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lectio dominical

Vie 22 Ago 2025

La puerta estrecha, puerta hacia la vida

VIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOAGOSTO 24 DE 2025Primera lectura: Is 66,18-21Salmo: 117(116),1.2 (R. cf. Rm 15,16)Segunda lectura: Hb 12,5-7.11-13Evangelio: Lc 13,22-30.I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción1.La liturgia de la Palabra insiste hoy en la salvación universal, una llamada de Dios a todos los hombres de todas las naciones y de todas las razas a participar del Reino de Dios.2.La escena del Evangelio de hoy nos ofrece una intervención de Jesús en la que nos señala el camino de la salvación, con la exigencia de entrar por la puerta estrecha.3.Hacer la voluntad del Padre del cielo tiene una cuota de sacrificio, el buen manejo de la libertad que Dios nos otorga; cuando abusamos de esa libertad Dios nos corrige y reprende como un Padre amoroso que nos invita a fortalecer nuestras manos en la caridad y nuestras rodillas vacilantes para caminar con otros hacia la vida eterna.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Isaías en el capítulo 66 expresa con claridad como Dios quiere la salvación de todos, es decir, como Dios ofrece una salvación universal. La división entre los hombres en lenguas, naciones y razas fue consecuencia del pecado, ahora un signo del poder de Dios y de la salvación que actúa en el mundo es la reunión de todos los hombres. Isaías anuncia que Dios se hará presente “para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi Gloria” de todos los países traerán ofrendas al “monte santo de Jerusalén” traerán ofrendas “al templo del Señor”. De entre todos los presentes Dios escogerá “sacerdotes y levitas” ningún hombre se quedará excluido y Dios será el punto de convergencia de todos los pueblos y naciones, garantizando que no haya ninguna división. El libro de Isaías concluye con la llamada universal de Dios a todas las naciones, es así como el salmista hace resonar su plegaria en una invitación universal a alabar a Dios y a predicar su Evangelio. Este canto de alabanza que reúne a todos los pueblos de la tierra en uno solo es el “pueblo de Dios” escogido y enviado como lo repetimos hoy en la aclamación inspirada en el mandato del Señor Jesús “Id al mundo entero y predicad el Evangelio”.La carta a los Hebreos 12, 4-7.11-13 tiene como intención animar a los cristianos que han encontrado dificultades en su camino de fe, Dios actúa como un padre que corrige a su hijo, no por capricho, sino por su bien, para conducirlo por el buen camino, el camino de la santidad. Dios permite que sus hijos actúen con libertad, que en ocasiones es mal utilizada, es en estas circunstancias que Dios actúa como un padre de familia reprendiendo y castigando a los hijos que ama y prefiere. El autor de la carta a los Hebreos nos ofrece la imagen de un Dios que corrige a quien ama, esta corrección luego produce justicia, salud, paz. Comprender la acción de Dios que actúa como un Padre amoroso, exige del cristiano un esfuerzo particular en la carrera hacia la vida eterna “fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes”.San Lucas en el capítulo 13, 22-30 presenta al Señor Jesús ante la pregunta casual de un oyente ¿serán pocos los que se salven? A lo que el Señor va a decir que muchos que no son judíos, procedentes de los cuatro puntos cardinales, vendrán a la mesa del Reino. Sin embargo, la salvación requiere un esfuerzo especial “entrar por la puerta estrecha” y añade que “muchos intentarán entrar y no podrán”. El entrar en la presencia de Dios, sentarse en la mesa del Reino, ganar la salvación no es privilegio solo del pueblo escogido; Jesús hace un giro en el modo de pensar de los judíos, para salvarse hay que vivir coherentemente como pueblo de Dios, con un estilo de vida acorde a la voluntad de Dios, quien no viva de esta manera se expone a una angustiosa sentencia “No sé quiénes sois”.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?La Palabra de Dios de este Domingo tiene una especial insistencia en la voluntad de Dios de querer salvar a todos. La pregunta casual que le hacen a Jesús en el Evangelio sigue siendo actual, ¿son pocos los que se salvan? Esta pregunta nos abre a muchas reflexiones que hoy nos hacemos sobre la vida eterna, el más allá, la propia salvación y la salvación de todos los hombres. Seguramente el que hizo la pregunta tenía en su entendimiento que sólo se iban a salvar los judíos. Ahora bien, también nosotros podemos pensar del mismo modo, que solo se salvan los que creen en Cristo, o simplemente porque vamos a misa o rezamos el rosario. Por una parte, la respuesta de Jesús es consoladora al descubrirnos que la salvación es para todos los hombres que creen en el único y verdadero Dios, como lo expresa el profeta Isaías y nos lo recuerda hoy san Lucas en el Evangelio, toda la humanidad está destinada a sentarse en la mesa del Reino de Dios, a entrar en su presencia. Este privilegio tiene también una obligación hacer que todas las naciones de la tierra conozcan y sigan a Dios.La puerta estrecha se convierte en la condición que ha de asumir el creyente para participar del banquete de la eternidad, Dios quiere salvarnos y esa salvación tiene un precio, que el cristiano tenga una fe viva, madura, clara, fuerte, capaz de acoger la verdad del Evangelio y encontrar en ella el camino estrecho de una vida austera, humilde y sencilla, de bondad y misericordia, de servicio y entrega generosa a los demás. El creyente sabe que lo que vale la pena cuesta, que el camino a la vida eterna tiene cruz y que el primero que recorrió ese camino fue el Señor Jesús. Evitar encontrar la puerta cerrada y oír el angustioso mensaje de no los conozco, implica estar siempre abiertos al Evangelio, anunciarlo con la vida, sentirnos siempre necesitados de la ayuda de Dios, abajarnos y servir a la causa de Jesús, estas actitudes evangélicas no nos deben hacer sentir seguros de la salvación, ni son fórmulas para tener vida eterna, son simplemente algunas pistas evangélicas que el cristiano debe asumir con radicalidad, sabemos que esto exige una fuerte cuota de humildad y sacrificio que en ocasiones no es fácil asumir, cuando estamos en un mundo que quiere la vía fácil, para deshacerse de los problemas y conflictos humanos en los que nos sumergimos hoy. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El Señor Jesús nos ha sorprendido hoy al decirle al pueblo de la Alianza que no basta con pertenecer a ese pueblo para ganar la vida eterna, para salvarse, hay otros que, viniendo de otras latitudes del mundo, si tienen fe y viven conforme a la Buena Noticia predicada en el Evangelio, son llamados al banquete del Reino.A nosotros los que creemos en Cristo, también se nos puede aplicar el mismo mensaje, no basta con decir que pertenecemos a la Iglesia; la salvación además de implicar esa pertenencia nos exige vivir y asumir con radicalidad, los valores del Evangelio. El seguimiento de Cristo, hacer la voluntad del Padre, servir a los hermanos, es exigente, es decir que este camino tiene cruz, es el camino estrecho del que nos habla el Evangelio por el que debe pasar todo creyente. El camino que el mundo no ofrece pareciera fácil, ligero, deshacernos de una vida, engañar, ser deshonesto, la guerra, etc., este es el camino ancho, la puerta amplia por la que pasan muchas personas, pero detrás de esas facilidades hay dolor, angustia, temor, vergüenza, humillación y pecado. Con este modo de ser se oscurece la mente, el corazón, la vida de las personas y de la sociedad. Este camino hace que perdamos identidad delante de Dios hasta el punto de escuchar “no los conozco” este no es el camino del Evangelio.La carta a los Hebreos nos ofrece una opción clara frente a las pruebas de la vida, esos momentos que nos confrontan y nos hacen cambiar la manera de pensar, que debemos entender como correcciones de Dios, pruebas del amor que Él nos tiene, así como un padre corrige a sus hijos. Ante las dificultades el Señor nos exhorta a “fortalecer las manos débiles” en la práctica de la caridad y el servicio a los hermanos, especialmente los más necesitados y también, “robusteced las rodillas vacilantes” para caminar con los otros, para ir con otros al encuentro de Dios, para transitar por el camino estrecho, llevando la Buena Noticia al corazón y la vida de muchos, a las distintas latitudes del mundo.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaNos hemos reunido este domingo, veintiuno del tiempo ordinario para escuchar la Palabra de Dios y participar de la fracción del pan. En esta Eucaristía estamos llamados a reconocer como la Iglesia nos acoge a todos por igual, nos convoca a celebrar un banquete universal en el que Cristo se ofrece como alimento que da vida eterna. Con alegría y dispuestos a orar por las necesidades de todos los hombres de toda raza y cultura, participemos con fe y esperanza en esta celebración.Monición a la Liturgia de la PalabraEl profeta Isaías, el salmista y san Lucas en el Evangelio, insisten en que la salvación es una oferta universal, desde luego esta salvación tiene sus exigencias, el esfuerzo por vivir según la voluntad de Dios. Atentos, escuchemos este mensaje e integremos a nuestra vida los valores de esta Buena Noticia.Oración Universal o de los FielesPresidente: Pidamos al Señor que venga en nuestro auxilio y con su gracia encontremos el modo de llegar a Él. A cada intención nos unimos diciendo:R. Señor, ayúdanos a conocerte.1.Por la Iglesia, para que continúe su misión de llevar la “Buena Nueva” de la salvación a todos los rincones de la tierra. Oremos.2.Por el Papa Francisco, nuestro Obispo Monseñor N.N. presbíteros, diáconos y consagrados, para que anuncien con valentía la Palabra de Dios a todos los pueblos de la tierra. Oremos.3.Por nuestros gobernantes, para que siembren esperanza en nuestros pueblos e impulsen proyectos que ayuden a superar la pobreza y la injusticia. Oremos.4.Por los más necesitados, para que se encuentren con nuestras manos generosas y les ayudemos a transitar por el camino estrecho de la salvación. Oremos.5.Por nosotros aquí reunidos, para que la semilla sembrada hoy en nuestros corazones nos lleve a la verdadera conversión y al servicio de todos los hermanos, sin importar raza y condición social. Oremos. Oración conclusivaSeñor, tú que nos invitas a entrar por la puerta estrecha al gozo del banquete de tu Reino, escucha nuestras oraciones y concédenos la fuerza de tu Espíritu en el seguimiento del camino que nos señalas. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 15 Ago 2025

