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movilizaciones

Mié 3 Nov 2021

“Pónganse en camino” (Lucas 10,3)

Por: Mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía - El fenómeno de las migraciones masivas de pueblos enteros es un alarmante signo de estos tiempos. Colombia lo está viviendo, con inesperados flujos que atraviesan todas sus fronteras. El mapa demográfico del planeta se transforma en inmensas caravanas y riesgosas travesías. Estas enormes movilizaciones internacionales y las mismas grandes movilizaciones ciudadanas que se vienen dando en calles y plazas dentro del país, nos obligan a pensarnos como conjunto humano. Más aún cuando la comunicación por redes y medios visualizan en tiempo real lo que ocurre en cada lugar. O cuando la pandemia, con su expansión y confinamiento, con la vacunación y la reactivación progresiva, pone al desnudo que somos una misma humanidad, identificada en la igual fragilidad, pero con abismal desigualdad de condiciones y oportunidades. El mundo es planeta, humanidad y vida que a todos pertenece y a todos nos requiere. El pasado nos puede parecer lejano y lento, pero el presente tiene cara de conjunción y de síntesis, de celeridad y de necesaria apertura a la corresponsabilidad, a la movilización de las consciencias y voluntades hacia propósitos planetarios. Porque el futuro depende de nuestra capacidad de conjugarnos en tiempo, espacio y modelos de vida justos y equilibrados. No sin razón las nuevas generaciones, la juventud mundial, es el sector poblacional que más está reclamando cambios y transformaciones, para no dejarse robar el futuro de sus vidas por los poderes actuales, que acumulan dinero y depredan recursos y vidas humanas, sin acogerse a límites éticos. La realidad misma nos exige ese caminar juntos que la Iglesia llama Sínodo y que la humanidad define como inclusión y ecosistema. El tercer Evangelista, Lucas, ve en los 72 discípulos que envía Jesús junto con los 12, la unión del nuevo Israel, la Iglesia, con todos los pueblos de la tierra. Si la cifra de los 12 evoca al pueblo de Israel, la cifra de los 72, que solo trae el evangelio de Lucas, evoca a los pueblos gentiles o paganos. A la Iglesia y a la humanidad, a Israel y a todas las naciones de la tierra, nos dice Jesús en esta hora de la historia: “¡Pónganse en camino!”. Es la orden de marcha que asumimos como divisa en este tiempo de proceso sinodal que convoca a la Iglesia a reformarse y a configurarse de manera completa, como Cuerpo habitado por el Espíritu Santo, con el que ha sido bautizada por el mismo Jesús. Rehaciéndose con estilo bautismal y sinodal, como fue en sus inicios, con Jesús (Lucas 10) y con las comunidades apostólicas (Hechos 15), la Iglesia convoca a la humanidad a superar fronteras y barreras, excesos y abusos, exclusiones y violencias, para caminar juntos y darnos “una segunda oportunidad” sobre la tierra. El camino de la vida, con la fe que anuncia a Jesús y con la luz que Él enciende en nosotros, se transforma, no en una curva que asciende y desciende para morir, sino en un vivir progresivo y ascensional en el amor, hasta hacerse población total a Dios. Caminar juntos con Jesús e ir “a donde pensaba ir Él”, precediéndolo, anunciándolo, testimoniándolo, es la “movilización” misionera de la historia: la que permitirá que el amor convenza al mundo de algo: que es posible vencer con Jesús el odio, la mentira, la codicia, el pecado, la culpa y a la misma muerte. Que el secreto de la victoria se llama Cruz y Resurrección, caminando juntos con Jesús. Noviembre se inicia con la solemne asamblea de Todos los Santos, la asamblea del Cielo, como señal de vida que se absorbe a la muerte, conmemorando al día siguiente, el dos de noviembre, a Todos los Difuntos. Es un llamado a que recuperemos el don bautismal de la Vida Eterna, para que amemos el don sinodal de la vida temporal, sin jamás permitirnos interrumpirla con la manipulación humana de la muerte. Recuperar el amor por la vida y el respeto por la muerte es lo menos que la Iglesia puede suplicar a Dios para la humanidad y el primer paso ético para que podamos caminar juntos. + Darío de Jesús Monsalve Mejía Arzobispo de Cali

