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Actualidad

Vie 24 Dic 2021

Feliz Navidad en Cristo Jesús, María y San José para todas las familias

Ante el anuncio gozoso del nacimiento del Salvador y el pregón de la Navidad, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, presenta un mensaje a las familias colombianas, recordándoles a cada uno de sus miembros que todos están llamados a contemplar los pies hermosos de Dios que anuncia la paz, la fraternidad y el amor a sus hermanos. “En este mensaje de Navidad quiero llegar hasta su familia para unirme con usted con esos signos de gozo que hay en su hogar junto a su pesebre, junto al corazón de toda su familia, para decirles que como Iglesia nosotros estamos llamados a contemplar los pies hermosos del Dios que anuncia la paz a sus hermanos” Afirma que son esos pies de niño tierno, que todavía no pueden caminar entre los valles y montañas, los que luego avanzarán, para enseñarnos a encontrar la verdadera paz y fraternidad. Observa que es Dios la verdadera paz, por ello las familias en esta época celebran la Navidad compartiendo la palabra de Dios, la eucaristía, la cena, el rezo de la novena, el canto de los villancicos, y es así, -agrega el prelado- “que estos detalles nos hacen pensar en que usted y yo si queremos celebrar la Navidad, debemos ser hombres y mujeres de pies hermosos que le anunciamos la paz a nuestros hermanos”. Finalmente, el arzobispo extiende un saludo de Feliz Navidad en Cristo Jesús, en María y San José a todas las familias colombianas. <iframe width="820" height="410" src="https://www.youtube.com/embed/_qIpXwdM5lo" title="YouTube video player" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>

Vie 24 Dic 2021

La Sagrada Familia de Nazaret alcance muchas bendiciones para todos

En el domingo después de Navidad, la Liturgia nos invita a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, “cada pesebre nos muestra a Jesús junto a la Virgen y a San José en la gruta de Belén. Dios ha querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre como nosotros”, esto nos lo recuerda el padre Juan Carlos Liévano, director del departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal de Colombia, en la fiesta que la Iglesia Católica celebra este 25 de diciembre. El sacerdote observa que esta festividad se debe vivir de una manera intensa, pues está enmarcada en el año de la Familia “Amoris Laetitia”, propuesto por el Papa Francisco. Así entonces, ha de ser una celebración que motive y profundice en el amor familiar. El directivo, en un mensaje dirigido en nombre de la Institución, saluda a las familias a “las que están bien y a las que están pasando por momentos difíciles; así también, queremos saludar especialmente a todos los jóvenes que se preparan para formar su propia familia”. El padre Liévano recuerda el llamado urgente que hace el Papa Francisco hoy, que consiste en imitar a la Sagrada Familia. “Estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza”. “En la familia se podrá experimentar una comunión sincera cuando sea una casa de oración, cuando los afectos sean profundos y puros, cuando el perdón prevalezca sobre las discordias, cuando la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios”, así nos lo decía Su Santidad Francisco. Durante su intervención el directivo, destaca tres palabras claves que el santo Padre resalta para vivir la unidad en la familia: permiso, gracias y perdón. “Permiso para no ser entrometidos; decir, gracias, cuando se sirve en familia, pues, la gratitud es sangre del alma noble; y, por último, la palabra más difícil de decir: perdón. Finaliza haciendo una invitación a todas las familias para que se unan a los programas y movimientos de familia que existen en las parroquias; y a prepararse a participar en el X Encuentro Mundial de las Familias, que se llevará a cabo en Roma, del 22 al 26 de junio de 2022.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Niño Jesús: Tres actitudes para vivir en Navidad

