Mié 21 Dic 2022
Ni el aislamiento detuvo los pasos del Nuncio Apostólico por los caminos del Chocó
Entre el 16 y 19 de diciembre de 2022 las diócesis de Quibdó e Istmina-Tadó, contaron con la visita de Mons. Luis Mariano Montemayor, Nuncio Apostólico acreditado en Colombia, en compañía de monseñor Héctor Fabio Henao, Delegado de la CEC ante el Gobierno Nacional para todo lo relacionado con los diálogos con el ELN y el sacerdote Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombia SNPS-CC de la Conferencia Episcopal.
El desarrollo de la visita fue de intensa actividad y aunque, por razones del paro armado establecido por el ELN para la zona del medio y bajo San Juan, bloqueó las posibilidades de un encuentro con las comunidades tan necesitadas y esperanzadas del Medio San Juan, Bajo Calima, Litoral del San Juan, Bajo Baudó y costas del Pacífico colombiano, para ser escuchadas y visibilizadas en su realidad, y quedaron en el aislamiento muchos rostros marcados por la violencia, la exclusión, las faltas de oportunidad para el desarrollo, la libertad para el desplazamiento y la decisión de sus proyectos de vida, no se privó la posibilidad de hacer llegar voces y testimonios de la sociedad civil, la administración pública y la acción pastoral de la Iglesia en estas poblaciones.
El Señor Nuncio no desaprovechó ni un solo instante para entablar diálogo con administradores públicos, con animadores pastorales y con líderes y lideresas que con sentimientos de dolor y la respiración agotada por el impacto físico y emocional que llevan en sus corazones, fueron desgranando una realidad que requiere ser atendida con el encuentro y el diálogo, así como con acciones concretas que devuelvan la esperanza, la libre movilidad, la participación en las decisiones territoriales y no se desista de estar en pie, con identidad cultural y eclesial.
El testimonio de lo vivido dejó un reto de confianza en el futuro, una decisión clara y precisa de apostarle a la paz, una rotunda claridad de trabajo inter institucional por el bienestar de las comunidades. La misma situación de aislamiento e imposibilidad de movilidad fue un claro hecho de que esta es una región que requiere unos decididos pasos por la paz, unos espacios de diálogo y concertación que transformen las “armas en arados”, unos territorios de violencia en modelos de paz, unas realidades amenazantes en oportunidades, unas debilidades en fortalezas.
Los mismos pasos del Señor Nuncio por en medio de calles atiborradas de gente y vehículos en una ciudad que desborda las capacidades por desplazamiento y condiciones justas y equitativas, son la prueba y la oportunidad de decidirnos a abrir caminos de paz, de diálogo, de honestidad, de respeto por la vida y de infraestructuras que favorezcan el trabajo, la economía, la convivencia fraterna y la inclusión.
La Iglesia y todas las instituciones fueron motivadas a trabajar de la mano, con un espíritu de verdadera comunión y participación que lleve a una misión transformadora de la realidad como modelo de cambio para todo el país.
Este encuentro no pasó inadvertido, no nos dejó insensibles, no nos dejó iguales, nos sedujo por los caminos de valoración de la casa común, de la fraternidad universal, del sueño de una realidad querida por Dios que se expresa y se vivencia en la instauración y acogida de una presencia salvífica en la persona de Cristo, asumiendo nuestra naturaleza humana que nos lanza a lo divino y trascendente en el misterio del Plan de Salvación.
Fuente: Of. comunicaciones Diócesis de Istmina - Chocó