Vie 30 Jun 2017
Demos el primer paso
Por: Mons. Luis Adriano Piedrahita Sandoval - Del seis al diez del próximo mes de septiembre tendremos la alegría de tener en nuestro país al Papa Francisco. El sucesor de Pedro, a quien el Señor colocó como la roca sobre la cual quiso edificar su Iglesia, el Obispo de Roma, Padre y Pastor de la Iglesia universal, viene a visitarnos y a ofrecernos con su visita un auténtico tiempo de gracia y momento especial y único, “reflejo en cierta medida de aquella especial visita con la que el supremo pastor (1 Pe 5,4) y guardián de nuestras almas (1 Pe 2,25), Jesucristo, ha visitado y redimido a su pueblo”.
Sabemos que se trata de una visita eminentemente pastoral:
El Papa viene a animarnos y a confirmarnos en la fe. Es este el mandato que Pedro recibió del Señor: “! Simón, Simón ¡Mira que Satanás ha solicitado el poder sacudirlos como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos” (Lc 22,31-32).
El Papa viene a impulsarnos en la tarea que tenemos de la Nueva Evangelización, como nos lo ha recordado en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: “Hoy, en este “id” de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva salida misionera” (20).
Qué bueno sería que, como Iglesia diocesana, recibamos este momento de gracia como un llamado a tener un renovado compromiso de hacer de cada una de nuestras parroquias “comunidades de discípulos-misioneros que anuncian la alegría del Evangelio.
El Papa viene a recordarnos el valor que tienen los dones del matrimonio y de la familia, y el compromiso consiguiente de hacer de las familias lugares en los que se vive y comparte la alegría del amor, alegría que es también causa de júbilo para la Iglesia (Amoris Laetitia, 1).
Siguiendo su línea de pensamiento consignado en sus grandes documentos, no podemos dejar de lado el tema de la ecología de la carta encíclica “Laudato Si”; el Papa Francisco vendrá a recordarnos seguramente el desafío urgente de proteger nuestra casa común, que “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (2).
Como mensajero de la paz, el Papa viene a invitarnos a hacer decididamente de la necesidad de la paz en nuestro país un anhelo ferviente que nos lleve a sanar nuestros corazones de resentimientos y odios, y a construir una sociedad en la justicia, en la equidad, en la reconciliación, en el perdón, en el respeto mutuo, en el amor fraterno. Sabemos que constituirnos todos “en artesanos de la paz” es la tarea que de manera especial nos apremia como Iglesia en Colombia, y la Palabra del Santo Padre nos traerá sosiego, serenidad, alegría, esperanza, para emprender dicho camino.
Como lo dice el lema de la visita, el Papa Francisco viene a invitarnos a “dar con él el primer paso”, a colocarnos en camino hacia algo nuevo, decidiéndonos a hacer crecer y madurar la semilla de su Palabra eficaz y creadora que ya el Señor ha sembrado, para que cosechemos unas personas, unos hogares, unas comunidades, unas instituciones, una Iglesia, renovados y renovadas para bien de todos los colombianos: “He aquí que yo renuevo lo antiguo, dice el Señor: ya está en marcha, ¿no lo reconocen? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo” (Is 43,19).
Oremos, preparémonos, dispongámonos a acoger la visita del Papa Francisco como una verdadera bendición de Dios y a recibir su presencia y sus enseñanzas con corazones bien dispuestos.
+ Luis Adriano Piedrahita Sandoval
Obispo de Santa Marta