“El centro de la Navidad lo constituye el alumbramiento de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, en Belén de Judá. Es el insondable misterio de un Dios nacido en la carne”, así nos lo recuerda el padre Jairo de Jesús Ramírez Ramírez, director del Departamento de Liturgia, de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). “La Navidad es un anuncio gozoso, un grito de alegría que debe contagiar a todos, sobre todo a los hombres de buena voluntad. La salvación ha llegado, la salvación viene de nuestro Dios: nos ha nacido el salvador”, asevera. El sacerdote observa que la Navidad debe ser mucho más que “un tiempo ingenuo o explotado por la sociedad de consumo. Es el tiempo de Dios y el tiempo del hombre”. Agrega que, la liturgia para esta celebración busca “provocar la fe en la manifestación divina, la apertura a la gracia, la necesidad del amor y del seguimiento a Jesucristo”. Finalmente, propone tres actitudes para vivirlas en este tiempo de la Navidad: Que el corazón se ensanche: Ensanchemos nuestra tienda para acoger al recién nacido. Él hace suya nuestra carne, se hace carne no para permanecer encerrado en los templos. El silencio: El niño de belén no se siente cómodo en el mundo del consumo porque ese mundo deshumaniza, cosifica y pierde el sentido del vivir. La fe: El don de la fe es creer que la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Mié 15 Dic 2021

Novena de Navidad del episcopado en formato radiofónico

Familias y comunidades cristianas colombianas se preparan para reunirse durante nueve días junto al pesebre y rezar con alegría la novena de Navidad. Por su parte, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), como es tradicional elaboró “la línea impresa” de la novena de Navidad, además, en esta ocasión realizó la producción de manera radiofónica. Allí encontraremos, en palabras del padre Francisco Mejía, director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica de la CEC, el significado e importancia de la novena de Navidad. Durante su intervención nos recordó, que, por siglos esta celebración ha recogido "unos elementos que le son propios, incluso han calado tan hondo en el alma de la piedad popular que ya son parte de nuestra cultura". Esta producción contiene: Una reflexión para que después de la consideración diaria pueda seguirse una línea temática que recuerde la presencia de Jesús en la sagrada familia, "en este sentido las meditaciones siguen un ritmo sencillo un texto bíblico, una reflexión, una oración y luego invita a una acción que pueda servir para que la familia piense en su valor y en su misión en la actual realidad de la humanidad". El padre Mejía, observó además que la novena se elaboró pensando en el camino sinodal al que el Papa Francisco nos está invitando a nivel diocesano, por tanto -agregó- "estamos en estado de sínodo, es decir, que, como lo indica la expresión ‘sínodo’ caminar unidos, se nos recuerda que el camino a Belén es también un camino de encuentro, camino con los que saben que Jesús es la meta de toda la peregrinación en la fe". Finalmente, el sacerdote motivó a vivir este momento de fe como un sendero familiar, en el que la familia de Jesús, es quien nutre las esperanzas en los hogares e invitó a imitarlos. Esta producción radiofónica se moverá en los medios de comunicación digitales y redes sociales institucionales /episcopadocol Así también se publicará por el canal de audio del episcopado Spotify Breve reseña histórica La creación de la novena de aguinaldos que se celebra en Colombia, se debe a fray Fernando de Jesús Larrea, un franciscano quiteño (Quito, 1700 - Santiago de Cali, 1773) quien, hacia mediados del siglo XVIII, elaboró estas oraciones. Dicha novena con el paso del tiempo ha sufrido algunas modificaciones, sin embargo, en esencia es la misma a la que conocemos hoy en día. Descargue Día 1º y 9º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Descargue Día 2º y 3º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon] Descargue Día 4º y 5º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon] Descargue Día 6º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon] Descargue Día 7º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon] Descargue Día 8º [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon] También puede descargar los audios de la Novena por wetransfer​ [icon class='fa fa-download fa-2x']AQUÍ[/icon] Texto de la Novena de Navidad [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mar 7 Dic 2021