He venido a prender fuego

VIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORIDNARIOAGOSTO 17 DE 2025Primera lectura: Jr 38,4-6.8-10Salmo: 40(39),2-3ab. 3cd-4ab.4cd-5ab.18 (R. 62[61],2)Segunda lectura: Hb 12,1-4 Evangelio: Lc 12,49-53.I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Liturgia de la Palabra de este vigésimo domingo del tiempo ordinario abarca, en sentido amplio, el tema de la división y las dificultades suscitadas por el anuncio de la Buena Nueva. Ahora bien, con el ánimo de especificar su contenido, se resaltan tres ideas propias del mensaje de los textos:1.Una certeza: el Señor nos salva de la fosa del pecado, del error y las angustias.2.Una motivación: correr con constancia la carrera que nos corresponde, sin cansarse ni perder el ánimo.3.Una realidad: el mensaje y la presencia de Jesús y su Evangelio, genera división.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Se desarrolla la segunda idea: una motivación. La presente perícopa de la Carta a los Hebreos se caracteriza por su lenguaje práctico. Aborda el tema de la fe y la vida cristiana, presentándola con la analogía de una carrera que es ineludible correr. Así mismo, ubicados en el contexto general de las lecturas proclamadas en este día, se abre también el horizonte del combate y la pelea, en cuanto a la evidente división y ruptura que la fe tiende a generar cuando se vive con radicalidad, constancia y alegría, así como a la batalla interior contra el pecado.Llama la atención la utilización de verbos como “correr”, el cual evoca una actitud de auto exigencia, a ejemplo de los atletas, quienes, en su ejercicio, dan todo de sí mismos con miras al alcanzar la meta proyectada. De igual modo, reluce la palabra “constancia” unida al verbo, cuyo matiz enfatiza la urgencia de ser perseverantes, firmes y persistentes. Así mismo, la expresión “fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús”, ratifica la clave del éxito en la carrera, pues, nuestro centro, principio y meta es Él, y lejos de Él nada podemos hacer.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El fragmento de la Carta a los Hebreos proclamado en esta Eucaristía establece con total claridad una motivación precisa: no cansarse ni perder el ánimo; más aún, correr con constancia la carrera que nos corresponde. En efecto, la vida cristiana, en todos sus aspectos, demanda una actitud de perseverancia, mediante la cual se alcanza la meta de todo bautizado: el Cielo.Uno de los peligros más grandes, en un contexto como el actual, en el que se evidencia una tendencia a la mediocridad y el conformismo, es el de no esmerarse por alcanzar los objetivos. Este criterio es válido para todas las dimensiones humanas, pues, por ejemplo, ante las ofertas de inmediatez por parte de la tecnología, las “facilidades” de lo virtual y el relajamiento en los niveles de exigencia familiar y social, resulta cada vez menos habitual asumir compromisos rigurosos, caminos disciplinados y tareas complejas; más aún, muchos, conscientemente, evaden ese tipo de pedidos. Enfrentamos, pues, un mundo pasivo y en permanente estado de indiferencia.Ahora bien, en el ámbito de la fe, con respecto a la respuesta al llamado del Señor a lo largo de la vida, nos adentramos en una ruta exigente, de permanente acción y rigor, en contracorriente a las inclinaciones de hoy en día. El mismo Señor ha dicho: “si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). Seguir el Camino implica cargar la cruz, que más allá de ser una solicitud, se trata de un requisito. Esa es nuestra carrera: un peregrinar demandante, que necesariamente insta a una actitud continua de constancia, sin dar lugar a desánimos ni cansancios.Así las cosas, el verbo “correr”, presente en el texto, implica estar en movimiento, ponerse en acción; es contrario a la quietud o a la pasividad. El verdadero creyente no se estanca ni se detiene, al contrario, permanece de pie, con su frente levantada y sus pies en acción, en salida misionera. El testimonio del Evangelio, que todos estamos llamados a dar (con palabras y obras), pone sobre nosotros el compromiso de salir, peregrinar y andar en todo tiempo y lugar.Con todo, dicha misión no se realiza de cualquier modo. Ha de caracterizarse por la constancia, contraria a las tendencias contemporáneas, como evidencia de que estamos en el mundo, pero no somos del mundo (y es que la inconstancia se constituye en un verdadero riesgo, porque estanca el proceso, enloda la ruta de fe y desorienta la vocación). Sólo la constancia nos permite avanzar, nos mueve a alcanzar los objetivos y nos catapulta a la meta de la santidad. No demos espacio al desánimo, cortemos todo pensamiento y actitud de enfriamiento y mediocridad y sigamos avanzando en la carrera, fijos los ojos en Jesús, quien, “en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz (…) y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hb 12, 2).3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Te rogamos, Señor, nos concedas la Gracia de ser constantes en todas las dimensiones de la vida. Mantén nuestros ojos fijos en ti, para que, apoyados y sostenidos por tu mano, venzamos la tentación del desánimo, la pereza espiritual y la mediocridad en la misión encomendada. Permítenos asumir con diligencia y responsabilidad la tarea evangelizadora recibida desde el bautismo, para que, por intercesión y a ejemplo de María, completemos la carrera que nos corresponde y alcancemos el premio de la Vida Eterna. Amén.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos congregamos como hermanos en la fe para celebrar la Eucaristía, misterio de amor y prenda de Vida Eterna. En este vigésimo domingo del tiempo ordinario, el Señor nos reúne para renovar su llamado, revitalizar nuestra existencia, darnos fortaleza y ponernos de pie para vivir en actitud misionera, con constancia y ánimo. Que en esta Santa Misa renovemos nuestro compromiso de seguir a Cristo con corazón firme, buscando siempre la luz que nos guía en nuestro caminar diario. Participemos con atención y disposición.Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra del Señor nos mueve a vivir nuestra fe y la misión evangelizadora con valentía, constancia y ánimo. En efecto, nuestra perseverancia en seguir a Cristo debe ser firme, pues Él, a pesar del sufrimiento, mantuvo la mirada en el gozo que le esperaba. Abramos nuestro corazón para escuchar el mensaje salvador.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con el corazón y nuestra vida puestos en manos de Dios, Padre misericordioso, elevemos nuestras oraciones confiadas, diciendo juntos:R. Señor, escúchanos y fortalécenos1.Por toda la Iglesia, para que, fiel al mandato misionero, predique el Evangelio siempre y en todo lugar.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que, iluminados por el Espíritu Santo, dirijan los rumbos de los pueblos con coherencia, justicia y transparencia.3.Por los enfermos, abandonados y todos los que sufren, para que reciban del Señor fortaleza y paz, y de parte nuestra el apoyo humano y material que requieren.4.Por todos nosotros, para que avancemos con constancia y ánimo en la carrera que nos corresponde, fijos los ojos en Jesús, hasta llegar a la meta del Cielo.Oración conclusivaPadre rico en misericordia, escucha las súplicas y oraciones que te hemos dirigido con fe y esperanza. Por Jesucristo Nuestro Señor.R. Amén.

