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valores

Mar 31 Mayo 2022

Arzobispo de Barranquilla se une al rechazo ciudadano por congreso porno

En un comunicado el arzobispo de Barranquilla, Pablo Emiro Salas Anteliz, se unió a la voz de muchas organizaciones y personas que rechazan de manera enfática la realización del Congreso de Entretenimiento para Adultos Lalexpo 2022, en la capital del Atlántico. “Debo manifestarle a todos los arquidiocesanos que también yo como arzobispo me uno a sus voces de rechazo, no puede ser posible que cuando se trate de dinero todo valga, todo sea admisible, como si el dinero fuese el valor más importante en una sociedad y la mayor preocupación de sus gobernantes”. El prelado observó que para nadie es un secreto el lado oscuro que hay detrás de la mal llamada “industria del porno” y los graves problemas que en términos de violencia sexual y agresiones están padeciendo hoy los niños, niñas, jóvenes y adolescentes. “Debemos reconocer con tristeza y vergüenza que la plaga de la pornografía se tomó las redes, los hogares, las escuelas y colegios, la mente y el corazón de nuestros hijos, generando profundos trastornos e incidiendo negativamente en la salud física, mental y espiritual de estos sectores poblacionales altamente vulnerables y que como sociedad estamos obligados a proteger y defender”. En su mensaje, el arzobispo hizo un llamado respetuoso a la administración municipal y a los gremios económicos de la ciudad, recordándoles que, si bien se debe pensar en un desarrollo económico y turístico que favorezca la capital del Atlántico, este debe realizarse pensando más en contribuir en el fortalecimiento de la dignidad y el respeto por la persona. “Hago un llamado con todo respeto a la administración municipal y a los gremios económicos de la ciudad, para que miren un poco más allá de los beneficios o de los resultados económicos y contribuyan en la suma de los esfuerzos para ofrecerle a nuestra sociedad y especialmente a las familias, niños, adolescentes y jóvenes propuestas que contribuyan a fortalecer la dignidad, el amor propio y el respeto por toda persona”, aseveró el prelado. Encuentro con especialistas En este contexto el prelado anunció la realización de un encuentro ecuménico, que tendrá lugar el próximo jueves 02 de junio a las 10:00 a.m., donde con la ayuda de especialistas se abordarán las implicaciones que la realización de un evento de este tipo podría traer para la ciudad y sus habitantes. Según lo informó el jerarca, este evento se transmitirá por las redes sociales de la Arquidiócesis de Barranquilla. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Vie 3 Sep 2021

La paz es un bien irrenunciable

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - No quiero ocultarles que escribo este mensaje editorial con el corazón palpitante de angustia y con un inevitable sentimiento de impotencia humana, ante la cruel realidad por la que pasamos y ante el horizonte incierto del inmediato futuro en el que nos adentramos. “Verdad que podemos” es el lema que nos han propuesto a nivel nacional para esta 34ª Semana por la Paz 2021. Es un llamado a valorar este bien irrenunciable de la paz y a rehacer el protagonismo ciudadano, personal y colectivo, en su construcción. Es también un llamado a la conciencia que interioriza el valor de la paz como meta, camino y método, basados en la verdad y el respeto por el diverso y por el adversario. La paz transita por el ejercicio de la palabra entre personas, en todo espacio y territorio, entre etnias y pueblos, entre sociedades e instituciones, entre Estado y pueblo, entre nacionalidades y naciones. Es el bien que nos permite forjar una consciencia de humanidad planetaria, de ciudadanos de la tierra y buenos ancestros de las generaciones futuras. Las realidades actuales de la migración que rompe las más lejanas y disímiles fronteras, para nosotros, un país del que muchos emigran por sus graves desajustes y carencia de garantías para la vida, pero que no recibía, hasta hace poco, una inmigración significativa, es una necesidad inmediata. La llegada de poblaciones migratorias es algo que estamos improvisando y que hemos de leer como “providencial” para que salgamos de nuestros muchos egos violentos y acaparadores, hacia un nosotros de gentes solidarias y fraternas. Siempre el forastero fue una imagen bíblica de la visita de Dios a pueblos “cerrados”. Siempre las inmigraciones fueron constructoras de naciones abiertas y prósperas. Venezolanos, haitianos, asiáticos, africanos, quizás afganos, más las corrientes turísticas y de inversionistas mundiales, nos deberían “sacar” de estas mentalidades bandoleras y bravuconas, hegemónicas y tramposas, que han dominado y sepultado gran parte de nuestra historia doméstica colombiana. Junto a ello, necesitamos un país al que retornen los compatriotas exiliados, que no son pocos, los talentos forjados en niveles de vida superiores al nuestro. Esta triste historia de Colombia necesita ya un punto final, un punto de inflexión, liberándola del yugo opresor que se reproduce sobre las mismas carencias y necesidades que produce, mantiene y explota, con demagogia, mentira y fraude. Septiembre es el mes de los derechos humanos y de la “Semana de la Paz”, en torno a la magnífica e insuperable figura de San Pedro Claver, el “esclavo de los esclavos negros”, el defensor de la igual dignidad humana y de los derechos humanos. Para Colombia y para nuestras poblaciones y etnias negras, para la criminal trata de personas como “herramientas de trabajo” y de explotación sexual o como “mercancía humana”, que, dolorosamente aún persisten, quedó sembrada su semilla de inconformidad, de denuncia y protesta cristiana, evangélica, pacífica pero interpelante y solidaria con las víctimas, contra todo tipo de abusos y de esclavitudes. Pero, más que defensor de estas causas, recordadas alrededor de su fiesta litúrgica del 9 de septiembre, San Pedro Claver plantó en el puerto negrero de Cartagena de Indias, como los grandes evangelizadores de la historia de la Iglesia y de la humanidad, el deber creyente de escuchar siempre, en todo tiempo, en todo lugar y modelo social, el clamor de las víctimas, de los indefensos, de los más débiles y de los más necesitados. Hoy en día tendríamos que añadir el clamor del inmigrante y el clamor mismo del planeta tierra. Desde que Dios se hizo hombre, toda persona es más que mera imagen de Dios y todo prójimo hace parte de la fe como deber de amor, respeto y justicia. “Apenas llegaban los barcos con los esclavos, reza un testimonio, miraba por la ventanita pequeña de su cuarto y decía: 'Es Cristo que viene a mi ‘. Y, entonces, iba con sus traductores y ayudantes a llevarles alimento, medicinas y los primeros auxilios, a ayudar al bien morir a los que llegaban moribundos y a mostrarles algo de misericordia”. Las Jornadas de Derechos Humanos y de la Paz Colombiana (del 5 al 12), el Día Internacional de la Paz (el día 21), el mes de la Biblia, dedicado este año a San José de Nazaret, y la 107ª Jornada Mundial de los Migrantes (26 de septiembre), con el mensaje pontificio “hacia un nosotros cada vez más grande”, sean ocasiones para que nuestras comunidades e instituciones eclesiales demos testimonio de nuestro sentido social, arraigado en la Persona de Cristo y en la fe de todo verdadero cristiano. Los días venideros serán nuevamente una prueba a nuestra capacidad de construir paz con justicia social. La pobre y muchas veces dura y virulenta respuesta a los desafíos de la protesta social y del paro nacional, de las “primeras líneas”, buscando culpables sin reconocer responsabilidades de cambio, ni redoblar garantías de derechos y democracia, presagian nuevas movilizaciones y más fuertes reclamos sociales. Ante la jornada electoral del 2022 y su antecedente campaña política, necesitamos preparar la consciencia ciudadana y hacer el compromiso moral de exigir garantías y de votar con absoluta libertad y, quizás, con la responsabilidad más grande de toda nuestra historia. ¡No nos podemos equivocar! No podemos legitimar un estado de cosas como el que indican los asesinatos y las masacres, la corrupción y la represión a los clamores sociales. Oramos unidos y nos unimos a la lucha pacífica y al compromiso comunitario por el logro de una Colombia con pan, educación, convivencia, democracia y seguridad para todos. Nos unimos para promover e impulsar un Estado con garantías para la institución familiar y una economía que incluya a todos y cuide el medio ambiente, que preserve los recursos y el futuro. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Mar 20 Ago 2019

