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san marcos

Jue 28 Oct 2021

«Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo»

TRIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 31 de 2021 Primera lectura: Dt 6,2-6 Salmo: Sal 18(17),2-3a. 3bc-4. 47+51ab (R. Dt 6,4) Segunda lectura: Hb 7,23-28 Evangelio: Mc 12,28b-34 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo, nos presenta para nuestra oración: • Dios movido por su infinito amor nos ha creado, nos conserva el ser y nos invita a estar con él en la eternidad. • Por amor envió a su propio Hijo, quien asume nuestra condición humana para ser intermediario entre su Padre y los hombres. • Jesús con sus palabras y obras nos va a enseñar a tener los mismos sentimientos de Dios, amándolo a Él sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, dejando claro que así cumplimos la ley entera. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio comienza presentándonos a un maestro de la ley que acude a Jesús, admirado por la respuesta dada a unos saduceos (ver versículos anteriores). La pregunta que se le ocurre hacerle es: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Era esta una pregunta común en las escuelas rabínicas. En la respuesta de Jesús, se resalta el monoteísmo israelita, la fe en un único Dios que “reclama” de sus creaturas un amor integral, por eso las palabras “con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El texto también presenta cómo el amor está por encima de todo sacrificio, de nada valen estos sino se hacen con el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El amor verdadero es lo que da sentido a nuestra existencia, a nuestra vida cristiana y a todo nuestro obrar. Este amor está alejado de todo sentimentalismo, pues no se limita a frases bonitas, sino que implica toda la realidad humana, exige heroísmo, el vencernos a nosotros mismos, superar pruebas, sacrificarnos por el otro, etc. El mismo Cristo con su sacrificio nos da ejemplo de lo que es amar, hasta la muerte y muerte en Cruz (Flp 2,8). La liturgia de la Palabra de este día nos pide amar a Dios con toda el alma, con toda la mente y con todo el ser y amar al otro como a nosotros mismos. Dios nos ha amado hasta el extremo y nosotros como buenos hijos debemos responder con amor. Pero para dar esta respuesta nuestro afecto debe incluir también al otro, al prójimo, por quien Cristo también derramó su sangre. ¿Cómo amaremos a Dios a quien no vemos, si no amamos a nuestros hermanos a quien si vemos? (Cfr. 4. 1 Jn 4,20) 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Santísima Trinidad, gracias por tanto amor que has depositado en mí. Mi existencia, mis hermanos y todo el universo, han brotado de tu infinita caridad, la cual se ha manifestado de forma excelente en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Perdón por no corresponder a ese amor, ayúdame a vivir la verdadera caridad en mi vida, lléname, buen Dios de tu Santo Espíritu que es Amor, para poder amarte a ti y al prójimo como lo quieres Tú. Te lo pido por intercesión de mi madre la Virgen María y de mi padre san José. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos nos hemos reunido en este día, para celebrar la Santa Eucaristía dándole gracias a Dios por todo el amor que ha depositado en nuestros corazones, a la vez que le pedimos nos ayude a corresponder a tantas gracias recibidas y a vivir la caridad para con nuestros hermanos. Participemos con un corazón alegre en estos Sagrados Misterios. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra en este día nos invita a reflexionar en el mandamiento del amor como principio de vida cristiana. Debemos amar a Dios con toda nuestra alma y nuestro ser, y al prójimo como a nosotros mismos. Tenemos el ejemplo de Jesús, sumo y eterno sacerdote, quien amando a los suyos se ofrece en un sacrificio único y perfecto por la salvación de todos, haciendo de su entrega una ofrenda agradable al Padre. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos, queridos hermanos, a Dios nuestro Padre, que tanto ha amado al mundo hasta el punto de entregarnos a su propio Hijo, como víctima de reconciliación. Digamos: R. Dios de amor escucha y ten piedad 1. Por la Iglesia, para que, a través de la práctica de la caridad con los más necesitados, sea reflejo del amor Divino que alcanza a todo hombre. 2. Por quienes ejercen funciones de gobierno en el ámbito civil, para que orienten sus acciones pensando en el bien común y en la dignidad de la persona humana. 3. Por todos aquellos que durante este tiempo de pandemia experimentan sufrimiento, soledad, cansancio y enfermedad, para que reciban en sus corazones el alivio que trae el Espíritu Santo. 4. Por los aquí reunidos, para que, al recibir estos Sagrados Misterios, encendamos nuestros corazones en el amor del Hijo que se entrega por nosotros en el altar. Se pueden añadir otras intenciones personales. Oración conclusiva Escucha, Padre bueno las súplicas que nosotros tus hijos te hemos dirigido, con la esperanza de que serán escuchadas. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 3 Sep 2021

La voz del Pastor | 05 de septiembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 7,31-37

Vie 27 Ago 2021

"Estos preceptos son su sabiduría e inteligencia"

VIGESIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Agosto 29 de 2021 Primera lectura: Dt 4,1-2.6-8 Salmo: Sal 15(14),2-3a.3bc-4ab.5 (R. 1a) Segunda lectura: St 1,17-18.21b-22.27 Evangelio: Mc 7,1-8.14-15. 21-23 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario está globalmente enmarcado por los mandamientos como tema general que atraviesa todas las lecturas; enunciamos tres ideas temáticas que orientan nuestra reflexión y oración: • Los mandamientos como fuente de la normativa de un pueblo que ayuda, no solo a constituirse como un código de reglas, sino que ayuda al pueblo de Israel a constituirse como nación. De hecho, se puede observar que todos los países tienen una carta magna constitucional que les permite fijar las normas que los van a identificar y constituir como nación; en el caso de Israel, Dios dictamina la fuente de su reglamentación. • Los mandamientos como fuente de honestidad del ser humano. En este sentido se puede observar cómo el contenido del salmo 14 describe de qué manera se puede regir un hombre que quiere habitar en presencia de Dios padre; en pocas palabras se indican los parámetros para ser honesto y caminar de la mano de Dios y llegar a ser santo. • Los mandamientos brotan de las normas esenciales del interior del hombre y no se quedan en el cumplimento de las meras apariencias. El evangelio muestra a Jesús indicando esta parte fundamental de los mandamientos, no es la norma por la norma que se pega a la letra de actitudes externas, sino que es la norma que transforma al hombre de adentro a hacia fuera. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El salmo 14 2-3ª.3b-c-4ab.5 condensa el mensaje central de cómo un ser humano puede andar rectamente en la vida, a partir de configurar su vida con el mayor tesoro que puede tener su corazón en la vida: Dios. El poderse hospedar en la casa de Dios, constituye el camino y la meta del sueño del ser humano, y los mandamientos que llegan a regir este camino, como describe el salmista son: proceder honradamente, practicar la justica, tener intenciones leales, no calumniar con la lengua, no hacer mal al prójimo, ni difamarlo, honrar a los que temen al Señor, no prestar dinero a usura, ni aceptar soborno contra el inocente; y cierra el salmo diciendo: quien así obra nunca fallará. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La ley por ley no me justifica, se pueden aprender y conocer los mandamientos y ser injusto; se puedan cumplir las normas de manera externa y no producir una conversión interior. En el evangelio Jesús explica de manera extraordinaria: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”. Jesús establece un parámetro entre cumplir los mandamientos de manera externa y cumplir los mandamientos de corazón, desde el interior. No es lo que entra de fuera lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de dentro. Llama la atención sobre un estilo de vida religioso que se ha apegado a la ley, pero han olvidado lo principal la misericordia, y por esto, el culto se ha vuelto vacío, porque se adora con los labios más no con el corazón; se aprenden y enseñan la doctrina de manera externa, pero no se convierten de corazón. El peligro de practicar una religión de manera externa, muy dada a las prácticas cultuales, a los largos rezos, a la multiplicidad de ejercicios devocionales; pero que olvida y descarta lo esencial del ser humano que es practicar la justicia. No se puede decir que se ama a Dios con los labios y se desprecia, ignora o discrimina al prójimo sin brindarle lo esencial para que viva con dignidad en sus necesidades como son la salud, el techo, el alimento, el trabajo, la educación. Por otra parte, Jesús proclama diáfanamente, no es lo que entra de fuera lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de dentro. El ser humano que quiere vivir rectamente, que quiere alcanzar la santidad, no puede aprovecharse del prójimo en sus penurias, hablando mal, explotándolo en todos los sentidos. Al respecto Jesús aclara que es del interior del hombre desde donde brotan los malos propósitos, y se convierten en las antinomias de la santidad: fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidias, difamaciones, orgullos, frivolidad. Contario al ser humano que quiere habitar en la tienda del Señor por siempre, y que se ilumina con su buen comportamiento ante los demás, contrasta el ser humano que se va cerrando a la gracia de Dios y la oscurece hasta convertirse en un depravado que lo hace impuro y lo corrompe por dentro. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El papa Francisco en las encíclicas Laudato sii y Fratelli tutti, denuncia una serie de pecados sociales, que son consecuencia del egoísmo del hombre y del antropocentrismo y la demasiada auto referencialidad. Por eso, dice que no se trata de dos crisis ambientales y sociales, es una solo crisis socio ambiental, porque el hombre sin Dios va autodestruyéndose y destruyendo la naturaleza. Por eso, la economía del sistema neoliberalista y capitalista a ultranza que mata al ser humano y lo destruye todo a su alrededor. Hacerse un dios a la medida del hombre es el pecado de la idolatría que lo carcome y lo encierra en un mundo que lo va oscureciendo. En Fratelli tutti el Santo Padre dedica un capítulo a las sombras de un mundo que se va encerrando en sí mismo y que va rompiendo a pedazos los sueños de una auténtica fraternidad universal. Hechos como el descarte mundial de personas “valoradas por su utilidad”, despilfarro de alimentos, falta de hijos, ancianos abandonados, obsesión por producir los costos laborales, mientras que campea el desempleo, la inequidad y la pobreza. Si se mira la Palabra de Dios donde el miso Jesús denuncia las injusticias en una sociedad llena de leyes, el papa Francisco, denuncia esta injusticia ante los derechos humanos no suficientemente universales: injusticias nutridas por visiones antropológicas reductivas, por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al ser humano. Mujeres que sufren exclusión, maltrato, violencias; donde la persona humana es tratada como una mercancía u objeto, como un medio y no como un fin, redes criminales, abortos, secuestros, venta de órganos, trata de personas. Toso esto y mucho más vive el mundo que se va cerrando al auténtico valor de la justicia y el cumplimiento de la ley. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al celebrar en comunidad la Palabra que transforma y la Eucaristía que nos alimenta, te damos gracias, Señor, por constituirnos en una nación santa mediante el bautismo, para que mediante la vivencia de los mandamientos nos hagas partícipes del banquete celestial en la tierra. Participemos con fe y alegría en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra Jesús, en su Palabra nos invita a purificarnos de las prácticas externas de nuestra fe, que no nos justifican; y podamos revestirnos de la práctica de la justicia que debe caracterizar a los hijos de Dios en comunidad. Vivamos el llamado a la santidad que nos hace la Palabra de Dios, purificándonos mediante las obras de caridad hacia el prójimo. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Dirijamos nuestras plegarias a Dios Padre, con la certeza de que siempre nos concede lo que más nos conviene. y digámosle humildes: R. Acógenos en tu casa, Señor 1. Por tu Iglesia, para que, mediante la vivencia de la caridad el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, vivamos auténticamente los mandamientos con el criterio de la caridad. Roguemos al Señor. 2. Por los gobernantes de las naciones; para que, en el reconocimiento de Dios y de sus normas, en sus constituciones y derechos humanos universales; reconozcan y defiendan la dignidad de la persona empezando por los más vulnerables. Roguemos al Señor. 3. Por quienes tienen la tarea de crear las leyes en país: congresistas, representantes a la cámara, jueces, abogados; para que, en el corazón de las leyes prime la dignidad del ser humano, la justicia, la fraternidad, la solidaridad y la misericordia. Roguemos al Señor. 4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y nunca se dejen vencer por las dificultades de la vida. Roguemos al Señor. 5. Por los padres de familia y catequistas, para que transmitan la ley del amor de Dios, enseñando a sus hijos, niños y niñas a respetar la imagen y semejanza de Dios presente en todo ser humano que viene a la tierra y lo sirvan con amor. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Escucha Padre, las súplicas que te presentamos, por intercesión de tu Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 15 Jul 2021

