Mar 27 Feb 2024
"Es más lo que aprendemos al lado del habitante de calle que lo que nosotros le podemos enseñar": Cardenal Rueda Aparicio
El cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, invitó a desarrollar la pastoral de las personas en situación de calle teniendo en cuenta estrategias que propicien la prevención de quienes están al límite de buscar la calle como refugio y la generación de entornos protectores para quienes ya viven esta difícil realidad.El primado de Colombia también remarcó la necesidad de buscar desde la Iglesia Católica mayores espacios de articulación con otras religiones e instituciones involucradas en este trabajo, para lograr mejores resultados en la misión. “He aprendido que es necesario que haya integración entre las expresiones y movimientos de servicios católicos, porque muchas veces somos paralelos, no nos conocemos…También deberíamos integrarnos, porque este es un tema ecuménico, con tantas confesiones religiosas, con pastores y pastoras que también salen a la calle motivados por su fe, a servir a los que están aquí tirados en el camino sin conocer su nombre, muchas veces sin conocer su historia, pero que agradecen cuando nos acercamos a ellos sin miedo y sin asco (..) Y tercera integración: con las entidades públicas y privadas que también están atentas. Las entidades del Estado muchas veces están allí, son entidades que tienen dinero, que tienen recursos, también las entidades privadas, pero con las cuales deberíamos interactuar, porque eso nos enriquece, porque eso nos permite compartir la técnica y el dinero que tienen las entidades privadas y estatales con el amor que queremos llevar y con nuestra motivación en Jesús de Nazaret, que nos sigue esperando en la calle”.El llamado lo dio a conocer el purpurado este lunes, 26 de febrero, en el marco del ‘Primer Encuentro regional de la pastoral latinoamericana de personas en situación de calle’. Espacio convocado virtualmente por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), como primer paso para el establecimiento de esta pastoral regional, acogiendo el llamado del papa Francisco para ser Iglesia en salida a las periferias geográficas y existenciales, así como a no apartar nuestro rostro de ningún pobre.Durante su intervención, el presidente del episcopado colombiano inició recordando su llegada a la Arquidiócesis de Bogotá en junio de 2020, marcada por la pandemia en etapa de confinamiento, así como por su experiencia cercana desde ese entonces con los habitantes de calle de la capital colombiana. Esto, especialmente, gracias a cinco personas y, al tiempo, experiencias concretas:“Fray Gabriel Ramírez (Fray Ñero, Q.E.P.D.) me enseñó a conocer y a amar a los y las personas que están en situación de calle. Quiero agradecer también y nombrar a Sor Noemí Sánchez Vicentina, una mujer dedicada a amar a los habitantes de calle, ella con sus hermanas vicentinos y con un grupo grande de laicos. El padre Jorge Arias, de la Arquidiócesis de Bogotá, un servidor de los pobres. Con él he aprendido tantas cosas (…) Me ha enseñado el camino de la cercanía y de la compasión, de la dignificación de las personas que están en esas periferia existenciales y geográficas, como nos dice el papa Francisco”.El purpurado también se refirió a monseñor Ricardo Pulido Aguilar, también de la Arquidiócesis de Bogotá: "porque él ha caminado con los pobres en la ciudad, porque él ha abierto su corazón a los más abandonados, a aquellos que nadie quiere, a aquellos que rechazan incluso por el olor". Además, hizo referencia al padre Jonathan Acuña, misionero consolato, líder de una iniciativa pastoral de acompañamiento a los habitantes de calle con jóvenes universitarios, católicos y no católicos, conocida como 'Aguapanelazo'. Espacio que el cardenal ha tenido la oportunidad de acompañar en varias ocasiones.Haciendo una especie de radiografía de este escenario de trabajo donde dijo "está Jesús esperándonos", el Cardenal se refirió cuatro rasgos que se hallan entre sus habitantes y que evidencian también otros graves flagelos sociales sobre los que también hay que poner la mirada en este trabajo pastoral: el consumo de sustancias psicoactivas, la prostitución, la trata de personas y el fenómeno migratorio.“Es la suma de la calle con el consumo de drogas, es el consumo y la calle; pero es también es la combinación de calle y situación de prostitución, de hombres y mujeres. Es también la combinación de la calle y la trata de personas en distintas ciudades de América Latina. Es la combinación de calle y migración, migrantes que llegan a las calles, desplazados de distintos lugares. Algunos son de nuestros propios países, otros de países vecinos. He nombrado solamente esas cuatro combinaciones...Pero pudiéramos ampliar esta gama de combinaciones para decir que hay múltiples historias”.Frente al rol que la Iglesia está llamada a desarrollar en la pastoral de las personas en situación de calle, el primado de Colombia recordó que se trata de personas realmente pobres, que sufren profundamente la indiferencia. Por eso, se refirió a la necesidad de estar, dialogar, comer con ellos, lavarles sus pies, ungirlos, llevarles espiritualidad y compartir también la riqueza de su espiritualidad. Recordó que se trata de personas que están llenas de historias y sabiduría, que junto a ellos se puede aprender sobre el verdadero valor de la vida digna.“Es más lo que aprendemos al lado del habitante de calle que lo que nosotros les podemos enseñar. Pero eso si hay algo que debe caracterizar nuestra cercanía con ellos: la humildad y la capacidad de servicio. Ser esa Iglesia hermosa que deambula por las calles”.Sobre la dimensión de protección, el presidente del episcopado aseguró que la Iglesia también debe apoyar la generación de entornos protectores para ellos: protectores de su vida, de su historia, de ellos mismos, de quienes están enfermos y tirados en el camino, de los ancianos que ya no pueden buscar los alimentos.“Sabiendo que todos ellos un día hicieron la opción por distintos motivos de estar en la calle. Porque para ellos la calle es libertad, para ellos la calle es el escenario que han asumido muchas veces porque lo quieren”.El cardenal afirmó que se debe tener en cuenta el escenario preventivo, buscando la manera de llegar y ayudar a tantos hombres y mujeres “que están en la frontera, que están ya listos para irse a la calle porque no se sienten bien en su casa o porque no se sienten bien en los entornos sociales donde viven”.Finalmente, precisó que, en la configuración de esta pastoral latinoamericana de personas en situación de calle, los protagonistas y gestores del camino de Jesús en la calle y de la Iglesia en la calle, siempre deben ser estos hombres y mujeres que sufren. Vea la transmisión completa del evento a continuación: