Jue 18 Oct 2018
Sínodo: La Iglesia debe ser cercana con los jóvenes y hablar su lenguaje
Así lo aseguró el obispo de Florencia – Caquetá, monseñor Omar de Jesús Mejía Giraldo, durante su intervención en el Sínodo de obispos que se celebra por estos días en Roma. El prelado aseguró que se requiere de una conversión pastoral y misionera que dedique más tiempo a los jóvenes.
“Los jóvenes quieren que la Iglesia viva de verdad la ‘cultura del encuentro’, los jóvenes quieren que nosotros sus pastores vayamos a ellos, compartamos sus historias, sus retos y motivaciones; ellos quieren contarnos sus angustias y fracasos, pero necesitan que les invirtamos más tiempo”, aseguró el prelado.
El obispo aseguró que es urgente que la Iglesia se muestre comprometida en un escenario “anclado en el mundo, pero sin ser del mundo”.
“Los jóvenes reclaman de nosotros una Iglesia libre de ataduras pasajeras, una Iglesia que sea lo que es, lo que prometió ser, una Iglesia transparente, cercana, dinámica, alegre, una Iglesia fresca y con rostro joven. Los jóvenes quieren una Iglesia que les diga y les dé testimonio que sí es posible el celibato, la castidad y la virginidad. Los jóvenes buscan en la Iglesia signos de Dios, ellos esperan que nosotros les enseñemos a orar, pero no a punta de sermones y teorías sobre la oración, ellos quieren que nosotros sus obispos, sacerdotes y agentes misioneros oremos, juguemos, caminemos, luchemos con ellos. Los jóvenes nos quieren ‘hombres de Dios, frescos y transparentes’, afirmó el obispo.
Su reflexión se basó en el documento “Instrumentum laboris”, numeral 137, que invita a un renovado entusiasmo misionero, a través de un camino de conversión pastoral y misionera. “De esta experiencia sinodal debe brotar muchos caminos pedagógicos que fortalezcan nuestra Iglesia en este ‘instante vital’. Pidamos al Espíritu Santo, que nuestra ‘conversión pastoral’ se refleje en el compromiso de ser una Iglesia más cercana, más alegre, más práctica, menos discursiva y más acogedora”, aseguró.
Monseñor Mejía Giraldo, recordó además, como los jóvenes reclaman hoy de la Iglesia una conversión efectiva, afectiva y económica. Al referirse a esta última, dijo que “una conversión concreta se manifiesta cuando como pastores invertimos recursos económicos en nuestra pastoral juvenil”.
Así mismo, recordó las angustias y llamados que le hicieron los jóvenes de la Amazonía colombiana para que fueran presentadas ante los padres sinodales: “Queremos que los adultos se conviertan en verdaderos acompañantes, que los sacerdotes no se contenten con ofrecernos sólo el sacramento de la confesión, que vayan más allá, que orienten nuestra vida y nos ayuden en el seguimiento del Señor (…) Queremos que la Iglesia nos enseñe la manera cómo debemos unificar nuestra vida personal, educativa, laboral, afectiva, espiritual; ojalá, nos ofrezcan espacios de formación.
Finalmente, aseguró que los jóvenes exigen de la Iglesia espacios de participación para crear, proponer y evangelizar. Espacios que sean acompañados por los adultos para guiar, orientar, motivar y generar procesos de formación que muestren una Iglesia viva y llena de Dios.
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