Mié 21 Sep 2022
25 de septiembre | Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16,19-31.
EN aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«19 Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. 20 Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, 21 y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. 22 Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. 23 Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, 24 y gritando, dijo: «Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas». 25 Pero Abrahán le dijo: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. 26 Y, además, entre nosotros y ustedes se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia ustedes no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros». 27 Él dijo: «Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, 28 pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento». 29 Abrahán le dice: «Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen». 30 Pero él le dijo: «No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán». 31 Abrahán le dijo: «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto».
Palabra del Señor.