Mié 4 Abr 2018
Un sínodo de los jóvenes
Por: Mons. Ismael Rueda Sierra - De forma similar como el Santo Padre Francisco, quiso afrontar la realidad de la familia en la Iglesia y el mundo de hoy, convocando una Asamblea del Sínodo, que concluyó con la importante Exhortación Apostólica (Amoris Laetitia), se ha ocupado ahora de los jóvenes en general y en la diversidad de situaciones en que se encuentran.
Quiere conocer de cerca su percepción de la realidad, sus retos y desafíos como también sus sueños y proyectos de vida, para ayudar a su acompañamiento. Lo motiva sin duda, la complejidad del mundo y culturas actuales en que se mueven los jóvenes y el no pequeño desafío que tiene la misma Iglesia para realizar su misión evangelizadora, dirigida a las nuevas generaciones, representadas en tantos niños y personas jóvenes. Para ello ha convocado también la siguiente Asamblea del Sínodo (octubre 2018), que se ocupará, como es sabido, del tema “Jóvenes, Fe y Discernimiento vocacional”.
En coherencia con esa necesidad de conocer de cerca lo que pasa en cada persona para ayudarla, el Santo Padre desea que por encima de todo se “escuche” a los jóvenes, de tal manera que puedan aportar ellos mismos, la materia prima fundamental para el discernimiento que luego harán los Padres sinodales. El Pre-sínodo convocado para finales de marzo de este año, con la presencia de 305 jóvenes de todo el mundo, de diferentes credos o sin ellos, más la intervención, vía redes sociales, de cerca de 15.000, constituye un enorme riqueza y hace efectivo en la práctica, poder conocer de primera mano lo que piensan los jóvenes y sus expectativas en relación con su vida, la Iglesia, la sociedad y un mundo por construir.
El resultado de esta reunión presinodal no ha podido ser mejor, tal como lo revela el documento por ellos elaborado y que fuera entregado el pasado 28 de marzo al final del discernimiento que allí se realizó. “Este documento es una síntesis donde expresamos algunos de nuestros pensamientos y experiencias… Es una reflexión sobre realidades específicas, personalidades, creencias, y experiencias de jóvenes de todo el mundo. Este documento está destinado a los Padres sinodales, como una orientación que les ayude a comprender mejor a los jóvenes…” expresan al inicio del texto. Con autenticidad declaran que “Esperamos que la Iglesia y otras instituciones puedan aprender de este proceso presinodal y escuchar la voz de los jóvenes”.
Es de admirar, indudablemente, la profunda libertad, autenticidad y sentido crítico con los que asumen los diferentes ítems que se van desarrollando en cada una de las partes del documento. Empezando por los desafíos y oportunidades de los jóvenes en el mundo actual, se refieren a las inquietudes sobre la formación de la personalidad, la relación con la diversidad, los jóvenes y el futuro, la tecnología y, la búsqueda de sentido de la existencia. En la segunda parte se ocupan más del tema de la vocación, presentando lo relativo a los jóvenes y Jesús, la relación con la iglesia, el sentido vocacional de la vida y su discernimiento así como lo que atañe al acompañamiento esperado por ellos. Una tercera parte presenta lo que anhelan los jóvenes en relación con la acción educativa y pastoral de la Iglesia, identificando lo que se desea como estilo de iglesia, el protagonismo de los jóvenes, ambientes donde quisieran ver más presente a la Iglesia, los escenarios comunes que se deberían consolidar para la acogida a los jóvenes, así como los diversos instrumentos que pueden ser utilizados para el trabajo en favor de las nuevas generaciones.
Recomendable y además muy saludable para hacer un humilde examen autocrítico de nuestra tarea eclesial, motivado por quienes tienen ya la responsabilidad de asumir en adelante la misión toda del Pueblo de Dios, en la parte que les corresponde. Con mi fraternal saludo Pascual.
+ Ismael Rueda Sierra
Arzobispo de Bucaramanga