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PEIP

Lun 25 Ago 2025

Peregrinos de la Esperanza: “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19)

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve- Hemos vivido en nuestra Diócesis de Cúcuta el segundo congreso del PEIP (Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular) con el lema: Peregrinos de la Esperanza “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19), que ha tenido como tema: la acción catequética en el Proceso Evangelizador de la Iglesia, donde hemos reflexionado sobre la evangelización desde una nueva mentalidad, respondiendo al llamado constante que la Iglesia nos hace a la conversión y en este caso a la conversión pastoral, reconociendo que “evangelizar no es, en primer lugar, llevar una doctrina; es, ante todo, hacer presente y anunciar a Jesucristo” (DC, 29).El llamado permanente que nos hizo el Papa Francisco a ser Iglesia en salida misionera es nuestro compromiso en la Diócesis de Cúcuta, que se ha abierto a ir por todas partes, cumpliendo con el mandato del Señor “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19), convirtiéndonos en evangelizadores con impulso misionero y pasión por la evangelización; esto brota de un corazón con espiritualidad misionera, impulsado a transmitir el Evangelio de Jesucristo. Así lo afirma el Directorio para la Catequesis: “la espiritualidad de la nueva evangelización se realiza hoy por una conversión pastoral, mediante la cual la Iglesia es invitada a realizarse en salida, siguiendo un dinamismo que atraviesa la Revelación y situándose en un estado permanente de misión” (DC, 40).Este mandato del Señor “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19) es para todos los bautizados, que hemos experimentado el amor de Dios en Jesucristo que nos ha salvado desde la cruz y que nos invita como Resucitado a comunicar esa verdad por todas partes. “Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos discípulos y misioneros, sino que somos siempre ‘discípulos misioneros’” (EG 120). Tenemos la tarea de anunciar a otros la alegría del Evangelio.Esta misión la cumple cada uno de los bautizados en el ambiente y lugar en el que se encuentra; su presencia y testimonio de vida se convierten en una acción misionera, que habla de Jesús a quienes se encuentran en su entorno. El Papa Francisco hizo este llamado con insistencia cuando afirmó: “la nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones” (EG 120).De tal manera, que la tarea es prioritaria y comienza en este hoy de nuestra historia diocesana, que celebra sus 69 años de evangelización por todos los lugares de nuestra Iglesia Particular.El segundo congreso del PEIP nos ha dejado el llamado a vivir la audacia de hacer más evangélica, discipular y participativa, la manera como pensamos y realizamos la pastoral (Cf. DA 368), que tiene que fundamentarse en la acción catequética, que rompa los esquemas de catequesis que traemos hasta el momento. Esto necesita de la conversión pastoral, que nos permita mirar la catequesis como un proceso. En este sentido “la conversión pastoral exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. Así será posible que el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, haciendo que la Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora, una escuela permanente de comunión misionera” (DA 370).Nuestro punto de partida tiene que ser una sincera conversión personal, pastoral y de las estructuras, de acuerdo con lo que nos enseñan los documentos de la Iglesia, para avivar el espíritu misionero: “este impulso misionero debe llevar a una reforma de las estructuras y dinámicas eclesiásticas, para que todas se vuelvan más misioneras, es decir, capaces de vivir con audacia y creatividad tanto en el panorama cultural y religioso como en el ámbito de toda persona. Cada bautizado, como ‘discípulo misionero’ es sujeto activo de esta misión eclesial” (DC 40), que significa “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).Nuestra misión está en la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha dicho “vayan y hagan discípulos” (Mt 28,19), conscientes que la fuerza interna para evangelizar proviene del Espíritu Santo a quien reconocemos como primer protagonista en la tarea del anuncio del Evangelio (Cfr. EN 75) y que el mismo Jesús nos lo ha prometido: “ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y en Samaría hasta los extremos de la tierra” (Hch 1, 8).Recibamos este mandato misionero que el segundo congreso del PEIP nos ha reforzado con el lema: Peregrinos de la Esperanza “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19) y dispongámonos a transmitir el Evangelio de Jesucristo con mucho fervor pastoral. Que la intercesión de la Santísima Virgen María y la custodia del Glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor la gracia para cada uno de nosotros, de una auténtica conversión pastoral, para ir en salida misionera a anunciar el mensaje de la salvación por todas partes, cumpliendo con el mandato del Señor: Sean mis testigos.En unión de oraciones,reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta

Mié 20 Ago 2025

Cúcuta, epicentro de la reflexión Catequética de Colombia: II Congreso Nacional de Evangelización reúne a más de 2700 agentes pastorales

Con la participación de 2740 personas, entre ellas, 22 obispos, 456 sacerdotes, 118 seminaristas y 2038 laicos, se desarrolla en la ciudad de Cúcuta (Norte de Santander) el II Congreso Nacional de Evangelización – PEIP (Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular), un evento de gran impacto para la Iglesia colombiana que, en esta oportunidad, buscará revitalizar la acción catequética en el marco del proceso evangelizador que se adelanta en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas del país.El PEIP: un Camino para una Iglesia en salida misioneraEl congreso no es un evento aislado, sino la segunda etapa de un camino iniciado en 2024 en Barranquilla. Durante el acto inaugural, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, enfatizó la naturaleza misionera de todo bautizado: “Todos por el Bautismo, discípulos, misioneros... Nos convoca el interés por compartir nuestros sueños y los deseos que tenemos de avanzar en nuestros procesos evangelizadores”.El prelado subrayó que el PEIP no es un plan pastoral prefabricado, sino que “ofrece criterios comunes y propone un diseño integral útil para implementar procesos de evangelización vigorosos y llenos de auténtico espíritu misionero”, siempre con el kerigma (el primer anuncio de Cristo) como eje transversal.Un diagnóstico nacional: entre la Esperanza y la urgencia de cambioLa primera ponencia magistral del congreso estuvo a cargo del padre Francisco León Oquendo Góez, director de los departamentos de Catequesis y Animación Bíblica de la Conferencia Episcopal. Ofreció un panorama detallado y auto-crítico del estado de la catequesis en Colombia, basado en un ejercicio de escucha sinodal a las jurisdicciones eclesiásticas.Con una metáfora contundente, el sacerdote alertó sobre el riesgo de una catequesis desconectada: “Una catequesis como rueda suelta del proceso de evangelización no nos llevará muy lejos”. Su diagnóstico se articuló en torno a la identificación de "signos de esperanza" y "signos de los tiempos" que exigen una conversión:Signos de esperanza:El padre Oquendo destacó la emergencia de "nuevos enfoques metodológicos" donde la catequesis despliega dimensiones kerigmáticas y comunitarias. Resaltó el fortalecimiento de "estructuras diocesanas estables" como escuelas de formación y delegaciones catequéticas, y una mayor "articulación con otras dimensiones pastorales" como la liturgia y el compromiso social. “La catequesis está ayudando a consolidar las comunidades eclesiales misioneras...Incrementando el compromiso laical”, afirmó, citando como ejemplo experiencias significativas de inculturación en contextos indígenas.Signos de los tiempos (aspectos críticos):El diagnóstico alertó sobre un modelo que podría ser obsoleto. Señaló como la principal debilidad “una acción catequética todavía entendida y vivida como preparación para recibir los sacramentos, cuya consecuencia es la deserción post sacramental”. A esto se suman la "formación deficiente y fragmentada de los catequistas", la "falta de procesos para adultos", la "baja participación de las familias" y la "poca articulación con los planes pastorales".El sacerdote fue enfático al señalar la solución: “La receta para nuestra catequesis hoy nos la da el Directorio para la Catequesis. Fuera de él estamos cocinando con la receta equivocada”. Su llamado más urgente fue a recuperar el arte del primer anuncio: “El gran reto que tenemos como iglesia colombiana es volver a hacer escuela kerigmática... Hemos perdido la memoria procedimental. Ya no sabemos cómo entregar el kerigma... que era la fuerza, la especialidad, el talento y el talante de los primeros cristianos”.El Kerigma: Corazón de la EvangelizaciónProfundizando en este punto, el padre Oquendo explicó, citando el