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monseñor miguel fernando gonzalez

Vie 9 Ago 2024

La Diócesis de El Espinal celebró su primer Congreso Eucarístico: más de 700 fieles adorando al Santísimo y pidiendo vocaciones sacerdotales

A un mes de que la Iglesia Universal viva en Quito (Ecuador) el próximo Congreso Eucarístico Internacional, en Colombia, la Diócesis de El Espinal convocó su primer Congreso Eucarístico Diocesano. Esta Iglesia particular, ubicada en el suroriente del departamento del Tolima, logró reunir, en el municipio de Melgar, a más de 700 personas de sus 62 parroquias, en torno al amor, la devoción y el conocimiento teológico de la Santísima Eucaristía.Acogidos por el obispo diocesano, monseñor Miguel Fernando González Mariño; en el congreso también se hicieron presentes el arzobispo de Ibagué, monseñor Orlando Roa Barbosa, el obispo de Girardot, monseñor Jaime Muñoz Pedroza, y el obispo de Neiva, monseñor Marco Antonio Merchán Ladino. Esto significó un episodio fundamental no solo para el caminar de la Iglesia en la Diócesis de El Espinal, sino para toda la Provincia Eclesiástica de Ibagué de la que hacen parte estas jurisdicciones.El Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, fue el invitado de honor de esta fiesta eucarística celebrada del 2 al 4 de agosto. Además de presidir la Eucaristía inaugural, en la que, por haberse celebrado en el parque principal de Melgar, participaron más de mil personas, el representante del Santo Padre en el país, recibió las llaves del municipio y varios reconocimientos como huésped de honor. Esto, por parte de la Alcaldía de Melgar y de las Fuerzas Armadas y de Policía, quienes también se vincularon y apoyaron la realización de todo el evento.La agenda del Congreso Eucarístico contempló Misas, peregrinaciones, predicaciones, charlas formativas y, por supuesto, momentos de adoración y alabanza; actividades que hicieron de esta, una asamblea de profundo valor espiritual para la jurisdicción, dejando ver y sentir una Iglesia viva, alegre, fraterna, diversa y dispuesta a caminar en sinodalidad, con profundo amor hacia la Eucaristía y hacia sus sacerdotes, pues, sin ellos “no hay Eucaristía y sin Eucaristía no hay Iglesia”, certeza que se convirtió en el lema central del evento. Al respecto, monseñor Miguel Fernando, obispo de El Espinal, explicó:“El lema del congreso fue “Sin sacerdotes no hay Eucaristía” ¿Por qué? Porque nuestro Señor Jesucristo en la Última Cena instituyó a sus apóstoles: “Haced esto en conmemoración mía”. Los hizo sacerdotes para que hicieran la Eucaristía, para que confeccionaran, como lo dice la teología, la Eucaristía; para que el pan de vida llegara a todos los fieles a lo largo del tiempo. Jesús ha querido necesitar de los sacerdotes para repartirse como pan de vida a todos. Por eso están intrínsecamente unidos el don de la Eucaristía, el sacramento de la Eucaristía y el don y sacramento de el sacerdocio”.El prelado también afirmó que la diócesis vive una época de escasez en las vocaciones sacerdotales, por lo que motivar el amor por la Eucaristía puede ayudarles a ser más conscientes de la necesidad de tener más sacerdotes: “Creando un ambiente de espiritualidad eucarística reforzada y enriquecida nuestra diócesis, pues en nuestras parroquias viva un ambiente más propicio para que surjan más vocaciones sacerdotales. Esa la lógica que hemos visto”, agregó el obispo diocesano.Fray Nelson Medina, O.P, reconocido por su testimonio vocacional, por su trayectoria en la academia y por ser uno de los pioneros de la misión digital en Colombia, estuvo a cargo de las predicaciones centrales del Congreso. Durante sus reflexiones bíblicas el sacerdote compartió con los asistentes elementos sobre diversas dimensiones de la Divina Eucaristía. Por ejemplo, explicó:“Dios