Vie 8 Ago 2025

Estad atentos y vigilantes

DÉCIMO NOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOAGOSTO 10 DE 2025Primera lectura: Sb 18,6-9Salmo: 33(32),1 y 12.18-19. 20 y 22 (R. cf. 12b)Segunda lectura: Hb 11,1-2.8-19 (forma larga)Evangelio: Lc 12,32-48 (forma larga) o Lc 12,35-40 (forma breve).I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónHablar del Reino de Dios nos invita a adentrarnos en una reflexión profunda sobre nuestra fe, ya que este concepto es, a la vez, vasto y esencial en la vida cristiana. La riqueza de los textos bíblicos que abordan el Reino nos ofrece diversas perspectivas y matices, lo que puede hacer que su comprensión parezca inabarcable. Sin embargo, hay un elemento constante y central que lo define: la actitud de esperanza y preparación con la que lo esperamos.El Reino de Dios no es simplemente una realidad futura; es una promesa que nos interpela aquí y ahora. Nos llama a vivir de manera coherente con nuestra identidad como bautizados, como miembros del pueblo elegido por Dios. Esta preparación no es pasiva, sino activa, implicando una transformación diaria de nuestra vida, guiada por los valores del Evangelio. Somos llamados a caminar en fe, sabiendo que hemos sido elegidos para formar parte de la salvación que Dios ofrece a la humanidad.El Evangelio de hoy nos recuerda que todos estamos invitados a ser parte de ese rebaño único bajo un solo Pastor, Jesús. Pero esta invitación no basta con recibirla; es necesario responder con una fe firme y una confianza plena en la providencia divina. La fe sólida no solo nos ancla en la certeza de la promesa de Dios, sino que también nos motiva a vivir con una actitud vigilante y constante. En esta vigilancia no hay espacio para el descuido espiritual; más bien, se trata de mantener nuestros corazones abiertos y nuestras manos dispuestas al servicio, siempre atentos a los signos del Reino que ya comienza a manifestarse en el presente.Prepararnos para la venida gloriosa del Señor implica cultivar en nuestro interior una disposición constante hacia el amor, la justicia y la paz. Cada acción, por pequeña que sea, puede ser una expresión de nuestra fe y un testimonio de que el Reino está cerca. Así, aguardamos con alegría y esperanza, no como quienes temen lo desconocido, sino como quienes se saben profundamente amados y llamados por Dios a participar en su gloria.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El Evangelio de Lucas nos presenta una invitación clara y desafiante: buscar el Reino de Dios con una actitud que trascienda las aspiraciones y deseos de los poderosos de este mundo. Este llamado no solo es una exhortación a renunciar a las ambiciones terrenales, sino que plantea un cambio radical en la forma de vivir, pensar y actuar. El Reino de Dios no se construye con los mismos valores que guían a las estructuras de poder humanas; exige otros comportamientos, otros principios y, sobre todo, una orientación hacia lo trascendente.Las parábolas que Lucas utiliza para ilustrar la vigilancia y la fidelidad son, en este sentido, una guía para entender la actitud que el cristiano debe asumir. No se trata solo de esperar pasivamente, sino de vivir en un estado de responsabilidad activa, conscientes de que nuestra existencia tiene una dimensión espiritual y trascendente. Esta responsabilidad se funda en la certeza de que nuestra vida está en las manos de Dios, lo que no implica evadir las tareas y los desafíos de este mundo, sino afrontarlos con una perspectiva diferente, sabiendo que nuestra meta última no está aquí.En esta dinámica, el Reino de Dios no se reduce a un ideal lejano o a una recompensa futura; es también una realidad que nos impulsa a vivir el presente con una entrega generosa y comprometida. Servir a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, no es una opción adicional, sino una parte esencial de nuestra vocación cristiana. Somos administradores de los bienes y dones que Dios nos ha confiado, y como tales, tenemos el deber de ponerlos al servicio de los demás con fidelidad y dedicación.La parábola nos habla de un Dios que un día se ceñirá para servirnos, un gesto profundamente simbólico que revela la grandeza de su amor y su voluntad de compartir su gloria con aquellos que han sido fieles. Pero mientras llega ese día, se nos invita a vivir en constante vigilancia, no como un estado de ansiedad, sino como una actitud de preparación activa. Trabajamos, construimos, servimos y ayudamos, porque sabemos que nuestras acciones tienen un valor eterno.Este mensaje es, en última instancia, una llamada a confiar plenamente en Dios y a vivir de acuerdo con los valores del Reino: justicia, solidaridad, humildad y servicio. Al hacerlo, no solo esperamos el encuentro definitivo con Dios, sino que también hacemos presente su Reino en el aquí y el ahora, convirtiendo nuestras vidas en un testimonio vivo de su amor y su promesa.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El Evangelio nos invita a una esperanza que no depende de nuestros méritos, sino del amor incondicional de Dios. Jesús nos dice: “No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros su Reino”. Este mensaje nos asegura que la meta está garantizada, no por lo que hacemos, sino por la bondad infinita de Dios, quien nos llama a participar en su Reino, que es Él mismo, plenitud y felicidad para todos.Esta certeza transforma nuestra forma de ver la vida, llevándonos a reconocer a nuestros hermanos, especialmente a quienes sufren, como un tesoro. “Dad limosna, haceos talegas que no se echan a perder”, nos invita Jesús, llamándonos a compartir lo que somos y tenemos, y a colocar nuestro corazón en Dios y en los demás. “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.La esperanza cristiana no es pasiva ni evasiva; es una fuerza que dinamiza nuestra vida. Como afirma Nietzsche: “Si tenemos un para qué, encontraremos un cómo”. En la fe, nuestra meta no es un lugar distante, sino una experiencia viva del Padre y la comunión con los hermanos, que ya comenzamos a disfrutar aquí y ahora. Jesús nos llama a estar vigilantes y activos: “Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva”. Dichosos los que el Señor encuentra en vela, pues Él mismo se ceñirá y los servirá. Este encuentro con el Señor no es solo un evento futuro, sino una realidad que vivimos en cada acto de amor y servicio.Vivir con esperanza es caminar con el corazón puesto en Dios, sabiendo que nuestra meta es Alguien que ya camina con nosotros. La vigilancia, la comunión y el servicio son los pilares para vivir en el Reino de Dios, tanto ahora como en la eternidad.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Es importante recordar que la esperanza cristiana no es solo una espera pasiva, sino un impulso activo hacia una vida de servicio y vigilancia. Al hablarnos de la promesa del Reino de Dios, nos llama a vivir de manera coherente con esa esperanza, sabiendo que no dependemos de nuestros méritos, sino del amor incondicional de Dios. Este amor nos invita a reconocer a los demás, especialmente a los más necesitados, como un tesoro digno de nuestro esfuerzo y atención. Jesús nos desafía a no guardar nuestro corazón solo para nosotros, sino a compartir lo que somos y tenemos, a poner nuestras prioridades en el servicio a Dios y a nuestros hermanos.Como cristianos, esta invitación no es solo un mensaje de consuelo, sino un compromiso concreto a vivir con esperanza en lo cotidiano. Jesús nos llama a estar vigilantes y activos, participando en la construcción del Reino de Dios aquí y ahora. Vivir con esperanza significa que cada acción, por pequeña que sea, puede reflejar el amor de Dios y acercarnos a esa plenitud que nos promete. No se trata solo de esperar el futuro, sino de transformar el presente a través de la comunión con Dios y el servicio a los demás. Así, el cristiano está llamado a ser un testigo vivo de la fe, llevando a cabo en su vida diaria los principios del Reino, con un corazón que busca siempre el bien de los otros.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaMovidos por un corazón entregado al Señor disponemos nuestra vida para esperar en el Señor, por ello, con la convicción de nuestra fe, iniciemos nuestra celebración eucarística disponiendo nuestro ser en actitud expectante y activa para ser testigos del Reino de Dios.Monición a la Liturgia de la Palabra La primera lectura, del libro de la Sabiduría, y el pasaje del Evangelio de Lucas nos revelan con certeza que Dios viene, invitando al creyente a una espera vigilante. La carta a los Hebreos refuerza esta actitud, fundamentándola en la fe y poniendo a los patriarcas como ejemplo de confianza. En comunión con los creyentes de todos los tiempos, proclamamos con el salmo responsorial: "Nosotros esperamos en el Señor".Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiando en la promesa de Dios y en su amor incondicional, presentemos nuestras peticiones ante Él, pidiendo por la gracia de vivir conforme a su Reino.R/. Te rogamos, oye nuestra oración.1.Por la Iglesia, para que sea siempre un testimonio de esperanza activa, que impulse a sus miembros a vivir el amor y el servicio con generosidad. Roguemos al Señor.2.Por los gobernantes y responsables de la justicia, para que trabajen con sabiduría y compasión, promoviendo el bienestar de los más necesitados. Roguemos al Señor3.Por todos los hermanos que sufren, especialmente los más pobres y marginados, para que encuentren en nosotros un tesoro de solidaridad y amor. Roguemos al Señor.4.Por cada uno de nosotros, para que nuestra esperanza en el Reino de Dios nos inspire a vivir con vigilancia, servicio y comunión con nuestros hermanos. Roguemos al Señor.Oración conclusivaAyúdanos, Señor, a vivir con esperanza activa, vigilantes en el servicio y siempre dispuestos a compartir lo que somos con nuestros hermanos. Que tu Espíritu nos guíe en cada paso, para que seamos verdaderos testigos de tu Reino. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.R. Amén.

