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predicacion orante domingo 14 de septiembre

Vie 12 Sep 2025

Dios no mandó su Hijo al mundo para condenarlo

VIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOSEPTIEMBRE 14 DE 2025Primera lectura: Éx 32,7-11.13-14Salmo: 51(50),3-4. 12-13.17 y 19Segunda lectura: 1Tm 1,12-17Evangelio: Lc 15, 1-32 (forma larga) o Lc 15,1-10 (forma breve).I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el domingo XXIV del tiempo durante el año la Palabra de Dios llega a un momento cumbre del Evangelio de Lucas por el tema de la misericordia, característico del tercer evangelio. Es un domingo para contemplar el rostro paterno de Dios misericordioso y compasivo. Las lecturas nos ayudan a descubrir esos rasgos característicos de la misericordia y nos plantean ideas fundamentales:¾ El Señor se arrepiente de las amenazas. Es claro que la misericordia triunfa sobre el juicio y que la bendición está por encima de la ira y del castigo.¾ Renovarse interiormente es un camino, una peregrinación existencial que parte de la necesidad de regresar al punto donde nos hemos perdido y nos hemos desviado del sendero.¾ Cristo vino para salvar a los pecadores. La misericordia tiene un rostro concreto y el perdón se entiende cuando se ha vivido y experimentado de cerca la misericordia de Dios.¾ La conversión implica siempre una peregrinación de la vida, un movimiento que nos saca de nuestras comodidades para ir a la búsqueda de la plenitud, pero ante todo, para dejarnos encontrar por el Señor.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Llegamos al corazón del Evangelio de la misericordia, donde el Evangelista Lucas nos presenta un capítulo que tiene una parábola doble (la oveja y la moneda perdida) y una parábola más larga sobre el padre misericordioso y los dos hermanos.El tema está enmarcado por una realidad: algo o alguien se pierde y es encontrado. La oveja y la moneda implican un ejercicio de búsqueda mientras que el Padre espera el regreso del hijo menor.El encuentro genera gozo, fiesta, banquete, porque este encuentro es el fruto de la conversión, del regreso, de la recuperación de la dignidad perdida.La conversión genera gozo en el que se convierte y en Dios que recupera, pero debería generar muchísimo gozo en la comunidad que acompaña la conversión y que no puede asumir la actitud rival del hermano mayor.En el contexto de la liturgia dominical, la comunidad se une en la súplica por laconversión de sus miembros, orando unos por otros para lograr que la misericordia de Dios (Primera lectura) que hace que un corazón quebrantado y humillado no sea despreciado (salmo). Todo esto es posible no solamente por un esfuerzo humano de cambio sino porque Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores.La experiencia de la conversión es siempre experiencia de encuentro, implica dejarse encontrar por el Señor, pero también experimentar la búsqueda de aquello que nos devuelva la dignidad que se va perdiendo en el camino por nuestros pecados.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En el año del jubileo de la esperanza es importante dejar resonar un proyecto permanente en la vida de los creyentes: Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre.Como en el proceso de comprensión de la historia de Israel, muchas veces la vida puede verse inmersa en un proceso que implica pecado, experiencia de pérdida, recapacitar y emprender el camino de vuelta.La conversión es una llamada permanente, pero implica hacer el proceso correcto porque no puede darse vuelta sin haber reconocido el pecado y sin haber tenido la experiencia de la pérdida.En un mundo donde las relaciones se vuelven cada vez más anónimas y la sociedad se diluye en un utilitarismo desmedido, la misericordia de Dios resplandece como la garantís de lo que puede dar sentido a la peregrinación y a la vida en general.El perdón implica reconocer primero que el don es mayor al límite. El don es superior: Dios ha sacado de la tierra de la esclavitud, por eso siempre Dios tendrá memoria de su amor y su misericordia.Un ser humano perdonado y amado expresa su agradecimiento amando y perdonando, de tal manera que los lazos de la fraternidad no se rompan y que nunca se exprese una fraternidad rota que busca compararse y competir. El amor y la misericordia no compiten, sino que se convierten en apoyo.