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iglesia católica colombiana

Mar 29 Oct 2024

La Iglesia Católica presentó oficialmente su plan de acción y compromisos en el marco de la COP16: 'La Ruta Laudate Deum'

En el marco de la COP16, la Iglesia Católica latinoamericana y caribeña presenta su propio plan de compromisos por la biodiversidad y el cuidado medioambiental bajo un enfoque de ecología integral. 'La Ruta Laudate Deum' es el nombre de este documento que aborda siete áreas clave de preocupación de las diversas instituciones eclesiales ante la crisis social y ambiental que enfrentan las naciones. Además, acciones concretas para aportar a la búsqueda conjunta de soluciones en cuatro campos: civismo y participación ciudadana; educación e iniciativas pedagógicas; fortalecimiento de redes y alianzas; y acciones de incidencia y defensa.El plan fue dado a conocer de manera oficial este martes, 29 de octubre, en el marco de una rueda de prensa ofrecida desde Cali por monseñor Luis Fernando Rodríguez, arzobispo de Cali; monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Soacha y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social; Liliana Zamudio, subdirectora de Pastoral Social Cáritas Colombiana; Musamba Mubanga, asesora de Incidencia para la seguridad alimentaria y cambio climático; Victor Genina, director de Desarrollo Humano Integral de Caritas Internationalis, Nicolas Meyer, coordinador de Cáritas América Latina y el Caribe.Durante el encuentro con medios de comunicación, se dio a conocer un balance de lo que ha sido la participación de la Iglesia durante estos días, tanto en la Zona Verde, como en la Zona Azul de la COP16. Presencia que ha sido posible gracias al invaluable testimonio de las comunidades y organizaciones con los que las instituciones eclesiales adelantan diversas iniciativas en los territorios.“Con más de 30 eventos sobre “Justicia Ambiental, Pueblos y Comunidades, Biodiversidad, Cambio Climático, Paz con la Naturaleza y la COP de la gente”, la presencia de la Iglesia Católica en la Zona Verde se ha hecho visible contando con la participación de más de 1000 personas de manera presencial. Estos espacios han sido claves para visibilizar el trabajo de las comunidades, en los territorios en temas de reforestación, Conversión Ecológica, protección de fuentes hídricas, procesos soberanía alimentaria, ecología integral, iniciativas que representan las discusiones que se adelantan en la Zona Azul, las cuales se materializan en el trabajo de los pueblos en las regiones”, así lo expresan a través de un comunicado dado a conocer también en este espacio. En la Zona Azul, espacio de diálogos y acuerdos multilaterales coordinado directamente por la ONU, la Iglesia ha reafirmado su trabajo con la justicia social y ambiental. Además, asumiendo un rol protagónico en la respuesta a la crisis climática y a la pérdida de biodiversidad, ha establecido tres compromisos específicos, así los expresan:1. “Compromisos Gubernamentales: Identificar y monitorear los compromisos que asumen los gobiernos para asegurar la participación de la sociedad civil.2. Visibilización de Buenas Prácticas: La Iglesia continúa su esfuerzo por evidenciar las buenas prácticas que surgen desde y con el territorio. Estas iniciativas no solo son ejemplos de resiliencia, sino que también ilustran los efectos tangibles de la crisis climática y la pérdida de biodiversidad en nuestras comunidades.3. Conexión entre Actores Relevantes: Facilitar puentes entre los diversos actores relevantes, garantizando que las comunidades estén conectadas con los proyectos que les afectan. La participación efectiva de la sociedad civil es crucial para el éxito de estas iniciativas”.Bajo esta mirada y desde las enseñanzas del papa Francisco, especialmente en su Encíclica Laudato Si' y su Exhortación Apostólica Laudate Deum, la Iglesia ha construido y presentado oficialmente “La Ruta Ladudate Deum”. Según lo explican, este documento busca orientar la visión y el marco de acción de la Iglesia Católica latinoamericana y caribeña frente protección de la biodiversidad, la garantía de derechos y la esperanza de avanzar en sinodalidad para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.“La Ruta Laudate Deum no es solo un llamado a la acción, sino un plan concreto para participar activamente en foros internacionales cruciales, como las Conferencias de las Partes (COP) sobre biodiversidad y cambio climático(…) Representa un compromiso profundo de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe hacia la defensa de la biodiversidad y la lucha contra la crisis climática. Al responder al llamado del Papa Francisco, se busca no solo una transformación civilizatoria, sino también un enfoque inclusivo que valore la sabiduría de los pueblos indígenas y afrodescendientes”.Esta "ruta", que tiene como destino frecuente el cuidado de la Casa Común, privilegia la brújula de la ecología integral; opción que implica el llamado a una urgente y necesaria conversión ecológica, especialmente para todos los creyentes:“La conversión ecológica que se propone es un paso esencial hacia el bien común, buscando restaurar la hermandad y la sinodalidad en un esfuerzo conjunto para preservar la Creación y ofrecer soluciones concretas y verificables”, se explica en el comunicado.Vea a continuación la transmisión de la rueda de prensa:

Lun 16 Sep 2024

Ordenación de monseñor Wiston Mosquera: un signo de alegría y esperanza para la Iglesia en el Chocó