Respetar las reglas de juego

Escrito por: Mons. Froilán Casas Ortiz -Convivir implica respetar unas mínimas reglas de convivencia; la cultura anárquica es incompatible con la vida en sociedad. La ley del salvaje Oeste, es la ley de la pistola, la ley del más fuerte, es la cultura que pisotea todos los valores. Nuestro país ha vivido la cultura de los privilegios, de las dádivas, de los que gobiernan, de las excepciones; esto ha generado una conducta social caótica. Se llega incluso a hacer alarde del desorden: atravesados como los campoalegrunos, por ejemplo. ¿Cómo es posible que nos jactemos de vivir un antivalor? ¡Ah, así son las cosas! Debemos ir cambiando el disco duro, no podemos vanagloriarnos de nuestras falencias. ¿Cómo es posible que tras de ladrón, bufón? ¿Por qué hay violencia? Porque no se respetan las reglas de juego pactadas. Muchos emplean la ley del embudo: lo ancho para mí y lo angosto para usted. La violencia es producto del irrespeto al otro. Cuando usted es tramposo, a cada santo le debe una vela, usted resulta una persona antisocial, no puede vivir en sociedad. ¿Por qué usted exige respeto si no respeta al otro? No sea incongruente, su cultura es el reflejo de su personalidad. Si usted es sucio en los negocios, en toda parte va a envenenar el ambiente. El avariento, el ambicioso, en todas partes va a generar conflictos. Huya de este tipo de especímenes, no maltrate la hermosura de la paz que debe reinar en su espíritu. Hay que huir de las personas ruidosas y amargadas, ellas son un fastidio para el espíritu y la paz de su alma. No haga negocios con el avariento, mañana le pone la zancadilla. ¿Por qué fracasan las sociedades comerciales, los grupos de estudio, los grupos musicales, etc.? Por la ambición de alguno o algunos. Por favor, tenga cuidado con ese tipo de “personajes”. Usted debe seguir esta máxima: GANA, GANA. Si usted va a “tumbar” al otro, usted es un asqueroso. A usted lo debería aislar la sociedad, a usted hay que tenerlo de lejos. Si usted se “aprovecha” de la ignorancia del otro, nada queda oculto; más temprano que tarde se descubrirá el descaro de la trampa y la mentira. Los colombianos, infortunadamente, tenemos fama de tramposos, -algo es verdad-. Los japoneses, los coreanos del Sur, no se roban “un peso”; ellos han sido formados desde el seno de la misma familia a respetar lo ajeno. Japón y Corea del Sur, son los países de más bajo índice de corrupción: para ellos, lo que no es mío debe ser de otro. ¡Qué tristeza! En nuestro país se aplaude la viveza criolla. Al que roba se le llama vivo y al que es honrado se le califica de tonto, no aprovechó el cuarto de hora. Mientras no tengamos una cultura que censure el robo, seguiremos siendo cleptómanos. Por favor, no aplaudamos el mal. Al pillo se debe meter a la cárcel, -bueno, -ante tanto pillo, no alcanzan las cárceles en Colombia-. Por favor: que el bandido no salga con las suyas. Necesitamos que el imperio de la ley se imponga sobre la falacia y la mentira. + Froilán Casas Ortiz Obispo de Neiva