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Bula del año de la misericordia expresaba al fina una tarea para la Iglesia de todos los tiempos: “La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando con convicción hace de la misericordia su anuncio. Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo. La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola yviviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene.” (Misericordiae Vultus 25)En este sentido, la súplica no puede quedarse en la misericordia solo en vía descendente (del Padre a los hombres) sino también en vía horizontal (entre los hombres). Sólo el amor y la misericordia podrán salvar y reconstruir los tejidos sociales rotos y posibilitarán la reconstrucción de lo que se ha dañado.La justicia no puede ser, entonces, dar a cada uno lo que corresponde, porque si es así no podríamos tener esperanza en nuestra relación con Dios. La justicia es la puesta en práctica de la ley del amor. En la bula de convocación al jubileo de la esperanza se nos clarifica también que la misericordia adquiere rostro concreto en la fraternidad y eso debe lanzar una tarea concreta: “Se trata, por lo tanto, de un juicio diferente al de los hombres y los tribunales terrenales; debe entenderse como una relación en la verdad con Dios amor y con uno mismo en el corazón del misterio insondable de la misericordia divina. En este sentido, la Sagrada Escritura afirma: «Tú enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo de los hombres y colmaste a tus hijos de una feliz esperanza, porque, después del pecado, das lugar al arrepentimiento […] y, al ser juzgados, contamos con tu misericordia» (Sb 12,19.22). Como escribía Benedicto XVI, «en el momento del Juicio experimentamos y acogemos este predominio de su amor sobre todo el mal en el mundo y en nosotros. El dolor del amor se convierte en nuestra salvación y nuestra alegría»” (No. 22)Recomendaciones prácticas- Día del migrante.- 15 de septiembre. Jubileo de la Consolación- 20 de septiembre. Jubileo de los trabajadores de la justicia.I. MONICIONES Y ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELESMonición introductoria de la MisaEn este domingo, la comunidad reunida cantas las alabanzas a Dios que nos ha amado y nos ha perdonado en su Hijo muy amado, Jesucristo, vencedor de la muerte.Experimentamos que como peregrinos de la esperanza nos anima la misericordia que Dios que siempre nos saca de nuestras esclavitudes y nos conduce al seno de la familia y del amor.Acerquémonos al altar que nos convoca y sintamos las muestras de amor permanente de un Dios que sigue contando con cada uno de nosotros.Monición a la Liturgia de la PalabraSomos peregrinos de esperanza y nuestra lucha se ve tocada siempre por la debilidad y el pecado, pero esa realidad no tiene la última palabra. Creemos que Cristo nos ha traído la paz y nos ha reconciliado con el Padre en su misterio pascual. Abramos nuestros oídos a su Palabra y dejemos que su amor toque nuestra existencia.Oración universal o de los fielesPresidente: La presencia del Padre misericordioso en nuestra vida nos alienta para no perder la esperanza. Presentémosle nuestra oración confiada.R/. Tú que siempre nos perdonas, escucha nuestra oración.1. Por el Papa Francisco y nuestro Obispo N., para que siempre sean transparencia del rostro paterno de Dios en la comunidad y puedan comunicar y dispensar la misericordia y el amor a todos. Oremos al Señor.2. Por nuestros gobernantes y líderes, para que en su tarea diaria procuren reconstruir los lazos rotos en las comunidades y promuevan la unidad y la paz, especialmente por la población migrante. Oremos al Señor.3. Por todos los que sufren para experimenten nuestra caridad viva y eficaz y sientan cómo los ama Dios a través de los hermanos. Oremos al Señor.4. Por quienes participarán en el Jubileo de la Consolación y de los trabajadores de la justicia, para que nunca desfallezcan antes los obstáculos que se les presente en el camino. Oremos al Señor.5. Por quienes estamos en asamblea litúrgica, para que nuestro compromiso permanente con la paz nos ayude a ser peregrinos de la esperanza y constructores de paz y el perdón entre todos. Oremos al SeñorOración conclusivaPadre misericordioso que acoges y acompañas a tus hijos en el camino, escucha las oraciones que confiamos a tu bondad. Por Jesucristo nuestro SeñorR. Amén.

