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Tolima

Vie 26 Sep 2025

Cerrando la brecha de salud: 37 años de la fundación arquidiocesana que provee medicamentos y servicios gratuitos en Ibagué

En este mes de septiembre, la Fundación de Caridad para la Salud - Institución José Joquín Flórez Hernández, una entidad sin ánimo de lucro de la Arquidiócesis de Ibagué, cumple 37 años de trabajo ininterrumpido atendiendo física, mental y espiritualmente a las personas más necesitadas de la región. Durante este tiempo, a través de la pastoral de la salud, ha logrado apoyar a más de 15.000 personas.Una misión por la salud integralLa fundación facilita el acceso a servicios de salud a quienes no cuentan con recursos suficientes o no pueden recibirlos a través de su EPS, realizando jornadas de atención arquidiocesanas y parroquiales. Una de sus obras más reconocidas es el dispensario solidario o farmacia humanitaria, desde donde brindan medicamentos para diferentes patologías a pacientes de los regímenes subsidiado y contributivo. Además, prestan servicios de psicología, ayuda alimentaria y, por supuesto, acompañamiento espiritual, complementos vitales para su misión.“Tenemos unos criterios de atención, como la fórmula médica, documento de identidad y una entrevista psicosocial realizada por un psicólogo”, expresa Derly Patricia, coordinadora psicosocial de la fundación.Una historia con sello de servicio eclesialLa institución inició su misión en 1988. Fue fundada por monseñor José Flórez Hernández (Q.E.P.D), arzobispo de Ibagué entre 1974 y 1993, gracias a su especial aprecio por la caridad en el campo de la salud. Desde entonces, hace parte de las iniciativas de la Pastoral Social de Ibagué.Al despedirse del Clero, monseñor Flórez Hernández afirmó:“Si algo grande y maravilloso he dejado yo en este tiempo de 25 años al Servicio de Ibagué, es la Caridad para con los más pobres y necesitados”.La demanda que crece: un reto para la solidaridadEn los últimos meses, la entrega de medicamentos vive su momento de mayor demanda. Durante este año 2025, pasaron de brindar 250 a más de 500 atenciones mensuales, lo que pone a prueba la capacidad de la institución para convocar la solidaridad comunitaria. La fundación actúa como intermediaria entre quienes tienen medicamentos en buen estado que no utilizan y aquellos que los necesitan.El impacto de esta labor se refleja en testimonios como el de Vicky Moreno, una de las beneficiarias:“Muy agradecida con la fundación, ya que nos pudieron suministrar muchos medicamentos de los cuales mi mamá llevaba desde el mes de junio sin poderlos adquirir por parte de su EPS. Siempre le decían que no había medicamentos, que tenía que esperar. Ella es hipertensa, diabética, tiene otras patologías y pues gracias a Dios acá en la fundación nos pudieron suministrar estos medicamentos”.Asímismo, la Fundación de Caridad para la Salud apoya con recursos económicos al Hogar Sagrado Corazón de Jesús que acoge a madres gestantes en riesgo de abortar o madres con hijos en programa canguro provenientes de poblaciones aledañas que no cuentan con apoyo familiar en la ciudad.¿Cómo apoyar esta obra de caridad?Esta obra eclesial se apoya en uno de los principios cristianos más sencillos, pero profundos: la caridad. Por esto, existen diversas formas de colaborar. Se pueden donar insumos o, unirse al plan padrino con un aporte mensual de $30.000 pesos, recursos destinados a las asistencias alimentarias, facilitando un acompañamiento integral.Vea el informe audiovisual a continuación:

Vie 16 Mayo 2025

La Arquidiócesis de Ibagué está de fiesta jubilar: 125 años viviendo la fe en comunidad y uniendo al Tolima en esperanza

