Jue 23 Sep 2021
¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
VIGESIMOSEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Septiembre 26 de 2020
Primera lectura: Nm 11,25-29
Salmo: Sal 19(18),8.10.12-13.14 (R. cf. Sab 1,7)
Segunda lectura: St 5,1-6
Evangelio: Mc 9,38-43.45.47-48
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
El tema de los profetas, asociado a sus funciones en la sociedad veterotestamentaria, es abundante en la comprensión de la manera en que Dios se manifiesta, pero ante todo, se comunica con su pueblo. La profecía está muy asociada al destino de creyente y aunque en la fe judía estaba muy asociada a una profesión virtuosa, con honorarios, y funciones sociales fundamentales para la vida religiosa y espiritual; ya en el nuevo Testamento las alusiones a la «Ley y los profetas» tendrá un significado vinculado con la revelación del antiguo Testamento. Las lecturas de este domingo son un llamado a buscar cómo orientar el camino la vida y, desde allí, sembrar una preocupación por hacer que la vida se llene de lo esencial.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
La figura de Moisés es para el contexto de la fe y religión judeocristianas una de las figuras más emblemáticas. Legislador, liberador, jefe de la tribu, pero, ante todo, Moisés es un gran profeta del antiguo Testamento que responde a la vocación a la que Dios lo ha destinado. El pasaje del libro de los Números reitera la relación cercana que tenía Moisés con el Dios de Israel, la amistad es una expresión propia de fidelidad del ser humano a Dios. Moisés tiene la certeza de la importancia de sentirse elegido como líder liberador, caudillo, legislador y profeta, porque el Señor siempre estaba a su lado.
La carta de Santiago es un conjunto de relatos en los que se van desplegando diversas acciones para vivir con fidelidad el ser cristiano. El texto de la liturgia de este domingo hace parte de ese conjunto de acciones que hacen del creyente un ser dispuesto a la voluntad del Señor. Por ello las advertencias a vivir una fe por medio de las obras como la justicia, la honestidad, el respeto por los más débiles y ante todo procurar una vida en Cristo consiste en no sucumbir a los tesoros de la tierra, puesto que son pasajeros y se corroen con la avaricia del poder y la malversación de recursos.
El evangelio de Marcos contiene dos grandes partes de recomendaciones para la comunidad apostólica. La primera de ellas se centra en el fundamento de la fidelidad al maestro; ya no son solo los doce quienes están ejerciendo el ministerio de la palabra, puesto que el discipulado se expandía de manera rápida. Por ello Jesús interpela a sus más cercanos seguidores a acoger a los nuevos evangelizadores, puesto que no se obran los gestos realizados en su nombre si no tienen las mismas intenciones. En una segunda parte del texto la comunidad aprenderá a vivir bajo la mirada, los pasos y las obras en nombre de su Señor. La perícopa termina con una interpelación centrada en el cuidado del creyente de su vida en servicio al Reino de Dios.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Todo aquel que vive su vocación asume una manera de relacionarse con Dios. La forma de constatar la vigencia del llamado es por las obras, estás le dan legitimidad a la respuesta que se le da al Señor. Moisés, los apóstoles y la comunidad cristiana a la que le habla el apóstol Santiago, saben de las implicaciones de vivir a plenitud la vocación. De tal forma que, los cuatro propósitos de cambio para los creyentes presentados, por Marcos, en el evangelio son una ruta espiritual de vivir bajo las condiciones propias de esperar la experiencia del Reino de Dios presente en la comunidad. Puesto que toda acción conducente al pecado debe ser erradicada de la comunidad para evitar la pérdida de una vivencia auténtica del Reino. Es así como cuatro causas concretas de pecado se convierten en oportunidades de vivir el evangelio.
El primer motivo conducente al pecado es el escándalo, aquellos que con sus comportamientos se convierten en generadores de malas conductas, deben revisar sus intenciones reales para vivir en la coherencia. Lo más lejano al escándalo es la capacidad de hacer vida las palabras por medio de las obras. El segundo motivo conducente al pecado está representado en las manos, es decir las obras. Por tanto, toda obra que esté en contra del amor debe ser erradicada de la vida para que no afecte a la comunidad. Las obras dedicadas a cosechar con los actos discordia, división, escándalo e injusticia deben ser erradicadas porque están orientadas al pecado.
