Pasar al contenido principal

proceso de paz

Sáb 28 Sep 2024

Delegación del Gobierno en los diálogos con el ELN manifiesta a los obispos su voluntad para continuar en la Mesa

A través de una carta dirigida al presidente, vicepresidente y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), la Delegación del Gobierno Nacional en los diálogos con el ELN manifestó a los obispos su voluntad para continuar en la Mesa.La comunicación se produjo el pasado 25 de septiembre, dos días después del mensaje emitido por los obispos, en la que pidieron al Gobierno Nacional y al ELN descongelar la mesa de diálogos para responder al clamor de tantas comunidades del país que están en medio de la confrontación “y no aguantan más derramamiento de sangre”.“Agradecemos inmensamente su sentido llamado a continuar con el diálogo de paz y en ello estamos empeñados…También nosotros seguimos comprometidos y esperanzados en ese camino, dispuestos a volvernos a sentar en la mesa, a resolver las dificultades mediante el diálogo, recuperar el cese al fuego y la participación de la sociedad en la paz”, así se expresa en la carta firmada por la Delegación del Gobierno.En la carta también expresan a la Iglesia su agradecimiento por el apoyo que ha brindado a la búsqueda de paz en el “acompañamiento diario y constante al proceso, tanto en los momentos de avance como en las dificultades”.

Lun 29 Jul 2019

Cristo es nuestra PAZ

Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En estos días el tema de la PAZsurge como algo natural en la reflexión y en la vida de todos los colombianos.Resurgen situaciones y hechos que nos hacen entrar nuevamente en este argumento de fundamental importancia para la nación.La PAZ es un bien que nos urge a todos los colombianos, creando espacios y situaciones concretas para la construcción de una vida digna y de condiciones óptimas para todos.La situación de nuestra región geográfica es compleja, experimentamos un deterioro progresivo en temas de violencia y atentados contra la vida humana, por ello pongo a ustedes, queridos lectores de LA VERDAD este tema. En muchos momentos y desde perspectivas diversas, hemos reflexionado sobre esta condición de vida, y especialmente sobre lo que fundamentalmente es la PAZ, que anhelamos todos, en las distintas circunstancias y medios de nuestra comunidad humana.Colombia ha hecho una gran apuesta por la PAZ, con sinceridad y esta es la esperanza de todos: vivir en PAZ. En ocasión del bicentenario que celebramos de nuestra independencia, podemos repasar los tristes momentos que han manchado de sangre nuestra Patria.Colombia vive, desde hacemás de un siglo, momentos muy difíciles, que iniciaron precisamente con persecuciones religiosas,con la guerra de los mil días (con pocos decenios de una relativa tranquilidad), momentos de dolor y de tristeza, de violencia y de sangre que han marcado totalmente nuestras relaciones sociales y la vida de todos.La sangre manchó la Patria en muchos momentos del siglo pasado y, también ahora, vemos brotes de violencia y de muerte entre nosotros.Seguimos viviendo el derramamiento de sangre, con la pérdida de muchas vidas humanas: líderes sociales, miembros de las fuerzas armadas, policías, gente sencilla. La PAZ está en el centro de la reflexióny del discurso de todas las clases sociales y, también, de los grupos políticos.Durante la Visita Apostólica del Papa FRANCISCO, nos invitó a dar el primer paso para ir hacia la PAZ. Muchas de las reflexiones que se hacen en los últimos días, están marcadas por opciones políticas y por las elecciones que se avecinan y, que también usan este argumento como búsqueda de los votos de los ciudadanos.Es sensible y notorio el fenómeno de la división en torno a este argumento de fundamental importancia para el futuro. Quisiera en este momento de reflexión y de análisis, invitarlos a considerar lo importante que es para todos nosotros, mirando al presente y al futuro, poder establecer un ambiente de PAZ, de serenidad en nuestra Patria.La condición de serenidad, paz, están en el origen del progreso y del avance de nuestra comunidad.No es fácil alcanzarla, la PAZ se construye con justicia social, con oportunidades para todos, con el respeto a la vida humana y, asumiendo con respeto y decisión cuanto ha ocurrido en el pasado (en la necesaria búsqueda de la verdad y la reparación del mal y la violencia que se han sufrido por inocentes). Los hermanos mayores en la fe, los hebreos, usaban el término SHALOM, PAZ, para determinar el estado en el cual todos cumplen con la Ley Santa de Dios y establecen unas condiciones precisas de vida.El pueblo de Israel, esperaba la llegada de un “Príncipe de la Paz” (Isaías 9, 6) que establecería un reino de justicia, de progreso, en el respeto y la vivencia de los preceptos de Dios.Esta palabra, formada con la raíz SLM (ShaLoM), significaba en sus origines, completar, terminar de hacer, siempre referido al plan y la voluntad de Dios.La intención de este saludo es desear el bienestar, el bien, el tiempo que viene de Dios, realidad en la cual se ha completado el designio de Dios. El pueblo romano, como Imperio potente y lleno de fuerza económica, que por la fuerza imponía sus leyes y condiciones, supo también imponer la PAZ, la serenidad y la condición de la vida en que por la fuerza social y cultural o por la imposición militar, hicieran vivir esta condición de vida. Todo discurso en el cual se hable de paz, desde la fe,tiene que estar profundamente anclado en el designio amoroso de Dios, en el respeto de sus leyes y en la aplicación de esas perspectivas de vida y de realización del hombre al cual está llamado desde siempre la persona humana. LaPAZ es reconciliacióny fortalecimiento de las relaciones personales, entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo, entre nosotros, que como comunidad caminamos y fortalecemos nuestras condiciones personales de vida y de intercambio.Para Colombia es urgente la reconciliación, un encuentro sereno, desde la comprensión y el perdón (tiene que pasar necesariamente por el aflorar de la verdad, y la reparación).La PAZ es verdad y justicia, sinceridad y compromiso garantía de no repetición. La afirmación dela PAZ es ausencia de violencia y del reconocimiento de los derechos de todos, la disponibilidad a dar a cada uno de los miembros de una comunidad según sus derechos en el respeto del trabajo y de las iniciativas personales de cada uno.Es urgente fortalecer los espacios para la paz, para el diálogo, para el crecimiento de una perspectiva de participación de todos los colombianos.Es fundamental en este contexto, la participación de todos, el que la voz de los pobres, enfermos, desamparados, campesinos sea escuchada y tenga efectivamente el respaldo de algunos que les representen y den a ellos cuanto corresponde.La PAZ es pues, el espacio para el ejercicio preciso y concreto de lajusticia, dando a cada uno lo suyo, aquello que merece, restituyendo derechos y deberes. La enseñanza del Apóstol San Pablo en la carta a los efesios: “Cristo es nuestra Paz” (Efesios 2,14) nos tienen que hacer reflexionar y pensar que la PAZ, es una condición de vida que se alcanza con el cumplimiento y el respeto de la voluntad de Dios, con el ejercicio amable de vivir cumpliendo los preceptos y los mandatos del Señor. Todos, cada uno de nosotros, debemos ser artífices de PAZ, en nuestras familias, en los lugares de trabajo y de formación humana, en los distintos espacios sociales en los cuales nos encontramos.Pedir la PAZ es actuar el plan de Dios, establecer su tiempo y el reino de su santa voluntad entre nosotros.Pidamos a Dios el don de la PAZ, de convertirnos todos en artesanos y constructores de PAZ. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta

Vie 14 Jun 2019

Seminario Internacional: El proceso de paz en Colombia después de dos años

En las conclusiones del Seminario que se realizó en la ciudad Washington, por iniciativa del Instituto Kroc, y el Secretariado Nacional de Pastoral Social, donde se evaluaron los dos años del proceso de paz en Colombia, Monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director de Cáritas, insistió en la importancia del diálogo y escucha entre altos representantes del Estado, el gobierno, la comunidad internacional y la sociedad civil, para buscar alternativas y lecciones aprendidas en el proceso de construcción de paz. Monseñor Henao Gaviria, también explicó como el Seminario concluyó, que construir confianza es crucial para asegurar un proceso de reconciliación a largo plazo en Colombia. Una historia tan prolongada de violencia destruyó la confianza en la sociedad. La confianza en los demás es una herida en el alma de la sociedad. Luego lo expresó en varios puntos que estuvieron presentes a lo largo de las discusiones. Así: La importancia de la participación de todos los niveles y sectores de la sociedad en los debates públicos y en la vida de la democracia. Esto implica que todas las instituciones estén enfocadas en aumentar la comprensión y entendimiento recíprocos. Esto es la manera de evitar que discusiones transitorias escalen hasta convertirse en problemas mayores y se haga casi imposible el diálogo y el encuentro social. Recordó la propuesta del Papa Francisco durante su visita a Colombia de hacer realidad la “cultura del encuentro”. Los ejercicios para asegurar la infraestructura, vincular las regiones afectadas por el accionar de grupos al margen de la ley y por cultivos ilícitos, así como los esfuerzos por lograr mayor seguridad a líderes sociales y comunidades, pasa por el desafío de hacerlo en un marco que cree y refuerce confianza entre los diferentes sectores de la sociedad y sus dirigentes. Las respuestas a víctimas sin distinciones, sobrevivientes y ex combatientes, requiere enfoque en restaurar la dignidad en clave de reconciliación. Es importante asegurar la no repetición sobre todo cuando se habla de planes integrales territoriales, con una presencia de la institucionalidad de largo plazo que recupere confianza para lograr la legitimidad en poblaciones en las que existen numerosas capacidades individuales y colectivas que pueden aportar mucho al proceso. Existen numerosas contradicciones entre actores sociales. Se requiere un enfoque desde la reconciliación para encontrar soluciones. Es urgente fortalecer el diálogo social, el cual es una necesidad en Colombia. La verdad como elemento clave en el proceso. El proceso de recuperación de la verdad debe ser sanador, debe pasar por el conocimiento y reconocimiento de los hechos del pasado para construir un proyecto compartido de sociedad. Lograr consensos con una agenda de futuro es clave para prevenir nuevos conflictos. La confianza da legitimidad profunda a las instituciones. Esto se logra por numerosas iniciativas y diversos caminos. Se trata de dar la oportunidad a todos los sectores comprometidos con la democracia, en medio de sus diferencias, para mantenerse activos en forma permanente. Después de décadas de violencia se requiere de un proceso de largo plazo. Es claro que no se va a lograr en corto plazo dar solución a las dinámicas que han estado en la base de las violencias y alcanzar la confianza. Tal como se analizó hay elementos sociales, estructurales y de actividades ilegales que requieren intervenciones sostenidas en el largo plazo para lograr las metas. Integrar los territorios y las voces de las comunidades indígenas, afrocolombianas, mujeres y líderes es de enorme importancia para fortalecer la confianza en la sociedad en general. El asunto de la tierra, el catastro, los planes de desarrollo con enfoque territorial, requieren una visión que incluya el diálogo y la voz de las comunidades con sus expectativas y planes. La existencia de diferentes narrativas sobre el pasado y el presente es un desafío si no se logra ponerles en diálogo y escucha recíproca. Construir confianza pasa por el respecto por las opiniones de las comunidades sobre su territorio. Monseñor Henao Gaviria concluyó agradeciendo la presencia del Alto Consejero para la estabilización Dr. Emilio Archila, el Defensor del Pueblo Carlos Negret, Pete Maroco de la Oficina de conflictos y operaciones de estabilización del Departamento de Estado y numerosos expertos internacionales. El evento se desarrolló en el marco del trabajo de incidencia del Grupo de Trabajo por Colombia -GTC, que en esta ocasión se encuentra en Estados Unidos desarrollando acciones de reflexión e incidencia sobre la construcción de la paz y reconciliación en el país. Fuente: Of. de comunicaciones de SNPS

Jue 9 Nov 2017

“Tenemos que aspirar a que el cese se vuelva definitivo”

Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, propuso al Gobierno y al ELN buscar un mecanismo ad hoc para consolidar el cese al fuego y a las hostilidades definitivo. Como coordinador del grupo de obispos católicos que acompañan los diálogos que se desarrollan en Quito, el prelado considera que un acuerdo no oficial puede favorecer un avance de las negociaciones más allá del 9 de enero, día hasta el cual fue pactado en principio el cese temporal. Ya una vez ambos actores aceptaron la recomendación del equipo episcopal sobre la necesidad de adelantar las discusiones respecto al tema víctimas. En vísperas de la visita papal, y con acompañamiento eclesial, miembros de organizaciones étnico-territoriales de Chocó viajaron a Ecuador para exigirles un acuerdo humanitario inmediato. Como en su momento ocurrió en la Mesa de La Habana, cuando la voluntad de las partes se movió por cuenta de escuchar los testimonios de quienes han sufrido la violencia del conflicto armado desde el ámbito de la población civil, los miembros de las organizaciones chocoanas influyeron en el logro del primer acuerdo de relevancia en Quito. Cuenta atrás Es la reflexión del arzobispo de Cali, quien en conversación con Vida Nueva (durante la más reciente asamblea extraordinaria de obispos) afirmó que el ELN es consciente de “la prisa que tiene la sociedad colombiana de recogerse en torno a los propósitos de paz”. Y esto mientras al Gobierno de Santos le quedan pocos meses. A su parecer, con el cese la guerrilla pone a prueba su unidad interna, así como la capacidad que tiene de conglomerarse en torno a unos objetivos y a un mando. Lamentó el prelado el asesinato de Aulio Isarama, líder indígena del Alto Baudó, ocurrido a manos del ELN durante el tiempo convenido para la aplicación de lo acordado; el hecho sigue en investigación, como otros en los que posiblemente se habrían presentado violaciones a lo pactado. Según informó el obispo, una delegación de indígenas de la región en que se presentó el crimen viajará a la capital ecuatoriana a mediados de mes para un encuentro con delegados de la guerrilla y el Gobierno. Si bien Darío de Jesús Monsalve afirma que el proceso de paz tiene dificultades, insiste en que los colombianos deben aspirar a que el cese del fuego se vuelva definitivo. A su juicio, a diferencia de lo que ocurrió en La Habana, donde poca participación ciudadana tuvo cabida durante los diálogos, la Mesa de Quito puede ser una ocasión para que este proceso sea “el gran proceso de la paz de la sociedad colombiana”. Es una condición para avanzar en otros temas: auto-definirnos como país sobre el fin de la guerra, de la violencia con todos los otros actores armados distintos a la subversión, así como el deslinde de la sociedad respecto de la economía narcotraficante. Y añade el prelado: “El país necesita que una base social grande, sobre todo conformada por los jóvenes, integrada a una democracia más abierta, se comprometa a construir un país sin guerra y con participación real y democrática de la población”. Respirar con el resucitado En esa línea, lo esencial del mensaje del Papa a los obispos, y al conjunto de los colombianos, Monsalve lo ubica en el llamado a abrirse al futuro que señaló aquel que venció a la muerte, al odio, a la cruz y al sepulcro. “Hay una experiencia bíblica muy bonita -dice el arzobispo de Cali-. Juan, el evangelista, al narrar la resurrección de Jesús pone en la tarde de ese domingo el recuentro con sus discípulos, que estaban encerrados por miedo, con un complejo de culpa espantoso, llenos de odio, de resentimiento, con unos sentimiento de soledad; y tenían las puertas trancadas, por miedo a los judíos. Y allí la experiencia de Jesús es ponerlos a respirar una vida nueva. Una vida distinta”. El prelado continúa recordando cómo “Jesús les dice: les traigo la paz, reciban mi espíritu; y exhala su aliento sobre ellos, como quien dice: únanse a esta nueva vida, respiren conmigo…”. A partir de ahí, extrapola la experiencia evangélica a la realidad actual: “Eso es lo primero que necesita Colombia, después de más de cinco décadas de esta violencia, después de todas estas atrocidades: la violencia, la mentira, la droga, el desborde del dinero y del sexo; el país necesita que esta historia se haga respirable; pero ella solo se hace respirable en la medida en que se respira con el resucitado”. ¿Cuál es su conclusión? “Así se puede tomar una memoria distinta, no una memoria herida, sufriente, vengativa, sino esperanzadora, capaz de perdonar y mirar el futuro. Yo creo que ese fue uno de los secretos que nos trajo el Papa”, concreta el arzobispo. Texto: Vida Nueva Digital