Andaban como ovejas que no tienen pastor

DECIMOSEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Julio 18 de 2021 Primera lectura: Jr 23,1-6 Salmo: Sal 23(22),1-3a.3b-4.5-6 (R. 1) Segunda lectura: Ef 2,13-18 Evangelio: Mc 6,30-34 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Los pastores que no siguen el camino de Dios dejan de ser principio de unidad para el rebaño y se convierten en foco de dispersión. Las ovejas, el pueblo de Dios, sólo se dejan conducir por los pastores cuya voz recuerda la del Señor. El profeta amonesta a los pastores porque el pueblo se encuentra disperso y sin esperanza; sin embargo, el fallo de los pastores no aleja el amor de Dios, quien siempre buscará pastores que apacienten el rebaño. Dios dará un nuevo pastor que restaure y una a su pueblo. San Pablo declara a los efesios que el plan misterioso de Dios se ha revelado ya en Cristo, comenzando en él a vivir un hombre nuevo capaz de unir con un mismo Espíritu a judíos y gentiles. Se nos ofrece también una de las verdades teológicas más impresionantes del Nuevo Testamento: Él es nuestra paz. Con ello se presenta la obra de Cristo como una restauración de las relaciones amistosas entre Dios y el hombre, rotas por el pecado. El fruto de la reconciliación es la paz y la amistad. La reconciliación es un proceso objetivo y real. Es Cristo mismo el signo y la realidad de esa reconciliación de Dios y la humanidad. El pasaje del evangelio nos muestra un relato de transición, que nos prepara a la primera multiplicación de los panes. A la vuelta de los apóstoles de su primera misión, Jesús escucha sus experiencias y los invita a un tiempo de retiro, descanso y reflexión, en un gesto que manifiesta la delicadeza humana de Cristo, pero la realidad que se impone en forma de muchedumbre ansiosa: “ovejas sin pastor”. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos de hoy se refieren, especialmente, a los responsables de la comunidad cristiana: obispos y sacerdotes. Pero se aplican perfectamente a todos los que tienen alguna responsabilidad respecto a personas. Vale la pena observar en las lecturas de este día: * La promesa del Señor de conducir a su Pueblo mediante líderes responsables, dignos, sabios y generosos, según el corazón de Dios. Es Jesús el pastor mesiánico, en quien se cumple lo anunciado por Jeremías. * La pedagogía de Jesús respecto al Reino. Ante el rechazo de Israel, Jesús va concentrando su misión en los Doce, preparándolos para cuando Él muera. * La sabiduría práctica de entrega y descanso que Jesús busca para sí y los suyos; pero que, en definitiva, sólo el amor juzga. Un buen tema de discernimiento, cuando una persona es responsable y, además, vive la responsabilidad incondicionalmente y la fundamenta en el amor incondicional de Jesús, entregando su servicio hasta no tener tiempo ni siquiera para comer. Es difícil discernir cuando la responsabilidad nace de la necesidad de amar y no reservarse. Sin embargo, no siempre el amor es «discreto»; y, fácilmente, la necesidad de no reservarse depende de otra necesidad, la de «estar a la altura» de la situación, de modo que uno no puede permitirse defraudar a los demás ni a la propia conciencia. Parece generosidad, pero no; es amor de libertad interior. El amor de libertad interior nunca se reserva, incluso cuando descansa, pues lo hace para entregarse más y mejor a los demás. Lo que pasa es que la vida obliga en ocasiones a prescindir de análisis, y no tienes otro remedio que olvidarte del todo de ti. Hay un momento en el proceso de crecimiento del amor en que ya no se distingue entre entrega y descanso: «todo es uno». 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas nos obligan de nuevo a reflexionar sobre el misterio de Cristo. Si atendemos a la primera lectura, al salmo responsorial y al evangelio, podríamos representarnos a Jesús bajo la figura del Pastor. La primera lo anuncia, el segundo lo canta, el tercero lo constata. Jesús, el Pastor de Dios. Efectivamente, las ovejas que andan descarriadas encuentran en Jesús su auténtico Pastor. Como Pastor tiene lástima de ellas, las reúne en torno a sí, les enseña con calma. El las hace recostar en verdes y jugosas praderas, las abreva en arroyos tranquilos y claros, las conduce con seguridad y aplomo. No espantan las cañadas oscuras, él va delante de ellas; su «cayado» - la Cruz - es cobijo y orientación, por una parte, y, por otra, arma terrible contra los enemigos. La mesa, la copa, el perfume de acción de gracias pueden recordarnos la Eucaristía, alimento de las ovejas. Sin temor a errar caminan hacia la Casa del