Noche de las velitas: Significado de esta tradición católica en Colombia

Víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el padre Jorge Bustamante Mora, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia, comparte el sentido de la tradición en la Noche de las Velitas. Siguiendo esta tradición, en nuestro país durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, las casas y calles se iluminen con velas y luces multicolores, en medio de un gran ambiente de fiesta en honor a la Inmaculada Concepción de María. Esta expresión de piedad popular simula lo ocurrido en 1854 mientras el pueblo católico esperaba en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Bula con la cual el Papa Pío IX declararía la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Esa noche “los católicos de todo el mundo encendieron velas y antorchas, manifestando su esperanza en que se declarara de manera oficial y dogmática que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción”, explicó el sacerdote. Dijo, además, que encender cada vela significa pedir por la intercesión de María, la Madre de Dios, una gracia: “por la paz, por el amor, por la reconciliación, el cuidado de la Casa Común, por quienes sufren, por quienes han partido, por todas circunstancias personales, sociales y eclesiales de cada persona”. “Encender la luz, es decirle a la Virgen y al Niño Jesús que vengan a nuestras casas, a nuestros hogares, por eso, invito a cada uno de los católicos para que enciendan sus luces y esperemos con amor la llegada de la Virgen María”, puntualizó. Lucernario: “Con la Sagrada Familia, encendamos una luz por la Vida” Para animar esta celebración, la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida del episcopado colombiano, invita a todas las familias a unirse de manera virtual, este martes 7 de diciembre, a partir de las 07:00 p.m., para encender una vela como es tradición en todos los hogares la “Noche de las Velitas”, pidiendo por el derecho y respeto a la vida de toda persona. Será un momento significativo para fortalecer la esperanza y el compromiso por la vida, donde los arzobispos de las catorce provincias eclesiásticas de Colombia, en representación de las 77 jurisdicciones del país, se enlazarán de manera virtual y encenderán una vela presentando una intención particular. El evento será transmitido de 7:00 p.m. a 9:00 p.m. a través de las redes sociales de la CEC @Episcopadocol