Jue 19 Ene 2017

Ratas y ratones

Escrito por: P. Raúl Ortiz Toro - Hasta el 2016 Colombia ocupaba el puesto 13 en nivel de corrupción, en una lista elaborada por el Foro Económico Mundial basada en el “Índice Global de Competitividad”. Infortunadamente, con las revelaciones de casos de corrupción de los últimos días, seguirá avanzando en ese deshonroso listado cuyo primer puesto recae en el vecino Venezuela. El tema de la corrupción es escandaloso porque Colombia es un país rico en recursos naturales, humanos y de capital; todos estamos de acuerdo en que no es un país pobre y sin embargo es un país que vive en la pobreza. ¿Dónde se aprende la corrupción? Lamentablemente, debemos reconocer que en la casa. En la familia se forja tanto el honesto como el hipócrita. Como hayamos sido educados así mismo luego nos desenvolvemos en la vida social; hay casos, por supuesto, de padres honestos que enseñaron el buen obrar en casa y dieron con hijos desvergonzados. Esto se debe a que el sistema educativo también tiene un buen porcentaje de responsabilidad cuando en las aulas se enseña la efectividad y la eficiencia por encima de una orientación ética fundamental. Como docente universitario sé que la materia “Ética profesional” es llamada por los estudiantes: “costura”. Pero no se trata de una materia, pues hay instituciones que tienen lecciones de ética en todos los semestres pero su visión institucional es la del negocio. Familia, Educación, Sociedad: También la superficialidad materialista del mundo moderno ha logrado calar en las generaciones que ven el éxito como derecho fundamental de bienestar hasta el punto de que la economía parece haber domesticado la ética a su antojo. Y reconozcamos que a la Iglesia también le toca su cuota de responsabilidad. Pues en su momento no fuimos lo suficientemente veedores y en ciertos casos nos ha faltado vehemencia en la denuncia; tal vez también hemos tenido poco empeño en la evangelización de la política y lo público; pusimos el acento de la moralidad social más en el ámbito sexual personal que en el de la justicia social, sin que por ello se piense que el primer ámbito es menos importante. Es muy fácil indignarse. Es muy fácil sentenciar por redes sociales o artículos como este, que encarcelen a los corruptos. Tendríamos, entonces, que hacer una gran cárcel para todos porque es un error común pensar que la corrupción solo existe en las altas esferas del gobierno, la economía y la política. También hay una corrupción lenta y silenciosa, que genera aquella otra visible, en pasarse un semáforo en rojo, en comprar el puesto de la fila, en el libro de contrabando, en beneficiarse del Sisbén o de “Familias en Acción” sin merecerlo, en prestar “gota a gota”, vender sin factura, pagar menos de lo justo al campesino, contratar servicios sin pagar lo debido, y un largo etcétera de deshonestidades que no nos sacan en limpio. De modo que esta catástrofe nos salpica a todos y entre todos debemos salir de ella. Los estamentos de control deben concentrarse en su deber, la justicia debe ser efectiva en sus condenas y cada uno de nosotros debe empeñarse por su obrar honesto en la cotidianidad. De nada servirá decir que es necesario exterminar las ratas si toleramos los ratones. ¿Qué tan honesto es usted en la vida diaria? P. Raúl Ortiz Toro Docente del Seminario Mayor San José de Popayán rotoro30@gmail.com

Lun 10 Oct 2016

Querer es poder

Por Mosn. Gonzalo Restrepo - Muchas veces hemos escuchado este refrán que dice: “Querer es poder”, como todos los refranes populares está lleno de sabiduría y refleja el sentir del pueblo. “Querer es poder”, significa que en la vida nuestra, en cualquier circunstancia que nos encontremos, en cualquier etapa de nuestra historia, en cualquier clase social, todo lo que nos propongamos lo podemos sacar adelante. Puede ser que muchas veces tengamos que esperar un tiempo, que en ocasiones las cosas nos parezcan imposibles, pero si tenemos paciencia, si perseveramos, con seguridad salimos adelante. Tenemos que poner los medios suficientes que nos aseguren la consecución de los fines que deseamos alcanzar. Tenemos que tener una “determinada determinación” que nos permita estar siempre en la búsqueda de lo que queremos. Habrá cosas que no podemos alcanzar porque hay obstáculos insalvables que no podemos evitar, pero no dejemos de insistir siempre, tengamos la perseverancia hasta el final. No olvidemos que “querer es poder”. Todo esto tiene que ver con el sentido de superación, con el esfuerzo constante que hemos de colocar en la realización de todos nuestros proyectos. Las cosas no salen ni resultan de la noche a la mañana. Es necesario perseverar. Cuando una persona pierde el sentido de superación, está perdiendo una de sus mayores fortalezas. Pudiéramos decir que una persona sin sentido de superación está muriendo, está prescindiendo de una característica humana fundamental. Nada puede hacernos desistir de los proyectos, a no ser que estemos proponiéndonos cosas imposibles. Recuerda “querer es poder”, no dejes que nada ni nadie debilite tu voluntad. Fortalécela siempre y dale a tu espíritu motivos de superación, para que así puedas llegar a la realización de tus proyectos. Nada puede desanimarte. El desaliento no puede habitar tu interior. Tienes muchos motivos para seguir adelante. Detrás de una batalla perdida vendrán otras ganadas. Nunca te dejes derrotar. Cuando caigas, recuerda que es humano caer, pero es mucho más humano, caer y levantarse. Siempre tendrás una nueva oportunidad y siempre podrás darle a los demás nuevas oportunidades. Recuerda y no lo olvides nunca “querer es poder”. Éste es uno de los secretos más grandes para el éxito en tu vida. + Monseñor Gonzalo Restrepo Arzobispo de Manizales