La Iglesia en el Tolima vive días de fiesta al conmemorar los 125 años de la creación de la Diócesis de Ibagué y los 50 años de su elevación a Arquidiócesis Metropolitana, hitos que han marcado su trayectoria espiritual y social en la región. Con una serie de actividades litúrgicas, culturales y comunitarias, la Arquidiócesis busca renovar la fe de sus fieles y honrar su legado histórico.Fides et historia: los pontífices que empezaron a escribir esta travesíaLos orígenes de la jurisdicción eclesiástica en el Tolima se remontan a 1894, cuando el papa León XIII erigió la Diócesis del Tolima, con sede en Neiva, y nombró a monseñor Esteban Rojas Tovar como su primer obispo. Sin embargo, en 1900, el mismo pontífice reorganizó el territorio y creó las diócesis de Garzón e Ibagué, esta última bajo el liderazgo de monseñor Ismael Perdomo Borrero, quien gobernó hasta 1923. Desde entonces, ocho obispos —y luego arzobispos— han guiado esta Iglesia particular, que en 1974 fue elevada al rango de Arquidiócesis Metropolitana por el papa Pablo VI.Su actual arzobispo, monseñor Orlando Roa Barbosa, destacó la importancia de este jubileo:“Teniendo presentes los 130 años de la creación de la Diócesis del Tolima, 125 años de la creación de la Diócesis de Ibagué y 50 años de su elevación a Arquidiócesis Metropolitana, deseo que estos trascendentales acontecimientos eclesiales sean el motivo del Jubileo Particular de la Arquidiócesis de Ibagué, que vincula también a toda la Provincia Eclesiástica según el juicio ponderado de sus pastores diocesanos”.Agenda de celebración: fe, cultura y comuniónAunque la conmemoración inició el 13 de mayo con una exposición histórica en la Curia Arzobispal, los eventos centrales se desarrollarán entre el 17 y el 20 de mayo, con participación de autoridades eclesiásticas nacionales y locales:•17 de mayo: Un desfile de bandas marciales recorrerá el centro de Ibagué, desde el parque Andrés López de Galarza hasta el Seminario Mayor María Inmaculada, donde se llevará a cabo el Jubileo de los niños y jóvenes.•18 de mayo: Las parroquias celebrarán misas en honor a la Inmaculada Concepción, patrona de la Arquidiócesis.•19 de mayo: El Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, se reunirá con sacerdotes de la Provincia Eclesiástica (Ibagué, Neiva, Garzón, Espinal y Líbano-Honda), seguido de un Concierto de Gala en el Teatro Tolima.•20 de mayo: La Eucaristía central, presidida por 25 obispos, entre ellos, el cardenal Rubén Salazar Gómez, y 200 sacerdotes, cerrará el jubileo en la Catedral Metropolitana.Un jubileo en clave de esperanzaMonseñor Roa vinculó esta celebración con el Año de la Oración 2024 y el próximo Jubileo Ordinario 2025, convocado por el papa Francisco bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”:“No podría haber un mejor contexto porque, en primer lugar, todo debe ser fruto de la oración, es decir, del encuentro personal con Jesucristo, y todo debe ser movido por ‘la esperanza que no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado’ (Rm 5,5)”.Además de estas actividades festivas, desde mayo de 2024, la Arquidiócesis ha impulsado prácticas de caridad, retiros espirituales y proyectos de evangelización para fortalecer la fe de las comunidades y la unidad eclesial.Un legado que perduraCon más de un siglo de historia, la Arquidiócesis de Ibagué sigue siendo un referente de vida pastoral y compromiso social en el centro del país. Este jubileo no solo mira al pasado, sino que proyecta su misión hacia el futuro, arraigada en la oración, la esperanza y la comunión.