Jue 13 Mayo 2021

Ante crisis nacional, reflexiones y llamados de la Diócesis de Quibdó

La Diócesis de Quibdó, presidida por su obispo Juan Carlos Barreto Barreto, ha presentado un comunicado en el que ofrece algunas reflexiones y llamados frente a la actual situación que se vive en el país. En el mensaje reconocen como legítimas las motivaciones que han llevado a que los colombianos salgan a las calles a manifestar su inconformidad “con las situaciones de injusticia que se viven en el país”. Así también, enumeran diferentes factores, que aseguran, han sido los detonantes para que se dieran los resultados que hoy vive el país. “Los jóvenes, los campesinos, los indígenas, las comunidades afrodescendientes, los empleados y desempleados y otros sectores, han decidido defender la vida, aun en el contexto de los riesgos evidentes a causa de la pandemia que azota a la humanidad, pero con la certeza de que la muerte también llega disfrazada de oportunidades negadas en los campos de la educación, la salud, el trabajo y la paz”, señala la misiva. La Iglesia, en esta región del pacífico, se solidariza con quienes han perdido a sus seres queridos, heridos y desaparecidos. Expresa su rechazo a los casos de evidente represión estatal violenta y abusiva que se han presentado, así como también por parte de extremistas radicales. A la vez que lamentan que personas ajenas a la protesta social estén utilizando estos espacios para actos delincuenciales. Esta jurisdicción eclesiástica hace la debida aclaración de que, a pesar de estar apoyando la movilización pacífica, en ningún momento ha convocado a los fieles para que salgan a la calle. Esta aclaración se hace en consideración a la emergencia sanitaria que vive hoy el Departamento de Chocó por el aumento de contagios. Sin embargo, advierten que apoyarán desde diversos espacios, donde no se atente contra la vida humana, los reclamos de la sociedad civil colombiana, así como los derechos de la comunidad chocoana. Finalmente, advierten que son grandes los retos que se plantean para que se garanticen los derechos sociales y económicos de los ciudadanos, por lo que enumeran una serie de llamados que van dirigidos a los diferentes actores del país. Terminan su mensaje haciendo una invitación a orar por la paz y la justicia social. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 28 Mar 2019

Comunicado de Obispos del Sur Occidente

Luego de una lectura de la realidad sociopolítica, económica, cultural y religiosa del suroccidente del país, los obispos de esta zona emitieron un comunicado en el que hacen un llamado para que se respete la persona humana y se propicien caminos de dignificación. En su mensaje, evidencian la crisis humanitaria por las que muchas comunidades están atravesando, generando resistencia y movilizaciones por parte de campesinos e indígenas que luchan por la defensa de sus territorios y una vida digna. “Exhortamos a mantener abierta la posibilidad de un diálogo que construya unidad, evite la polarización y sea herramienta fundamental que permita superar diferencias y encontrar soluciones a las situaciones que están viviendo las comunidades del sur occidente del país”, señala la misiva. Durante la reunión que se desarrolló del 25 al 27 de marzo, en el municipio de Chachagui, departamento de Nariño, los obispos firmantes de este mensaje: monseñor Enrique Prado Bolaños, obispo de Pasto; monseñor José de Jesús Grisales Grisales, obispo de Ipiales, y monseñor Orlando Olave Villanova, obispo de Tumaco, piden se trabaje por “soluciones concretas a mediano y largo plazo que promuevan el desarrollo humano integral y el progreso de nuestras comunidades, evitando futuras acciones que menoscaben la dignidad humana”. Ante el desabastecimiento de productos e insumos básicos, los prelados instan a buscar caminos que lleven prontamente a solucionar esta problemática. Finalmente, llaman a dirigir una mirada a esta región del Colombia "que permita superar la histórica marginación y abandono a la que se ha visto sometida". [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Jue 3 Mayo 2018

Catatumbo: “La gente como que perdió el miedo”

