Mié 25 Abr 2018
¿Quiénes se merecen la región del Catatumbo?
En el marco de la fiesta del Buen Pastor, el obispo de Ocaña, monseñor Gabriel Villa Vahos, tras referirse a esta figura bíblica, que describe el cuidado de Dios por los seres humanos, llamó la atención sobre la difícil situación que atraviesa el Catatumbo y aseguró que la población se “encuentra cansada y agobiada a causa del miedo, de la amenaza y de la violencia en todas sus formas”.
“Esta tierra del Catatumbo, de gente buena, esta provincia repleta de recursos humanos, de recursos naturales incalculables, de paisajes hermosos, ha tenido que vivir en muchos sectores sometida a la violencia, a las luchas fratricidas. Tal vez precisamente porque algunos que quizá un día recibieron el bautismo, nacieron en el seno de familias cristianas, no se han dejado finalmente guiar por Jesucristo, el Buen Pastor”, señaló.
En este sentido, llamó la atención “de los que se han levantado para clamar justicia, para reivindicar los derechos de los pobres, de los campesinos”, afirmando que “no pueden contradecirse en su discurso. Nuestro pueblo es de gente pobre, sencilla, trabajadora. En el nombre del Señor Jesús, Buen Pastor, les pedimos a los que persisten en la lucha armada, en la violencia, que sean coherentes en su modo de obrar. Que den garantías a quienes precisamente deben ser defendidos y protegidos: los más desfavorecidos, los campesinos, los pobres, la gente sencilla de nuestros pueblos”.
“Clamamos porque nuestros hermanos desplazados puedan regresar a sus casas, que puedan salir a comercializar los frutos de sus cosechas, que los niños y jóvenes regresen a sus escuelas y colegios, que los comerciantes puedan abrir sus establecimientos para entregar los servicios con el fin de satisfacer sus necesidades básicas. Que los enfermos puedan ser atendidos en los centros de Salud. Que todos puedan recibir la atención pastoral y espiritual”, insistió.
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Finalmente, el obispo invitó a preguntarse ¿quiénes se merecen esta región del Catatumbo?, afirmando, que sin lugar a dudas la merecen “quienes han trabajado con descomunal sacrificio, los que la han sufrido, los que han perdido sus seres queridos en los distintos momentos de estas guerras, los que la han ayudado a transformar para bien, los que la quieren como su tierra bendita para quedarse en ella”.
“Esta tierra debe ser para los ocañeros y catatumberos buenos, trabajadores; esta tierra debe ser para el bien, y para gente en el bien. Y, también, porque no, para aquellos que venidos de otros lugares se sumen para construir con respeto un territorio incluyente y digno, honesto y respetuoso del otro”.