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opnion ilgesia catolica colombiana

Jue 9 Oct 2025

¡Clamar a Dios por el don de la paz!

A continuación, compartimos la homilía de Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, en el encuentro del “Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz” con responsables de “Iniciativas locales de paz en Colombia”. Bogotá, D.C., 08 de octubre de 2025.La lectio continua que nos presenta la Liturgia de la Palabra durante estos días nos ofrece algunos pasajes del profeta Jonás y del Evangelio según san Lucas.Jonás fue llamado por el Señor para una misión específica, y aunque él quiere huir, una experiencia lo sacude y finalmente cumple la misión de predicar la conversión a los habitantes de Nínive.Pero una vez que los habitantes de aquella ciudad han aceptado el llamado a la conversión, a Jonás le pareció muy mal que el Señor perdonara a los pecadores arrepentidos. Él deseaba que fueran castigados y no aceptó que el Señor se mostrara clemente y misericordioso con ellos. Hay quienes ven mal que el Señor sea bondadoso con los pecadores y piden que se apliquen castigos a todos los que delinquen. Dios, sin embargo, se alegra por los pecadores que hacen penitencia, aun cuando algunos se nieguen a participar de su alegría. Estos no comprenden que Dios quiere la salvación de todos. Jonás en su mezquindad, se entristecía por el arbusto que se había secado, el que no había sembrado ni cuidado y no compartía la preocupación de Dios por los habitantes de Nínive.Ya lo decíamos con el salmista: “porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica” (Sal. 86).A propósito de la importancia de la oración, en el evangelio de hoy, Lucas nos ofrece una catequesis de Jesús sobre la oración. Tres momentos contempla esta catequesis: ante la petición de los discípulos, Jesús les enseña a orar invocando a Dios como Padre; luego insiste en la necesidad de la oración continuamente y sin interrupción y finaliza afirmando que la oración perseverante será siempre escuchada por Dios.La oración, y Jesús como modelo de oración, son temas muy queridos para Lucas. Después de ser testigos de cómo Jesús ora, los discípulos quieren saber cómo deben dirigirse a Dios. Respondiendo a esta inquietud, Lucas nos transmite una versión del Padre Nuestro más breve que la de Mateo. Según esta versión, los discípulos deben dirigirse a Dios llamándolo Padre, Abbá, Papito.El ambiente propio para la oración es la relación filial con Dios. Por esto el discípulo de Jesús se pone ante Dios en actitud de amor, confianza y cercanía. Luego se pide al Padre que santifique su nombre, santificando a sus hijos, para que vivan de tal forma que todos comprendan, que el Dios de los seguidores de Jesús, es un Padre Santo. Se le pide que reine como Padre e implante la justicia y la paz en la tierra.El discípulo continúa pidiendo el alimento necesario para cada día y confiando en la misericordia de Dios, pues condición para vivir la paz y la justicia es, por lo menos, garantizar lo indispensable para vivir dignamente como personas.Cuando el discípulo pide perdón de sus pecados, recuerda que él, también debe perdonar a quienes le ofenden y librar de sus deudas a los pobres que no le pueden pagar.Finalmente, en un acto de reconocimiento de su propia debilidad, el discípulo pide a Dios que no lo ponga a prueba, porque de frente a la tentación, los cristianos saben que pueden fracasar.Qué importante no perder de vista la oración perseverante clamando a Dios por el don inestimable de la paz, el perdón y la reconciliación. Nos puede pasar que, confiamos más en nuestras estrategias, capacidades y maniobras para conseguir este objetivo. Debemos comprometernos y comprometer a nuestras comunidades en una oración continua y perseverante, incluso indicando las consecuencias a las que nos lleva la oración del Padre Nuestro, oración que seguramente rezamos casi a diario, pero que no logra realizar aquello a lo que ésta nos compromete, como, por ejemplo, perdonar a quienes nos ofenden, aunque sabemos que Dios siempre nos perdona.Agradecemos al Señor que nos ofrece hoy este camino de oración como elemento muy importante en nuestro trabajo por la paz y la reconciliación, en nuestra querida Colombia, tan aquejada a lo largo de su historia por la violencia, causada por nuestros egoísmos e injusticias.Nos encomendamos a la Santísima Virgen María, nuestra Señora de la Esperanza y Reina de la paz. Amén.+ Gabriel Ángel Villa VahosArzobispo de Tunja