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reflexión del evangelio

Sáb 29 Jun 2024

30 Junio | Lectura del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43

30 Junio, Domingo. 13º del Tiempo OrdinarioMc 5, 21-43 (forma larga)Contigo hablo, niña, levántateLectura del santo Evangelio según san Marcos.EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando:«Con solo tocarle el manto curaré».Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:«¿Quién me ha tocado el manto?».Los discípulos le contestaban:«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.Él le dice:«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:«No temas; basta que tengas fe».No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentran el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta; está dormida».Se reían de él. Pero él los echó a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.Palabra del Señor.

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