Este sábado, 14 de septiembre, en la Catedral Metropolitana San Pedro Apóstol de la ciudad de Cali, se llevó a cabo la ordenación episcopal de monseñor Wiston Mosquera Moreno, obispo electo de la Diócesis de Quibdó. La ceremonia fue presidida por monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali.El nuevo obispo estuvo acompañado por diez de sus hermanos en el episcopado, provenientes de diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país. En representación de la Nunciatura Apostólica estuvo presente monseñor David Paul Charters. Además, a la ceremonia, cargada de símbolos litúrgicos y culturales, acudieron sus familiares, cientos de fieles, autoridades municipales y la vicepresidenta de la República de Colombia, Francia Márquez.Monseñor Wiston había sido designado para tal misión por parte del papa Francisco el pasado 5 de julio. Su nombramiento ha significado un motivo de gratitud y celebración especial, no solo para el pueblo católico en el Valle del Cauca y en el Chocó, sino para todo el país, pues se trata del primer obispo afrodescendiente que tiene la Iglesia colombiana; además, oriundo del territorio que pastoreará. El obispo electo de Quibdó nació en el municipio de Andagoya (Medio San Juan), ubicado en el sur del departamento del Chocó, territorio que hace parte de la Diócesis de Istmina-Tadó.Un hijo del Chocó que, como pastor, llevará el pregón de la reconciliación y la pazDurante la homilía, monseñor Luis Fernando Rodríguez expresó su alegría por el ministerio episcopal de monseñor Wiston, quien se desempeñaba desde el año 2017 como Vicario General de la Arquidiócesis de Cali y párroco en esa misma parroquia catedral desde el 2018. Un nombramiento para que, “sin dejar de ser un hombre igual todos, salga colmado de la plenitud del Espíritu Santo para enseñar, santificar y gobernar”.Iluminado por las lecturas de la celebración eucarística, el arzobispo de Cali describió el llamado que Dios mismo le hizo a monseñor Wiston:“En la primera lectura, tomada del profeta Jeremías (1, 4-9), podemos identificar:· Tres decisiones: “Te elegí, consagré y nombré profeta”.· Dos mandatos: “A donde yo te envíe irás, y lo que yo te mande, lo dirás”.· Y una promesa: “No les tengas miedo, que yo estoy para librarte”.Querido padre Wiston, tu historia de vida, de ayer y de hoy, refleja el itinerario existencial de Jeremías. Desde el bautismo fuiste elegido, consagrado y designado sacerdote, profeta y rey (…) Ahora, llamado al episcopado, has sido nuevamente objeto de una elección, una consagración y una misión. Has sido designado profeta, para regresar a la tierra que te vio nacer y que espera tanto de ti, para anunciarles el amor del Padre y darles a conocer más y mejor el mensaje de su Hijo Jesucristo con la fuerza del Espíritu Santo”.A propósito de la compleja realidad social, económica y política que vive el pueblo chocoano, monseñor Luis Fernando se refirió a lo planteado en el documento ‘Dignitas infinita’ publicado por el Dicasterio de la Fe el 8 de abril del año en curso; una declaración que da importantes luces a la Iglesia y a la sociedad sobre la dignidad humana. Le pidió a monseñor Wiston ser, en la Diócesis de Quibdó, instrumento de comunión, fraternidad, solidaridad, reconciliación y salvación, teniendo presente el mandato del Señor. Así lo explicó el Arzobispo de Cali:“Deberás anunciar, a tiempo y a destiempo, la persona de Jesús, dador de sentido a la vida humana, pues “el Hijo de Dios, en el misterio de la Encarnación, confirmó la dignidad del cuerpo y del alma que constituyen el ser humano” (DI n. 19) (…) No puedes, y nosotros tampoco, olvidar que cuando se evangeliza, esa Buena Nueva ha de llevar a la conversión de los corazones y a descubrir en el otro, en el prójimo, la imagen viva de Dios, por lo que una misión especial que tienes en tus manos, será proclamar la dignidad de toda persona con la valentía que viene del mismo Dios que te envía; una dignidad que sea la base de la paz que está siendo tan esquiva no solo en el Chocó, sino también en Colombia y en el mundo. Por eso el lema de tu escudo episcopal, “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (Mt. 5,9), te anime a trabajar por hacer de todos los quibdoseños y chocoanos artesanos de la paz (…) En la persona de Jesús, el Buen Pastor (Juan 10, 11-16) tienes el modelo perfecto que haz de imitar. Como él, debes ser capaz de dar la vida por las ovejas, conocerlas y buscar las que se hubieran perdido y las que no son del redil, continuando de esta manera la ingente tarea misionera que desde siglos atrás los frailes Jesuitas, Carmelitas, Capuchinos, los Claretianos, y otras comunidades religiosas masculinas y femeninas, así como los muy queridos presbíteros y diáconos diocesanos y laicos, han realizado y realizan con tanto amor”.En nombre del episcopado colombiano, monseñor Hugo Alberto Torres Marín, arzobispo de Santa Fe de Antioquia, provincia eclesiástica de la que hace parte la Diócesis de Quibdó, le dio la bienvenida a monseñor Wiston; le expresó sus deseos de bienestar, así como frutos pastorales y espirituales en la porción del Pueblo de Dios que le confió el Santo Padre; afirmó que serán muy importantes los aportes pueda ofrecer el obispo electo de Quibdó al cuerpo colegiado para el bien de la evangelización en Colombia.“La Iglesia particular de Quibdó recibe en usted la bendición de un nuevo pastor diocesano que llega con la insignia de ser un hombre de su tierra, llevando el pregón de la reconciliación y la paz, como ha quedado grabado en su escudo episcopal: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”” (Mt 5, 9) (…) Grandes esperanzas se ciernen sobre nuestra sociedad al contar con pastores cercanos al pueblo, sensibles al dolor de los menos favorecidos, alegres en la entrega generosa de su vida, constantes en la fe y administradores fieles y prudentes de los sagrados misterios, le deseamos todas estas virtudes y actitudes durante el ejercicio de su ministerio episcopal y una abundante cosecha de frutos espirituales y de desarrollo humano integral para su Iglesia local”."A esta tierra bendita...Donde Dios ha manifestado su encanto y su poder"Tras recibir estos mensajes y al cierre de la ceremonia, monseñor Wiston Mosquera Moreno agradeció especialmente a Dios, al papa Francisco, al Nuncio Apostólico, a los obispos y presbíteros de las diferentes jurisdicciones allí presentes, las comunidades religiosas y movimientos apostólicos; además a sus familiares, de manera particular, a su madre María Jerónima Moreno, quien, a sus 99 años de edad, pudo acompañar la ceremonia de ordenación de su hijo.Inició su mensaje destacando las bondades del territorio que lo vio nacer y de las comunidades que ahora pastoreará: “A esta tierra bendita, bañada por grandes ríos y afluentes exuberantes, bosques y fauna majestuosa y esa cultura contagiosa donde Dios ha manifestado su encanto y su poder”.Afirmó que su misión episcopal tendrá un importante vínculo con en el trabajo por la defensa de los derechos humanos, el Derecho Internacional Humanitario y la paz que tanto necesita el Chocó y el país.“Desde ya, pongo este ministerio recibido en las maternales y amorosas manos del Inmaculado Corazón de María, patrona de la Diócesis de Quibdó, y del patrocinio del San Francisco de Asís, para que este encargo sea fecundo para el bien de la evangelización de nuestros pueblos”.“La mies es abundante pero los obreros son pocos”: con esta afirmación bíblica tomada de Mateo 9, el nuevo obispo manifestó su deseo de emprender en esa Iglesia particular una tarea que permita llegar con más misioneros a aquellos territorios que claman la voz de Dios en sus entornos y la guía espiritual que la Iglesia Católica les puede ofrecer. Afirmó, además que, en su caso, pese a llevar 34 años fuera del departamento, nunca se desligó de él.Monseñor Wiston enfatizó en la importancia de trabajar por la paz y la reconciliación de manera articulada con diferentes actores en el territorio, con énfasis especial en las comunidades más vulnerables:“Al regresar a mi departamento, ahora en calidad de obispo y pastor, en una grey como esta que se debe continuar con una labor pastoral que han venido desarrollando todos mis predecesores, con una voz clara en defensa siempre de los derechos humanos individuales y colectivos, trabajar con las distintas organizaciones sociales y las ONG que están apostando por la paz y la reconciliación en todo el pacífico colombiano; por el respeto y la dignidad de las comunidades vulneradas y de aquellas personas que están cruzando por el Tapón del Darién en la búsqueda de mejores condiciones de vida para sus familias”.La Iglesia colombiana da un paso adelanteEl obispo electo de Quibdó manifestó también que su nombramiento representa un importante paso hacia la inclusión en la Iglesia. Agregó que esto no solo es necesario a nivel eclesial, sino también desde las demás estructuras e instituciones del país, para que realmente en Colombia se pueda avanzar hacia la igualdad y el desarrollo:“Con este paso que ha dado la Iglesia, está dando un importante paso a la inclusión en la historia de evangelización de los pueblos en el continente americano; todos sabemos que hay que seguir avanzando en esa dirección, no solo la Iglesia sino todas las instituciones en Colombia, si, efectivamente, queremos un país más incluyente, más igualitario más desarrollado y próspero y menos insensible desde las instancias del poder ante el abismal y escandaloso atraso en el que se encuentran grandes regiones del país”.La ceremonia de posesión de monseñor Wiston Moreno en la Diócesis de Quibdó será el próximo 5 de octubre.

