Mar 6 Dic 2016
Jooo…jojojo.Se roban al Niño Jesús
Por: P. Jorge Enrique Bustamante Mora - Diciembre, para los cristianos católicos es un mes de gran festividad, es el tiempo de la navidad, es el tiempo donde mejor se vive la fraternidad, la amistad, la solidaridad… etc. todo se llena de luces, regalos, alimentos, adornos que engalanan casas, calles, edificios, Iglesias y ciudades enteras. Pareciera que el nacimiento del Niño Jesús lo invade todo, pero la verdad es que como creyentes debemos estar alerta porque detrás de una risa burlona jooo.. joo, se roban el verdadero sentido de la navidad.
La navidad celebra con gozo el nacimiento del Niño Jesús, el Hijo de Dios, que nació de María Santísima junto a su esposo, el Casto san José. Los personajes principales son ésta santa Familia, y de manera particular el NIÑO DIOS. El centro de nuestra fe y lo que celebramos los cristianos en navidad es este acontecimiento histórico del nacimiento del Niño Jesús.
Sin embargo, el consumismo de manera disimulada nos quiere robar al Niño Jesús, nos lo quiere cambiar por un viejo gordo, barrigón, que con su estridente risa JOJOJO se burla de quienes nos dejamos llevar más por la forma que por el contenido. En las casas de los católicos, y en algunos templos para dolor del creyente, se asoma en las puertas, ventanas, adornos y colgandejos este personaje que quiere desplazar del todo al Niño. En muchos lugares que he visto atiborrados por este personaje he buscado las figuras de la Sagrada Familia: Jesús, José y María (el Belén), o un pesebre, y tengo que decirlo con dolor en el corazón, que en la gran mayoría no los he encontrado, nos han cambiado la navidad, el Niño está siendo desplazado y remplazado y lo peor los católicos no nos estamos dando por enterados.
Este personaje que el mundo llama de diversas maneras: santa Claus, Papá Noel, San Nicolás, poco, mejor lo digo de plano: ¡nada tiene que ver con la navidad cristiana! “En 1809 el escritor Washington Irving escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Más tarde el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de una versión de Santa Claus, enano y delgado, como un duende; pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo al reno Rudolph (Rodolfo)”. Un mito, con sabor de duendes, no debe ser motivo para cambiar al Niño Jesús y a los hermosos villancicos que hablan de Belén, del Niño, de la Virgen, de San José, para cantar el famoso “Rodolfo el Reno” que nada habla de nuestra navidad.
El llamado “papá Noel” es una creación comercial al servicio del consumismo, una figura estadounidense o al menos del Polo Norte, intrusa que destruye y desplaza lo auténticamente cristiano. Algunos la han querido cristianizar y la han relacionado con San Nicolás de Myra (en Oriente, por su lugar de fallecimiento) o San Nicolás de Bari (en Occidente, por el lugar donde fueron trasladados y reposan sus restos), un obispo que vivió en el siglo IV en Anatolia, la actual Turquía; pero cuya figura y vida nada tiene que ver con el llamado papá Noel o San Nicolás con traje rojo, gorra de dormir y risa burlona de nuestros días.
Los cristianos católicos no podemos promover valores paganos, nosotros seguimos a Jesús, y Él es nuestra luz, no podemos dejar pasar a segundo plano la navidad y menos promover un mundo del consumismo. El mundo nos quiere robar. Es importante mantenernos alerta porque en los últimos tiempos, en varias ciudades a nivel mundial, han propuesto cambiar el nombre a la navidad por otros, disque más incluyentes, como “solsticio de invierno” o “fiestas de la luz o del invierno”; la alcaldesa de Barcelona España, Ada Colau, ha dicho que “se trata de promover otro tipo de valores de origen pagano como “el triunfo de la luz” y dejar en segundo plano la navidad… y promover la feria del consumo responsable” (OK diario Cataluña).
No puedo callar frente a esta realidad. Hermanos sacerdotes y bautizados todos, por favor no nos dejemos robar la Navidad, tengamos una actitud crítica y de alerta para promover y defender lo nuestro, nuestra fe, nuestras costumbres. Pidamos a las administraciones municipales que el embellecimiento de las ciudades no sea solo luces e imágenes sin contexto navideño, hay que pedir el pesebre, lo propio de este tiempo. Enseñemos a nuestros niños el valor de la Navidad, la importancia de aceptar al Niño Jesús que nos trae todos los regalos, especialmente los espirituales, y el máximo de ellos la Salvación.
Aprovechemos la navidad para evangelizar, no nos la dejemos robar. ¡Una Feliz Navidad cristiana católica! Prefiero expresarla así por si acaso. Felices fiestas del Nacimiento del Niño Jesús.
P. Jorge Enrique Bustamante Mora
Director Dpto. Doctrina y Animación Bíblica
pjorgebustamante@cec.org.co