le dio a su pueblo el regalo del hambre para darle después el regalo del alimento. Es esa necesidad la que nos conduce al altar de Dios y abre un espacio para que entre Cristo a nuestras vidas como rey y señor (…) Dios tiene que sacarnos de la falsa saciedad, para llevarnos a la verdadera hambre, para recibir el verdadero alimento que es Cristo (..) El desierto es el lugar del amor. Cristo ya no es un amor más, es nuestro amor, el amor de nuestras almas. La cruz es el lugar del amor, el lugar del nuevo desierto. Él es el pan verdadero”.De manera especial, durante el segundo día del Congreso, los participantes peregrinaron hacia SantuarioNacional Nuestra Señora delCarmen De Apicalá, importante templo ubicado a tan solo 14 kilómetros de Melgar, en el municipio del mismo nombre. Al llegar allí, fue precisamente fray Nelson quien presidió la Eucaristía.Al cierre del Congreso, la Diócesis de El Espinal fue testigo de la ordenación presbiteral del padre Jhon Alejandro Prieto Morales, un joven sacerdote que, a partir de ahora, tendrá como misión ayudar a que el Pan de Vida Eterna continúe llegando a muchas más personas, como lo pidió el Señor Jesucristo desde la Última Cena, cuando instituyó La Eucaristía y el Orden Sacerdotal.La cultura de la región también estuvo presente en el Congreso Eucarístico Diocesano de El Espinal, a ritmo de danzas típicas y letras que dan testimonio de la fe arraigada en sus pueblos, se animaron diversos momentos. Como símbolo especial del momento, cada uno de los 62 párrocos recibió un Copón Litúrgico para las Sagradas Hostias. Además, dos de sus sacerdotes (el padre Juan Carlos Neira y el padre Hanner René Díaz), le regalaron un himno al Congreso, que animó cada una de sus jornadas y que quedó como canto fervoroso para esta Iglesia particular. En él, se resaltan frases como estas:“Un pueblo que camina en el desierto, hambriento y sediento él esta. Tu mano milagrosa lo sostiene. Su fuente y alimento es el maná.El nuevo pueblo hoy somos la Iglesia, tu cuerpo convocado en el amor. A quién sostiene y guía tu Palabra, y tu cuerpo y tu Sangre...En la comunión.Sin Sacerdotes no hay Eucaristía,Son ellos el puente que nos guía, en cada Misa, en cada oración.Sin la Eucaristía, no habría Iglesia: es la fuente que sostiene nuestra vida. Es Jesús, que nos alimenta con su amor. Es Jesús que nos da su corazón”.Monseñor Miguel Fernando calificó este Congreso como un “éxito rotundo”; una fiesta diocesana que transciende el evento para dejar importantes compromisos para todos sus miembros.“Lo que esperamos es justamente que haya un ambiente en donde se valore más la necesidad de sacerdotes (…) Nuestras comunidades parroquiales ya tienen el compromiso de orar todos los jueves delante del Santísimo. Una oración que hemos compuesto pidiendo por las vocaciones sacerdotales. Así que sacerdocio y Eucaristía, nuestros grandes amores en nuestra diócesis, deben ser los frutos; tener muchos más jóvenes que quieran seguir al Señor. Al descubrir la vocación que Dios les está haciendo, le digan que sí, que no la rechacen, sino que la reciban con agradecimiento, con humildad y con total disponibilidad”, afirmó el prelado.Al cierre de esta asamblea que puso de relieve el protagonismo de la Eucaristía en la vida de la Iglesia y de su misión, el Alcalde de Melgar, Rodrigo Hernández Lozano y su esposa, Yolanda Pérez, agradecieron a la Iglesia por haber elegido a su municipio como sede del Congreso Eucarístico Diocesano. “Fue lo que le pedí a Dios, que me permitiera en que, en algún momento, el municipio de Melgar fuera bendecido, para que Melgar siga progresando”, agregó el líder político local.Conozca todos los detalles y vea los mejores momentos en el informe audiovisual:Escuche a continuación el himno del Congreso Eucarístico de la Diócesis de El Espinal:

