. “Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” Jn. 1,14. Jesús, Dios hecho hombre, sale de su comunión de amor original para hacer su primera misión en medio de su familia humana de Nazaret y mostrarnos con esta evidencia que durante treinta años vivió la experiencia de comunión de amor en la realidad histórica, social y política de su hogar de Nazaret. Cuando observamos la misión de Jesús en medio de su realidad geográfica de Galilea, de Samaría y de Judea descubrimos que todo su ministerio apostólico está enmarcado en medio de dos banquetes nupciales. Las bodas de Caná en Galilea y la última cena en Jerusalén. El evangelista San Juan tiene el cuidado de mostrarnos que la primera manifestación de Jesús como Dios se realizó en las bodas de Caná de Galilea en medio de un banquete nupcial. El vino nuevo de Jesús embriaga el amor de los esposos y hace alegrar el corazón de los invitados. Juan 2, 11 “Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos”. Y al final de su ministerio público, antes de sufrir la muerte y resurrección, Jesús vive con los apóstoles, en la última cena de la tarde del jueves santo otro banquete nupcial. Jesús, el novio, el esposo, se entrega en amor sacrificando a su novia, la esposa, la Iglesia. 1Cor 11, 23 “Porque yo recibí del Señor lo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, 24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes; hagan esto en recuerdo mío». 25 Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la beban, háganlo en recuerdo mío»” Tanto en las bodas de Caná como en la última cena Jesús nos enseña que el fundamento de su propuesta de salvación está en vivir a plenitud la comunión de amor que Él vive en el seno de la Trinidad. Y para confirmar lo dicho anteriormente, antes de ascender a los cielos, Jesús reunió a sus apóstoles y discípulos en Galilea y les dijo: Mateo 28, 18 «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.19 Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo». La misión que Jesús les encomendó a todos sus discípulos está marcada evidentemente por la enseñanza y vivencia de la comunión de amor, presente desde el bautismo en nombre de la Trinidad, que a lo largo de nuestras vidas se realiza en la vida del matrimonio, de la familia y de la nueva comunidad, Pueblo de Dios, llamada Iglesia. En medio de las fragilidades que sufren nuestros matrimonios y familias, rescatemos con la verdad de Dios que Jesucristo ha venido a restaurar entre nosotros, la comunión de amor que debemos restaurar, sembrar y enseñar en todas las parejas que le apuntan a vivir en profundidad su amor y su comunión de amor. + Edgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira Presidente de la comisión episcopal de matrimonio y familia

Vie 18 Mar 2016

Semana de misericordia

Por: Mons. Edgar de Jesús García Gil - Las celebraciones litúrgicas y las devociones populares que durante estos días de semana santa nos ofrece la Iglesia católica están orientadas a vivir muy de cerca el amor misericordioso que Jesús reveló en la entrada a Jerusalén como rey humilde, el domingo de ramos, en la última cena que compartió en la tarde del jueves santo cuando nos dejó la Eucaristía y el Sacerdocio, en el vía crucis que vivió durante el juicio, la pasión y la muerte, el viernes santo y su gloriosa resurrección el sábado en la vigilia pascual. Durante muchos siglos la fe de estos días pascuales se ha expresado a través de la belleza de las artes humanas y por eso grandes compositores han hecho obras maestras en la música sacra, la literatura y el teatro tienen auto sacramentales muy hermosos, el cine nos ha ofrecido interpretaciones geniales sobre Jesús, los escultores han labrado imágenes preciosas, y las mejores tradiciones cristianas del mundo siguen expresando su fe a través de procesiones con todos estos elementos artísticos para manifestar respetuosamente la grandeza de los misterios celebrados alrededor del sacrificio de Jesús. La semana santa nos quiere hacer vivir la verdad de Jesús que por obediencia a Dios Padre se sacrificó por nosotros, entregando su cuerpo y derramando su sangre, en una donación hasta la muerte y muerte de cruz, fruto de su amor misericordioso, para perdonar así nuestros pecados y librarnos de la muerte eterna. Estos días llamados santos pretenden recordarnos que la fe recibida y celebrada alrededor de la muerte y resurrección de Jesús tiene una proyección social para que sea íntegra en nuestro compromiso cristiano. El amor humilde y sacrificado por los demás es la bandera que Jesús enarboló en el estandarte de la cruz. Por lo tanto, los que seguimos a Jesús como discípulos estamos comprometidos a ser artesanos del perdón, la reconciliación y la paz para que Colombia salga definitivamente de este torbellino de violencia que tanto daño nos ha producido. Debemos, como dice el papa Francisco, ir a las periferias de la marginalidad para curar las heridas de los que sufren las injusticias de nuestros pecados. Es urgente no jugar a la corrupción institucional que ha carcomido las bases de la ética sana de nuestra sociedad civil y de su política ciudadana. Apostamos a ser hombres y mujeres justos en el respeto a los derechos y deberes humanos para que las brechas de las injusticias no sigan siendo un grito de reclamo a nuestra fe cristiana. + Edgar de Jesús García Gil Obispo de Palmira