Vie 26 Nov 2021

Testimonio de fe y esperanza que comparte la religiosa Gloria Cecilia

En un tono bajo y sereno la religiosa Gloria Cecilia Narváez Argoty, sostuvo un breve diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde devela algunos de los momentos y las dificultades que pasó durante los cuatro años y ocho meses de su cautiverio. Expresa, que, siempre mantuvo viva la esperanza y vivió cada momento con mucha fe, paciencia y humildad, tomada de la mano de Dios y María Santísima. Además, narra cómo siguiendo el carisma de San Francisco de Asís, tuvo todo el tiempo del mundo para contemplar cada detalle del paisaje que le tocó vivir en el desierto. Agradeció por el agua, difícil y precioso líquido de conseguir en estos territorios, avistó el paso de los pájaros que cruzaban de una manera libre por el cielo e incluso bendijo los insultos y el maltrato que cada día recibía por parte de sus captores. A pesar de todo lo vivido durante su cautiverio, la religiosa extiende una invitación para que toda persona se arriesgue a vivir de manera generosa una aventura misionera de servició hacia los demás e incluso dice ella, “de estar dispuestos a entregar la vida sin fronteras por los más necesitados”. Finalmente, al pedirle que ofreciera una palabra de aliento a aquellas personas que sufren el flagelo del secuestro, la hermana Gloria Cecilia los invita a afianzar su fe en Dios y confiar en Él, orar mucho y no perder la esperanza, “solo así -asegura la religiosa- podremos lograr la libertad”. Recordemos que la retención de la religiosa de 59 años, oriunda del departamento de Nariño y miembro de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, se produjo un siete de febrero del 2017, estando ella en desarrollo de su servicio pastoral en la aldea de Karangasso, cerca de Koutiala, unos 400 kilómetros al este de Bamako (República de Malí – África Occidental). Con el propósito de poder compartir con nuestros lectores cada detalle que la religiosa Gloria Cecilia nos narró sobre su retención, presentamos la transcripción completa de la entrevista, que sin lugar a dudas nos llenará de lágrimas, pero también, nos permitirá agradecer a Dios por la vida de esta religiosa y la de tantas religiosas y religiosos que a lo largo del planeta entregan su vida de una manera generosa por los más necesitados. Lea el testimonio completo de la religiosa Pregunta: ¿Cómo vivió su experiencia de Dios durante estos cuatro años y ocho meses de cautiverio en el desierto? Gloria Cecilia. En medio de muchos grupos armados Al Qaeda y Talibanes. Viví con mucha confianza en Dios, con mucha oración desde lo que yo podía contemplar en el desierto, el salir del sol, alababa a Dios, en todo momento agradecí a Dios, como decía San Francisco de Asís: ‘si te azotan considéralo como una gracia’. Yo me decía: ‘acepta este momento como Dios te lo presenta y no quieras pedirle como tú quieres que sea’. Entonces, siempre puse esta prueba que Dios me permitió vivir, este cautiverio con mucha fe en Dios, con mucha paciencia, edificada con mi madre fundadora, la madre Caridad que decía ‘Alabar o callar, dejar que Dios nos defienda’. Dios no se deja ganar en generosidad, agarrarse fuertemente de Dios y de la Virgen Santísima y eso fue lo que yo viví. Yo sabía que nuestra Fundadora intercedió por mí, qué tantas hermanas que pasaron ya en nuestra congregación, que fueron los cimientos y los pilares de nuestra congregación, intercedieron por mí, que mi madre, mi familia, las hermanas de la Congregación y la Iglesia entera oraban por mí. Entonces lo viví con mucha fe, con mucha paciencia, con mucha humildad y pues fui creciendo, mi fe se afianzaba cada vez más, lo viví con serenidad, en ningún momento me desesperaba, claro como es natural uno tiene cierto miedo, pero yo lo viví confiada siempre en mi Dios. P. En nombre de la Vida Consagrada de Colombia, de la Conferencia Episcopal, de manera muy especial de la familia Franciscana le damos la bienvenida. ¿Cuéntenos cómo se fortalece el carisma Franciscano en esta experiencia, cuando San Francisco de Asís nos enseña a contemplar y a alabar a Dios en todas sus creaturas? GC: Yo viví esta contemplación de la creación como San Francisco lo proclamaba, ‘es mi hermana toda la creación’, el salir del sol para mí en el desierto era algo hermoso, contemplar ese color fuerte del sol radiante, ver cómo los camellos subían por esas montañas de arena, seguro caminaron muchos kilómetros, iban a buscar agua a un pozo, porque en el desierto hay que caminar muchos kilómetros para conseguir el agua. Yo alababa y bendecía a Dios por el agua que podía tener, dos litros de agua, yo decía: ‘en un desierto con un calor tan fuerte, como es de valiosa esta agua, como es de preciosa’, como Francisco de Asís lo decía y por ello le daba gracias a Dios; y si de pronto veía algún pajarito, yo contemplaba también ese momento, como Dios en ese pajarito que tenía su libertad iba y venía, podía también alabar y bendecir a Dios; incluso en los insultos y en el maltrato que estos grupos me hacían yo también lo alababa, yo decía, es una oportunidad que Dios me da para revisar mi vida de fidelidad frente a Él, para también purificarme yo y para bendecirlo por esta oportunidad que me da, por la paciencia, por la humildad, yo lo alabo y lo bendigo en todo momento; y si me tiraban un poco de leche o me tiraban lo que fuera, también lo alababa y lo bendecía. Yo sabía que la religión de ellos era el islam, yo me mantenía en mi fe y con la esperanza viva, porque mi familia es muy católica, en mi pueblo y en Nariño mismo somos muy creyentes y desde pequeña mi mamá nos afianzó en la fe y me decía mi mamá: Gloria ‘si uno es fósforo, usted no sea candela’, como mantenerme en esa paz y ser instrumento de paz. Yo pedía por las personas que me tenían secuestrada, dentro de esta espiritualidad Franciscana que es de mucha paz, yo proclamaba la oración de la Paz o a veces yo componía mis propias alabanzas a Dios con lo que yo podía admirar y bendecir, entonces yo creo que esta espiritualidad se afianzó más en el desierto. Y de por sí, vivir esa fraternidad universal dentro de la misión en la que estábamos, con la gente no había diferencia de religión, yo decía ‘aquí estoy frente a grupos extremistas’, es diferente de haber vivido nuestra misión allá en la vereda, allá era la fraternidad lo que nos unía, el podernos ayudar, el poder compartir con la gente y acá es diferente pero en medio de esa diferencia yo respeto mucho y bendigo a Dios. P. Valoramos mucho su testimonio de vida misionera. Qué consejo daría usted a tantos católicos, bautizados que quieren ir a prestar un servicio de misión en Colombia o en otra parte del mundo, a través de la misión Ad Gentes. GC: Les invitaría a ser generosos, estar dispuestos a entregar su vida sin fronteras, no encerrarnos. Nosotros sabemos que aquí en Colombia hay mucha necesidad; yo he tenido la oportunidad de estar en el Putumayo, en el Caquetá, en la bota Caucana, también en Bocas de Satinga y por Tumaco, yo veía mucha necesidad, pero también la presencia de Franciscanos, de otras comunidades y de misioneras (os) que están en estos territorios de misión. Por eso, es importante estar atentos a este llamado de la Iglesia, que nos hace el Papa Francisco, estar allá en la periferia, estar en los lugares donde nos necesitan, no por lo que somos, ni lo por lo que vamos a dar, sino por el testimonio. Yo me acuerdo ahora que salí del cautiverio un padre malinés me escribió y me dijo ‘hermana Gloria nosotros le agradecemos mucho por su testimonio de vida porque en este tiempo que usted estuvo cautiva la fe en Mali se ha afianzado, nos hemos unido más los católicos y ahora somos más fuertes’ y agregaba: ‘hermana, no es tanto dar, ni hacer cosas, sino testimoniar nuestra fe y estar ahí con la gente, nosotros nos hemos edificado y si todos los misioneros o bautizados tuviéramos esa fe tan grande, entonces pudiéramos vivir como hermanos y vivir en medio de la diferencia’ y todo eso me edificó también. Igualmente me edificó las palabras de monseñor Zerbo, el cardenal de Bamako en Mali, quien me dijo: ‘hermana Gloria cada día yo reservaba la comunión, decía, por la hermana Gloria’ y eso me llenó como de una alegría y decía además el cardenal que oraba en medio de tanta dificultad y tanto sufrimiento que se vive en Mali, y pues él estaba compartiendo conmigo, uniéndose espiritualmente, frente a esto, entonces, yo haría un llamado a todos para que nos entreguemos radicalmente y entreguemos nuestra vida en servicio de los demás. P. En Colombia hay muchos secuestrados, ¿Cuál sería su mensaje para ellos a partir de su experiencia particular? GC: Yo les pediría que tengan una confianza muy firme en la fe. Yo viví esta experiencia con uno de mis primos de la familia que estuvo siete años secuestrado, pero él decía ‘el Santo Rosario, Gloria, la sagrada Biblia cada vez yo tenía la oportunidad de reflexionar en la palabra de Dios’, que yo no la tenía allá por la religión, entonces de afianzarse mucho, creer mucho en Dios confiar en Él, agarrarse fuertemente de Dios y nunca perder la esperanza, Dios está con nosotros y si confiamos en Él podemos lograr nuestra libertad.