Vie 25 Jul 2025

Señor, enséñanos a orar

DÉCIMO SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOJULIO 27 DE 2025Primera lectura: Gn 18,20-32Salmo: 138(137),1-2a.2bc y 3. 6-7.8 (R.cf. 17,6a)Segunda lectura: Col 2,12-14Evangelio: Lc 11,1-13.I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónTres énfasis propuestos para la reflexión de la homilía, todos interconectados en la unidad temática de las lecturas: La oración, con la convicción que se muestra en las lecturas, “Dios llama incasablemente a cada persona al encuentro misterioso con Él. La oración acompaña a toda la historia de la salvación como una llamada recíproca entre Dios y el hombre” (CIC 2591).-El aprender orar: Que respondería a la súplica presentada a Jesús: “Señor enséñanos a orar”, y como lo indica la Iglesia en su Catecismo: “La oración no se reduce al brote espontáneo de un impulso interior: para orar es necesario querer orar. No basta sólo con saber lo que las Escrituras revelan sobre la Oración: es necesario también aprender a orar. Pues bien, por una transmisión viva (La Sagrada Tradición), el Espíritu Santo, en la ‘Iglesia creyente y orante’ enseña a orar a los hijos de Dios” (CIC 2650). Énfasis valido allí donde el párroco o la comunidad quiera comprometerse en un proceso de “aprender a orar” -La oración del Padre Nuestro: Como centro de la respuesta de Jesús, al punto que se le conoce como la Oración del Señor y a la cual el Catecismo dedica toda la segunda sección de la oración cristiana (2759 – 2865).-El Dios de la oración: Ciertamente como el destinatario, pero en su atenta escucha que lo conduce a la acción para dar respuesta a lo pedido en el “clamor” .1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Primera lectura: Después de la manifestación de Dios en la encina de Mambré (18, 1-15), aparece el relato de la confidencia de Dios para con Abraham y de este con Dios, la llamada “intercesión de Abraham” (18, 16-33). Una vez que Dios le confía a Abraham sus planes respecto a Sodoma y Gomorra (17-21), el Patriarca por seis veces (23-26; 27-28; 29; 30; 31-32a; 32b) intervendrá intercediendo en favor de estos pueblos. En su primera intervención apela a la Justicia de Dios como juez de toda la tierra que diferencias culpables de inocentes, y a partir de la respuesta de Dios, que ha fijado el parámetro en 50 justos, Abraham busca obtener la reducción del número de inocentes para que no acontezca la destrucción, llegando en sus repetitivas e insistentes intercesiones alcanzar la reducción de 50 a 10. La respuesta divina se limita a expresar que no hará la destrucción si se alcanza el número de inocentes acordado. Así la intercesión es “atreverse a hablarle a Dios”, a insistirle sobre una realidad, basados primero en su naturaleza divina, Él es el Dios de la tierra, y segundo en la “solidaridad” de los justos.El Salmo: y su respuesta “Cuando te invoqué me escuchaste”, que en algunas versiones bíblicas es el título, está clasificado como un Salmo de acción de Gracias individual. El salmista u orante se admira e irrumpe en gratitud sobre todo al ver que un Dios tan grande y potente se ocupe de sus pequeños y humildes fieles: la pequeña obra de sus manos. Así el grito de invocación al ver que Dios ha escuchado, lo que equivale a decir que ha respondido al grito, se transforma en una vivaz acción de gracias, de alabanza (tañer, postrarse), mediante la cual se ensalza la grandeza de Dios que es sublime, misericordioso, leal, salvador, protector, etc.Segunda lectura: Pablo en Col 2, 6-23 se enfrenta abiertamente con los errores que conducían al desconcierto en la comunidad; frente a la enorme seducción de estos errores Pablo reacciona y recuerda que la única y verdadera cabeza de los hombres es Cristo, a quien queda vinculado el creyente a partir del Bautismo, confiriéndole una nueva vida y la cancelación de la deuda gracias a la muerte en Cruz de Jesús. Un breve pasaje (2, 12-14) que clarifica la identidad del creyente a partir de la cual debe vivir y relacionarse con Cristo y las demás realidades. Podríamos decir que gracias a esta nueva identidad obrada por Cristo en el Sacramento del Bautismo la oración del creyente, hijo de Dios, posee otro estatus.Evangelio: Como es característico de Lucas nos muestra a Jesús en oración. Ante la petición de uno de sus discípulos, Jesús les precisa algunas de las enseñanzas de la oración, sobre todo para que “aprendan a orar”, primero el Padre Nuestro (2-4), que no sería una simple fórmula para ser repetida de memoria y ya, sino que en ello enseña una forma de orar; y para acentuar su dimensión de oración incansable y confiada narra la parábola del “amigo inoportuno” (5-8); y concluye con tres dichos para subrayar la eficacia de la oración, y para ello los construye a partir de tres verbos: “pedir”, “buscar” y “llamar” que reciben una respuesta: “recibe”, “halla” “se le abre”, que finalmente se compara entre la respuesta del ser humano y la generosidad en la respuesta de Dios, que da lo más bueno que es el Espíritu Santo.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?La oración del Padre NuestroLa oración es un tema amplio, que exige como ya se mencionó en la introducción, todo un proceso (Cf. CIC 2650); cada comunidad debería preocuparse por crear auténticos itinerarios de aprendizaje, acompañamiento y crecimiento en la vida espiritual dando énfasis a la oración.La oración cristiana tiene su fundamento en la estrecha unión con la persona de Jesús, especialmente con su Misterio Pascual (Pasión, muerte y resurrección), lazos que se entre anudan gracias al don del Bautismo; así el creyente recibe la fuerza transformante de la misma muerte y resurrección del Señor. Orar es pues vivir la identidad bautismal y aprender a relacionarse con el Dios que le ha dado una nueva vida.La versión del Padre Nuestro en Lucas trae cinco suplicas, como las seis de Abraham. Pero en estas no buscamos la reducción de los justos o inocentes, sino todos los contrarios el crecimiento de ellos para que no acontezca la destrucción: que aumente el número de los que te reconocen como “Padre, y santifican tu Nombre”, que seamos más los que esperemos la “llega de tu Reino”, que cada día recibamos el “pan cotidiano”, que siendo “perdonados también nosotros perdonemos”, y así “no nos dejes caer en tentación”.La oración que Jesús nos enseñó debe encontrar un puesto privilegiado en la espiritualidad del creyente. Ciertamente hay muchas oraciones, pero todas ellas compuestas o salidas desde la vivencia de hombres y mujeres en su seguimiento de Jesús; pero el Padre Nuestro es una oración de otro nivel. Esta oración es llamada la Oración del Señor porque salió de sus labios de su enseñanza directa, por tanto, al orarla no estamos autorizados a cambiarla, todo lo contrario, a comprenderla e integrarla en la vida. También, se le conoce como la oración dominical, porque la comunidad cristiana católica naciente, en sus primeros tiempos le daba un fuerte realce, siendo orada en el Día del Señor: El Domingo; “la oración dominical es, en verdad, un resumen de todo el Evangelio” (CIC 2761).Orar el Padre Nuestro exige actitud orante como la de Jesús, silencio, relación e hijos, confianza y atrevimiento para repetir adecuadamente con espiritualidad cada una de las palabras de la Oración del Señor. En ella Jesús nos enseña no solo a repetir sino a orar, a sentir a Dios como Padre, para que cada uno pueda experimentar su condición de hijo de Dios. El espacio ni el momento me lo permiten, pero quien quiera mejor orar el Padre Nuestro repita con el discípulo: “Señor enséñanos a orar” y escuchará que el Señor le responderá en el Catecismo lo encontrarás, así que para orar hay que buena adoctrina acostumbrar. Todo agente de pastoral o creyente debería muy bien conocer el Catecismo de la Iglesia, pero para orar los números 2759 – 2865 leer y meditar.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La oración y la contemplación en este domingo deberían encontrar un momento especial en el momento de la oración del Padre Nuestro.“Señor, te damos gracias por enseñarnos y regalarnos el don orar, por dejarnos tu oración, porque gracias a ella aprendemos de manera casi natural a llamar a Dios: Padre Nuestro, y por tanto a sentir que los otros son hermanos; Gracias Señor porque en esta bella oración aprendemos a pedir las gracias que necesitamos. Danos ese amor por la oración y que sigamos tu ejemplo de siempre orar, de orar confiada e incasablemente, y antes que pedir cosas pedir el Gran regalo del Espíritu Santo.Recomendaciones prácticas:-Jornada mundial de los abuelos y los mayores.-28 de julio – 03 de agosto. Jubileo de los Jóvenes.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Bienvenidos a la casa del Señor. Él nos invita a vivir de una manera especial este momento, culmen de la oración: la Eucaristía. En ella se condensan diversas formas de oración que nos ayudan a vivir de manera plena esta celebración. Todo ello para hacer de este sacrifico un momento de gran oración y encuentro con el Señor. Participemos orando de verdad según cada momento.Monición a la Liturgia de la PalabraHermanos, cuántas veces hemos escuchado que hay que orar, y quisieras aprender a orar, para algunos se les facilita a otros no tanto. Hoy el Señor en las lecturas nos permitirá comprender algunas formas de oración. ¡Escuchemos con atención!Oración Universal o de los FielesPresidente: Padre bueno, somos tus hijos que reunidos en tu casa queremos presentarte nuestras realidades, porque estamos seguros que cuando te invocamos tú nos escuchas y sales presuroso en nuestra ayuda:R. Escúchanos, Padre Nuestro.1.Te damos gracias por la Iglesia de la cual nos haces miembros, por toda la riqueza salvadora que a través de ella nos concedes y por enseñarnos a ser tus hijos.2.Te suplicamos tu justicia para todos los pueblos del mundo, que cesen las guerras y crezca el Reino de la paz y el amor.3.Te pedimos por todos los adultos mayores, para que el Señor les conceda fortaleza, perseverancia y amor en la misión que tienen de transmitir la fe y su sabiduría de vida a las nuevas generaciones.4.Te consagramos nuestras familias y nuestra comunidad parroquial, para que en ellas haya ambientes de auténtica oración.5.Te pedimos por el jubileo de los jóvenes, para que como el discípulo amando, sean testigos de la Resurrección.Oración conclusivaPadre Nuestro,tú que escuchas siempre a tus hijos,concédenos en nombre de tu Hijo Jesúscuanto con confianza de ser hijos tuyos te hemos pedido.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.