Mar 20 Oct 2015

Ante un fallo inicuo

Escrito por: P. Mario García Isaza La Corte Suprema de Justicia, ante la cual había sido interpuesta apelación de un fallo del tribunal de Ibagué, ha emitido el suyo, en relación con la demanda instaurada contra la Diócesis de Líbano-Honda por abusos sexuales con menor de edad, cometidos por un sacerdote. En la inicua sentencia se condena a la Diócesis, y se la obliga a pagar una gran suma de dinero como reparación a las víctimas. Las reacciones de los medios de comunicación con mayor poder y difusión, - El Espectador, El Tiempo, Semana, las cadenas de TV...- han sido una muestra más, - ¡por si hiciera falta! - , de su inocultable malquerencia para con la Iglesia Católica. Columnistas ha habido que sin el menor recato han expresado el júbilo que les provoca cualquier cosa que mancille la imagen de la Iglesia o pretenda quitarle piso a su tarea pastoral. Tal, por citar uno, el caso del señor Felipe Zuleta, ( el mismo que demandó a un Señor Obispo porque exponía argumentos contra la posible adopción de niños por parte de parejas homosexuales...) quien, en El Espectador, parece solazarse ante la perspectiva de que ahora se venga una cascada de sentencias contra la Iglesia; de sujetos como él, sería ingenuo esperar una reacción distinta; pero es que hasta intelectuales habitualmente ponderados y sesudos, como Abdón Espinosa Valderrama, parecen haber perdido la objetividad y la lucidez : en su columna de El Tiempo, considera un triunfo de la justicia lo que a todas luces es una perversa decisión de la Corte. Lo sucedido nos causa profundo dolor. Y cuando digo lo sucedido, me refiero tanto a los hechos innombrables del abuso cometido contra niños inocentes por un miembro del clero, como a la sentencia de la corte. Una y otra cosa encierra una atroz iniquidad. Tan injustificable y aberrante como el pecado cometido por el abusador, es la sentencia proferida por el alto tribunal. No es verdad, como los medios a que me he referido afirman, que la Iglesia, universal o particular, haya sido connivente cuando se han cometido abusos; no lo es que la Diócesis ahora injustamente condenada no haya hecho cosa alguna en favor de las víctimas. Sé, y puedo aducir pruebas, que antes que muchas otras diócesis, la de Líbano-Honda tenía un Código de protección de menores, sustentado con un Decreto episcopal; sé, así mismo, que de manera inmediata, al denunciarse los hechos, la misma autoridad diocesana destituyó al sacerdote, antes de cualquier juicio y de manera preventiva; sé que, manifestó su deseo de colaborar incondicionalmente con la autoridad civil; sé que, antes de que se diera un veredicto condenatorio de los tribunales, el clérigo recibió la máxima pena que puede infligirse a un sacerdote: la suspensión del ministerio sacerdotal; y además, se inició, ante la Santa Sede, el trámite conducente a la expulsión del ministerio, que culminó bajo el actual Pontífice, el papa Francisco. Por otra parte, el Señor Obispo, desde el primer momento, buscó el contacto con las víctimas y su familia, e hizo cuanto estaba a su alcance para brindarles ayuda; esa solicitud está documentada en acta oficial, después de una visita del padrastro de los niños abusados. Los cuales recibieron, mientras fue posible, ayuda a través del Hogar del Niño, fundación diocesana. Todo lo que se diga en contrario es flagrante mentira. Pero los interesados en zaherir a la Iglesia no se toman el trabajo de indagar, antes de pronunciarse, sobre las acciones y medidas que los superiores eclesiásticos han tomado para prevenir y para castigar cualquier delito cometido por un clérigo. ¿Será honesto ese proceder? ¿Tendrán los medios de comunicación social derecho de actuar con tan poca objetividad y de manera tan evidentemente proclive en contra de la Iglesia? Me pregunto, y con seguridad lo hacen muchísimos otros: ¿por qué se condena a la Diócesis por el delito cometido por un sacerdote? ¡Dizque porque él es un "empleado" de la institución! ¡Vaya solidez de argumento! El clérigo no cometió su crimen en ejercicio de su ministerio sacerdotal; las circunstancias de los hechos no fueron, en manera alguna, las que rodean el cumplimiento de dicho ministerio; fueron actos cumplidos en tiempo y lugar en que la persona no actuaba "quatenus sacerdos", en cuanto sacerdote; actos absolutamente particulares, de un individuo, no en razón o en función del cargo a él encomendado por la autoridad eclesiástica; y eso no queda desvirtuado por el hecho, innegable, de que se haya prevalido de su rol y de su imagen para lograr más fácilmente su protervo propósito. Y nos preguntamos también, muchísimos : según esta "jurisprudencia" de la inefable corte, si un militar, o un maestro, o un médico, comete abuso sexual contra niños, si el hecho se da no en momentos o circunstancias en que ellos desempeñan su oficio como tales, sino, por ejemplo, en su casa, cuando no están ejerciendo su cargo, ¿ será condenado a pagar el ejército, o el ministerio de educación, o el hospital en que trabaja el profesional, ya que ellos son "empleados" de tales instituciones?... ¡ Sería lo lógico...! Pero no, es que no se trata de la Iglesia... Padre, Mario García Isaza C.M, Formador, seminario mayor, Ibagué