Jue 25 Nov 2021

Iglesia anima a seguir construyendo un proyecto de Nación basado en el bien común

En vísperas del inicio del tiempo litúrgico de Adviento, con el que la Iglesia se prepara espiritualmente para la celebración de la Navidad, los obispos envían un mensaje al pueblo colombiano en el que recuerdan algunos aspectos que han marcado la vida de los ciudadanos durante este año y hacen recomendaciones frente a lo que se avecina para el país, en materia de política y democrática. En su misiva enumeran los tiempos de luces y sombras que los colombianos han tenido que enfrentar como: pandemia, reaparición de formas de violencia armada, marchas, protesta social, reactivación económica, gestos concretos de solidaridad, retorno a los trabajos y a las aulas, entre otros. “Estas situaciones, -agregan- dolorosas y esperanzadoras a la vez, nos han concedido vestirnos con el sayal del luto y los atavíos de fiesta”. Un diálogo social permanente, franco y persistente Afirman, que, mientras se prende la primera vela de la corona de Adviento, el pueblo de Dios se ve iluminado “por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, que nos anima a despojarnos de los atuendos de aflicción y a vestirnos de galas festivas con la convicción de que, por la práctica de una buena política, la del servicio desinteresado y del diálogo social permanente, brotarán los frutos de paz y de justicia que necesitamos todos y cada uno de los colombianos”. Este diálogo agregan, debe ser franco y persistente, “fundado en la consciencia de que somos, como colombianos, un solo pueblo, en y desde nuestras diversidades, con una riqueza y un patrimonio natural y cultural”. Los obispos recuerdan lo ya manifestado por el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti, 199: “Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y la de los medios de comunicación”. Un debate político que permita construir democracia Al referirse a los próximos comicios electorales que se avecinan para el año entrante, los prelados animan a los colombianos a asumir los desafíos de “un debate político que permita construir democracia al reconocer que tenemos una responsabilidad social de unos para con otros”. Finalmente, al desear un bendecido camino de Adviento, piden la intercesión de la Virgen María para que ella, ayude al pueblo colombiano a seguir construyendo un “proyecto de Nación basado en el bien común”. La misiva, es firmada por Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal; Mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, OP, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal; y Mons. Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general del episcopado. DESCARGAR MENSAJE DE ADVIENTO [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Mié 24 Nov 2021

“Implementación de los Acuerdos puede ser lento, pero no podemos retroceder”