Mié 14 Sep 2016

"Tengo la activa esperanza de que el ELN pronto negociará": Obispo de Tibú

Con relación al paro armado que lleva adelante el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) en seis departamentos del país, el obispo de Tibú, monseñor Omar Alberto Sánchez Cubillos, aseguró que es una demostración de fuerza, vigencia y de que no están derrotados, además dijo que estas acciones se presentan previas a procesos de negociación. "Tengo la activa esperanza de que el ELN pronto va tomar las acciones hacia la tendencia a la que va el país", afirmó. [icon class='fa fa-microphone' link='']ENTREVISTA MONSEÑOR OMAR ALBERTO SÁCHEZ CUBILLOS[/icon] Monseñor Sánchez Cubillos comentó que "ya hay unos pasos con el ELN que hace unos dos o tres años no existían". "Yo creo que van hacer capaces, ellos y el Gobierno de llegar a un acuerdo", añadió. En relación al plebiscito, el jerarca católico cree que el ELN estará muy atento a los resultados para ver la actitud de los colombianos. "Yo creo que el ELN está muy atento para ver si los colombianos están decididos a aceptar que se acuerden las cosas, recibir a unos actores que han sido leídos de forma muy radical y que pareciera que no se les diera cabida y con escasa capacidad de perdón y reencuentro", afirmó. Punto de quiebre Para el obispo los acuerdos de La Habana son un punto de quiebre para el país. Si bien estos acuerdos no representan todos los insumos para alcanzar una paz plena, es un punto para empezar a diseñarla y construirla. "El país está delante de una decisión muy importante para que pueda ingresar a un dinamismo nuevo que genere una tendencia que involucre a aquellos que casi nunca han entrado en esta franja. Es un punto de quiebre que ningún colombiano puede pasar distraído", aseguró. En esta misma tónica aseguró que la participación en el plebiscito es un asunto ético, de amor patrio y un referente cristiano en un mundo que se desangra. Retomando las consecuencias del paro, el prelado, informó que en su región la gente acató el paro, no hay transporte entre Cúcuta y Tibú, si bien hay comercio se puede percibir que la actividad no es normal. El paro armado comenzó el lunes 12 y concluye el 15. Afecta a los departamentos de Arauca, Boyacá, Casanare, Santander, Norte de Santander y Vichada.

Jue 18 Ago 2016

Corazón de las Víctimas, nuevo libro de la CEC para ambientar la paz

La Comisión de Conciliación Nacional pone a disposición de todos los colombianos el libro: "El Corazón de las victimas: aportes a la verdad para la reconciliación en Colombia". [tabs class="horizontal"][tab title="PRESENTACIÓN" icon="Icon name 1"] El corazón de las víctimas: aportes a la Verdad para la Reconciliación en Colombia, no es un relato académico, tampoco periodístico, es la narración en clave de memoria social de las voces de las sesenta víctimas sobrevivientes que se presentaron ante la Mesa de Conversaciones en la La Habana, Cuba, durante los años 2014 y 2015 con motivo del proceso de paz entre el Gobierno Nacional de la República de Colombia (GNRP) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP). [/tab][tab title="DETALLE" icon="icon name 2"] Autor(a):Comisión de Concialición Nacional Catálogo: Libro Idioma: Español Precio: 35 mil pesos colombianos Número de Páginas: 296 Editora: Editorial San Pablo Año de publicación:2016 Dimensiones: 17 * 24 [/tab][/tabs] Mayores informes: PBX: 437 55 40 Ext. 264 Celular: 3138808447 Correo electrónico: libreria@cec.org.co

Mié 17 Ago 2016

"Este libro es un grito contra la guerra"