Mié 31 Jul 2024

Recuperar la inocencia

Por Mons. Miguel Fernando González - Al buscar en Internet el término “inocencia” podemos encontrarnos desde series de Netflix, hasta libros, videos, artículos, blogs, etc., de los más diversos valores y tendencias. Sin embargo, en la gran tradición cristiana, la palabra “inocencia” nos remite inmediatamente a esa cualidad que se refiere a la limpieza de corazón y pureza del alma. Esa condición de inocente, indica que uno no es culpable de pecado. El problema es que se tiende a pensar que es una cualidad reducida a los primeros años de la vida y que por ser propia de la infancia se debe ir superando –acabando– a medida que la persona crece. Gran error. Error que muy bien aprovechan las ideologías que están de moda, las cuales hasta hace unos pocos años se dirigían a un público adulto y poco a poco se han venido enfocando a los más jóvenes y últimamente a los más pequeños, porque son más vulnerables y absurdamente, poco protegidos.No hay que confundir inocencia con ignorancia, ni con infantilismo. La inocencia es un don que recibimos con el bautismo, por el que somos liberados del pecado original y además es elevada a la santidad con la gracia del sacramento, por tanto, es un don que hay que cuidar. Y ahí está el punto crítico que debemos promover en la familia. La inocencia es arrebatada cuando se van asumiendo en el hogar palabras, gestos, chistes, aficiones, películas, música, canciones o diversiones que invitan al lenguaje del doble sentido, a la palabra o mirada maliciosa, al trato violento y abusivo que agrede y quita la paz. Y todo eso sucede en primer lugar en el ambiente familiar. En general, muchos padres y madres no están pendientes de custodiar la inocencia de los niños y muchos no están atentos a protegerlos de la agresividad con que actúa hoy el ambiente. La hipersexualización de la educación infantil, siguiendo agendas internacionales que la promueven, busca dar a conocer a los más pequeños unos contenidos que no corresponden a su edad, incitándolos no solo a pensar cosas que por su etapa de desarrollo no les interesarían, sino a tener sensaciones que los llevan a adicciones desde la más tierna edad.No es casual toda la perversa carga ideológica en la inauguración de los Olímpicos de París, puesta en un espectáculo que se supone es para ver en familia, en el que incluso uno de los “artistas” era una menor de edad, indicando que ese depravado mundo también es para los niños. Muchos padres son conscientes de esta situación, pero finalmente no asumen una actitud protectora de sus hijos, por la sencilla razón de sentirse sin autoridad moral sobre el tema, no precisamente porque lo acepten, sino porque ya están confundidos y tal vez algo contaminados y no saben qué decir o prefieren callar y eso es muy grave.A los niños hoy les faltan referentes que les transmitan valores y seguridad. Los padres son los primeros educadores de sus hijos, por derecho natural y esa educación se refiere fundamentalmente a los valores más esenciales de la persona, aquellos que le servirán para toda la vida. Por lo tanto, lo que digan o callen los padres marcará la formación en la salvaguardia de la inocencia de los hijos.Pero resulta que la inocencia lejos de ser un defecto a superar, es una condición necesaria para poder madurar. Repito: madurez no implica perder la inocencia sino todo lo contrario, porque es la inocencia la que nos permite ver el mundo con mirada limpia, sin prejuicios ni corrupciones. Permite tener una correcta percepción del mundo, de las otras personas, de uno mismo y por supuesto, de Dios; no en vano, dijo Jesús: “bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios”.La buena noticia es que la inocencia se puede recuperar. Así que, lo que en la infancia habíamos recibido, por la virtud podemos –y debemos– mantener. Es por eso que la inocencia es un don y una tarea. Si animamos a nuestras familias a recuperar la inocencia perdida, sabiendo que sí es posible lograrlo, con la ayuda de Dios, seguramente daremos luz y esperanza a muchas familias y ayudaremos a proteger a muchos niños y niñas. No podemos olvidar que es justamente en el ambiente familiar donde sucede el mayor porcentaje de abuso de menores. “Pongamos de moda” la pureza, el pudor, el buen gusto, la decencia en el hablar y el vestir, quitémosle esa fama ridícula y burlesca que se le ha dado a la inocencia y exaltemos lo verdadero, lo bueno y lo bello de la vida diaria en el trato familiar, porque es allí donde en primer lugar se pone en práctica el Evangelio de Cristo. La inocencia salvará al mundo desde la familia.+Miguel Fernando González MariñoObispo de El Espinal y Administrador Apostólico de GarzónPresidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia

Mié 1 Nov 2023

Se acaba la vida, no el amor

Por Mons. Miguel Fernando González Mariño - Una antigua lápida decía: “terminus vitae, non amoris”. Se acaba la vida, no el amor. “Para este fin de amor hemos sido creados", dice San Juan de la Cruz.Cada año en el mes de noviembre nuestra santa madre la Iglesia, muy pedagógicamente nos recuerda la realidad más evidente de nuestra vida: que un día tendremos que morir. A pesar de ser tan evidente, el mundo se empeña por evadirla, desconocerla o desfigurarla, y en el peor de los casos, jugar con ella de las más diversas formas, queriéndole arrebatar a Dios su soberanía como el único Señor y dador de vida. Algunos científicos se creen con el derecho de fabricar, manipular y matar embriones humanos. Hay también, magistrados que, con aberrante soberbia, les conceden a las madres el derecho de matar a sus hijos antes de que nazcan. Es tan insidiosa la insistencia de “la cultura de la muerte” que hoy en día atentan contra sus vidas o directamente piden la muerte ya no solo adultos desesperados por graves problemas o enfermos terminales en gran sufrimiento, sino también adolescentes y cada vez más niños y jóvenes, que están comenzando a vivir y por cualquier contrariedad les parece que no vale la pena vivir. Lo cierto es que hoy, son cada vez más los imbuidos por la cultura del descarte que demuestran que, quien no valora la muerte, es porque no valora la vida.Cuando san Pablo escribió “Para mí la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1,21) no padecía de ideación suicida, ni mucho menos. El suicida es el que quiere erróneamente escaparse de la vida, huir, evadirlo todo. En cambio, para tener la convicción de Pablo, se requiere estar enamorado de Cristo. Para ver la muerte como una ganancia, Pablo primero asumió a Cristo, no solo como un maestro, o como un modelo a seguir, sino como su vida misma, la razón de su existencia, y entonces toda su vida en esta tierra, cada día y cada momento los utilizó para asimilarse más a Cristo, para tener sus mismos sentimientos, su misma forma de pensar, de tratar al prójimo, y a sí mismo como hijos de Dios. En fin, preparó su alma para encontrarse cara a cara con Él, para vivir en Él eternamente.“La muerte es el final de la vida terrena” dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1007) y agrega que “el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también para hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida.” Y en qué puede consistir “llevar a término nuestra vida” sino en aprender a amar y, como dice el Papa Francisco, como dice el Papa Francisco en términos futbolísticos: la vida terrena es como el campo de entrenamiento para el gran partido. Estamos aquí para “entrenarnos en el amor. La vida eterna que nuestro Padre Dios nos ofrece es vivir no junto a Él sino en Él, que es Amor absoluto, o sea que para estar en el cielo ciertamente tenemos que ser “expertos en amar.” Todo el evangelio es una continua exposición de cómo Jesús ama, me ama, incluso hasta dar su vida por mi salvación. “Qué bonita que es la vida” dice la conocida canción. Pero toda su belleza sólo se reconoce cuando la asumimos como el único medio que Dios nos presenta para llegar al cielo, cuando vivimos con los pies muy en la tierra pero el corazón en el cielo, puesto en Dios, cumpliendo a cabalidad los deberes de cada día, queriendo ayudar a hacer más feliz la vida de nuestros hermanos, ayudándoles a conocer, ya aquí en este mundo una muestra del infinito amor de Dios. Cuando valoramos así la vida, en su justa medida, valoramos entonces la muerte, como lo que es: el momento del abrazo del Padre que nos acoge en su casa. Entonces sí entendemos porque hay que morir para vivir. Mortem, terminus vitae, non amoris.+Miguel Fernando González MariñoObispo de la Diócesis de El Espinal

Mar 6 Jun 2023

Fallece el padre de monseñor Miguel Fernando González Mariño

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), expresa sus más sentidas condolencias a monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de la Diócesis de El Espinal y Administrador Apostólico de la Diócesis Garzón, por el reciente y sensible fallecimiento de su padre, el señor Marco Tulio González. En un mensaje, monseñor Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la CEC, expresó: “elevamos nuestra oración para que el Señor lo acoja en su Reino; y a monseñor Miguel Fernando, a su señora madre y a sus cuatro hermanos expresamos, nuestro saludo de condolencia, el Resucitado los sostenga”. Las exequias del señor Marco Tulio (Q.E.P.D.) se llevaron a cabo este lunes 5 de junio en la ciudad de Bogotá.

