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Bautismo

Mié 26 Oct 2022

Dios nos quiere santos

Por: Mons. Ricardo Tobón Restrepo - Tenemos la gracia de prepararnos para la próxima solemnidad de Todos los Santos, que pone ante nosotros la llamada a la santidad mediante el ejemplo de los que han sido signos de la presencia de Dios, con la próxima Beatificación, en la Catedral de Medellín, de la Sierva de Dios María Berenice Duque, tan vinculada a nuestra vida eclesial y pastoral. Además, en este mes, hemos celebrado la memoria de Santa Laura Montoya y del Beato Jesús Emilio Jaramillo, dos grandes modelos de la nueva vida en Cristo, con los que, igualmente, tenemos profundos lazos de amor y de comunión. De esta manera, se nos está recordando de un modo fuerte y cercano lo que ha destacado con autoridad el Concilio Vaticano II: “Todos los fieles cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre” (LG,11). Dios no quiere que sus hijos seamos mediocres, que malogremos la existencia, que nos conformemos con pasar frívolamente por la vida sin gozar la elección a ser “irreprochables ante él por el amor” (Ef 1,4). El Papa Francisco ha querido hacer resonar este llamado, encarnándolo en el contexto actual y dirigiéndolo de modo personal a cada uno de nosotros: “Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible… En la Iglesia santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas para crecer en santidad. El Señor la ha llenado de dones con la Palabra, los sacramentos, la vida de las comunidades, el testimonio de sus santos y una múltiple belleza que procede de su amor” (G.E. 15). Cuando San Juan Pablo II nos introdujo en este segundo milenio de la era cristiana, invitándonos a mirar hacia adelante y a “remar mar adentro”, nos señaló, extraña y audazmente, la santidad como la primera prioridad pastoral. Y explicó que poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad significa vivir la convicción de que, si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, es un contrasentido una vida mediocre y una religiosidad superficial. La vida entera de la comunidad eclesial, decía, debe ir en la dirección de este “alto grado” de la vida ordinaria (cf NMI, 31). Quisiera que todos entendiéramos que son múltiples los motivos que hoy nos urgen a comprometernos seriamente en un camino de santidad. Ante todo, la experiencia del amor de Dios, que constatamos en las numerosas gracias que hemos recibido, nos pide no darle largas a una verdadera relación filial con él. Luego, la necesidad de llegar a nuestros hermanos con una evangelización auténtica y con una acción pastoral efectiva reclama que vivamos a fondo el Evangelio, porque no podríamos dar lo que no tenemos. No vale la pena ser una campana que resuena, pero finalmente, por falta del testimonio que exige la evangelización, no lograr nada. En la medida en que se santifica, cada cristiano se vuelve realmente fecundo para el mundo. El momento de cambio y transformación que vive nuestra sociedad y que tiene a tantas personas en la incertidumbre, en la angustia y aun en graves dificultades, nos está pidiendo ser luz, ser sal, ser levadura. Esto resulta imposible si no permitimos que el Espíritu Santo nos configure con Cristo para tener la autenticidad, el entusiasmo, la libertad apostólica, la esperanza y el amor que requiere hoy anunciar el proyecto de Dios. Sin un empeño cotidiano y perseverante por ser santos, no tendremos los recursos para enfrentar el combate contra el mal y contra el maligno que debemos librar cada día, ni lograremos estar despiertos y con las lámparas encendidas para acompañar pastoralmente a nuestros hermanos, en medio de los grandes desafíos del momento actual. Dispongámonos a vivir la Beatificación de la Madre Berenice como un llamado personal y comunitario de Dios a la santidad. Escuchemos que a través del Papa Francisco nos dice: “No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva a reconocer nuestra propia dignidad… No tengas miedo de apuntar más alto, de dejarte amar y liberar por Dios. No tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia” (GE, 32-34). + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