Así lo expresó monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, al conceder una entrevista a la agencia SIR, de la Conferencia Episcopal Italiana y referirse al V Aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno Nacional y la antigua guerrilla de las Farc-Ep. Presentamos a continuación la entrevista completa de Monseñor Luis José Rueda Aparicio: Pregunta: Han pasado 5 años desde la firma del Acuerdo de Paz, entre el Gobierno y el antiguo grupo guerrillero de las Farc-Ep. ¿Qué balance se puede hacer de estos años? ¿Hubo efectivamente pasos adelante? LUIS JOSÉ RUEDA: Primero el grupo mayoritario de hombres armados se desmovilizó y eso ya representa en las regiones una menor presencia de conflicto armado, por un lado, por otro lado, ellos entran al escenario político y ese escenario político es el escenario propio del aporte para el país. Pero además, en estos cinco años hemos visto también tristemente la muerte de muchos excombatientes y de muchos líderes sociales, así como el resurgimiento de otros conflictos; sin embargo hemos tenido grandes aprendizajes con dolor y estamos llamados a tomar impulso, a seguir con esperanza, a seguir aportando. La implementación puede ser lenta pero nosotros no podemos retroceder. P: Varias regiones del país el Sur-Occidente, el Pacífico, el Norte Antioqueño, el Catatumbo, entre otros, se podría decir que aún no conocen la paz y siguen siendo zonas de guerra, sin presencia del Estado, bajo control de los narcos, paramilitares y guerrilla. ¿Por qué en su opinión, la paz no llegó a las periferias? ¿Y qué hacer al respecto? LJR: Estas periferias del país que no han conocido la paz, están bajo el imperio del narcotráfico y el narcotráfico financia la guerra, esto hace que las zonas donde estaban las antiguas FARC hayan sido copadas por nuevos grupos que tienen este interés de adueñarse de las tierras y de adueñarse del tránsito del narcotráfico hacia el exterior. Por lo tanto, allí siempre habrá armas, allí habrá grupos y personas que están dedicadas a estos trabajos ilícitos y que van a victimizar a las comunidades, que las empobrecen, que las desplazan, que las maltratan y que están asesinando, esta es una realidad muy triste, pero es el resurgimiento o el avance de grupos preexistentes al Acuerdo de Paz. P: ¿Hay algo que se pueda hacer al respecto? LJR: Sí, el Estado tiene la obligación de trabajar por una paz positiva, por una paz donde todos podamos aportar, y dar nuestro granito de arena, pero además, una paz que se construye con un buen programa social, que incluya salud, que incluya educación, que incluya vías, que incluya atención a estas zonas. Hay unos territorios del país que realmente están muy abandonados por el Estado, creemos que ahí, hay que hacer presencia, una presencia social e integral que será la respuesta al conflicto. P: En su opinión en este tema de la paz, ¿por qué cree que no cesa la polarización y la confrontación política? LJR: Colombia no es una isla y así como en toda América Latina hay estos problemas de polarización, estás tendencias que buscan el poder desde una óptica u otra, también en Colombia. Pero Colombia tiene una óptica acentuada de conflictos que no ha sido superada, esto no es nuevo, esto, es el resurgimiento de aquellos viejos partidos que también hacían de la contienda electoral un tiempo de polarización y Colombia ha vivido muchas guerras civiles. Esperemos que esto no nos conduzca a estos conflictos, esperemos que aún en medio de la diversidad de pensamientos, en vez de caminar hacia polarizaciones, hacia odios y divisiones busquemos desde la diversidad la comunión, la unidad, el bien común y la solidaridad, que sería el camino para mejorar nuestro país. P: Se amplió por un año más el trabajo de la Comisión de la Verdad, presidida por el padre Francisco De Roux. ¿Qué esperar de este trabajo? LJR: Primero agradecer al padre de Roux, a los miembros de la Comisión de la Verdad y a todos los que han aportado; y segundo, estamos esperando que podamos encontrar con estos caminos de verdad, de reconocimiento de los errores que los hemos cometido todos y que tenemos que hacerlo todos, porque no se trata en la Comisión de la Verdad de condenar a otros, sino de poner sobre la mesa las verdades que desconocemos y que fueron la causa profunda del conflicto, para que podamos entender lo que nos pasó y para que podamos a futuro corregir y avanzar en un país en paz, en un país que asume las responsabilidades, en un país que es capaz en medio de las diferencias buscar la unidad. P: ¿Qué puede seguir ofreciendo la Iglesia Católica en este camino de paz? Ya que varias veces ha derramado su sangre, pero al mismo tiempo, se ha pedido perdón por las falencias de la Iglesia sobre la paz... ¿Nos explica esta toma de posición? LJR: La Iglesia es una convencida del diálogo, de la reconciliación y la paz. En todos los estamentos de la Iglesia, desde los presbíteros, los obispos, los diáconos y los laicos hemos estado totalmente comprometidos sufriendo los avatares de la guerra y del conflicto. Hemos puesto mártires hombres y mujeres, obispos, catequistas, laicos, sacerdotes, ellos han muerto por esta atroz guerra que lleva muchos años y que esperamos que algún día termine. Hemos pedido perdón por aquellas omisiones que hayamos cometido, pero también, estamos diciendo que nosotros seguiremos convencidos que el camino de la reconciliación en Colombia, es el camino del diálogo, del perdón, del escucharnos y del compromiso integral de todos los estamentos de la sociedad y en eso queremos y podemos contribuir como Iglesia. P: ¿Está optimista por el futuro? ¿Qué se puede esperar para el país en los próximos años? LJR: Yo tengo un valor, es una virtud y que la cultivamos entre todos los bautizados y es la virtud de la esperanza, es una virtud teologal, es Dios mismo el que nos anima, el que camina con el pueblo en medio del sufrimiento y dice el Salmo ‘aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo’, estoy convencido de que el Señor camina con Colombia y que camina con todos aquellos que estamos dispuestos a darlo todo por nuestro país, por lo tanto yo vivo de la esperanza de tiempos mejores, de historia nueva, de historia de paz y reconciliación en nuestro país.