El obispo de Tibú ha sido uno de los protagonistas de las movilizaciones en Catatumbo para parar la violencia desatada en la zona en estos meses. Su visión del problema de la coca y del papel de guerrillas y Estado es clarificadora. Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Obispo de Tibú, ha sido una voz crítica y valiente en aquella región abandonada por el Estado. Monseñor también ha liderado las recientes protestas en el Catatumbo en contra de la guerra. Cerca de cien mil personas se han visto afectadas por la confrontación que mantienen el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), dos guerrillas que se disputan el control de la zona. Colombia Plural conversó con él para entender mejor lo que está pasando en el Catatumbo. La siguiente es la entrevista que Monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, Obispo de Tibú, concedió al portal COLOMBIA PLURAL. — ¿Cómo está la crisis humanitaria hoy después de cuatro meses de enfrentamientos entre las dos guerrillas? Hasta donde sabía estábamos cerca de los seis mil desplazados, hay veredas confinadas. La cifra de muertos es incierta, porque a lo mejor si han caído en el campo ellos no van a dejar ver sus víctimas, pero las ha habido, de hecho esta semana mataron a un líder conocido del EPL. El EPL tiene tomados unos muchachos como rehenes, que no sé si ya los estarán devolviendo. — Usted dice que nunca había visto movilizaciones tan grandes y potentes en el Catatumbo exigiéndole a los grupos armados que cesen la confrontación. ¿Algo está cambiando? Por venir de afuera uno puede tener la percepción de que la cultura en el Catatumbo es de resignación frente a los grupos armados, es decir, vamos a sobrevivir con este grupo y lo tenemos que tolerar. La gente se ha adaptado para sobrevivir y tiene un código de resignación muy alto. ¿Qué es lo nuevo? Al comienzo de la confrontación lo que uno percibía es que los líderes deseaban que las guerrillas sólo se pusieran de acuerdo, consideraban que eso era suficiente. Pero el pueblo del Catatumbo es un pueblo parado, valiente, fuerte, que aguanta muchas cosas, así que el boicoteo que hizo el EPL con el paro armado fue muy mal pensado porque sumó todas las voluntades contra la guerra. El paro fue una estrategia que no se sabía si era de guerra o de paz: poner la gente en la mitad para presionar una negociación con el ELN, pero finalmente les sucedió al revés porque la gente hizo unas expresiones contra la guerra tremendas, que no es tan fácil porque estos grupos están muy insertados y vinculados con la comunidad, pero en ese sentido ahí hay una circunstancia nueva: la gente como que perdió el miedo. Nuestras comunidades están viendo que pueden hacer algo más que aguantar la guerra. Si un pueblo logra pasar de su mentalidad derrotada o derrotista empieza a imaginarse nuevos escenarios, por ejemplo, yo en una de esas manifestaciones les preguntaba: ¿por qué no podemos soñar que mañana no hay coca? Imaginémonos cómo sería esto sin coca, imaginémonos qué pasaría si este Catatumbo no tuviera ni un grupo armado. ¿Cómo viviríamos? ¿Cómo nos relacionaríamos? ¿Cómo produciríamos? Imaginémonos que el Estado no es el enemigo nuestro que nos olvidó, sino que es el aliado en la construcción de futuro. Ese imaginario hay que despertarlo porque ellos no lo tienen, pienso que la tarea nuestra es en esa dirección. — Justo en el Catatumbo empezó a fracasar el programa de sustitución de cultivos porque el Estado le incumplió a los campesinos, ¿Cómo va eso? Nosotros dijimos “mientras estos están en guerra nosotros salvemos el programa de sustitución voluntaria y los planes especiales para los municipios priorizados, que nuestras comunidades no se quedaran sin esos marcos de proyección a diez años”. Esa fue nuestra apuesta con los alcaldes y el Gobierno entendió eso, ahora, no es claro que en estos tres meses tengan la capacidad de moverse más rápidamente. Pero realmente sí hay muy pocas personas que se inscribieron en el programa de sustitución de cultivos y el Gobierno no tiene la gerencia ni la habilidad para cumplirle a los campesinos que dan ese paso de dejar la coca. Definitivamente, la gente está lista pero no frente a un Estado tan débil y tan poco asertivo, si el Estado cumpliera la gente daría pasos más rápidos. — ¿Ha habido presión de los grupos armados para que la sustitución no avance? No se han enfrentado porque hay tanta coca, es tan masiva, que el programa todavía no representa una amenaza para ellos, la tendencia es a que la coca no se quita. Los campesinos que firmaron los acuerdos son muy poquitos, están en Caño Indio en una vereda en particular y en este momento están centralizados sólo Tibú y Sardinata. Aunque sí hubo un caso de amenaza a un líder de una comunidad que se ha puesto en la tarea de promover la sustitución, le dijeron: “Quédese callado, no se meta en eso”. Hay intereses concretos de mucha gente que vive de la coca, no sólo de las guerrillas. — El Ejército de Liberación Nacional se negó durante muchos años a mezclarse con el narcotráfico ¿Están involucrados ahora en ese negocio? Sí, eran muy reacios, de hecho yo creo que fueron ellos los que acabaron la coca en Arauca. Acá es diferente, diciéndolo francamente ellos tuvieron que decidir entre ser cómplices o enfrentarse a la gente, porque la gente se lo impuso. Digamos que no manejan líneas ni cargamentos, pero la cultura coquera lo que hace es mover mucha plata. Por ejemplo, por cada canasta de cerveza son diez mil pesos de ganancias para las guerrillas. — Además, el Catatumbo tiene un problema de superposición territorial muy fuerte: hay tierras despojadas y reclamantes, hay Parques y Reservas Naturales, hay colonos, hay resguardos indígenas y hasta un proyecto de Reserva Campesina… Es un territorio que tiene toda la informalidad en tema de tierra y va a ser muy difícil solucionar eso porque casi nadie tiene escrituras públicas, son posesiones o documentos de compraventa. El tema de tierras para mí en este momento no es un problema fundamental, lo será en otro momento, cuando la gente vaya a pedir un préstamo en el banco y necesite las escrituras de su finca. Para mí, el punto de quiebre en ese territorio, en la línea que abrieron los acuerdos de La Habana, sería administrar correctamente el problema de los cultivos ilícitos, si la coca comienza a disminuir en el territorio va a haber un problema porque es la riqueza que trae la coca la que alimenta los grupos armados, es mucho dinero que se mueve. — El Ejército Popular de Liberación es menospreciado por el gobierno, que los llama la banda de “Los pelusos” ¿Usted cree que sean un actor político? El EPL tiene una cepa muy revolucionaria, ahí hay unos “cacaos” de lo que quedó del EPL original que son muy radicales y no dieron el paso a la paz cuando hubo el acuerdo con esa guerrilla. Esa base existe, es ideológica, pero es una base pequeña, casi que invisible, incluso se dice que no están en el territorio. Es indudable que el ELN tiene una mayor formación política e ideológica en sus miembros. El EPL empezó a reproducirse a partir de Megateo [Víctor Ramón Navarro, comandante del EP, muerto en 2015] porque él tenía el propósito de hacer crecer esa guerrilla, pero lo hizo de un modo no muy revolucionario, enrolando jóvenes sin formación política, sólo por la atracción de las armas. Megateo se estaba convirtiendo en un estorbo para esa cepa original del EPL, era algo así como una especie de mafioso que desfiguraba la cosa. Yo pensé que después de la muerte de Megateo se iba a calmar la situación y fue al revés, empezó a crecer y ahora no hay una unidad de mando, hay un montón de caudillismos. Fuente: Colombia plural