Lun 24 Oct 2022

Evangelizar a los que están lejos

Por: Monseñor José Libardo Garcés Monsalve - Avanzamos en este mes de octubre dedicado en la Iglesia a la oración, reflexión y ayuda a las misiones en todo el mundo y sobre todo, a tomar conciencia de la tarea evangelizadora de la Iglesia y de cada uno de los bautizados, en muchos ambientes y sectores que están físicamente cerca de nosotros, pero viven muy lejos de Dios y de su Palabra de Salvación. Ya el tiempo donde todos en la familia eran creyentes con fe firme, está pasando, y estamos en una época donde muchos recibieron el bautismo, pero en lo que se refiere a la fe, son indiferentes e incluso, rechazan abiertamente a Jesús. El Papa Pablo VI, en su momento, así lo percibía cuando afirmó: “aunque el primer anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han escuchado la Buena Nueva de Jesús o a los niños, se está volviendo cada vez más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de la vida cristiana” (‘Evangelii Nuntian¬di’ #52). Esta realidad descrita por el Papa Pablo VI, es un fenómeno común en las nuevas generaciones de muchas de las familias creyentes y por esta razón, el Papa Francisco vuelve a retomar el tema cuando llama a evangelizar en todos los ámbitos, sin descuidar la pastoral ordinaria que se orienta al crecimiento de los creyentes, de manera que respondan cada vez mejor y con toda su vida al amor de Dios. Es necesario reconocer el ámbito de las personas bautizadas que no viven las exigencias del bautismo y también hace el llamado a proclamar el Evangelio a quienes no conocen a Jesucristo o siempre lo han rechazado (cf. ‘Evangelii Gaudium’ #14), recordando que “los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable” (EG 14). La preocupación de toda la Iglesia, pastores y fieles, a lo largo de los siglos ha sido anunciar el Evangelio a los que están alejados de Cristo y por eso, en una época se identificaban los alejados con quienes habitaban fuera de las fronteras de nuestro entorno y existía una vocación misionera para atender directamente a esos hermanos nuestros. Pero hoy la realidad de los alejados está presente en nuestro territorio, en nuestra Diócesis, en las periferias y en el centro de nuestra ciudad, en la parte urbana y en el campo. Por ello, retomamos como propio el llamado del Papa Francisco cuando nos dice que “la actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia y la causa misionera debe ser la primera” (EG 15), de tal manera que, lo tenemos que hacer presente con la salida misionera a la que estamos convocados todos los creyentes. La salida misionera es el camino adecuado en este momento de nuestra historia para volver a traer al redil de la Iglesia a la oveja perdida. Jesús en el Evangelio nos da el testimonio del Pastor bueno que sale a buscar una oveja perdida, dejando las noventa y nueve en el redil (cf. Lc 15, 4-6), hoy tenemos que retomar la salida misionera para ir en busca de las noventa y nueve, dejando una en nuestro redil. Si no lo hacemos entre todos, corremos el riesgo de dejar a todo el pueblo de Dios a la deriva, con la conciencia que “cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20), periferias que vemos avanzar en nuestra ciudad, no solamente por la limitación física de los recursos de muchas personas, sino por el vacío en la fe que padecen muchas personas que son nuestros vecinos y cercanos. Recordemos que los discípulos que se reunieron en torno a Jesús y que salieron a predicar con Él, no tenían un lugar para permanecer, porque “el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8, 20); siempre fueron itinerantes, siempre estaban en misión de un lugar para otro y así nació la Iglesia, en camino, en salida misionera. El Papa Francisco nos recuerda esta verdad cuando afirma: “La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión esencialmente se configura como comunión misionera. Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo” (EG 23). La Iglesia comunidad de creyentes en su tarea evangelizadora tiene el mandato de la salida misionera. En nuestra Diócesis de Cúcuta estamos disponibles a cumplir con esta tarea, siendo comunidad de discípulos misioneros que nos involucramos y acompañamos a todos y les entregamos con gozo el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Que la Santísima Virgen María, Estrella de la evangelización y el glorioso Patriarca san José, fiel custodio de la fe, alcancen de Nuestro Señor Jesucristo, el fervor pastoral, para estar siempre en salida misionera. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 28 Feb 2022

