Vie 26 Abr 2019
Puentes de Solidaridad: la respuesta del papa Francisco ante la crisis venezolana
El directorio del equipo de Puentes de Solidaridad, integrado por representantes de 10 conferencias episcopales de América del sur, se encuentra en Bogotá. A partir del, jueves 25, al 30 de abril sostendrán su II encuentro latinoamericano de cara a los retos de su plan pastoral en favor de los migrantes venezolanos.
Cabe recordar que este proyecto fue lanzado desde el Vaticano en mayo de 2018 con el objetivo de promover el desarrollo humano integral especialmente de todos los migrantes venezolanos, en cada una de las etapas migratorias: salida, tránsito, llegada y retorno, por medio de una acción coordinada y sinérgica con diferentes actores eclesiales y sociales.
Un poco de historia
Más allá de las tensiones políticas respecto al tema venezolano, Puentes de Solidaridad se convierte en la respuesta que el propio papa Francisco da ante el drama de la nación petrolera, de hecho, la idea surge por la gestión de la sección migrantes y refugiados del Dicasterio para el desarrollo humano integral de la Santa Sede, dirigida por el scalabriniano Fabio Baggio y el jesuita Michael Czerny.
Es así como en septiembre de 2017 se dio la génesis de este programa, ocasión en la cual la Fundación Católica Argentina de Migraciones, con apoyo la sección de migrantes del Vaticano, reunió en Santiago de Chile a 10 representantes de las conferencias episcopales para buscar soluciones a la crisis migratoria venezolana.
Entre los meses de octubre y diciembre de 2017, se trabajó en la recolección de las propuestas de cada conferencia episcopal.
Red de trabajo eficaz
Ahora cuando la crisis venezolana amenaza con agudizarse, producto de una brutal hiperinflación, prolongadas fallas del servicio eléctrico y pulverización del poder adquisitivo, desde Puentes de Solidaridad se han fijado como principal meta ofrecer servicios de asistencia calificados (sociales y espirituales) a los migrantes con propuestas diversificadas según los distintos contextos geográficos a lo largo del camino que emprenden escapando de la terrible situación.
Es de este modo como las conferencias episcopales de Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Ecuador, Uruguay y Perú han aunado esfuerzos para constituir una red de trabajo eficaz, coordinada y sinérgica en el ámbito de la pastoral migratoria y capacitar las mismas conferencias al desarrollo de respuestas coordinadas más allá de la coyuntura histórica.
Además han incluido en sus servicios a los beneficiarios de las comunidades locales que se encuentran en una situación de vulnerabilidad similar a la de los migrantes venezolanos, por ello también se han incorporado plenamente en el seno de la red de migración, refugio y trata de personas CLAMOR.
Alcances en Colombia
En el caso de Colombia, desde diciembre de 2018 a lo que va de año, el programa ha incidido en la vida de 335 familias (526 personas) con atención directa en alguno de los siguientes servicios: albergue temporal, atención psicosocial, acompañamiento espiritual, orientación jurídica, asistencia alimentaria y apoyo en movilidad.
Todo ello ha sido posible gracias a la articulación que han tenido con aliados estratégicos como la Fundación de atención al migrante (Famig) de la arquidiócesis de Bogotá, Funndación Eudes y las Cáritas diocesanas de Barranquilla, Cúcuta, Arauca y Bogotá. Así lo ha comentado Lina Peña, responsable en Colombia.
Ternura en fronteras
Otro de los logros –mencionó Peña– es la experiencia piloto de formación de multiplicadores de la ternura en las zonas fronterizas de Cúcuta, Maicao e Ipiales, la cual es una iniciativa surgida al seno de la caminata Huellas de Ternura, que adelantan el Consejo Episcopal Latinoamericano junto con otras organizaciones eclesiales en el continente.
Peña ha dicho que consiste “en trabajar la cultura de los cuidados a la que nos ha llamado el Papa con nuestros agentes de pastoral que atienden a población migrante, pues precisamente en los flujos migratorios los más vulnerables son los menores”.
Fuente: Portal digital Vida Nueva