Padre. El Espíritu del Señor va con ellas. Las ovejas forman un rebaño, uno solo, por más que por un tiempo estuvieran dispersas. Dos pueblos separados forman uno. No hay judío ni griego, ni señor ni esclavo. Todos hermanos en el Señor. Urge, hoy día, fomentar el sentimiento de hermandad que debe caracterizar al rebaño del Pastor. Las separaciones impuestas por la historia, por la raza, por intereses personales o nacionales, no tiene ya sentido. Jesús nos ha hermanado a todos en su sangre de una vez para siempre. ¿No suspira hoy el mundo entero por la unidad y la comprensión? ¿Dónde quiere encontrarlo? Ahí está el Pastor de la humanidad, no hay otro. El rebaño debe dar señales de ello. Jesús, Pastor, trae la paz. ¿Qué más desea el mundo que la paz? Jesús es la paz. Paz con Dios, paz de unos con otros. Él da la vida por sus ovejas. Jesús nos lleva a Dios. ¿Qué más puede desear el hombre que alcanzar a Dios? Jesús nos conduce a él. ¿Qué decir de los malos pastores? ¡Ay de ellos! ¿Somos buenos pastores? ¿Qué buscamos en el ejercicio de nuestra pastoral? ¿A nosotros mismos? ¿Ahuyentamos, desperdigamos, abandonamos el rebaño? ¡Ay de nosotros! ¿Somos la paz? ¿Creamos la paz? ¿Vivimos la hermandad? ¿Nos dejamos llevar por el Espíritu de Cristo en ver los demás hermanos en Cristo? ¿Qué papel desempeña en nuestra vida nuestra nación, nuestra provincia, nuestro pueblo? ¿Separa, disgrega, destroza? Hay un solo pueblo, un solo rebaño. Por ello murió Cristo. ¿Somos buenas ovejas? ¿Nos dejamos conducir? ¿Sabemos derribar con nuestra vida el odio, la envidia, el rencor de siglos que tiene separada la humanidad? ¿Confiamos en el Señor? ¿Es en realidad nuestro Pastor? ¿O son quizás los líderes políticos los que nos apasionan más que Cristo? Pensemos, meditemos y actuemos en consecuencia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La misericordia o el amor de Cristo a los hombres como razón íntima de su apostolado, y la necesidad del reposo, de la soledad, en medio de la actividad misionera. La misericordia del Padre es una faceta de su amor y es una de las primeras experiencias salvíficas que ha tenido la humanidad. Jesús es la plena experiencia de esta misericordia: la ofrece repetidas veces; la pone como pieza clave en su enseñanza y es el secreto íntimo de toda su actividad misionera. El descanso y la soledad están relacionados con el «discipulado» de los Apóstoles: es el tiempo necesario para vivir bajo el influjo directo de la Palabra de Jesús, puesto que han de ser embajadores suyos. Toda actividad apostólica cristiana deberá ser aprendida en soledad, en contacto personal con el Señor, y partir de una experiencia de la misericordia del Padre, que ha de ser su móvil auténtico. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa El Señor, que es el Buen Pastor, nos convoca y reúne cada domingo como una sola familia, como un solo pueblo miembros de un mismo Cuerpo, para que celebremos este Banquete Pascual de su amor. Participemos con mucha fe y renovemos en esta Eucaristía nuestro compromiso cristiano de ayudar a toda la humanidad a encontrar los caminos de paz y verdadero progreso; de verdad y felicidad. Monición a la Liturgia de la Palabra El Señor reconoce la necesidad de su pueblo y viéndolo desorientado nos enseña con sus acciones la tarea y misión de un verdadero pastor. ¿Cómo lo hace? ¿A qué nos invita? Escuchemos con atención la palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Unidos en oración, como una sola familia y como un solo rebaño que reconoce a Jesús, como pastor y paz verdadera, elevemos nuestras oraciones y súplicas a Dios Padre, diciendo: R. Padre misericordioso, escúchanos 1. Pidamos por la Iglesia Universal, por sus ministros ordenados, sus religiosos y fieles laicos; que todos tengan el corazón compasivo de Jesús. 2. Pidamos por quienes son responsables del gobierno de las naciones; que mantengan vivo su empeño por alcanzar la paz y la justicia. 3. Pidamos por todos aquellos que tienen dificultades o problemas y por cuantos sufren; que la presencia de Jesús los conforte y reanime. 4. Pidamos por todos los que nos encontramos participando de esta Eucaristía; que trabajemos a ejemplo de Jesús, Buen Pastor buscando la unidad de los pueblos: instruyendo, enseñando, acompañando, pero sobre todo sembrando paz. En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales… Oración conclusiva Dios de bondad y misericordia, que te compadeces continuamente de nosotros, oye los ruegos de tu familia santa para alcanzar un día la paz. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 2 Jul 2021