Pautas para vivir y celebrar sinodalmente el ciclo pascual

A propósito del Sínodo 2021-2023 propuesto por el Papa Francisco, la Comisión Central, creada por el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), para animar este evento eclesial, presenta un subsidio que ofrece pautas para vivir y celebrar Sinodalmente el Ciclo Pascual. El texto presentado, se estructura en cuatro etapas: Miércoles de Ceniza: El inicio del itinerario de conversión. Cuaresma: La doble conversión de Pedro y Cornelio. Pascua: La efusión del Espíritu Santo y el bautismo de los gentiles. Pentecostés: La conversión de la Iglesia de Jerusalén. El subsidio ofrece reflexiones escriturísticas, patrísticas, pastorales y guiones litúrgicos para la imposición de la Ceniza, liturgia penitencial, Santo Viacrucis, renovación de las promesas bautismales y renovación del Sacramento de la Confirmación, según cada momento del ciclo pascual. Este material, tiene como objetivo “el continuar animando a las parroquias, comunidades eclesiales, movimientos apostólicos y estructuras diocesanas en su compromiso por la vivencia de la sinodalidad, no como un proyecto aislado y meramente circunstancial, sino como un acontecimiento de gracia, en un proceso de sanación guiado por el Espíritu”. DESCARGAR PAUTAS [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Jue 6 Ene 2022

Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo

EL BAUTISMO DEL SEÑOR Enero 09 de 2022 Primera lectura: Isaías 42,1-4.6-7 Salmo:29(28), 1a y2.3ac-4.3b y9b-10 Segunda lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38 Evangelio:Lucas 3,15-16.21-22 Orientaciones para la Predicación Introducción * La celebración de la fiesta del Bautismo del Señor nos confirma el inmenso amor de Dios, que ha enviado a su Hijo al mundo para salvarnos. * El bautismo nos hace hijos de Dios en el Hijo eterno del Padre. También son, pues, para nosotros las palabras del Padre: Tú eres mi hijo amado o mi hija amada * El compromiso que debe surgir de esta celebración debe ser el de renovar nuestra conciencia bautismal, nuestra adhesión al misterio pascual del Señor y nuestro esfuerzo por vivir en Cristo. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pasaje de Isaías y el salmo se anticipan proféticamente a la llegada del Mesías, luz de las naciones. En ambos sobresalen las imágenes de presentación de la gloria del Señor; invitan a “mirar”, a “contemplar”, a “recibir” al Mesías y a celebrar su acción salvífica. De modo particular, Isaías presenta al Mesías como sobre quien Dios ha puesto su Espíritu, el elegido y preferido, el que sostiene a los débiles e implanta la justicia, el que realiza la alianza y es luz de las naciones, el que rescata de la esclavitud. En esta misma perspectiva se sitúa otro pasaje de Isaías (61, 1-2), que Jesús proclama en la sinagoga de Nazareth, afirmando a continuación: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír” (Lc 4,16-19). La narración del Bautismo del Señor que nos propone el Evangelio de San Lucas es la más breve y simple de los evangelios sinópticos. No obstante, en ella se resaltan tres consideraciones particulares: * La identidad propia de la misión de Juan que es preparar los caminos para el Mesías y el reconocimiento de Jesús como verdadero Salvador. * La supremacía de Cristo, que viene para bautizar con Espíritu Santo y fuego. * La teofanía que revela al Hijo como amado y predilecto del Padre. Estos tres aspectos, al inicio del ministerio público del Señor, anticipan el anuncio del Reino, el llamado a la conversión y la misión de convocar a todos los hombres para que experimente el amor de Dios. El breve trozo de los Hechos de los Apóstoles recoge estas afirmaciones y las convierte en fundamento y dinamismo misionero, pues aseguran el llamado de todos los pueblos, sin distinciones, a la fe en el Señor y al disfrute de la paz que el trajo a las naciones. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La fiesta del Bautismo del Señor concluye la celebración de la navidad y es puente hacia el tiempo ordinario.En el espíritu de la Liturgia, este hecho representa ya un llamado a la vivencia, en nuestro día a día, de nuestra condición de hijos e hijas de Dios. San Juan Pablo II decía que la fiesta de hoy nos brinda la oportunidad de ir, como peregrinos en espíritu, a las orillas del Jordán para participar en el acontecimiento maravilloso del bautismo de Jesús y descubrirnos también nosotros, insertados por nuestro bautismo en el misterio pascual de Cristo, predilectos, amados y enviados por el Padre (Homilía en la Fiesta del Bautismo del Señor, 2001). En efecto, Jesús acude al bautismo de Juan como un gesto de abajamiento y de redención, para conceder a las aguas el poder de hacernos a nosotros hijos de Dios y para asociarnos definitivamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por esto, las lecturas de la Palabra de Dios en esta fiesta nos conducen a la contemplación de Cristo, Mesías y Salvador, amado del Padre, lleno del Espíritu Santo, con el propósito de que nosotros seamos más conscientes de la grandeza de nuestro propio bautismo. Por tanto, en este día, estamos invitamos a sentirnos… * Como Cristo, hijos amados de Dios. Éste es el núcleo de nuestra vida cristiana y la experiencia que se debe ir forjando cada día en nosotros. Como enfatiza en diversos pasajes de sus cartas el Apóstol San Juan, la prueba de que Dios nos ama es que envió a su hijo como propiciación para nuestros pecados. * En Cristo, miembros de su cuerpo místico que es la Iglesia o piedras vivas del edificio que es la misma Iglesia, llamados a la comunión y participación en la vida y misión de todos los bautizados, a dar testimonio de la vivencia del mandamiento del amor, que es el distintivo de los cristianos, con las obras de misericordia y en la búsqueda de la justicia, de la libertad y de la verdad. * En Cristo, ungidos y llenos del Espíritu Santo para anunciar a todos los pueblos el Reinado de Dios. Esta invitación nos invita a la configuración más perfecta con Cristo, para la tarea de la Evangelización con todas sus implicaciones, para pasar “haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal, porque Dios está con nosotros (Cfr. Hch 10, 38). Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración de la comunidad cristiana en esta fiesta del Bautismo del Señor debe centrase en la petición de una conciencia más viva del don del bautismo y de sus efectos en nosotros, así como del compromiso de vivir completamente en Cristo. Además, es oportuno insistir en el compromiso bautismal en medio de la Iglesia, expresado en la fe, la esperanza y la caridad de todos los creyentes, como comunidad de discípulos y misioneros. No debería faltar la invitación a renovar los procesos de iniciación cristiana, tanto de los niños como de los adultos, subrayando la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos y de los catequistas en la preparación para los sacramentos. _________________ Recomendaciones prácticas: * Si las circunstancias pastorales lo permiten, hoy podría celebrarse el bautismo de algunos niños en la Eucaristía con la participación de la comunidad de fieles. * Como en la fiesta de la Epifanía, hoy es un día propicio para pedir por la Evangelización de los pueblos y por las misiones. * Comienza la primera parte del Tiempo Ordinario del 10 de enero hasta el 1°de marzo (semana Iª - VIIIª). Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa ¡Sean todos bienvenidos a este banquete de amor, en donde Cristo se hace verdadera comida y bebida para nuestra salvación! Hoy termina el tiempo de Navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Este acontecimiento, narrado por los cuatro evangelistas, que hoy recordamos desde el relato de san Lucas, nos permite apreciar la grandeza e importancia especial de este sacramento instituido por el mismo Jesucristo en las aguas del río Jordán. Celebremos con fe y dispongámonos a renovar en esta Eucaristía nuestra identidad bautismal, de ser hijos de Dios y de vivir el mandamiento del amor. Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Isaías nos lleva a fijar nuestra mirada en el siervo del Señor. Por su parte, san Pedro nos recuerda que Jesucristo pasó por la tierra haciendo el bien porque Dios estaba con él; y el evangelista Lucas nos invita a presenciar, en un clima de oración y contemplación, el acontecimiento del bautismo de Jesús con la intervención del Padre, que lo proclama Hijo amado y predilecto. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, por mediación de su Hijo amado Jesucristo. Digamos con fe y esperanza: R. Dios de amor, escúchanos. Te pedimos por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiososy fieles laicos, para que asumiendo los compromisos del bautismo puedan ser siempre testigos de Cristo, constructores de paz y promotores de esperanza, oremos. Te pedimos por los gobernantes de las naciones, para que sus políticas y programas se orienten al bien común, y no a intereses particulares o mezquinos que atentan contra la dignidad de las personas, oremos. Te pedimos por los oprimidos y abatidos, por los enfermos y desesperados, por los que están al margen de la ley o caminan por sendas oscuras, para que se dejen tocar por Cristo y abran las puertas de su corazón al cambio de vida y a la conversión, oremos. Te pedimos por el buen fruto de todas las iniciativas pastorales de nuestra comunidad, especialmente de la catequesis con la que se preparan los padres y padrinos para el bautismo de los niños, y con aquella que se disponen los niños y adolescentes para la primera comunión y confirmación, oremos. Te pedimos por todos los que nos hemos congregado en esta celebración eucarística, para que nos dejemos encontrar por tu Hijo amado, y al igual que él podamos hacer el bien y no el mal, oremos. Oración conclusiva Acoge, Padre bueno, estas súplicas que te presentamos con fe y esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 18 Feb 2021

La alianza sellada por Dios en el Bautismo nos hace herederos de la gracia divina

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Febrero 21 de 2021 Primera Lectura: Gn 9,8-15 Salmo: 25(24),4-5ab.6+7bc. 8-9 (R. cf. 10a) Segunda Lectura: 1P 3,18-22 Evangelio: Mc 1,12-15 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De la Palabra divina que se nos ofrece para nuestra oración podemos entresacar los siguientes temas: • Dios bendice de nuevo a la humanidad por medio de la figura de Noé y su descendencia, el símbolo que usa el texto del Génesis para representar esa alianza es el arcoíris, con él se va a prefigurar el pacto entre Dios y la tierra por toda la eternidad. • La alianza sellada por Dios en el Bautismo nos hace herederos de la gracia divina. • La evocación del desierto es importante porque ha sido allí donde Dios ha guiado a su pueblo, de tal manera que cuando el evangelio de Marcos subraya que es el Espíritu el que conduce a Jesús al desierto, quiere indicar que, de nuevo, en el Hijo de Dios, se establece esa novedad de caminar hacia la libertad. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La obra más excelsa de la creación es el ser humano, al insuflar Dios su aliento de vida en Adán se abre un capítulo que nada, ni nadie, podrá borrar del libro de la vida. Ese capítulo se podría llamar «el testamento de amor de Dios por la humanidad». Esta puede ser la idea central del texto de la primera lectura, tomada del libro del Génesis. En este relato Dios pacta una alianza con la humanidad, representada en Noé y sus hijos, para que no vuelva un diluvio de agua sobre la tierra. Esta promesa se extiende sobre todo aquello que la humanidad cree y realice, pues Dios no olvida de dónde ha salido su obra, su creación. El texto del Génesis es un relato que, por medio de la alianza, todo lo que sale del arca va a tener un privilegio en la creación. De allí que, el mismo texto lo recalque aseverando que «la señal de la alianza es con todo ser que pise la tierra». El apóstol Pedro en su primera carta hace eco al texto del Génesis referido al diluvio. Sin embargo, Pedro anuncia que la renovación de la alianza se da por medio del bautismo, como una gracia abundante representada en la salvación. De esta forma el apóstol recuerda la importancia de considerar cómo Cristo es quien ha venido a salvar al ser humano, por medio de una nueva y definitiva alianza sellada en el bautismo. En la cruz Cristo redime al mundo, y en el bautismo él incorpora por medio del Espíritu Santo al bautizado en una nueva vida. Así la prefiguración del diluvio le abre las puertas al creyente a una salvación definitiva que lo convierte en otro Cristo. El relato del evangelio de Marcos en este contexto de cuaresma contiene tres elementos que se convierten en un itinerario completo de preparación a una vida en el espíritu. El primero elemento fundamental en la preparación a una vida más plena en Dios es el ser empujado al desierto. Para toda la tradición judeo/cristiana la evocación del desierto es importante porque ha sido allí donde Dios ha guiado a su pueblo, de tal manera que cuando el evangelio de Marcos subraya que es el Espíritu el que conduce a Jesús al desierto, quiere indicar que, de nuevo, en el Hijo de Dios, se establece esa novedad de caminar hacia la libertad. De tal modo que como Dios acompaña a su pueblo en la travesía del desierto, en Jesús el cristiano encuentra un ejemplo en la salida de la esclavitud, del pecado, a la liberación que el mismo Cristo es. El desierto no es más un lugar hostil, en el Nuevo Testamento, es el espacio de encuentro con la debilidad que solo puede ser fortalecida en Cristo que vence todos los obstáculos presentes en la aridez, rudeza e inclemencia del desierto, por ello este, es ahora camino de prueba y resistencia para el cristiano. El segundo elemento presente en el texto del evangelio de este domingo está representado por las tentaciones a las que fue sometido Jesús. En el contexto del Nuevo Testamento las tentaciones son reveses, persecuciones o pruebas para determinar la medida de fidelidad a Dios del que es tentado. Por tanto, cuando Jesús sobrepasa la prueba en el desierto, durante cuarenta días, demuestra la fidelidad más grande a su Padre, y al mismo tiempo, presenta el itinerario para que sus discípulos sigan el camino, en medio de las dificultades. En el contexto de los evangelios, el tentador es Satanás y él se aprovecha de las situaciones de peligro (vivía entre los animales salvajes Mc 1,13b.) y necesidades para hacer su obra; de tal forma que alejarse del tentador es no sucumbir ante las debilidades humanas, es así como quien cae en la tentación por el pecado, no es fiel a su Señor y por tanto abandona a Cristo. Los relatos de las tentaciones en los evangelios de Mateo 4,1-11. Y Lucas 4, 1-13, describen de forma detallada las tentaciones a Jesús, mientras que Marcos no se detiene en los detalles, solo remarca que Jesús es tentado más no describe el cómo. Al parecer es por el interés del evangelista de hablar de la importancia del discipulado, tal y como lo reseña en la perícopa que se está leyendo en este domingo. El tercer elemento de reflexión sugerido en el evangelio, en este contexto de la Palabra, es el detalle que narra Marcos de presentar a los ángeles al servicio de Jesús en medio de las tentaciones. Este gesto se repite en la narración de Jesús cuando es tentado en el desierto de Mateo 4, 11. Remarcando que esta experiencia, de las tentaciones, ha limpiado el camino de aquello que Jesús