Lun 21 Mar 2016
[Jueves Santo] Dios nos bendice con el mandamiento del amor, el sacerdocio y la Eucaristía
Las lecturas de hoy nos enseñan a valorar con exactitud el mandamiento nuevo de amarnos unos a otros. También nos permiten admirar el gran don del sacerdocio, a partir del Sacerdocio de Cristo, del sacerdocio común de los fieles y del sacerdocio ministerial. Finalmente, nos lleva a admirar y agradecer el misterio sublime de la Eucaristía.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Éxodo 12,1-8.11-14[/icon]
[icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 116(115),12-13.15+16bc.17-18[/icon]
[icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: 1Corintios 11,23-26[/icon]
[icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 13,1-15[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
El hombre de hoy debe conocer que el Jueves Santo es la hora de Jesús, en la cual se establece la Ley del Amor. Aquí se establece el misterio de Jesús.
“La hora llegó” (Lc. 22,14-16) Jesús la esperó con paciencia, la preparó con dedicación y la cumplió con plenitud. Jesús la acepta porque es la hora del Padre, la vive porque tiene conciencia de su misión y la asume porque sabe que es la hora de la salvación.
“La hora se celebra” (Jn. 15,14-17). Hay un ambiente de despedida durante la celebración pascual, ha llegado el momento de la liberación. Junto a la mesa se dialoga, los participantes se conocen y se descubren.
“La hora inolvidable” (1 Cor, 11,24) Se trata de una comida cargada de Signos, llena de riquezas, pero sobretodo cargada de Espíritu. Todo es presencia, profundidad y entrega del amor!
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon]
El mensaje para hoy presenta la Pascua como una expresión de amor, como un rito cultual y como una experiencia liberadora. Es el día en que se presenta la fecundidad del amor. El amor nace, crece y madura. Saber admirar: Por eso estamos llamados a valorar lo que vale el amor, lo que hace el amor, lo que renueva el amor. El amor recrea el espíritu, lo renueva; el amor ilumina la vida, la hace clara; el amor capacita al hombre, lo hace audaz.
Saber asimilar que el amor revela el Misterio de Dios, la grandeza del Saber agradecer: Reconocer su riqueza, agradecer su grandeza y sentir su eficacia. Es necesario ser humildes para reconocer, sinceros para agradecer, generosos para servir.
Debemos considerar a los servidores del Señor. El sacerdote, es presencia de Cristo. Cristo está vivo hoy penetrando, estimulando, clarificando, porque el sacerdote es presencia de Cristo, se identifica con él, se pierde todo en Cristo y se lo juega todo en Cristo. El sacerdote es un don de Cristo y un servidor de Cristo.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon]
En esta fiesta celebramos la perpetuidad del Amor, que se vive, se recuerda y se actualiza. En la intimidad de la Cena Cristo nos descubre un corazón delicado, nos transparenta un corazón equilibrado y consciente.
El Memorial hace presente hoy, aquí y ahora el Misterio. No es un simple recuerdo sino la celebración de la Alianza. No es sólo palabra sino la Eucaristía. No es sólo rito: sino Sacrificio. La Eucaristía debe ser preparada, para hacer consciente una presencia.
La Eucaristía debe ser participada, para hacer posible una experiencia.
La Eucaristía debe ser penetrada, para hacer estable un testimonio.
Se celebra el Misterio de Cristo para ser presentado hoy. Se realizan los ritos cultuales que actualizan el misterio hoy. Se consolida la Salvación para quienes han aceptado vivir el misterio hoy. No mirar sino a Cristo, no pretender sino a Cristo, quedarse sólo con Cristo.
[icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon]
Por significado sacramental y eclesial se aconseja hacer la recepción de los Óleos Santos en cada parroquia; puede ser antes de la celebración de la Misa vespertina de la Cena del Señor o en otro tiempo que parezca más oportuno.
La Misa de la Cena del Señor está unida con el rito del lavatorio de los pies. Conviene acompañar el gesto con el canto “Donde hay caridad y amor”
Es muy significativo en este día, en la procesión de las ofrendas, unir al pan y el vino dones para los pobres.
Al final de la Misa se reserva la Eucaristía para la comunión del día siguiente; no es una exposición del Santísimo la que se hace; de ahí que, en nuestros llamados «monumentos», no se debe colocar la custodia ni nada parecido. Más aún, la reserva debería tener lugar en donde habitualmente se hace, aunque adornándose el lugar de una manera más especial, pero siempre con sobriedad artística, evitando excesos, sobre todo en adornos florales. Recordar que, después de medianoche (es decir, ya el Viernes Santo) no está prohibida la adoración; sólo se advierte que se debe hacer sin solemnidad.