Mar 12 Abr 2016

Identidad y escala de valores

Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - Entramos a vivir el tiempo de Pascua. Pascua siempre sugiere un paso necesario de una situación a otra; es superación y esperanza. Pasar de la muerte a la vida significa un cambio no sólo cualitativo sino de sentido. Y la Pascua del Señor implica necesariamente en la vida social, en la cotidiana construcción de la cultura, en las relaciones humanas, en la persona, un paso y cambio para superar todo lo que daña, lo que produce muerte, para rescatar la vida, la dignidad humana. Vivir en un mundo global nos permite monitorear diariamente de una sola mirada, lo que ocurre en el planeta desde el mismo lugar de los acontecimientos, experimentando simultáneamente, las repercusiones y efectos, sean positivos o negativos para toda la humanidad. Tal es la influencia que las redes sociales y el mundo virtual, así como los diversos medios de comunicación, ejercen sobre la “aldea global” o casa común que compartimos. El uniformismo va quedando en segundo plano y la fragmentación de costumbres, actividades, opciones y propósitos se van convirtiendo en una feria de diversidades. Curiosamente también se puede ver la tendencia a imponer por parte de ideologías (visión de la sociedad desde la perspectiva de un grupo determinado o de un pensamiento “único”) un punto de vista que, a como dé lugar, “debe” ser aceptado por todos. Lo más curioso de esta tendencia cultural, es que casi siempre se hace en nombre de la libertad, que paradójicamente es don y tarea permanente, y llamada a generar responsabilidad y compromiso leal para con toda la familia humana y su dignidad. En este estado de cosas, resulta demasiado importante, por tocar la misma dimensión de sentido de toda persona humana o sociedad, construir la identidad de cada uno como conciencia y conocimiento de sí mismo, habida cuenta de unos valores que se asumen libremente y que permiten no solo, la dirección de un proyecto de vida (vocación), sino la posibilidad de conocer y respetar en las relaciones humanas cotidianas, el ser de los demás. Es la condición que permite entre otros factores, el diálogo, el enriquecimiento con el punto de vista de los otros, los consensos para buscar el bien común, el respeto de los derechos inalienables de las personas donde ellos empiezan, y en el lenguaje cristiano, la posibilidad de construir comunidades dinámicas, responsables y en paz. Un ejemplo palpable del fenómeno señalado más arriba, lo pudimos experimentar en la pasada Semana Santa, tendencia que se acentúa cada vez más, cuando hubo programación de fútbol de selecciones de América, en la fase eliminatoria, el jueves y viernes Santos; también en Cuba el viernes Santo, se programó la histórica presentación de los rockeros famosos, The Rolling Stones. Y ya no es extraño ver la diversidad de programaciones que se empiezan a ofrecer simultáneamente en el tiempo que, en nuestra cultura latinoamericana y en el occidente cristiano en general, celebramos en la fe el acontecimiento central de la pasión, muerte y resurrección del Señor. No es fácil identificar de dónde provienen estas iniciativas, ni en últimas su intención, pero sí resulta comprensible que a muchos de los promotores, no les interesa, tampoco les importa, que una gran mayoría del pueblo exprese con tranquilidad y sin ser interrumpidos, libremente su fe y creencias a las que tienen derecho inalienable. También resulta una oportunidad para aplicar una jerarquía de valores a la hora de participar en esos eventos y “escoger” qué es lo primero y que puede ocupar otro lugar, pues siendo importante y atractivo como por ejemplo ver jugar a nuestra selección Colombia, sin embargo no reemplaza de ninguna manera a Quien está en primer lugar: nuestro Dios y Señor. Con mi fraterno saludo de pascua. + Ismael Rueda Sierra Arzobispo de Bucaramanga