Lun 9 Sep 2024

Arquitectos y Artesanos de Paz

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - La paz para Colombia es una tarea en permanente construcción que exige lo mejor de las personas, comunidades e instituciones. Hemos dado inicio a esta XXXVII Semana por la Paz con el lema “Uniendo voces, construimos país”. Es un inicio en el que la Iglesia nos ha exhortado a ser arquitectos del diseño original que nos demanda la construcción de la paz, expresada en políticas públicas de Estado que nacen, no solo del ámbito legislativo, sino también de un acuerdo decente en la negociación, que no piensa únicamente en los intereses de las partes, ni el cálculo político de un gobierno de turno, sino en el mayor bien de una nación que anhela la reconciliación.Los arquitectos, me ha enseñado una amiga, suelen unir la belleza del arte con la técnica. Y ello porque deben diseñar muy bien, construir muy bien y proyectar muy bien, procurando integrar, de manera armónica, la belleza del diseño con el entorno del paisaje y la geografía humana de los espacios urbanos.Una pregunta que viene bien hacernos es la siguiente: ¿Qué debemos tomar en consideración para colocar la piedra angular que nos exige la arquitectura institucional de la paz? La Conferencia Episcopal de Colombia ha dado cuatro postulados que bien podrían ser los buenos “horcones esquineros” que sostienen el ‘Edificio de la Paz’:•"Cuidemos y protejamos, en todo momento, la dignidad e integridad de la vida humana: ¡Que pare todo atentado y homicidio! •Desmontemos el lenguaje polarizante que descalifica al otro y genera odio: ¡Escuchémonos con respeto para llegar a acuerdos! •Seamos sensibles al sufrimiento de los más pobres y vulnerables que siempre terminan siendo los más afectados: ¡Venzamos la indiferencia!•Valoremos y conservemos la institucionalidad estatal y social: ¡Que cada persona se sienta realizada en sus más profundos anhelos y las familias encuentren un entorno favorable para el desarrollo humano integral!"Pero la Iglesia, igualmente, a través de la oración prevista para esta Semana por la Paz, nos invita a ser artesanos y sembradores de paz. De la arquitectura, el cálculo preciso; del sembrador y el artesano un trabajo paciente, realizado en silencio y despacio. Tanto el sembrador como el artesano, mantienen la esperanza y la certeza de que “las cosas buenas requieren tiempo”. Son trabajos hechos a mano y en espera paciente; no programados de forma mecanizada; son lo más lejos de una producción industrial en serie; están por lo general impregnados de estética y creatividad, son originales; nacen de una cultura, de una realidad social; de una visión del mundo y de las personas. Siempre expresan la fuerza de lo simbólico, que une y que encierra la tradición de una cultura como su experiencia de Dios. El hacer las cosas a mano, es lo determinante del producto del artesano; el saber que la mano de Dios acaricia la tierra, es la esperanza del sembrador. Por ello es importante que, durante esta semana y todo el mes de septiembre, podamos visibilizar los esfuerzos de miles de sembradores y artesanos que allá, en sus territorios, están trabajando diariamente haciendo las paces territoriales con propuestas que dignifican la vida.Nuestro anhelo, el cual pedimos con fe a Jesús, Príncipe de la Paz, y a su Madre María, Reina de la Paz, es que los valores del Evangelio se traduzcan en actitudes y comportamientos que generen una corriente de pensamiento y de buenos propósitos en la búsqueda de la reconciliación y de la paz. Por ello, tanto en la arquitectura como en la artesanía, es fundamental la alianza con las universidades, la institucionalidad, los empresarios, las comunidades educativas, los sectores sociales, redes sociales, así como con los periodistas y medios de comunicación masivos y comunitarios. Mantengamos la esperanza y la convicción de que sí es posible incidir en la transformación directa de los imaginarios que permiten el surgimiento de la reconciliación y la paz en Colombia.Pbro. Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana

Vie 6 Sep 2024

Sacerdote, Eucaristía, Iglesia

Por P. José Antonio Díaz - “Desde hace más de medio siglo, cada día, a partir de aquel 2 de noviembre de 1946 en que celebré mi primera Misa en la cripta de San Leonardo de la catedral del Wawel en Cracovia, mis ojos se han fijado en la hostia y el cáliz en los que, en cierto modo, el tiempo y el espacio se han «concentrado» y se ha representado de manera viviente el drama del Gólgota, desvelando su misteriosa «contemporaneidad». Cada día, mi fe ha podido reconocer en el pan y en el vino consagrados al divino Caminante que un día se puso al lado de los dos discípulos de Emaús para abrirles los ojos a la luz y el corazón a la esperanza (cf. Lc 24, 3.35)”.Estas eran las palabras escritas por Juan Pablo II en su encíclica sobre la Eucaristía Ecclesia de Eucharistia, n° 59, dando testimonio del misterio que vivía cada día en la celebración eucarística. Este testimonio, tan personal y cautivante, demuestra, mucho mejor que cualquier razonamiento abstracto, el carácter esencial de la Eucaristía para la vida y la identidad del presbítero, cumbre y fuente verdadera de todo lo que éste es y hace. No entendería un sacerdote que no viviera a plenitud el misterio que celebra.Precisamente, este ejemplo me alienta a reflexionar sobre la relación que existe entre el sacerdote y el sacramento eucarístico, memorial de la pascua del Señor, dirigiéndome como hermano a mis hermanos presbíteros, pero también, para que los fieles en general conozcan la relación profunda, la verdadera espiritualidad, que debe existir entre el sacerdote, la Eucaristía y la Iglesia.Particularmente, a mis hermanos sacerdotes, los invito a reflexionar sobre el mayor don colocado en nuestras manos y sobre las razones que hacen de la Eucaristía el acontecimiento que da sentido, fuerza y belleza a cada uno de nuestros días. Pensar en el momento sublime en el que celebraremos, junto al pueblo de Dios, o incluso, solos, el Santo Sacrificio.Me permito comenzar con la pregunta que me han planteado muchas veces algunas personas: ¿por qué celebrar la Eucaristía cada día? ¿No será suficiente con el encuentro dominical en el que está reunida toda la comunidad cristiana? ¿Y por qué celebrar la Eucaristía estando solo o ante dos personas? ¿No se vacía así del sentido comunitario que tiene la celebración?Se podría responder a estas preguntas sólo con argumentos teológicos, pero quiero hacerlo también bajo la luz de la vivencia espiritual contenida en las palabras del Papa Polaco, y citadas al comienzo de este escrito, pues son un testimonio profundo y convincente. Las preguntas mencionadas no se podrían responder sin plantearse otras igualmente importantes: ¿por qué somos sacerdotes? ¿Quién nos ha llamado para dar nuestra vida por el servicio de la reconciliación, la Eucaristía y la caridad? Solo hay una respuesta posible: Jesús. Somos sacerdotes porque así lo ha querido Él, porque para ello nos ha llamado y nos ha amado, y aún sigue queriéndonos y amándonos por ello, Él que es siempre fiel en el amor.Decimos, entonces, el sentido de nuestra vida, la razón verdadera de nuestra vocación sacerdotal, no está en algo, aunque fuera lo más hermoso del mundo, sino en Alguien. Es decir, ese Alguien es Cristo el Señor. Somos sacerdotes porque un día Él nos llamó desde nuestra realidad histórica. Cada uno sabe cómo: en la palabra de un testigo, en el ejemplo de alguna persona, en un gesto de caridad que nos ha tocado el corazón, en el silencio de un camino de escucha y oración, tal vez en el dolor de una vida que de repente nos pareció desperdiciada sin Él.A la correspondiente invitación a seguirle le dijimos que sí. En realidad, no hubiéramos podido ser sacerdotes, y serlo, a pesar de todo, en la fidelidad, si no hubiéramos recibido de Él una invitación. Es precisamente este amor el que nos ha inspirado a todas las obras que hemos hecho por los demás: desde la acogida hasta la escucha perseverante y paciente de los demás y el esfuerzo transmitirles el sentido y la belleza de la vida vivida por Dios y su Evangelio, hasta las obras de caridad y el compromiso de trabajar por la justicia, compartiendo en especial la realidad del pobre y tratando de ser la voz de quien no tiene voz. Un sacerdote no lo es por sí mismo, ni por capricho, ni persiguiendo un interés personal, es sacerdote porque Jesús lo ha llamado para esa vocación. No podemos olvidar que nuestro sacerdocio está para el servicio de la comunidad de los creyentes, es decir, la Iglesia; tenemos la función de servir en el nombre de Cristo al Pueblo de Dios. Por eso, un sacerdote no podría ejercer la misión para la que ha sido llamado por Jesús, si niega la comunión con la Iglesia.Todo este testimonio me ayuda a explicar la razón por la que considero necesario celebrar cada día la Eucaristía: aquí no se trata de un precepto, sino de una real necesidad, no sólo emotiva sino profunda e ineludible. Se trata de la necesidad urgente que debe tener todo sacerdote de colmar su vida cada día con la de Jesús. ¿Dónde podríamos encontrarlo sino allí en donde Él nos ha prometido y garantizado el don de Su presencia? «Éste es mi cuerpo, éste es el cáliz de la nueva y eterna alianza, derramado por vosotros y por todos para remisión de los pecados» (Mc 14,22-25; Mt 26,26-29; Lc 22,19-20) (cf. Bruno Forte, Sacerdote y Eucaristía). Las diferentes versiones del Nuevo Testamento