Lun 8 Sep 2025

Dios no mandó su Hijo al mundo para condenarlo

VIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOSEPTIEMBRE 14 DE 2025Primera lectura: Éx 32,7-11.13-14Salmo: 51(50),3-4. 12-13.17 y 19Segunda lectura: 1Tm 1,12-17Evangelio: Lc 15, 1-32 (forma larga) o Lc 15,1-10 (forma breve).I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el domingo XXIV del tiempo durante el año la Palabra de Dios llega a un momento cumbre del Evangelio de Lucas por el tema de la misericordia, característico del tercer evangelio. Es un domingo para contemplar el rostro paterno de Dios misericordioso y compasivo. Las lecturas nos ayudan a descubrir esos rasgos característicos de la misericordia y nos plantean ideas fundamentales:¾ El Señor se arrepiente de las amenazas. Es claro que la misericordia triunfa sobre el juicio y que la bendición está por encima de la ira y del castigo.¾ Renovarse interiormente es un camino, una peregrinación existencial que parte de la necesidad de regresar al punto donde nos hemos perdido y nos hemos desviado del sendero.¾ Cristo vino para salvar a los pecadores. La misericordia tiene un rostro concreto y el perdón se entiende cuando se ha vivido y experimentado de cerca la misericordia de Dios.¾ La conversión implica siempre una peregrinación de la vida, un movimiento que nos saca de nuestras comodidades para ir a la búsqueda de la plenitud, pero ante todo, para dejarnos encontrar por el Señor.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Llegamos al corazón del Evangelio de la misericordia, donde el Evangelista Lucas nos presenta un capítulo que tiene una parábola doble (la oveja y la moneda perdida) y una parábola más larga sobre el padre misericordioso y los dos hermanos.El tema está enmarcado por una realidad: algo o alguien se pierde y es encontrado. La oveja y la moneda implican un ejercicio de búsqueda mientras que el Padre espera el regreso del hijo menor.El encuentro genera gozo, fiesta, banquete, porque este encuentro es el fruto de la conversión, del regreso, de la recuperación de la dignidad perdida.La conversión genera gozo en el que se convierte y en Dios que recupera, pero debería generar muchísimo gozo en la comunidad que acompaña la conversión y que no puede asumir la actitud rival del hermano mayor.En el contexto de la liturgia dominical, la comunidad se une en la súplica por laconversión de sus miembros, orando unos por otros para lograr que la misericordia de Dios (Primera lectura) que hace que un corazón quebrantado y humillado no sea despreciado (salmo). Todo esto es posible no solamente por un esfuerzo humano de cambio sino porque Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores.La experiencia de la conversión es siempre experiencia de encuentro, implica dejarse encontrar por el Señor, pero también experimentar la búsqueda de aquello que nos devuelva la dignidad que se va perdiendo en el camino por nuestros pecados.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?En el año del jubileo de la esperanza es importante dejar resonar un proyecto permanente en la vida de los creyentes: Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre.Como en el proceso de comprensión de la historia de Israel, muchas veces la vida puede verse inmersa en un proceso que implica pecado, experiencia de pérdida, recapacitar y emprender el camino de vuelta.La conversión es una llamada permanente, pero implica hacer el proceso correcto porque no puede darse vuelta sin haber reconocido el pecado y sin haber tenido la experiencia de la pérdida.En un mundo donde las relaciones se vuelven cada vez más anónimas y la sociedad se diluye en un utilitarismo desmedido, la misericordia de Dios resplandece como la garantís de lo que puede dar sentido a la peregrinación y a la vida en general.El perdón implica reconocer primero que el don es mayor al límite. El don es superior: Dios ha sacado de la tierra de la esclavitud, por eso siempre Dios tendrá memoria de su amor y su misericordia.Un ser humano perdonado y amado expresa su agradecimiento amando y perdonando, de tal manera que los lazos de la fraternidad no se rompan y que nunca se exprese una fraternidad rota que busca compararse y competir. El amor y la misericordia no compiten, sino que se convierten en apoyo.