Lun 4 Jul 2022

Obispo de El Espinal cercano con víctimas de la tragedia en plaza de toros

En una entrevista concedida al portal Aleteia, el obispo de la Diócesis de El Espinal, Miguel Fernando González Mariño, expresó su dolor y cercanía a las familias que este domingo 26 de junio, se vieron afectadas por el desplome de una tribuna durante la corraleja que se adelantaba en el marco de las festividades de San Pablo. En medio de las fiestas culturales el fin de semana de San Juan, se cayó una rústica plaza de toros en la población de El Espinal. Hay cerca de 300 heridos y según los organismos de socorro podían ser más de cuatro los fallecidos. El obispo Miguel Fernando González llevó consuelo a las víctimas y ofreció su testimonio a Aleteia. as imágenes en video son impresionantes. Las mismas muestran el momento en que se desplomó una parte de la gradería de madera desde las que miles de personas disfrutaban las fiestas de toros al mediodía del pasado domingo, en el municipio de El Espinal, al centro de Colombia. Los asistentes y las autoridades admiten que ha podido ser peor. El fin de semana se celebraba en la región la festividad de San Juan y organizaron diversas actividades culturales, entre las cuales estaban las llamadas corralejas. En ese sitio, expertos y aficionados lidian toros en el centro de las rústicas estructuras. Más de 300 personas resultaron heridas y las autoridades informaron que cuatro habían fallecido. En medio del dolor y la desesperación, el obispo Miguel Fernando González llevó consuelo y acompañamiento espiritual a las víctimas. “Me uno al dolor y la pena de las familias por la pérdida de los seres queridos. Aquí murieron los más frágiles, los niños y los adultos mayores. Hice presencia en el hospital y en los próximos días celebraremos una misa especial en la catedral”, dijo González en diálogo telefónico con Aleteia. Escenas de gran sufrimiento El obispo se encontraba celebrando la misa de clausura del Año de las Familias en el Santuario Nacional de Carmen de Apicalá cuando fue informado de la tragedia e inmediatamente se dirigió al hospital de El Espinal. “Encontré una situación caótica con gran cantidad de heridos y asistí en un primer momento a una pareja de esposos jóvenes que perdieron a su hijo de un año y dos meses de nacido, fue realmente muy doloroso. Pude consolar, dar el sacramento de la unción a quienes lo necesitaban y llevar un mensaje de aliento”, contó el obispo. También asistió a una mujer de 40 años, muy impactada, que había invitado a su mamá a disfrutar de la fiesta y lamentablemente había muerto durante el desplome de las graderías. Muy angustiada, la hija se preguntaba qué hacer, porque su mamá era todo para ella. Al ser una fiesta a la que acuden las familias, también hubo muchos niños afectados y varios quedaron sin sus padres, pero voluntarios inmediatamente cuidaron de ellos. El obispo aseguró que en medio de tanto dolor surgió una gran solidaridad. Llegaron al sitio profesionales de la medicina y ambulancias de pueblos cercanos porque el hospital de El Espinal no fue suficiente. Inclusive un médico extranjero que había ido a disfrutar de las fiestas ofreció su ayuda. “Fue impactante ver cómo se pasó en pocos minutos del ambiente festivo a la tragedia, pero muy reconfortante comprobar que la generosidad y la caridad siempre están presentes, y se sienten más en pueblos pequeños como el nuestro”, dijo monseñor González. Una Iglesia presente El Espinal es un municipio de aproximadamente 75.000 habitantes. Cuenta con siete parroquias en el casco urbano, en el cual la iglesia siempre ha estado presente y más aún en situaciones como la vivida ayer domingo. “Como obispo estoy siempre cercano a los fieles y en esta ocasión me encontré con víctimas de diferentes realidades y creencias, unidos por el sufrimiento y deseosos de ayudarse unos a otros”. Para continuar con tradiciones muy arraigadas como las corralejas, en varios municipios de Colombia todavía se siguen construyendo estructuras inseguras como la que este domingo colapsó en El Espinal, donde hacía dos años no había corralejas por la pandemia. Una situación similar se presentó el 20 de enero de 1980, en la ciudad de Sincelejo, donde murieron 500 personas y más de 1.000 resultaron heridas. Con esta nueva tragedia, que ya tenía antecedentes, se va a revivir el debate sobre estas actividades. Fuente:Agencia ALETEIA