Vie 18 Jul 2025

Andas inquieta y preocupada con muchas cosas

DÉCIMO SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOJULIO 20 DE 2025Primera lectura: Gn 18,1-10aSalmo: 15(14),2-3a.3bc-4ab.5 (R. cf. 1a)Segunda lectura: Col 1,24-28Evangelio: Lc 10,38-42.I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónDios siempre nos habla, se acerca a cada uno de nosotros, camina con nosotros, es el Dios que está presente, no es el Dios que desde la distancia adoctrina a su pueblo, ordena y da preceptos, el Dios con nosotros, el Dios cercano que vive y entiende nuestra vida, que nos ama con nuestras cualidades y valores, pero también conoce, entiende nuestras debilidades, no para “alcahuetearnos” sino para llamarnos a la conversión, a la santidad y de manera personal nos dice que debemos dejar para poder acercarnos a él, para vivir a plenitud la fe, así como al joven rico le invita a dejar “su” riqueza, a Marta “sus” afanes, también a cada uno este domingo nos invita a poner nuestra mirada en Él y dejar todo aquello que nos distrae de su presencia.Este domingo décimo sexto, la Iglesia nos invita a acercarnos a la palabra de Dios desde el libro del Genesis, escuchar la riqueza de la carta a los colosenses y seguir deleitándonos y alimentándonos del evangelio de San Lucas. Podemos destacar algunas ideas de los textos sagrados:·En el libro del Genesis se nos relata como Dios, ese Dios cercano, se acerca a Abrahán, pasa al frente de su tienda. Abrahán levanta su mirada y ve “que había tres individuos parados a su vera” (Gn. 18,2). Es interesante resaltar como Abrahán muestra una actitud de hospitalidad, de generosidad con los visitantes, quizás, según algunos biblistas, no reconoció en ellos la presencia de Dios, pero sí tuvo una actitud de acogida, de ofrecerles alimento y descanso a aquellos visitantes que habían llegado hasta su tienda. Se da un anuncio y una gran bendición, se anuncia que Abrahán será padre, Sara tendrá un hijo. Para cuando “Él” vuelva serán padres.·El apóstol Pablo, siempre cumpliendo su misión de evangelizar a tiempo y destiempo (2 Tim. 4,2) manifiesta que une sus propios sufrimientos a los sufridos por Cristo en su pasión, ofreciéndolos por el cuerpo del señor, que es la Iglesia. Es la entrega total del apóstol a Cristo, ofrece toda su vida en favor de la comunidad, de los creyentes.·El evangelio de San Lucas nos invita a mirar hacia Betania, a un hogar donde dos hermanas reciben y acogen a Jesús. Esta acogida es vivida, llevada a cabo de maneras distintas, una se sienta a los pies para ESCUCHAR y la otra de pie, de un lado para otro busca ATENDERLE. Cada una ofrece a Jesús un gesto de acogida, buscan demostrarle que es importante para ellas y sobre todo que le aman. Sin embargo, Jesús hace hincapié en un detalle, los afanes y las inquietudes con la que muchas veces vivimos nos alejan de lo realmente esencial y darle sentido a lo que hacemos día a día.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El texto del libro del Genesis y el evangelio hacen énfasis en la actitud de la acogida y el servicio. Abrahán acoge a tres individuos, les ofrece su hospitalidad, les presta acogida. En Betania, Marta y María acogen, reciben a Jesús y ambas mujeres, de maneras distintas buscan atender y servir a Jesús. De una manera sencilla, concreta, pero clara, el evangelista manifiesta que Marta, de acuerdo a las costumbres judías, pone todo su empeño en atender a Jesús. Ella cumple con el “deber de cocer el pan, cocinar, servir al varón, lavarle los pies, estar al servicio de todos” (cf. El Camino abierto por Jesús. José Antonio Pagola. Lucas. Pg. 182). Por el contrario, y quizás en contra de las costumbres y normas, María se sienta a los pies de Jesús para escuchar con atención su palabra. No se preocupa por “hacer cosas”, más bien lo escucha, dispone su corazón para atender a su enseñanza despreocupándose de lo que debería estar haciendo, pone toda atención en su palabraMarta, atareada, le recrimina a Jesús el no importarle que María la haya dejado sola con el servicio. Marta, de acuerdo a sus convicciones y su educación, le pide a Jesús que le ayude para que su hermana cumpla con su deber. Jesús, lleno cariño para con Marta le manifiesta que hay muchas cosas importantes, pero que solo una es esencial.1.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al escuchar la palabra de esta dominica, se nos invita a mirar esa doble realidad que reflejan las hermanas de Betania, la contemplación reflejada en María y la acción representada en Marta. En una sociedad como la nuestra, donde se debe hacer tantas cosas, el tiempo no alcanza, se debe ser productivos, no se puede perder el tiempo, existe la tentación de idealizar la actitud de Marta, gastar el día haciendo cosas, cumpliendo con los deberes, produciendo para ganar y vivir mejor.Pero también habrá otros, que mal utilizado la figura de María, justifiquen el no cumplir con los deberes, con las responsabilidades, creer que “se los merecen todo” de gratis.Es interesante ver en este texto como Jesús de una manera sencilla nos invita a darle el valor que le corresponde a cada cosa, de una manera tranquila, lleno de serenidad nos enseña a través de la respuesta que le ofrece a Marta a que debemos apuntarle en nuestra vida, no solo en la dimensión espiritual sino familiar, social. Jesús no regaña a Marta por estar realizando las labores propias de la mujer que acoge y sirve a su huésped, pues incluso de muchas maneras, Él mismo en otros pasajes del evangelio, invita a ponerse al servicio de los demás, a vivir la experiencia del amor a Dios y al prójimo con acciones reales y concretas. Sin embargo, exalta la opción tomada por María como “la mejor parte que nadie le quitará.Jesús valora la decisión de María de sentarse a sus pies para escucharlo. Seguramente ese mismo día o al día siguiente María tuvo que dedicarse a las tareas del hogar, a las labores propias se las mujeres de su época, pero en ese momento concreto escogió lo que era necesario e importante, “estar” con el Señor, escucharlo, alimentarse de él, de su sabiduría. María le ofrece a Jesús lo mejor que tiene, su presencia, su vida, su atención, se entrega totalmente. En medio del ritmo de vida que llevamos en la actualidad, con la tentación del activismo, la exterioridad, la superficialidad y la necesidad de “producir”, el evangelio nos invita, nos enseña que no podemos dejarnos desbordar por el ritmo que nos exige el mundo, siempre va ser necesario, sano, regenerador tomar al “ritmo de Dios”, para ser capaces de poner en segundo lugar los afanes cotidianos, la inquietud por tantas cosas, de manera que podamos dedicar tiempo y sentarnos a los pies del Señor, escuchar su voz, hacer silencio para oírlo a Él, poner en pausa nuestra vida por unos momentos para descansar y retomar fuerzas, para llenarnos de sabiduría, fortaleza, entendimiento, de todos sus dones y gracias.Muchas veces podemos pensar que sacar el tiempo para orar es dejar de hacer cosas productivas o buenas, invertir tiempo en escuchar a Dios es dejar de hacer buenas obras, orar y contemplar no pueden ser considerados pérdida de tiempo; orar y contemplar es buscar espacios para alimentarnos y fortalecernos y poder así darle sentido y fuerza a lo que hacemos, darle un verdadero sentido al trabajo, al estudio, a la vida matrimonial, incluso al descanso y el ocio. La madre Teresa de Calcuta, una mujer profundamente apostólica, que dedicó su vida al servicio de los demás, nos enseña que hay que trabajar incansablemente, pero sin olvidarnos de la oración y la contemplación para poder amar de verdad al otro, al prójimo, para “hacer mucho” en bien de los demás.Ahí es donde podemos comprender que Jesús no le pide a Marta que deje se cumplir con sus tareas y deberes, Jesús le pide que no permita que la cotidianidad y las labores diarias la llenen de inquietud y preocupaciones, el trabajo diario no puede ser una carga y motivo para alejarnos de Dios. Jesús le enseña a Marta que, para darle sentido a las labores diarias, al cumplimiento de los deberes, debemos darnos el espacio para la oración, para “estar” con Él, es necesario descubrir que hay momentos para dedicárselos a Dios, y allí tomaremos fuerza para cumplir con nuestros deberes. Marta le pregunta a Jesús que, si no le importante que María la haya dejado sola con todo el servicio, que si no le importa que ella esté atareada realizado todo el servicio y atendiéndolo. La respuesta de Jesús es que sí, a Él le preocupa que ella este viviendo así, por eso la invita a entender que en ese momento lo más importante es escucharlo, sentarse a compartir con Él. El Señor quiere que nosotros estemos bien, siempre se preocupa por nuestra felicidad y por ello nos invita a no dejarnos llevar por el ritmo desbordante del activismo, del ruido ensordecedor, nos invita a descansar en Él, poner en silencio nuestros labios y escucharlo.2.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Muchas veces, como Marta, nos sentimos cansados y atareados, el peso de nuestras responsabilidades, los compromisos nos abruman, a veces percibimos que quienes están a nuestro alrededor no valoran los esfuerzos que realizamos, muchas veces los demás se nos convierten en “una carga” percibimos que los otros no se esfuerzan tanto como quisiéramos. En medio de esas realidades que vivimos, nos llega la fatiga, el cansancio, la falta de sentido, Por eso, hoy el Señor nos llama por nuestro nombre…… y nos recuerda que hay una cosa que es necesaria e indispensable, “estar con Él, contemplarlo, escucharlo” Señor, ayúdanos a trabajar con entrega, dedicación y responsabilidad como Marta, pero también danos la dicha de, a ejemplo de María, sentarnos a tus pies, contemplar tu rostro, danos la gracia de orar siempre, de escoger la mejor parte. No permitas que nuestra vida transcurra en los afanes del mundo o en hacer cosas desbordadamente, danos la gracia de ser orantes y trabajadores, de orar con fe y trabajar con dedicación, danos la gracia incluso de convertir las labores diarias en oración, en una ofrenda a ti. Amen.Recomendaciones prácticas:-Fiesta Nacional: Día de la Independencia.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos congregamos como familia cristiana para celebrar la Eucaristía consientes del llamado que Dios nos hace a ser peregrinos y voceros de la Esperanza. Por eso dispongamos para alimentarnos de la Palabra y de la Eucaristía y así, darle sentido y fuerza a nuestra vida y a la realidad que nos rodea. Con alegría y esperanza iniciemos nuestra celebración:Monición a la Liturgia de la Palabra A ejemplo de María, la mujer de Betania, dispongamos nuestro corazón para escuchar a Jesús, para dejarnos alimentar por Él y permitir que el renueve y refresque nuestra vida con su palabra.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con humildad y confianza ofrezcamos Dios, que siempre nos escucha, nuestras necesidades y nos unimos diciendo:R. Te pedimos Señor.1.Por el Papa Francisco, los obispos y todos los sacerdotes, para que sigan anunciando con valentía el Evangelio. Oremos.2.Por nuestros gobernantes, para que promuevan la paz en el mundo Oremos.3.Por aquellos que se sientes cansados y agobiados, que no le encuentran sentido a su vida, para que, encontrando a Jesús, puedan llenar su vida del verdadero gozo y paz interior. Oremos.4.Por Colombia, para que al recordar la fiesta de la independencia seamos capaces de trabajar por el bien de nuestro país.5.Por cada uno de nosotros, de nuestras familias, para que no nos dejemos llevar por el afán de cada día, por el activismo y siempre nos acerquemos a aquel que es la fuente de agua viva, Jesucristo. Oremos.Oración conclusivaEscucha Señor nuestras oraciones, mira las necesidades que hay en nuestro corazón, danos la gracia de experimentar siempre tus bendiciones. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 27 Jun 2025

Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo

DÉCIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOSOLEMNIDAD SANTOS PEDRO Y PABLOJUNIO 29 DE 2025Primera lectura: Hch 12,1-11Salmo: 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9 (R. 5b)Segunda lectura: 2Tm 4,6-8.17-18Evangelio: Mt 16,13-19.I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas realidades de la vida se configuran en preguntas que interpelan nuestro existir. Hoy es un día para responder con claridad y precisión quién es Cristo para nosotros. La liturgia nos introduce en este mensaje, a través de la Palabra:-En el libro de los Hechos, contemplamos la acción del Señor, quien, por medio de un ángel, libera a Pedro de la prisión, mostrándonos su poder y providencia.-El Salmo 34(33) nos invita a una comunicación plena con Dios, quien escucha y responde a quienes lo buscan con sinceridad.-En la segunda carta a Timoteo, el apóstol, con una franqueza soberana, reconoce que su partida está cerca, reflejando la actitud de quien ha vivido con plenitud su vocación y ha puesto su confianza en Dios.1.Lectio: ¿Que dice la Sagrada Escritura?La liturgia de este domingo nos presenta la pregunta más íntima y decisiva en la vida cristiana: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro, con la certeza del que verdaderamente sigue al Señor, responde en nombre de todos: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”.Este diálogo nos invita a descubrir aquello que sostiene y da sentido a nuestra existencia. Pedro no solo reconoce a Jesús como el Mesías esperado, sino como el Hijo del Dios que nos da la vida. Y lo hace desde su experiencia personal: ha caminado junto a Él, ha sido testigo de sus milagros, ha visto a Jesús devolver la vida a la hija de Jairo, al hijo de la viuda de Naím, sanar a leprosos, restaurar la dignidad de la mujer hemorroísa. Su testimonio brota de un corazón que ha aprendido a confiar plenamente en Cristo.A esta confesión de fe, Jesús responde con una promesa definitiva: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. En este encuentro se sella una amistad para la eternidad, en la que Pedro, figura de la firmeza y la fidelidad, es llamado a ser fundamento visible de la Iglesia. No se trata de una construcción sobre arena, sino sobre la roca de quienes, con su vida y su testimonio, enfrentan dificultades y resisten las tormentas.La Iglesia está edificada sobre Cristo, sostenida por su presencia viva y guiada por el Espíritu Santo. Es Él quien nos concede la fe para creer y dar testimonio, incluso con la propia vida, de que Jesús es el Salvador del mundo.Hoy es el tiempo de reafirmar nuestra cercanía con el Señor. Solo desde un discernimiento sincero y realista podremos responder, con la misma profundidad y convicción de Pedro, la pregunta que sigue resonando en nuestro corazón: ¿Quién es Dios para mí?2.Meditatio: ¿Que me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?La Iglesia se edifica sobre pilares inamovibles, y Pedro y Pablo son prueba de ello. Hombres llenos del Espíritu Santo, conscientes de que sus palabras eran proféticas y necesarias para la humanidad. Sus vidas, marcadas por la fragilidad humana y, al mismo tiempo, por la fuerza transformadora de la gracia, son testimonio fehaciente de la presencia de Dios en la historia que Él mismo quiere construir con su pueblo.Ninguno de nosotros puede eximirse de la responsabilidad de edificar la Iglesia que el Señor desea: una comunidad marcada por la bondad y por signos concretos del amor de Dios entre nosotros. Nuestra debilidad no debe ser una excusa para alejarnos de esta misión. Pedro, quien negó al Señor, y Pablo, quien persiguió a los cristianos, fueron elegidos para llevar la fragancia del Evangelio al mundo, un Evangelio que huele a amor entregado y que se expresa en la donación de la vida por los demás.También nosotros debemos sentirnos llamados, aunque nuestros nombres no figuren en la lista de los apóstoles. Dios nos elige en nuestra sencillez, como parte de una Iglesia formada por personas comunes, sin ansias de reconocimiento, pero con el deseo profundo de construir la vida cristiana con gestos concretos de amor y comprensión. Es en esa entrega cotidiana donde descubrimos la presencia viva de Dios entre nosotros.3.Oratio y Contemplatio: ¿Que suplicamos al señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La solemnidad depende de quien hace las cosas con amor, y en especial con amor divino. A Pedro se le dijo: “Te daré las llaves del Reino de los Cielos”, pues cada uno de nosotros y en la medida de nuestras capacidades, lo que hemos hecho a lo largo de nuestra existencia, es construir el reino de los cielos. El señor ha puesto en cada uno de nosotros, su confianza. Esa confianza se convierte día tras día en esperanza, porque la esperanza hace alusión al amor cristiano, que nunca, pero nunca defrauda, porque esta cimentada en la roca del amor perpetuo, que solo Cristo, nos hace conocer en los detalles pequeños.En este año 2025, el año del jubileo de la esperanza, es donde debemos testimoniar de una manera superior, la confianza que, puesta en el Señor, nos llevará a la práctica del amor, que caracteriza el reino de Dios. Donde lo que importa es llamarnos hermanos, porque lo somos, y tenemos el mismo destino, La santidad.Recomendaciones prácticas:-Jornada del Óbolo de San Pedro.II.MONICIONES Y ORACION UNIVERSAL O DE FIELESMonición introductoriaHoy celebramos la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia y testigos del Evangelio hasta la entrega total de sus vidas. En su testimonio encontramos el ejemplo de un amor profundo y comprometido con Cristo y su Iglesia. Que esta Eucaristía renueve en nosotros el deseo de ser discípulos fieles y valientes.Monición a la Liturgia de la PalabraResponder al llamado de Jesús implica testimoniar con la propia vida que Dios está vivo y actúa en medio de su pueblo. La Palabra que hoy escucharemos nos invita a construir la Iglesia con nuestra entrega cotidiana, siguiendo el ejemplo de Pedro y Pablo, quienes, fortalecidos en la fe, dedicaron su vida a proclamar el Evangelio.Oración Universal o de los fielesPresidente: En esta solemnidad de los santos Pedro y Pablo, testigos y pilares de la Iglesia, presentemos al Señor nuestras súplicas, confiando en su amor providente.R/. Que tu amor fortalezca nuestra fe.1.Por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que, con su testimonio de vida y fidelidad al Evangelio, fortalezcan la fe del pueblo de Dios. Oremos.2.Por los gobernantes del mundo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, promuevan la justicia, la paz y el bien común. Oremos.3.Por los más necesitados, los pobres, los enfermos y los que sufren, para que, descubriendo en ellos el rostro de Cristo, sepamos asistirlos con la ternura y misericordia de Dios. Oremos.4.Por quienes se han alejado de la fe, para que, con un corazón abierto y humilde, redescubran la belleza de la Iglesia fundada sobre Pedro y Pablo. Oremos.5.Por todos nosotros, reunidos en esta celebración, para que, con sencillez y espíritu de servicio, llevemos el Evangelio a las comunidades donde el Señor nos ha enviado. Oremos.Oración conclusivaPadre Santo, escucha nuestras súplicas y concédenos, por la intercesión de los santos Pedro y Pablo, la gracia de ser testigos valientes de tu amor en nuestro tiempo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén

Vie 20 Jun 2025

Los partió y se los iba dando

SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTOJUNIO 22 DE 2025Primera lectura: Gn 14,18-20Salmo: 110(109),1.2.3.4 (R. cf. 4b) /Segunda lectura: 1Co 11,23-26 Evangelio: Lc 9,11b-17.I.Orientaciones para la Predicación- Introducción: Melquisedec, rey y sacerdote de Salem, es figura del nuevo y eterno sacerdote, Jesucristo nuestro Señor, quien se entregó en el ara de la cruz por nuestra salvación y que anticipó esta ofrenda de manera sacramental en la última Cena, cuando tomó el pan y dando gracias a Dios lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros”, y la copa de vino: “Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre”.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La primera lectura del libro del Génesis nos presenta a Abrán regresando de una batalla victoriosa y encontrándose con Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, quien presentó pan y vino, bendijo a Abrán y a Dios que entregó a sus enemigos en sus manos; el Patriarca le dio el diezmo de todo. Este misterioso rey y sacerdote es identificado en el Salmo 110,4 como figura de David, quien a su vez es figura de Jesús, rey y sacerdote de la nueva alianza. La carta a los Hebreos, en el capítulo 7, desarrolla ampliamente su identificación con Cristo Sacerdote.El nuevo y eterno sacerdote, Jesucristo, Nuestro Señor, hizo ofrenda de su propio cuerpo en el ara de la cruz y anticipó sacramentalmente este gesto en la última Cena con sus discípulos; de esta manera, se nos concede como alimento que comunica vida y vida en abundancia; así, se ha convertido en el Mediador entre Dios y los hombres, que ofrece como sacrificio para el perdón de los pecados su misma vida, convertida en manjar que nutre el alma y en sangre que concede plenitud y felicidad. Esta es la tradición que nos transmite san Pablo y que escuchamos como segunda lectura.En el Evangelio se nos cuenta la multiplicación de los panes, que tuvo lugar después del regreso de los discípulos de su envío misionero; según san Lucas, los discípulos le cuentan lo que habían hecho y Jesús se los lleva a un lugar solitario a descansar, pero la gente lo supo y los siguió. Entonces, su reacción fue de acogida, se puso a predicarles y curó a los que tenían necesidad de ello. Como ya era tarde, los discípulos le piden que los despida para que vayan a los pueblos y aldeas cercanos y busquen alimento y alojamiento. Y es en estos momentos cuando multiplica los cinco panes y los dos peces y da comida en abundancia, hasta quedar satisfechos. Este milagro anticipa y es figura del gran milagro de la Eucaristía, en donde Él mismo se partirá y repartirá para comunicar vida y vida en abundancia.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La vida de Jesús fue una ofrenda continua y permanente, que encontró su máxima expresión en el árbol de la cruz. Es lo que vemos en el contexto de la multiplicación de los panes y los peces, según nos lo presenta el Evangelio que hemos escuchado. El contexto del texto es el regreso de sus apóstoles, después de haber sido enviados a misionar; Jesús los acoge, los escucha y los invita a ir a un lugar solitario para descansar, pues en san Marcos aparece explícitamente esta intención. Pero al llegar, resulta que la gente lo ha seguido y desea que les siga enseñando. El texto dice textualmente a continuación: “Él los acogía, les hablaba del Reino de Dios y curaba a los que tenían necesidad de ser curados”. Más aún, la paciencia y la bondad llegó a tal extremo que, al caer la tarde, Él les seguía hablando y curando, pues sigue el pasaje: “Como el día había comenzado a declinar, se le acercaron los doce y le dijeron: Despide a la gente…”La actitud de sus discípulos es la de quien no desea salir de su comodidad y no quieren que les interrumpan su tranquilidad y descanso; más aún, si por algún motivo se ven forzado a salir de su zona de confort, están muy atento para desembarazarse lo más pronto posible de la situación y volver al disfrute del confort y la comodidad. En cambio, Jesús reacciona con inmenso dominio de sí mismo, más aún, con inmensa caridad; piensa poco en sí y en la necesidad de descanso; este consiste en que la criatura humana vuelva a su Creador, retorne de las sendas equivocadas que ha recorrido, vuelva a la casa paterna. Esta es una característica de su vida, como aparece, por ejemplo, ante la pregunta sobre la razón por la cual cura en sábado; en su respuesta se remite a Dios: “Mi Padre sigue trabajando y yo también trabajo” (Jn 5,17). Su pasión por Dios y por la humanidad lo lleva a olvidarse completamente de sí mismo y de un merecido descanso, pues su descanso es que nosotros descansemos en Él y no descansa hasta no haber logrado el propósito y aunque su descanso último sea la cruz.Este amor hasta el extremo, hermoso y grande, se ha hecho alimento; y este alimento sí sacia los anhelos más hondos del corazón humano. En la Eucaristía se hace presente este Amor entregado por nosotros para llenarnos de vida y gozo y salir de cada Misa deseosos de involucrarnos en su dinamismo de entrega y de ofrenda. Esto hemos de concretizarlo en las circunstancias concretas de la vida de cada uno: siendo pacientes con quien resulta difícil, comprensivos con quien es duro, serviciales con quien necesite de nuestra ayuda, leales incluso con quien es doble y mentiroso, caritativos con el necesitado, misericordiosos con quien nos ofende, prontos para toda obra buena y todo esto realizado con perseverancia, día a día, como Jesús que se entregó completamente en la cruz, pero toda su vida fue una continua ofrenda manifestada en un olvido total de sí para hacer lo que más agradaba al Padre.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, derrama tu luz sobre nuestras mentes para que descubramos cada día más intensamente el gran misterio que se nos ofrece en toda Eucaristía; que, como los caminantes de Emaús, seamos iluminados por el amor de tu corazón, para que lo descubramos al partir el pan y abiertos los ojos del corazón podamos experimentar tu presencia, recibirte con fe y espíritu de adoración y permitirte que nos inunde y nos colme de dicha y felicidad.Señor, que al recibirte en la santa Misa comprendamos que vienes a nuestro corazón para colmarlo y, al mismo tiempo, para insertarlo en su dinamismo de entrega hasta el olvido total de sí mismo, pues la Eucaristía quiere convertirnos en otro Cristo, que tengamos sus mismos sentimientos. Pero como esto solamente es posible si cooperamos con el esfuerzo por olvidarnos de nosotros mismos, te pedimos que nos concedas las fuerzas para vencer la resistencia del egoísmo que todos llevamos tan entrañado en lo más profundo de nuestro corazón y que nos lleva a buscar y privilegiar nuestro bienestar y confort.Señor, danos ese corazón bueno y misericordioso que no se contentó con predicar y curar a los enfermos y esto hasta la caída de la tarde, sino que ante la incomodidad de los discípulos porque no habían podido descansar, realizó la multiplicación de los panes y los peces, enviándolos a sus casas con el corazón alimentado y el cuerpo satisfecho. Señor, ayúdanos, de este modo, a convertirnos en alimento para los demás, mediante la entrega diaria en el servicio bondadoso, la comprensión, la ayuda desinteresada, la capacidad de sacrificio por los demás, yendo hasta el extremo de la finura de los detalles como sonreír cuando no nos quiera salir espontáneamente, responder de buenas maneras a palabras bruscas y ofensivas, hacer algo que no nos corresponda como oficio en casa, en la calle o en el trabajo…Recomendaciones prácticas:-Recordemos la procesión terminada la misa y llevando la Hostia que se ha consagrado en ella tal como lo pide la Iglesia en este día. Tiene como finalidad rendir un homenaje público de adoración y de acción de gracias a quien se ha dignado permanecer entre nosotros en el Santísimo Sacramento y proclamar la centralidad del Dios revelado en Jesucristo para toda vida humana.-Un poco de historia: esta solemnidad tiene su origen en el movimiento eucarístico surgido en Lieja-Bélgica en el siglo XIII, cuyo centro era la Abadía de Cornillón y, particularmente, aquella que fue religiosa y priora de este Monasterio, santa Juliana, quien desde joven tuvo una gran veneración por el Santísimo Sacramento y deseaba que se instituyese una fiesta especial en su honor, deseo que al parecer creció como fruto de una aparición. Ya iniciada la fiesta en varios lugares, el papa Urbano IV, quien había sido archidiácono de Lieja, la extiende a la Iglesia universal en 1264; a ello contribuyó también el milagro eucarístico de Bolsena que tuvo lugar un poco antes.-20 – 22 de junio. Jubileo de los Gobernantes.-23 – 24 de junio. Jubileo de los Seminaristas.-24 Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista.-25 de junio. Jubileo de los Obispos.-25 – 27de junio. Jubileo de los Sacerdotes.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Eucaristía es el encuentro con Cristo, quien se nos da como alimento y bebida que nutre el espíritu y sacia nuestra sed de vida plena; vivamos con fe esta celebración, en la que de modo especial reconocemos y alabamos su presencia real como cuerpo entregado y sangre derramada para nuestra salvación.Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas de la Misa de hoy nos ayudan a comprender e interiorizar el misterio de su presencia real en las especies sacramentales, prefigurada en el Antiguo Testamento con la ofrenda de pan y vino del rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, Melquisedec, y hecha realidad mediante el misterio pascual de Cristo. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: En esta solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, elevemos al Padre de los cielos todas nuestras intenciones, por mediación del eterno y único sacerdote.R/: Dios de amor, escúchanos.1.Por la Santa Iglesia de Dios para que custodie con fe y devoción el admirable sacramento de tu presencia eucarística.2.Por los Obispos y Sacerdotes que hacen presente a Cristo en el Altar, para que la celebración del Jubileo los fortalezca en el amor por Aquel que los ha llamado a tan sagrada misión.3.Por las familias para que, alimentadas con el manjar del cielo, crezca en ellas la unidad y la concordia.4.Por quienes sufren, para que encuentren en el Pan de los fuertes la gracia de ofrecer sus padecimientos para gloria de Dios y salvación de la humanidad.5.Por los seminaristas y gobernantes, quienes celebraran su Jubileo, para que pongan sus dones al servicio de la Iglesia y de la sociedad.6.Por quienes participamos en esta celebración y vamos a recibir el Cuerpo de Cristo, para que trabajemos por reproducir en nuestra vida los mismos sentimientos que animaron a nuestro gran Sacerdote en el ara de la cruz.Oración conclusivaTe presentamos, Padre bueno, todas estas súplicas, dirigidas con fe y confianza, por mediación de tu Hijo, Sacerdote de la nueva y eterna alianza, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.R. Amén.

Vie 9 Mayo 2025

Yo doy la vida eterna a mis ovejas

CUARTO DOMINGO DE PASCUAMayo 11 de 2025Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13, 14.43-52Salmo: 100(99), 1-2.3.5 (R. 3c)Segunda lectura: Apocalipsis 7, 9.14b-17Evangelio: Juan 10, 27-30I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLos primeros domingos de Pascua la Iglesia presenta en la liturgia las apariciones del Resucitado a sus discípulos, pero el cuarto domingo de Pascua ofrece una figura especial, la de Cristo Pastor de las ovejas; es claro para nosotros que Él es el único Buen Pastor para sus fieles, pero el pueblo ha reconocido a través de los siglos en el papa, los obispos y los presbíteros un ministerio a favor de aquel del Único Pastor que reúne bajo su cuidado a gentes muy diversas, como sucedía ya desde las primeras comunidades cristianas compuestas de fieles provenientes de los judíos y de los gentiles (cf. Directorio Homilético, apéndice I, ciclo c, Cuarto domingo de Pascua).1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La lectura de los Hechos de los Apóstoles se inserta en un apartado sobre la evangelización de Chipre y Asia menor, pero más específicamente nos presenta a Pablo y a Bernabé en Antioquia de Pisidia mientras ofrecen a los gentiles el mensaje de salvación ya que muchos judíos, sus primeros destinatarios, lo habían rechazado; así, quienes aceptaban el mensaje se alegraban y daban alabanza a la Palabra proclamada y quienes lo rechazaban experimentaban envidia e ira contra los discípulos al ver que muchos acudían a la escucha de la Palabra. El Salmo noventa y nueve es un llamado a la alabanza por el gozo del reconocimiento de la misericordia fiel del Señor con su pueblo, es también por esto acción de gracias, pero además confesión de la fe en Dios creador y guía del pueblo –expresado como las «ovejas de su rebano»–, es evidente así, que el Salmo pone también en tono de oración el contenido de la lectura de los Hechos. Además, como segunda lectura se continua el libro del Apocalipsis que la Iglesia hace terminar en los versículos que declaran que el Cordero (Cristo) será el pastor que conducirá hacia fuentes de aguas vivas a los que han sido atribulados y pasados por la sangre del Cordero para secar sus lágrimas: una consoladora imagen profética y apocalíptica de la comunión de los mártires de todos los tiempos.La dirección de toda esta riqueza de la Escritura la señala el Evangelio, que propone un breve, pero muy diciente pasaje del evangelista Juan en que Jesús, después de que un grupo de judíos le pidiera que les dijera expresamente si era o no el Mesías –porque la incertidumbre les turbaba el alma–, les responde que se los ha dicho, pero no se lo creen porque no son ovejas suyas, en cambio sus ovejas, las que el Padre le dio, escuchan su voz y lo siguen.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Quienes acuden a la escucha de la Palabra de Dios, son reunidos de los más diversos pueblos y reciben hoy, como en muchas épocas, la alegría que brota de ella y la alaban, como sucedía con los gentiles que acogían la Buena Noticia por parte de los Apóstoles, en el mensaje de la primera lectura. En efecto, el mensaje del Señor llega como la luz a todos los extremos de la tierra para iluminar a los que viven en las tinieblas y para congregarlos como su pueblo y ovejas de su rebano; esta es la respuesta que se ofrece para que la comunidad ratifique cada una de las estrofas del salmo de alabanza que acompaña la lectura. La segunda lectura continúa motivándonos a una alegre fe y a una firme esperanza, esta vez recordando que el Cordero de Dios será quien como un pastor conduzca los mártires, a quienes han pasado por la sangre del Cordero, hacia la vida, hacia las aguas vivas y quien dé recompensa a los sufrimientos que asumieron por seguir fielmente a su pastor. El verso preparatorio al Evangelio recuerda el conocimiento mutuo que caracteriza al Pastor y a las ovejas, esa conexión supera por mucho el oficio del pastor de este mundo de Cristo Pastor, porque él nos da vida, no es aquel que usufructúa la vida de las ovejas.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?En la oración colecta, que da el tono de la celebración de la Misa, pedimos al Señor que, a pesar de las debilidades del rebano del Señor, este pueda llegar a la gloria que nos alcanzó la fortaleza de Cristo, nuestro único pastor, es decir que por el ejemplo de Jesucristo, logremos perseverar en Él para alcanzar los gozos celestiales; reflejamos el encuentro con esta Palabra en nuestra vida cotidiana de diversas formas, entre las cuales se encuentra el recordar que ante las dificultades por subsistir en este mundo, contamos con la providencia del Señor, que no solo nos prodiga lo necesario para subsistir sino también el alimento de la Palabra que nos llena de alegría en el Espíritu Santo y de la Eucaristía, que es fuente inagotable de alegría y precio de nuestra salvación (cf. Misal Romano, III Domingo de Pascua, oración sobre las ofrendas y después de la comunión)____________Recomendaciones prácticas:•Día del Buen Pastor.•Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones Sacerdotales.•Día de la Madre.•12 – 14 de mayo. Jubileo de las Iglesias Orientales•16 – 18 de mayo. Jubileo de las Cofradías•15 de mayo. Día del EducadorII.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaSomos congregados por el amor de Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación, por su amor que nos ha limpiado de la turbidez del pecado; escucharemos la Palabra del Señor y comulgaremos su pan y bebida de salvación y de esta forma somos participes de la vida eterna que solo Él puede otorgar. ¡Qué alegría, en este domingo hemos sido congregados por el Señor, nuestro único Pastor, como ovejas de su rebano!Monición a la Liturgia de la PalabraLa voz del Pastor conduce a sus ovejas hacia él; nosotros, que acudimos a escuchar la Palabra de Dios, somos conducidos por ella hacia la fuente de nuestro consuelo, al Señor, que nos da la vida eterna y nos llena de la alegría y del Espíritu Santo, el mismo que inspiró cuanto ahora se nos proclamará. ¡Escuchemos!Oración Universal o de los FielesPresidente: Hermanos, confiados en Dios, nuestro Padre, que por amor nos ha enviado a su Hijo, Buen Pastor, dirijámosle nuestras súplicas por las necesidades propias y las del mundo entero. Oremos diciendo:R. Escúchanos, Señor.1.Por la Iglesia, extendida por toda la tierra, especialmente por la Iglesia Oriental, para que el testimonio de muchos sirva de ejemplo a otros, y así ellos te sigan y te alaben llenos del Espíritu Santo. Oremos.2.Por la santificación de los sacerdotes para que tú, Pastor y Guardián de las almas, concedas fruto abundante a su ministerio y a su grey docilidad. Oremos.3.Por las madres de familia, para que su ejemplo de fe, de amor y de servicio sea un testimonio de vida cristiana para los hijos. Oremos.4.Por los que sufren, para que conducidos por Ti hacía a las buenas aguas del consuelo, sean fortalecidos en su cuerpo y espíritu. Oremos.5.Por los educadores, para que su enseñanza sea un espacio donde quienes está a su cargo, logren abrir su mente y corazón la obra de Dios. Oremos.6.Por todas las Cofradías, para que en el marco de la celebración de su Jubileo crezcan siempre en la alegría de ser instrumento al servicio de Dios y de los hombres. Oremos.Oración conclusivaPadre bueno,escucha estás súplicasque te hemos dirigido con fe y esperanza,con la confianza de que serán escuchadas.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.