sobre la institución de la Eucaristía permiten suponer que la tradición de la Última Cena de Jesús con sus discípulos fue tomando forma literaria en las distintas comunidades, que, fieles al mandato del Maestro, celebraron desde el principio el memorial del Señor (cf. 1 Co 11,23-25).Cada sacerdote hace posible, por mandato de Jesús, y en comunión con el Obispo, ese memorial. Los sacerdotes en primer lugar somos calurosamente invitados a descubrir nuestra identidad sacerdotal, que se vive, especialmente, en la celebración de la Eucaristía. Por eso, la importancia de la relación sacramental que debe existir entre el presbítero y el Obispo, que forman el corazón palpitante de la entera comunidad diocesana. No se entendería nunca un presbítero que rompa la unidad, la armonía y la obediencia que debe existir con su Obispo. Como recordaba en un artículo anterior: del Obispo, se recibe la potestad sacramental y la autorización jerárquica para tal ministerio. La Exhortación Apostólica Post-sinodal Pastores Dabo Vobis, afirma: «En verdad no se da ministerio sacerdotal sino en la comunión con el Sumo Pontífice y con el Colegio episcopal, particularmente con el proprio Obispo, hacia los cuales debe observarse obediencia y respeto» (PDV 28).El amor a la Iglesia, como misterio de comunión para la misión, se aprende del amor del mismo Cristo, que "amó a la Iglesia y se entregó en sacrificio por ella" (Ef 5,25). Citando a Juan Pablo II, cuando afirmaba que "la santa Misa es absolutamente el centro de mi vida y de cada jornada" (Discurso del 27 de octubre de 1995, a los treinta años del Decreto Presbyterorum Ordinis), el Papa Benedicto XVI comenta: "Del mismo modo, la obediencia a Cristo, que corrige la desobediencia de Adán, se concretiza en la obediencia eclesial, que para el sacerdote es, en la práctica cotidiana, en primer lugar, su propio Obispo" (Benedicto XVI, Discurso 13 mayo).La celebración eucarística nos une a Cristo, dejándonos transformar por él, también en su obediencia a los designios del Padre. Por esto, nuestra obediencia "personifica a Cristo obediente" (Benedicto XVI, Discurso 13 mayo) (cf. Tema para la Jornada Mundial de Oración por la Santificación de los Sacerdotes: 3 junio 2005); siendo desobedientes atentamos contra esta unidad querida por el Señor.No se puede olvidar, que la comunión de los sacerdotes con el Obispo redunda en bien de la gente, de los fieles. De unas buenas relaciones los mayores beneficiarios son los fieles, las comunidades. En cualquier circunstancia, pensemos en el bien de la gente. Si uno de nosotros decide romper con esta comunión, rompe con Cristo y con la Iglesia.Para terminar, permítanme formular una última pregunta: ¿Es válida la Eucaristía de un sacerdote que está suspendido o en desobediencia? La situación de un sacerdote suspendido presenta un serio problema teológico - sacramental: Por una parte, la Iglesia le prohíbe el ejercicio del sagrado ministerio; por otra el sacramento del Orden imprime carácter; por consiguiente, quien lo recibió seguirá siendo siempre sacerdote. ¿Se lesiona de alguna manera la coherencia y comunión de la Iglesia?No olvidemos que la función estrictamente sacerdotal es la celebración de la Eucaristía. Todo sacerdote y solamente el sacerdote es ministro de la Eucaristía. Juan Pablo II recuerda: "Debéis celebrar la Eucaristía que es la raíz y la razón de ser de vuestro sacerdocio. Seréis sacerdotes, ante todo, para celebrar y actualizar el sacerdocio de Cristo..." "La Eucaristía se convierte así en el misterio, que debe plasmar interiormente vuestra existencia". (Ordenación sacerdotal de Valencia – España 8 noviembre 1982).Pero volvamos a la pregunta anterior, ¿la Eucaristía celebrada por un sacerdote suspendido o desobediente es válida? La comunión ¿es un sacramento real? Sobre el tema de la validez de la Eucaristía la Iglesia ya ha dado criterios bastante claros. Una Eucaristía es “válida” si en ella realmente sucede la consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo. Por tanto, la consagración realmente sucede si y sólo el sacerdote que preside tiene intención de hacer lo que hace la Iglesia con este sacramento. Esto quiere decir, que la validez simplemente significa que Cristo se hace realmente presente por ministerio del sacerdote.Según la enseñanza anterior, una misa puede ser plenamente válida en circunstancias dignas o indignas. En alguna parte leía: como Cristo en su Pasión, así también Cristo en la Eucaristía está literalmente “en nuestras manos” para ser honrado y adorado, como Él realmente merece, o para ser ofendido y calumniado, como a veces sucede, o como cuando un sacerdote está en estado permanente, sin ningún tipo de contrición, en desobediencia. Por eso, en un clima de oración y penitencia, se tiene que decir: nadie está obligado a asistir, es más, no se debería asistir a una celebración eucarística que, aunque sea válida con un sacerdote suspendido o desobediente, pues termina por volverse en un espectáculo que ofende a Nuestro Señor.“Buen pastor, pan verdadero, oh Jesús, ten piedad de nosotros:aliméntanos y defiéndenos, condúcenos a los bienes eternos en la tierra de los vivos.Tú que todo lo sabes y puedes, que nos alimentas en la tierra,guía a tus hermanos al banquete del cieloen el gozo de tus santos. Amén”»(Ecclesia de Eucharistia, n° 62).P. José Antonio Díaz HernándezCanciller Diócesis de Santa Marta