Directorio, que “el anuncio ya no puede considerarse simplemente como la primera etapa de la fe previa a la catequesis, sino más bien como la dimensión constitutiva de cada momento de catequesis”. Esto implica que todo proceso formativo debe ser, ante todo, una profundización de ese encuentro inicial y gozoso con Cristo.Homilía del Presidente del Episcopado Colombiano: un llamado a la confianza en la misiónLa Eucaristía inicial, presidida por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, Arzobispo de Cartagena y Presidente de la Conferencia Episcopal, fue el signo visible de la comunión que une a la Iglesia en esta tarea. En su homilía, tomando como base la vocación de Gedeón (Jueces 6), monseñor Múnera ofreció una profunda reflexión espiritual sobre el estado de ánimo del evangelizador.El prelado comenzó identificándose con el desaliento que a veces afecta a la comunidad creyente: “Sus reclamos denotan desconfianza ante la precariedad del momento presente... Denota igualmente una desconexión con la historia de salvación. ¿Ha perdido la esperanza?”. Reflejó el sentir de muchos al preguntar: “¿Si el Señor está con nosotros, por qué nos ha sucedido esto? ¿Dónde están todos los prodigios que nos han narrado nuestros padres?”.Frente a este escenario de "desazón" y "desesperanza", monseñor Múnera señaló la respuesta de Dios: “Dios siempre nos sorprende ante el reclamo...Le devuelve el reclamo en un llamado y una vocación, le da una misión. Dios no lo desafía. Dios no nos da desafíos. Lo envía y lo compromete: ‘Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel’”.Dirigiéndose directamente a los congregados, dibujó el perfil del misionero hoy: “Podemos simplemente seguir en la pobre rutina de la sobrevivencia. Gedeón estaba sencillamente desgranando trigo para esconderlo y sobrevivir en un tiempo durísimo de opresión. El Señor está siempre a la espera, está siempre con una iniciativa suya”.La homilía culminó con un mensaje de fortaleza y confianza en la gracia divina: “El Señor acepta hoy nuestra ofrenda. Esa ofrenda somos nosotros mismos. Y el Señor enciende en nuestros corazones el fuego de su Espíritu. La pasión por evangelizar...Y le donó la paz. El Señor es Paz”. Monseñor múnera conectó este mensaje con el Salmo 84, subrayando que la obra de Dios es donde “la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan”, e invitó a todos a “comprometerse con ella”.La digitalización: un tema ineludibleEl congreso, que reúne a 25 jurisdicciones del país, también aborda desafíos contemporáneos. La evangelización digital se perfila como un ámbito prioritario, aunque el diagnóstico presentado por el padre Oquendo muestra una presencia aún incipiente y desigual a nivel de las jurisdicciones eclesiásticas. De allí que otra de las charlas destacadas del Congreso será la de monseñor Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación. En el último día, llamará la atención sobre la necesidad imperiosa de adaptar los lenguajes y los métodos para llegar a niños y jóvenes en sus propios códigos, enfatizando que comunicación de la fe no puede quedar rezagada frente a las nuevas formas de interacción y expresión que marcan la realidad actual.Un compromiso renovadoAl finalizar estos días de intenso trabajo, los más de 2700 “peregrinos de la esperanza” regresarán a sus comunidades no solo con diagnósticos y estrategias, sino con un llamado espiritual a superar el desaliento. Con la convicción de que la fuerza para la misión no nace de su capacidad, sino de la promesa de Cristo —“Yo estaré contigo”—, su objetivo es claro: impulsar una catequesis que sea verdadero motor de discípulos misioneros, listos para sembrar el Evangelio con una fe renovada en la Colombia actual.Para seguir cada una de las ponencias, momentos y datos claves del congreso que están siendo transmitidos en tiempo real, hagla clic aquí.Vea a continuación el informativo del congreso:

Mar 29 Jul 2025

Vamos caminando hacia el Congreso del PEIP

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - El plan pastoral de 25 jurisdicciones eclesiásticas en Colombia está inspirado en el PEIP (Proceso Evangelizador de la Iglesia Particular). Aparte de las reuniones dos veces al año de los obispos que tenemos este proyecto pastoral en las Iglesias Particulares, se ha comenzado a realizar el Congreso del PEIP que está organizado para reunirse cada tres años. El primero fue en Barranquilla y el segundo será en nuestra Diócesis de Cúcuta, que tiene como lema: Peregrinos de la Esperanza “vayan y hagan discípulos” (Mt 28, 19). Desde ya los invito a orar por el éxito de este acontecimiento eclesial, para que traiga muchos frutos en bien del trabajo misionero en nuestra Diócesis. En este editorial y en los próximos vamos a dar los avances del desarrollo del II Congreso, para que vivamos esta experiencia como gracia que el Señor nos regala.Para aprovechar esta bendición que vamos a vivir en bien del trabajo pastoral de nuestra Diócesis, enmarcamos este acontecimiento en el mandato misionero del Señor “vayan y hagan discípulos a todos los pueblos y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 16 - 20). También, recibiendo este mandato como la vocación esencial de la Iglesia, porque “evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa misa, memorial de su muerte y Resurrección gloriosa” (Evangelii Nuntiandi 14).La Iglesia ha recibido del Señor el mandato de llevar a todos la gran noticia del Evangelio y una vez que se recibe el anuncio de la Palabra de Dios, brota del corazón del creyente el fervor por ser testigos; que iluminados por el Espíritu Santo, van por todas partes a comunicar la experiencia del encuentro con Jesucristo que transforma nuestras vidas. “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hch 1, 8); de tal manera, que el creyente recibe con docilidad el Espíritu Santo y se deja iluminar por Él, para cumplir con el mandato evangelizador, pues “no habrá nunca Evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo” (EN 75).La Iglesia siempre actúa con el poder del Espíritu Santo y se ha dejado renovar por Él. Toda la acción pastoral debe ser dócil a la moción y luz del Espíritu Santo, ya que es Él quien orienta y renueva la misión evangelizadora en la Iglesia. Para dejar obrar el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia es necesario asumir en serio el llamado a la conversión “conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15), que significa el retorno a Dios, el cambio de mentalidad, es decir transformación de la vida en Cristo; hasta llegar a decir con san Pablo: “ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20), dando testimonio de su proceso de conversión, afirmando “para mí la vida es Cristo” (Fil 1, 21).En nuestra Diócesis de Cúcuta queremos dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, siguiendo el Proceso Evangelizador que la Iglesia ha aplicado desde siempre para evangelizar. Somos conscientes del mandato de Jesús, de ir por todas partes a anunciar el Evangelio y por eso queremos poner en práctica con la mayor fidelidad posible ese mandato misionero de Jesús. Con la certeza que todo tiene que brotar de una oración constate de rodillas frente al Santísimo Sacramento, para poder tener el discernimiento suficiente que nos impulse al acompañamiento de todas las personas, para que puedan crecer en la fe, la esperanza y la caridad y perseveren en la gracia de Dios.Siguiendo la enseñanza de la Iglesia en su Magisterio vamos a continuar con el desarrollo del Plan de Evangelización de la Diócesis, inspirado en el proceso por el que la Iglesia movida por el Espíritu Santo, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo. De tal manera, que impulsada por la caridad, impregna y transforma a toda la sociedad, dando testimonio entre las gentes de la nueva manera de vivir en Cristo, proclamando explícitamente el Evangelio mediante el primer anuncio que llama a la conversión; iniciando en la fe y la vida cristiana mediante la catequesis a los que se convierten a Jesucristo, alimentando la fe de los fieles mediante la eucaristía y la caridad y suscitando permanentemente a la misión, anunciando a Jesucristo con palabras y obras (Cf. DGC 48).De esa manera, en fidelidad a Jesucristo y la Iglesia, con renovado fervor pastoral y en salida misionera, nos disponemos a fortalecer el proceso evangelizador, que según lo sintetiza el Directorio General para la Catequesis del año 1997, “está estructurado en etapas o momentos esenciales: La acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia religiosa; la acción catequética para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos no son etapas cerradas, ya que tratan de dar el alimento evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma comunidad” (DGC 49, 31-35).El Congreso del PEIP en Barranquilla tuvo como tema la acción misionera. Para este segundo congreso, la temática elegida es la segunda etapa del proceso evangelizador y que tendrá como título: la acción catequética en el proceso evangelizador de la Iglesia. Desde ya nos ponemos en las manos de Dios, encomendando a la Santísima Virgen María y al Glorioso Patriarca San José el éxito de esta experiencia eclesial, que nos permita crecer en el fervor misionero, para cumplir con el mandato del Señor: sean mis testigos.En unión de oraciones,reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta