Mié 23 Jun 2021
Obispos del pacífico y suroccidente piden sean escuchados sus pueblos
La situación social que se vive en los territorios del pacífico y suroccidente colombiano ha sido y seguirá siendo motivo de preocupación para la Iglesia presente en estos territorios del país, compuestos en su mayoría por una población afrodescendiente, indígena y mestiza.
En este contexto, varios obispos de manera sinodal han querido enviar un mensaje en nombre de las jurisdicciones que cobijan estas regiones, para que sus voces sean escuchadas y atendidas frente al clamor de los pueblos que durante años piden la atención de sus gobernantes y de las instituciones competentes para tener una mejor calidad de vida.
Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo de la Diócesis de Pasto, considera que la protesta social, garantizada constitucionalmente, es un derecho inalienable y laudable, que se debe hacer con plena responsabilidad. Esta, señala, se debe hacer fundada en valores honestos y nobles ideales como lo es el respeto a la vida, la dignidad y el bien común.
Observa que la legitimidad de la protesta se ve comprometida cuando la violencia se vuelve la protagonista. “Es necesario que las autoridades, organizadores y participantes tutelen que las participaciones se den en paz, impidiendo que unos pocos desnaturalicen lo que se quiere construir”.
Así también, monseñor José Roberto Ospina Leóngomez, obispo de Buga, anima a los jóvenes para que sueñen con un futuro mejor, les pide ser los protagonistas en la construcción de un país lleno de esperanza, donde Dios esté presente en medio de ellos.
“Queridos jóvenes ustedes son creativos, ustedes sueñan un país justo, en paz, con educación; un país donde se tengan posibilidades laborales. Hagan realidad sus sueños, sientan que el diálogo es la forma fundamental para oír y expresarse. Ayúdenos a construir este país donde no solo estamos nosotros sino está Dios en medio”.
Por su parte, monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales, puso su mirada en los campesinos, resaltando la loable labor que ellos desempeñan en el campo y el aporte que con su trabajo le hacen al país. Al respecto, pidió a los entes responsables y a la comunidad en general para que se creen políticas públicas justas, sin explotación alguna, sino por el contrario, que se les ayude para que su labor sea reconocida y remunerada de manera equitativa.
“Como sociedad colombiana estamos llamados a volver la mirada para asumir compromisos reales con nuestros campesinos, rodearlos y trabajar como sociedad por crear políticas e instrumentos tendientes a su protección y cuidado, que los salvaguarde del intermediario explotador y que les permita el acceso a insumos favorables en razón del aporte que ellos hacen a toda la cadena alimenticia del país. ¡Defendamos a nuestros campesinos!”, asintió.
Finalmente, monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó, durante su intervención, aseguró que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo, con una pobreza altísima. Por ello, celebró la presencia de los jóvenes en las calles manifestando sus inconformidades y exigiendo sus derechos en materia de educación, trabajo y en otros aspectos.
“Llegó la hora de que en Colombia pueda haber cambios significativos y esos cambios los tenemos que hacer a través de la reconciliación. Es muy importante que tengamos la capacidad para perdonar y también para pedir perdón. Construyamos el cambio del país a través de la justicia social y la reconciliación”, puntualizó.
Es importante recordar que las jurisdicciones eclesiásticas presentes en el pacífico y suroccidente de Colombia son: Cali, Popayán, Apartadó, Quibdó, Itsmina – Tadó, Mocoa - Sibundoy, Buenaventura, Tumaco, Pasto, Ipiales, Cartago, Buga, Palmira, Guapi y Tierradentro.