Así lo aseguró monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, presidente del episcopado colombiano, durante la presentación del libro "El Corazón de las víctimas: aportes a la verdad para la reconciliación en Colombia". El documento fue presentado en la sede del episcopado este miércoles 17 de agosto y ofrece las vivencias y relatos de las sesenta víctimas que visitaron la Mesa de Conversaciones en La Habana, Cuba, entre 2014 y 2015. "Lo que se encuentra en el libro son testimonios muy tristes, dolorosos y sufridos de las víctimas que hacen ver lo trágico que ha sido la guerra", afirmó el prelado. El libro también es un documento histórico en el que se expone - en clave de memoria - los elementos centrales de la sistematización sobre el proceso de paz y consideraciones de las víctimas. En este marco monseñor Castro Quiroga destacó que esta sistematización permite que los colombianos conozcan de forma directa como el conflicto afecto a millones de compatriotas. "Muchos colombianos desconocen y no tienen ni idea de lo que es la guerra, en particular cómo afectó al mundo rural que fue golpeado de una manera atroz, miserable, cruel y espantosa. Por ello, es bueno que se sepa", explicó el arzobispo. El libro es un esfuerzo de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) con el soporte técnico de la Fundación Comisión de Conciliación Nacional, el apoyo de los miembros de la Universidad Nacional de Colombia y de las Naciones Unidas. En sus páginas el lector hallará cuatro tópicos que traducidos en preguntas ayudarán a comprender la realidad e inquietudes de las víctimas: - ¿Cuál fue el daño sufrido por ellas? - ¿Cuáles fueron los planteamientos ante la Mesa de Conversaciones de La Habana? - ¿Cómo asumieron los impactos de esta experiencia? - ¿Sobre quiénes recae la responsabilidad histórica para pensar posibles escenarios de perdón y reconciliación en el país? Sobre este aspecto el también arzobispo de Tunja, aseguró que la importancia del libro radica en concientizar a la sociedad colombiana de que no debe desanimarse en la búsqueda de la paz. "No podemos echarnos atrás, otra vez, a la guerra. Debemos seguir adelante en términos de buscar la paz definitiva para el país", aseguró. Finalmente monseñor Castro Quiroga invitó para que el libro sea leído por todos los colombianos, tanto aquellos que apuestan por el SI o el NO en el plebiscito. "Es bueno que lo lean los unos y los otros, el objetivo de la paz está en el corazón de muchos colombianos aun cuando no todos estén de acuerdo con el proceso de La Habana", afirmó. Intervención: Mons. Luis Augusto Castro Quiroga

Mié 10 Ago 2016

¡Marchemos por la familia!