Sáb 19 Dic 2020

Nuevo obispo para la diócesis de El Espinal

El Papa Francisco ha nombrado como nuevo obispo de El Espinal a monseñor Miguel Fernando González Mariño, hasta el momento obispo auxiliar de Ibagué. Mons. MIGUEL FERNANDO GONZÁLEZ MARIÑO Nació en Tunja (Boyacá), el 25 de enero de 1966 y fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1998. Realizó sus estudios escolares en Tunja: primaria, en el Colegio de la Presentación y, bachillerato, en el Colegio Salesiano. Ha obtenido los siguientes grados académicos: Arquitecto de la Universidad de los Andes (Bogotá, 1988), Filosofía Eclesiástica de la Universidad de Navarra (España, 1995), Teología de la Universidad de Navarra (España, 1998), Teología Dogmática de la Pontificia Universitá della Santa Croce (Roma, 2000). ENCARGOS PASTORALES: 1998 – 2000: Trabajo parroquial en Santa María Regina della Pace en Florencia (Italia) Febrero – Junio 2000: Confesor de la Capella Penitenziale del Gran Giubileo, en la Ciudad del Vaticano. En la Diócesis de Santa Marta: Administrador parroquial en San José de Pueblo Viejo (Magdalena) y Capellán del Hospital Regional San Cristóbal de Ciénaga. Formador y secretario académico del Seminario Mayor San José, en Santa Marta; capellán del colegio de La Presentación de Santa Marta; párroco de San Juan Bautista, en El Retén (Magd.); capellán colegio La Sagrada Familia, de las Hnas. Capuchinas, en Fundación (Magdalena) * Desde Agosto 2000: Profesor de Teología en el Seminario Mayor San José, en Santa Marta.. * 2004- 2008: Director Espiritual, Seminario Mayor San José. Santa Marta. * Desde 2004 Delegado Diocesano de Liturgia. * 2005-2009: Miembro del Comité de Animación Pastoral Diocesana para el diseño del Plan Diocesano de Pastoral. * 2009 – 2016: Rector del Seminario Mayor San José (Santa Marta) * Desde 2011: Miembro del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Santa Marta. El 11 de febrero de 2016 fue nombrado obispo titular de Boseta y auxiliar de la Arquidiócesis de Ibagué por Su Santidad el Papa Francisco. El 12 de marzo de 2016 recibió la ordenación episcopal en la Catedral de Santa Marta. El 21 de marzo de 2019 fue nombrado administrador apostólico de la Diócesis de Ibagué, hasta el 19 de julio del 2020.

Jue 21 Mar 2019

Ibagué ya tiene administrador diocesano

Este miércoles fue designado como administrador diocesano de Ibagué, monseñor Miguel Fernando González Mariño, quien fungía como obispo auxiliar de esta sede. La elección se dio por voto de los miembros que forman parte del Colegio de Consultores, un órgano de esta jurisdicción que, dentro de sus facultades, tiene la protestad de nombrar al encargado de dirigir la sede episcopal cuando esta quede vacante. Durante una rueda de prensa donde estuvieron presentes el arzobispo saliente, monseñor Flavio Calle Zapata y monseñor Miguel Fernando González Mariño, se hizo la presentación oficial del nuevo administrador y se explicaron las funciones que cumplirá el prelado en su nuevo encargo pastoral. Monseñor González desempeñará este cargo mientras la Nunciatura Apostólica en adhesión con el Papa Francisco designe el obispo en propiedad para Ibagué. Biografía de Monseñor Miguel Fernando González Mariño Nació en Tunja (Boyacá) el 25 de enero de 1966 y fue ordenado sacerdote el 1 de agosto de 1998. Entre otros, ha desempeñado los siguientes cargos: administrador parroquial en San José de Pueblo Viejo en Santa Marta entre agosto de 2000 y enero de 2001, desde el año 2000 hasta la fecha es profesor de teología del Seminario. Ha sido también formador y secretario académico del Seminario San José en Santa Marta, capellán del Colegio la Presentación y Párroco de San Juan Bautista, el Retén, en la misma diócesis, desde 2004 hasta 2014 fue delegado diocesano de liturgia, y rector del Seminario Mayor San José (2009-2016) El 11 de febrero de 2016, fue nombrado Obispo Auxiliar de Ibagué por el Papa Francisco. Recibió la ordenación episcopal el 12 de marzo de 2016. El 20 de marzo de 2019 fue elegido por el Colegio de Consultores de la Arquidiócesis de Ibagué como administrador diocesano de esta sede.

Vie 18 Mar 2016

Obispo auxiliar de Ibagué será presentado en esta ciudad

El arzobispo de Ibagué, monseñor Flavio Calle Zapata, presidirá este sábado 19 de marzo la misa Crismal, donde será presentado a toda la comunidad el nuevo obispo auxiliar de esta ciudad, monseñor Miguel Fernando Gonzalez Mariño. La ceremonia que se realizará en la Catedral Metropolitana Nuestra Señora de la inmaculada concepción a las 10:00 am., será una ocasión especial para que los sacerdotes presentes renueven sus promesas sacerdotales.