Jue 5 Sep 2024

Obispos colombianos dieron el primer paso hacia la consolidación de la pastoral indígena

Por primera vez, los obispos de las arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos de Colombia donde hay mayor presencia de comunidades indígenas, se reunieron para analizar juntos el contexto de sus territorios en esta dimensión, el estado de la pastoral indígena en el país; así como las oportunidades y desafíos para su fortalecimiento. Aunque desde hace muchos años, diversas jurisdicciones han tenido múltiples espacios de trabajo con los pueblos originarios, los obispos colombianos identificaron la necesidad de dar un paso adelante.En la reunión, que se llevó a cabo entre el 2 y el 3 de septiembre en la sede de la Universidad Santo Tomás en Bogotá, participaron 14 obispos. Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán, lideró la convocatoria y animó el desarrollo del encuentro. También estuvo presente el padre Carlos Alberto Zuluaga Benjumea, director del Área de Etnias del Centro Nacional Misionero de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Además, para enriquecer la reflexión con sus protagonistas, dos miembros de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), fueron invitados a compartir con los prelados detalles de la situación actual de sus comunidades.Monseñor Sánchez destacó la importancia del encuentro para conocer específicamente las iniciativas que se adelantan en cada Iglesia particular, de acuerdo a las visiones y realidades de las etnias y pueblos indígenas allí presentes:“Teníamos una deuda como obispos de una conversación seria, profunda, ampliada sobre el tema de la pastoral indígena. Cada uno de nosotros, en nuestros territorios, en los que los pueblos indígenas que estamos, salimos adelante con iniciativas muy, muy particulares, con las tradiciones que tiene una Iglesia sobre esa pastoral específica…Hacernos conscientes de la responsabilidad enorme que tenemos frente a nuestros pueblos indígenas, sus luchas, sus dolores, sus reivindicaciones, sus procesos y el papel que nosotros desde el Evangelio tenemos que poner en ese camino”.El padre Carlos Zuluaga del Área de Etnias de la CEC, dimensionó la importancia de que la Iglesia inicie este camino. Afirmó que Colombia tiene, por lo menos, 64 etnias, “que son 64 pensamientos diferentes y que son 64 maneras en su cosmovisión y en su cosmogonía de ver la vida”, remarcó.“Adentrándonos en este caminar, entonces vamos a un encuentro de espiritualidades. Sí, donde la Iglesia particularmente tiene una propuesta que es la que el Señor nos ha dado. Adentrarnos como en esta diferenciación, para que en ese encuentro se vaya inculturizando el Evangelio, pero desde la interculturalidad que es aprender, aprender, tener de alguna manera el reconocimiento de que ellos son diferentes, que piensan diferente, que tienen una espiritualidad y que esa espiritualidad no pelea con la nuestra o con todo lo que es la evangelización, sino que el Evangelio llega a encarnarse porque allí ya está lo que llaman las Semillas del Verbo”, agregó el padre Carlos.Los siguientes pasosDesde esa mirada, sobre los resultados y propósitos trazados al cierre de este encuentro, monseñor Omar Sánchez señaló que lograron plantear una ruta común que contempla la realización de un próximo encuentro de escucha ampliado, esta vez, contando con la participación de delegados de pastoral indígena y sacerdotes indígenas. De tal forma que se pueda llegar a un conceso más adaptado a la realidad, que facilite la definición de líneas de trabajo de la pastoral indígena a nivel nacional.Posteriormente, adelantarían una fase de discernimiento, a partir de la cual puedan construir unas líneas generales que orienten la pastoral indígena en Colombia; finalmente se daría la etapa de implementación y aplicación.“Minga dentro, minga fuera”En cuanto a los temas concretos que considerarían inicialmente en este proceso, los obispos han distinguido situaciones propias de la misión de la Iglesia y otras, de la realidad social, ambiental y política de estas comunidades en las cuales también la Iglesia puede aportar. El Arzobispo de Popayán los categorizó como temas “minga fuera” y temas “minga dentro”.“Minga dentro: lo nuestro es el nombre de Jesús como Salvador, dar la buena noticia de Jesús en nuestros pueblos indígenas: acompañar a los que ya son cristianos católicos aferrados a nuestra fe con unas expresiones hermosas de nuestra fe católica, recuperar a tantos cristianos católicos de nuestros pueblos que tienen esta fe pero la tienen fría (…) Minga fuera, grandes temas como el ambiental, la protección de la casa común, el gran tema de la paz en la que ellos y nosotros estamos; otros como su cultura, identidad y espiritualidades”, expresó el arzobispo de Popayán.Durante el encuentro también se destacó la necesidad de buscar estrategias para fortalecer la pastoral vocacional en medio de las comunidades indígenas, lograr que la Iglesia se acerque más a su cultura. Esto implica superar retos como la dispersión territorial, la escasez de sacerdotes en algunas Iglesias particulares y la superación de barreras dialécticas.También se definió la importancia de aportar desde la Iglesia en la educación en valores y elementos que les permitan a los miembros de estos pueblos originarios construir o fortalecer sus proyectos de vida. Así mismo, buscar estrategias para fortalecer la pastoral vocacional en medio de ellos.Por su parte, el padre Arnulfo Moreno Quiñones, pro-vicario del Vicariato Apostólico de Guapi, donde tienen comunidades indígenas en los cuatro municipios que conforman su jurisdicción, destacó que allí el trabajo con los pueblos originarios lo han venido adelantando, especialmente, a través de comunidades religiosas y de la pastoral social.“Hace muchos años atrás teníamos religiosos y religiosas trabajando directamente en las comunidades indígenas. Ahora no tenemos ningún religioso ni ninguna religiosa, pero hemos estado allí (…) Salió la cuestión de la escasez de vocaciones. De hecho, los indígenas en general se identifican, dicen o son católicos y ellos en su vivencia de la espiritualidad, se acercan a nosotros como Iglesia Católica a pedir, sobre todo, el sacramento del Bautismo".El padre Quiñones también destacó la cercanía y aceptación que tiene la Iglesia entre muchas de estas comunidades indígenas, evidenciada, por ejemplo, en la devoción a los Santos Católicos:“En nuestra jurisdicción eclesiástica, ellos son muy devotos del Señor, de la Buena Esperanza. Entonces ellos acuden frecuentemente en sus necesidades a esta, a este santo, a esta imagen, el Señor de la Buena Esperanza es una gran oportunidad que yo pienso que podemos aprovechar para acercarnos más. Además de otras festividades que también celebran San Juan Bautista, Santa Rosa, la Niña María”.Sin embargo, el sacerdote también indicó que, para poder fortalecer la labor evangelizadora, se deben fortalecer aún más los lazos con las autoridades espirituales e institucionales de estas comunidades.Higinio Obispo González, Asesor de la Secretaría General de la Organización Nacional Indígena de Colombia, fue uno de los líderes indígenas invitados al espacio. Higinio destacó la relevancia de este espacio; valoró el interés y la apertura de los obispos frente al tema. En el espacio, expuso los principales procesos que se están llevando a cabo a nivel organizativo, así como realidades de los diversos pueblos y territorios:“También es importante en el sentido que hacía mucho rato no teníamos este tipo de diálogo, sobre todo con los obispos. Yo creo que hay una necesidad de cómo conjugamos una visión y otra. Y la Iglesia siempre ha estado en disposición de acompañar a nuestros pueblos indígenas y de eso estamos muy agradecidos, pero también porque en este momento es importante que la Iglesia renueve las posibilidades realmente de cómo trabajar en el proceso organizativo, acompañando en sus acciones a estos pueblos”, así lo describió Higinio.Vea a continuación el informe audiovisual:

Jue 15 Ago 2024

La Iglesia Católica colombiana se pone en modo Dona Nobis 2024: iniciativa de oración y apoyo a la evangelización

La Conferencia Episcopal de Colombia lanza Dona Nobis 2024, la iniciativa que busca promover la oración y recaudar fondos para hacer realidad diversas obras de evangelización con impacto en las 78 jurisdicciones eclesiásticas del país. En esta oportunidad, la jornada central en las parroquias, se llevará a cabo el domingo 25 de agosto.“Para anunciar a Cristo, nuestra esperanza”: es el lema que inspira la campaña este año; una certeza que destaca el valor de los programas e iniciativas que se implementan desde los diferentes departamentos del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) para transmitir la Buena Nueva, especialmente en medio de situaciones de incertidumbre y necesidad, como las que viven actualmente diferentes territorios y grupos poblacionales en Colombia. Áreas de trabajo e incidencia desde la Iglesia Católica, como liturgia, catequesis, educación, juventud, ministerios, promoción y defensa de la vida y la familia, se ven beneficiadas.Justamente es la esperanza una de las claves de espiritualidad y trabajo que asumirá durante el trienio 2024-2027 la Conferencia Episcopal de Colombia, según lo establecido por la actual Comunidad de Presidencia y en línea con el Jubileo del 2025.Además, parte del dinero recaudado durante la colecta, se envía a los 10 vicariatos apostólicos que existen en el país, es decir, aquellas Iglesias particulares que, por su realidad geográfica y social aislada, se convierten en territorios de misión con grandes necesidades. Otros beneficiarios directos de la colecta son los obispos eméritos quienes, al final de su servicio episcopal, algunos de ellos, o sus jurisdicciones, no cuentan con suficientes recursos para apoyar su sostenimiento.Al tratarse de una jornada en la que también se propone la oración, desde el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano, se ha preparado un guión litúrgico especial para que todo el Pueblo Fiel de Dios pueda unirse ese domingo desde las diferentes parroquias. A este documento se puede acceder haciendo clic aquí.Desde ya, cualquier persona puede apoyar esta iniciativa realizando su donación, de manera virtual, a través del subsitio web www.cec.org.co/donanobis o mediante consignación bancaria, a la cuenta de ahorros del Banco de Bogotá 078-34683-0 a nombre de la Conferencia Episcopal de Colombia.Vea a continuación la invitación del presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Francisco Javier Múnera Correa, para sumarse a esta iniciativa:

Lun 29 Jul 2024

La Iglesia Católica se unirá a la jornada de movilización y oración ecuménica por la paz de Colombia