Por Monseñor Pedro Mercado Cepeda.- La comunidad educativa, no solo confesional sino también pública y laica, junto a numerosas Asociaciones de Padres de familia, Iglesias y comunidades de fe, han manifestado al Gobierno y a la opinión pública nacional su honda y creciente turbación por las directrices emitidas por el Ministerio de Educación Nacional con el fin de revisar y ajustar los Proyectos Educativos Institucionales –PEI- y los Manuales de convivencia de todos los colegios del país, públicos y privados. La violencia escolar, en sus diversas manifestaciones (discriminación, matoneo o bullying) es un tema que causa profunda preocupación a los padres de familia, a las autoridades académicas y a la entera sociedad, incluida la Iglesia, que no ha sido nunca ajena a esta problemática. Ha sido, de hecho, pionera en la lucha contra este terrible y creciente flagelo. Mucho antes de que las instituciones del Estado –Corte Constitucional, Congreso de la República o Ministerio de Educación- posaran su mirada sobre el problema, la Iglesia en Colombia había dedicado al tema al menos dos Congresos Nacionales –el último de ellos promovido por el Departamento de Educación de la Conferencia Episcopal de Colombia en el 2012- que dieron pautas, muy concretas, para establecer una convivencia escolar fundada en el respeto, la tolerancia y el diálogo. Durante muchos años, desde un enfoque educativo integral -basado en el fortalecimiento de las habilidades relacionales de los estudiantes y de sus familias, del cultivo de virtudes y valores personales- se han conformado grupos de prevención antibullying, se han establecido pautas para brindar atención integral a las víctimas de matoneo y se han fortalecido las “escuelas de padres”, incluyendo mecanismos para la resolución pacífica de los conflictos intrafamiliares, dada la fuerte relación causal entre la violencia escolar y la violencia en las familias. Se trata pues de una perspectiva incluyente que aborda el problema desde sus más profundas y variadas causas. Lamentablemente, hasta el momento el Ministerio de Educación ha desconocido la riqueza de estas experiencias, pretendiendo abordar la compleja problemática de la discriminación y de la violencia escolar desde el reductivo enfoque de la “ideología de género”. Este enfoque ideológico, que el Cardenal Salazar ha definido como “peligroso y destructivo”, no ha sido invención de la Ministra Parody. Se ha convertido en pieza imprescindible de las políticas estatales, no solo de este gobierno, que –hay que reconocerlo y denunciarlo- ha terminado potenciando la nefasta influencia de esta ideología, hasta el punto de incluir sus postulados en el texto de los acuerdos de paz. Es pues claro, que el problema al que nos enfrentamos es mucho mayor y más grave que el de las modificaciones de los manuales de convivencia escolar. La ideología de género, incluida en los acuerdos de paz, entrará –sin mayores debates- a hacer parte de nuestro ordenamiento constitucional. Algo se tendrá que decir también sobre esto… Es en definitiva este enfoque ideológico sesgado, y no la lucha contra la discriminación o la violencia escolar, causa común de todos, el motivo fundamental de las preocupaciones, controversias y debates originados por las directivas ministeriales. No se puede tapar el sol con un dedo. Basta leer la lista de las instituciones contratadas por el Ministerio –aparentemente sin previa licitación- para poner en entredicho su objetividad y neutralidad. Y basta leer el contenido de las propuestas y las preguntas dirigidas a los rectores para darse cuenta que el objetivo perseguido por el Ministerio extralimita sustancialmente las competencias que la Corte Constitucional le confió. A juicio de varios expertos constitucionalistas, el Ministerio se extralimitó en su interpretación de la Sentencia T-478 de 2015. Dicha providencia no era un “cheque en blanco” que daba al Ministerio potestad omnímoda para imponer por decreto una ideología, desconociendo la sana pluralidad social y el respeto de otros derechos constitucionales amparados por la jurisprudencia de la misma Corte, como la libertad religiosa, la libertad de conciencia, la libertad de enseñanza, la autonomía educativa o el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus valores y convicciones éticas, morales y religiosas, etc. Estos son los derechos que, como ciudadanos, reclamamos. Pero todo tiene una solución. Existe siempre el recurso al dialogo. Estoy convencido de que la Señora Ministra escuchará el justificado clamor de la sociedad colombiana y los argumentos de millones de padres de familia que quieren –como ella- luchar contra la discriminación y la violencia, sin tener por ello que renunciar a su inalienable derecho a ser los principales educadores y formadores de sus hijos. De parte nuestra, como ha dicho el Cardenal Salazar, la voluntad de dialogar y de contribuir al bien común persiste siempre. Confío entonces en que, muy pronto, pueda establecerse entre el Ministerio de Educación, las Iglesias y los padres de familia un diálogo fecundo, con presencia de otros grupos sociales, que pueda enriquecer la lucha conjunta contra la violencia escolar y la discriminación, también contra las personas con tendencia homosexual, cuya dignidad y derechos deben ser siempre respetados. Esa es también misión que nos compete. A quienes participan en las marchas por la familia, convocadas en distintas ciudades, quiero animarlos a ser auténticos testigos. Que su comportamiento, gestos y palabras, reflejen siempre la justicia de su causa y el amor de Cristo por todas las personas, sea cual sea su condición. Recuerden que no nos manifestamos en contra de nadie –persona o grupo social- sino a favor de la familia, de sus derechos y libertades. Mons. Pedro Mercado Cepeda Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia para las Relaciones con el Estado Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Bogotá