realizará reflejando en la humanidad el amor del Padre; el sendero ya está preparado y lo único que le queda al Hijo de Dios, es mostrar su gloria en la tierra, entre los suyos. Por ello, tan pronto regresa del desierto Jesús inicia su misión de proclamar la Buena Nueva de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La mayordomía encomendada por Dios a los seres humanos es renovada en la figura de Noé el protector y custodio de la tierra, esta puede ser la evocación más importante del texto del Génesis, porque en ella nos recuerda el gran compromiso de cuidar y proteger. Por ello hoy de nuevo el creyente está llamado a custodiar y preservar aquello que Dios le ha encomendado. Todos, por tanto, somos mayordomos de esta tierra y por más que queramos ser ajenos al deterioro del planeta, nada puede desviar el interés que los seres humanos tienen de administrar estos bienes en pro de la vida. Por tanto, la palabra del Señor en este domingo invita a todos los creyentes a disponerse a entrar en el desierto de la cuaresma por cuarenta días. Para ello el cristiano debe prepararse para la prueba y la mejor forma de hacerlo es cultivando una vida en el espíritu que se logra por medio de la oración, la penitencia y la caridad. Sin embargo, los ambientes social y cultural nos pueden tender trampas, tales como el consumismo, “y las apariencias de lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo rápido, lo superficial, lo provisorio (EG 62)”. De modo que somos tentados a que lo “real le ceda el lugar a la apariencia”, advierte el papa Francisco. La cuaresma es un tiempo propicio para discernir y aprender a diferenciar aquello que distrae nuestra mirada de la cruz de Cristo. Dios se sigue revelando en nuestra vida e historia y nos invita en su Hijo a vencer las tentaciones de las apariencias y de lo superfluo. Al respecto nos dice el papa Francisco: “La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella, porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida”, (Gaudate et exultate 158). 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Cuaresma es una experiencia de hacer camino en el desierto al lado de Jesús. Por ello, su amor, misericordia y justicia, son nuestra compañía en la aridez de la indiferencia, exclusión y marginación. Así a ejemplo de tantos hombres y mujeres que han crecido en santidad caminando en comunidad, todos estamos llamados a reconocer a Dios en la vida y los actos de amor de aquellos que van a nuestro lado. Que el Señor de nuevo nos lleve al desierto y nos hable al corazón, nos llene de su paz y nos haga constructores de nuevas sociedades transformadas en el amor que todo lo puede. Que cada día sea una oportunidad de renovar la vida en el amor. Para ello, la oración sigue siendo un instrumento de comunicación directa con Dios, en donde las palabras sean acalladas por el silencio de Dios hablando a los corazones contritos. Que la penitencia siga siendo un ejercicio permanente de renuncia a todo aquello que distrae las miradas de lo fundamental, y así se reconozca en el dolor y sufrimiento humano, la presencia de Dios redimiendo el sufrimiento de sus hijos amados. Y que la caridad sea la caricia de Dios para con los más vulnerables de nuestra sociedad, los enfermos, presos, hambrientos, sedientos, migrantes, y toda aquella carne que clama. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En este primer domingo de la cuaresma de nuevo Dios quiere renovar su alianza de amor con todos aquellos que lo buscan con corazón sincero. Dispongamos nuestra vida para que la celebración de la eucaristía nos renueve en el amor de Dios y así salgamos a construir nuestras vidas, venciendo las tentaciones que nos alejan del amor de Dios en nuestros hermanos. Participemos don fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de este domingo nos proponen un horizonte en el camino de la cuaresma; en efecto, el centro de nuestra vida es Cristo quien renueva nuestra existencia en el bautismo, a través del cual Jesús nos ayuda a vencer las tentaciones para seguir buscando la santidad. Escuchemos con el corazón dispuesto. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Aclamemos con fe al Señor y juntos presentémosle nuestras intenciones confiados en que él siempre nos acompaña y acoge nuestras necesidades. R. Ilumina Señor, nuestro sendero 1. Oremos por la Iglesia, para que, al inicio de esta cuaresma, nos dispongamos a caminar por el desierto espiritual, confiados en la compañía del Señor que ha vencido las tentaciones. Oremos al Señor. 2. Oremos por el Papa Francisco, para que su testimonio de amor al Señor sea un referente de crecimiento en la santidad de todos los que amamos a Dios en nuestros hermanos. Oremos al Señor. 3. Oremos por nuestros gobernantes, para que la sabiduría de Dios los acompañe en las decisiones que toman en pro de la construcción de la justicia y el bien común. Oremos al Señor. 4. Oremos por nuestra comunidad, para que todos nos fortalezcamos unos a otros en este tiempo de gracia que Dios nos concede, y así, venzamos juntos las tentaciones que no nos dejan reconocer al Señor en los más necesitados y vulnerables. Oremos al Señor. 5. Oremos por todas las mujeres y hombres que trabajan por la construcción de la paz, para que las tentaciones de la violencia no les hagan desistir de su noble propósito. Oremos al Señor. Oración conclusiva Dios de amor, escucha estas plegarias que te dirigimos, y aquellas que tenemos en el corazón. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mié 18 Abr 2018