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Bula del año de la misericordia expresaba al fina una tarea para la Iglesia de todos los tiempos: “La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando con convicción hace de la misericordia su anuncio. Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo. La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola yviviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene.” (Misericordiae Vultus 25)En este sentido, la súplica no puede quedarse en la misericordia solo en vía descendente (del Padre a los hombres) sino también en vía horizontal (entre los hombres). Sólo el amor y la misericordia podrán salvar y reconstruir los tejidos sociales rotos y posibilitarán la reconstrucción de lo que se ha dañado.La justicia no puede ser, entonces, dar a cada uno lo que corresponde, porque si es así no podríamos tener esperanza en nuestra relación con Dios. La justicia es la puesta en práctica de la ley del amor. En la bula de convocación al jubileo de la esperanza se nos clarifica también que la misericordia adquiere rostro concreto en la fraternidad y eso debe lanzar una tarea concreta: “Se trata, por lo tanto, de un juicio diferente al de los hombres y los tribunales terrenales; debe entenderse como una relación en la verdad con Dios amor y con uno mismo en el corazón del misterio insondable de la misericordia divina. En este sentido, la Sagrada Escritura afirma: «Tú enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser amigo de los hombres y colmaste a tus hijos de una feliz esperanza, porque, después del pecado, das lugar al arrepentimiento […] y, al ser juzgados, contamos con tu misericordia» (Sb 12,19.22). Como escribía Benedicto XVI, «en el momento del Juicio experimentamos y acogemos este predominio de su amor sobre todo el mal en el mundo y en nosotros. El dolor del amor se convierte en nuestra salvación y nuestra alegría»” (No. 22)Recomendaciones prácticas- Día del migrante.- 15 de septiembre. Jubileo de la Consolación- 20 de septiembre. Jubileo de los trabajadores de la justicia.I. MONICIONES Y ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELESMonición introductoria de la MisaEn este domingo, la comunidad reunida cantas las alabanzas a Dios que nos ha amado y nos ha perdonado en su Hijo muy amado, Jesucristo, vencedor de la muerte.Experimentamos que como peregrinos de la esperanza nos anima la misericordia que Dios que siempre nos saca de nuestras esclavitudes y nos conduce al seno de la familia y del amor.Acerquémonos al altar que nos convoca y sintamos las muestras de amor permanente de un Dios que sigue contando con cada uno de nosotros.Monición a la Liturgia de la PalabraSomos peregrinos de esperanza y nuestra lucha se ve tocada siempre por la debilidad y el pecado, pero esa realidad no tiene la última palabra. Creemos que Cristo nos ha traído la paz y nos ha reconciliado con el Padre en su misterio pascual. Abramos nuestros oídos a su Palabra y dejemos que su amor toque nuestra existencia.Oración universal o de los fielesPresidente: La presencia del Padre misericordioso en nuestra vida nos alienta para no perder la esperanza. Presentémosle nuestra oración confiada.R/. Tú que siempre nos perdonas, escucha nuestra oración.1. Por el Papa Francisco y nuestro Obispo N., para que siempre sean transparencia del rostro paterno de Dios en la comunidad y puedan comunicar y dispensar la misericordia y el amor a todos. Oremos al Señor.2. Por nuestros gobernantes y líderes, para que en su tarea diaria procuren reconstruir los lazos rotos en las comunidades y promuevan la unidad y la paz, especialmente por la población migrante. Oremos al Señor.3. Por todos los que sufren para experimenten nuestra caridad viva y eficaz y sientan cómo los ama Dios a través de los hermanos. Oremos al Señor.4. Por quienes participarán en el Jubileo de la Consolación y de los trabajadores de la justicia, para que nunca desfallezcan antes los obstáculos que se les presente en el camino. Oremos al Señor.5. Por quienes estamos en asamblea litúrgica, para que nuestro compromiso permanente con la paz nos ayude a ser peregrinos de la esperanza y constructores de paz y el perdón entre todos. Oremos al SeñorOración conclusivaPadre misericordioso que acoges y acompañas a tus hijos en el camino, escucha las oraciones que confiamos a tu bondad. Por Jesucristo nuestro SeñorR. Amén.