Mié 10 Mayo 2017

Diócesis de Quibdó se solidariza con el paro cívico en Chocó

Cierre de iglesias y reducción de acciones litúrgicas son algunas de las manifestaciones de la Diócesis de Quibdó para expresar su solidaridad con las movilizaciones que desde el día de hoy tienen lugar en Chocó con el fin de exigir, una vez más, soluciones de raíz a los problemas de la región. El paro cívico convocado por el comité cívico por la salvación y dignidad de Chocó pretende protestar por el incumplimiento del Gobierno Nacional frente a los acuerdos con los cuales se levantó un paro llevado a cabo nueve meses atrás. Según los voceros del comité, el 95% de lo pactado en aquella ocasión sigue sin cumplirse. Por eso el pliego de la movilización de este año mantiene puntos del pliego anterior, en el cual se exigía, entre otras cosas, construcción de un hospital de tercer nivel, garantía de acceso a servicios públicos y conexión vial entre Quibdó, Medellín y Pereira. Preocupa, de forma particular, la agudización del conflicto armado en el departamento. Con la salida de las FARC de algunas zonas se han intensificado los combates entre la guerrilla del ELN y grupos paramilitares, para hacerse con el control territorial, sin que la Fuerza Pública logre garantizar la seguridad de la población civil. Se multiplican las amenazas y los desplazamientos forzados. Nuevamente se están minando territorios de comunidades étnicas. La Iglesia local ha hecho un llamado para que los habitantes de Chocó exijan respuesta a sus derechos “dando signos de su tradición pacifista y evitando, consecuentemente, cualquier acto de violencia”. Para la Diócesis, la situación que vive la región hunde sus raíces en el abandono estatal y en prácticas de corrupción en los niveles nacional, departamental y municipal. Fuente: Revista Vida Nueva Foto: Tomada de Internet