Catequesis del Papa: el Bautismo implica una respuesta personal

El bautismo es el comienzo de un proceso, despierta "una dinámica espiritual" que recorre la vida: lo afirmó el Papa Francisco en la mañana del miércoles 18 de abril, en la catequesis que impartió en la Audiencia General. El Santo Padre volvió a pedir a los fieles recordar la fecha de su bautismo: “porque es un renacimiento y es como si fuera el segundo cumpleaños”, dijo. Y también pidió enseñar bien a los niños a hacerse la señal de la cruz . “Regresar a la fuente de la vida cristiana – explicó - nos lleva a comprender mejor el don recibido en el día de nuestro Bautismo y a renovar el compromiso del corresponderle en la condición en que nos encontramos”. El rito de acogida Sin nombre se es desconocidos, sin derechos ni deberes, mientras que Dios nos llama a cada uno por nombre y nos ama en modo personal, y es por ello que en el rito de acogida se pide el nombre de quien será bautizado: “Los gestos y las palabras de la liturgia bautismal nos ayudan a comprender el don que se recibe en este sacramento y a renovar el compromiso de corresponder mejor a esta gracia”, dijo en la catequesis que impartió en español. Y siguió: “En el rito de acogida del bautismo, se pide el nombre del que va a ser bautizado. El nombre indica la identidad de una persona. Dios nos llama por nuestro nombre, nos ama personalmente. El bautismo despierta en nosotros la vocación a vivir como cristianos, lo que implica una respuesta personal por nuestra parte. Pero no termina ahí: a lo largo de los años, Dios sigue llamándonos por nuestro nombre, para que cada día nos parezcamos más a su Hijo Jesús”. LEE TAMBIÉN: "DEN LA POSIBILIDAD AL ESPÍRITU SANTO DE HABITAR EN LOS NIÑOS": PAPA FRANCISCO La fe no puede ser comprada Volverse cristianos, afirmó seguidamente el Papa, “es un don que viene de lo alto”. “La fe no se puede comprar” pero se puede pedir y recibir como en don. La formación de los catecúmenos y la preparación de los padres, tienden a despertar esa fe: “A continuación, los catecúmenos adultos manifiestan su deseo de ser recibidos en la Iglesia, mientras que los niños son presentados por sus padres y padrinos, que piden para ellos el don del bautismo. El celebrante y los padres hacen después el signo de la cruz sobre la frente del niño, expresando así que está a punto de pertenecer a Cristo, que nos ha redimido con la cruz. Toda nuestra vida, palabras, pensamientos y acciones, están bajo el signo de la cruz, es decir, del amor de Cristo hasta el extremo. Cada vez que hacemos la señal de la cruz, como al despertarnos, antes de las comidas, ante un peligro o antes de dormir, expresamos nuestra pertenencia a Cristo”. Enseñar a los niños a hacerse bien la señal de la cruz “Pero me gustaría volver a un tema del les hablé", añadió en este mismo punto en la catequesis en italiano. "¿Nuestros hijos saben cómo hacer bien la señal de la cruz?"“Enseñen a los niños a hacerse bien la señal de la cruz. De niños, si lo aprenden de niños, lo harán bien más tarde, cuando crezcan”. Tras la catequesis, en los saludos que dirigió a los fieles de lengua española, les invitó a pedir a la Virgen María que en este tiempo de Pascua "nos ayude a renovar la gracia del bautismo que hemos recibido, para vivir cada día más unidos a Cristo como miembros de la Iglesia". Mientras que a los jóvenes, los ancianos, los recién casados, los enfermos, les invitó a ver "en Jesús Resucitado vivo y presente entre nosotros, el verdadero Maestro de vida". “Que su intercesión les obtenga serenidad y paz y su enseñanza les sea de impulso en el camino cotidiano hacia la santidad”, concluyó. Fuente: Texto:Vatican NewsI Video: Rome Reports

Vie 6 Ene 2017

El bautismo nos transforma

Los colombianos estamos invitados a cambiar y renovarnos para ser testimonio vivo de la presencia de Dios en nuestras vidas, así lo manifestó monseñor Julio Hernando García Peláez, obispo de Istmina-Tadó, al hacer referencia a la actitud del fiel en el marco de la Fiesta del Bautismo del Señor. “Recordar nuestro bautismo es recordar nuestro compromiso con Dios”, explicó monseñor García Peláez. El prelado explicó que con el bautismo se expresa de manera maravillosa el amor paternal y misericordioso que tiene Dios hacia nosotros. También destacó que en los tiempos actuales donde se vive la violencia encarnizada en los propios hombres, el bautismo nos recuerda que nuestro compromiso es anunciar a Cristo en todas las realidades.