Un tercer motivo de pecado, en el texto, se simboliza por medio de los pies. De tal manera que quien no es consciente del camino que lo está llevando a vivir una vida plena en Dios, seguramente va por el camino equivocado. La experiencia cristiana es un camino, que tiene como mediación la vivencia de la cruz. Este evangelio está antecedido de la narración de la transfiguración, en la cual el discípulo está llamado a bajar de la montaña para disponerse a subir a Jerusalén. Renunciar a los caminos que alejan al creyente de vivir bajo de insignia gloriosa de la cruz, es renunciar a cortar de raíz los caminos conducentes al pecado.
El cuarto motivo conducente al pecado está representado en el ojo, es decir, en la mirada. De tal modo que la sentencia “[…] y si tu ojo es ocasión de pecado”, le indica al discípulo que no puede alejar, ni quitar, su mirada del reconocimiento de la presencia de Dios en su vida, en las personas y en el contexto. Finalmente, las cuatro representaciones del pecado presentes en el evangelio simbolizadas por las obras, las manos, los pies y el ojo, son alusiones directas a las conductas que llevan a vivir una vida plena en el espíritu en donde las obras, caminos y formas de ver la presencia de Dios, son modos de santificación en la vida.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
El camino a la santidad, en la vida cristiana, es un itinerario constante de aprendizaje sobre las maneras en qué Dios se revela en la vida de quien lo decide seguir. En palabras del papa Francisco refiriéndose a los santos de la puerta de al lado acota que: “Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad»” (Gaudete-et-exsultate, 7).
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
La celebración de la eucaristía cada domingo, es una oportunidad para salir renovados en el Espíritu. Hoy estamos llamados a descubrir cómo en la vida cristiana son muchos los que han dado una respuesta afirmativa a la vocación recibida. Vivir en comunidad la eucaristía es reconocer que somos muchos los llamados a vivir esa dimensión profética recibida en el bautismo. Abramos nuestra mente y corazón a recibir el mensaje de la Palabra y el banquete de la eucaristía como un signo propio de los senderos, las obras, y las miradas que debemos cambiar para recibir con amor todo lo que nos viene de Dios. Bienvenidos a esta celebración dominical.
Monición a la Liturgia de la Palabra
Las lecturas de la liturgia de este domingo tienen en la figura de Moisés, el reconocimiento de ese hombre, llamado por Dios a profetizar en su pueblo el mensaje de la liberación no exclusiva ni excluyente. Del mismo modo escucharemos cómo Santiago, en su carta, reconviene a su comunidad para que no obren de manera injusta y busquen la riqueza de los bienes espirituales, más allá de los gananciales materiales. Así, encontraremos en el evangelio el testimonio de los apóstoles que están llamados a no ser los únicos en el anuncio. Escuchemos con el corazón abierto el mensaje de la Palabra de Dios.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Oremos juntos en comunidad al Señor, para que el mensaje de su palabra se convierta en obras que nos lleven a la santidad, y supliquémosle a nuestro Padre amoroso, para que escuche nuestras intenciones diciendo:
R. Escucha, Padre de amor, nuestra oración
1. Oremos juntos por la Iglesia, para que en medio de las pruebas encuentre un camino de purificación, y así, crezca su compromiso en la promoción humana de todos los que buscan servir al Señor, oremos.
2. Oremos juntos por el Papa y sus ministros, para que el don de la profecía los lleve a orientar, con los dones del Espíritu Santo, a la Iglesia a una vida alejada de todo aquello que no es propio de la búsqueda de santidad, oremos.
3. Oremos juntos por los gobernantes, para que su conducta sea siempre un espacio en donde se privilegie la construcción del bien común y la consecución de una paz estable y duradera, oremos.
4. Oremos juntos por nuestra comunidad, para que se privilegie la vivencia de una vida llena del amor como el reconocimiento de la presencia de Dios en todos y en todo, oremos.
5. Oremos juntos por los más necesitados de nuestra sociedad, para que entre todos privilegiemos la fraternidad y la solidaridad, como valores propios del respeto, por el ser humano que Dios ha creado digno por su amor, oremos.
Se pueden añadir otras intenciones personales...
Oración conclusiva
Padre de misericordia,
recibe nuestras humildes plegarias
pues confiamos en que escuchas nuestra voz suplicante.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.