El próximo domingo, 04 de agosto, en cerca de 100 localidades, cristianos de diversas iglesias y comunidades de fe, orarán y se movilizarán juntos por la paz de Colombia. La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) se une a esta iniciativa, que busca trascender cualquier tipo de proselitismo político o religioso, para proclamar con fuerza: “Con Jesucristo, Colombia en paz”.La jornada ecuménica se desarrollará a partir de las 12 del medio día y contará con espacios de oración, alabanza, adoración y reflexión. Desde allí, se promoverá la petición de perdón por la sangre derramada y los pecados de la nación; así como la oración por la seguridad de los territorios, por las familias y por la presencia de Dios en cada rincón del país. En el caso de la capital, el punto de encuentro será el Parque Nacional y el punto de llegada, la Plaza de Bolívar.Monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de la Diócesis de Riohacha y presidente de la Comisión Episcopal para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y del Diálogo Interreligioso (PUD), hizo un llamado a todos los católicos de Colombia para que participen en esta movilización, desde una perspectiva de fe y esperanza:“Será una manifestación pública de nuestra fe, manifestaremos que Jesús está con nosotros, y si Él está con nosotros, ¿Quién contra nosotros?”, enfatizó el prelado.Asimismo, el padre Raúl Ortiz Toro, Secretario Adjunto de la CEC, anterior director de este departamento, comentó que esta marcha es organizada por JC2033, el movimiento ecuménico que está organizando los 2000 años de la Resurrección de Jesucristo, conmemoración que se celebrará en el año 2033. También dio a conocer la importancia de que, como creyentes, cada vez más, podamos profesar que Jesucristo es el Señor de la paz.“Nosotros creemos en el poder de nuestro Señor Jesucristo. El Señor Jesús es el centro de nuestras vidas y el movimiento ecuménico que está organizando esta jornada es un movimiento que quiere también que Colombia alrededor de nuestro Señor Jesucristo encuentre la paz; y la vía de la reconciliación en nuestro país pasa necesariamente por la reconciliación de los corazones, por la paz en las familias y eso solo se puede lograr cuando abrimos también las puertas de nuestro corazón a nuestro Señor Jesucristo. Estamos convencidos como cristianos católicos que alrededor del Señor Jesús, como dice la Palabra de Dios, toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra para declarar que él es el Señor de nuestras vidas”, explicó el presbítero.Los puntos de encuentro en cada localidad, así como las indicaciones generales para ser parte de la movilización, se pueden consultar en la página web: www.concristocolombiaenpaz.orgEn contextoEl itinerario de celebración del “Movimiento JC2033” desde el ámbito ecuménico inició en marzo del 2023 en Cartagena con una serie de encuentros globales denominados “Juntos por la década”. Allí, también estuvieron acompañados por monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.Sobre esta iniciativa el papa Francisco expresó a su fundador Olivier Fleury: “Es un proyecto hermoso y grande, ¡Gracias por hacerlo! La unidad se crea al caminar juntos”.

Lun 22 Jul 2024

¿Qué dice la Iglesia sobre Inteligencia Artificial? El episcopado colombiano comparte un documento con reflexiones sobre oportunidades y desafíos

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) da a conocer “Inteligencia Artificial: una galaxia de realidades distintas”, un documento en el que, desde la Comisión de Doctrina y el Comité Teológico, se abordan, tanto aspectos positivos de la IA que pueden ser acogidos a nivel social y eclesial; como los principales riesgos y desafíos que se podrían presentar en su uso, especialmente a nivel ético, formativo y de regulación.Aunque el texto fue elaborado inicialmente como una guía de reflexión para los obispos colombianos con motivo de su CXVII Asamblea Plenaria celebrada del 1 al 5 de julio, por la relevancia del tema en la vida cotidiana y la necesidad, cada vez más evidente, de abordarlo también desde el campo de la evangelización, el episcopado decidió difundirlo. De allí, que su fundamentación tenga una base central en lo abordado desde el Magisterio de la Iglesia, de manera especial, en los mensajes compartidos por el papa Francisco, para quien el tema ha sido de especial interés.“Esperamos que continúe creciendo en la humanidad la conciencia de estar frente a unos desafíos teológicos, antropológicos y éticos que no pueden dejarnos indiferentes y que han de ser resueltos a partir de nuestra fe en Jesús que ha venido al mundo a dignificar a la persona humana”, así lo plantea en la presentación monseñor Óscar José Vélez Isaza, obispo de Valledupar y presidente de la Comisión Episcopal de Doctrina para el periodo 2021-2024, tiempo durante el cual se produjo el texto bajo la responsabilidad directa del padre Raúl Ortiz Toro, quien dirigió el Departamento de Doctrina y que actualmente funge como Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal.¿Cómo se puede definir la Inteligencia Artificial? ¿Por qué el papa Francisco habla de “Inteligencias Artificiales”? ¿Por qué mantener una actitud positiva frente a esta nueva realidad puede vincular la creación de Dios con el progreso humano? ¿De qué se trata el “límite algorético”? ¿Qué alcances deben tener las estrategias de regulación? ¿Qué rol juega la formación? Estos son algunos de los interrogantes a los que desde el texto se buscar plantear una primera aproximación.“La Inteligencia Artificial llegó para quedarse”, es el planteamiento con el que finaliza el documento. Así, la Iglesia Católica reconoce que su integración a la sociedad es inevitable, por lo hace énfasis en la necesidad de garantizar que se utilice para el bien común de la humanidad, por lo que es fundamental que, a nivel eclesial, se empiece a profundizar más en el tema. Para facilitar dicha comprensión, el documento presentado por la CEC cuenta con dos anexos: el primero plantea una cronología del surgimiento y desarrollo de la Inteligencia Artificial; el segundo es un glosario básico para comprender la IAcon énfasis en el análisis ético.La nueva Comisión Episcopal de Doctrina agradece y acoge el documento, e invita a que sea conocido por todos los fieles. Su presidente, monseñor José Mauricio Vélez García, obispo auxiliar de Medellín, reconoce la relevancia de que la doctrina y el Magisterio puedan ir dinamizando y articulando realidades particulares, como las que se presentan alrededor del tema de la Inteligencia Artificial.“Lo primero, que, a partir de las Sagradas Escrituras, nosotros cuidemos la Iglesia. Lo segundo, que, a partir de una sana doctrina, caminemos a esa realidad de tener una experiencia en Cristo y asumirlo como camino, verdad y vida. Y lo tercero, que nuestras parroquias, como bien nos lo pidió Aparecida, sean comunidad de comunidades, a partir de la sana doctrina; que seamos una respuesta eficaz a los tiempos modernos y a los retos que nos plantean tantas ideologías”, expresó monseñor José Mauricio.