La voz del Pastor | 04 de julio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnMarcos 6,1-6

Vie 25 Jun 2021

La voz del Pastor | 27 de junio de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 5,21-24.35b-43

Vie 26 Feb 2021

La voz del Pastor | 27 de febrero de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 9,2-10.

Sáb 28 Jul 2018

Cinco panes y dos peces

Por: Mons. Omar Mejía Giraldo - Hemos venido contemplando a Jesús, el Maestro, en la versión del Evangelio de San marcos; sin embargo, hoy y durante seis domingos, vamos a detenernos en el Evangelio de San Juan. Comenzamos hoy proclamando los primeros quince versículos del capítulo seis, titulado por algunos estudiosos de la biblia como el “discurso eucarístico o discurso del pan de vida.” Contemplemos una primera actitud de Jesús: Él se va a la otra parte del lago de Galilea, lo seguía mucha gente, porque veían los signos que hacía con los enfermos. Sube Jesús, el Maestro a la montaña y empieza a enseñarle a sus discípulos. En este primer instante, el Señor, quiere estar a solas con sus discípulos, busca formarlos y por eso, recurre a un espacio silencioso, en donde haya tiempo para la intimidad, el recogimiento y la cercanía. Jesús, se sienta, porque es el Maestro que enseña con sabiduría. Sus palabras son sabias, sus enseñanzas son sensatas; no enseña como los escribas y fariseos sino con autoridad. Su autoridad le viene del Padre, pero también de su compromiso con la comunidad. Recordemos las enseñanzas centrales de Jesús: El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en la Buena Nueva. Jesús está invitando a sus discípulos a restablecer la alianza con Dios Padre. Es ahora el tiempo de la Alianza Nueva y Eterna. Jesús, el Maestro y el Señor, es la presencia de Dios en medio de su pueblo, Él mismo es la Sabiduría divina en medio de sus discípulos y en torno a la multitud. Él mismo es la plenitud de Dios en medio de su pueblo, es la plenitud de la revelación, es el sacramento de la Alianza Nueva y Eterna. Contemplemos una segunda actitud de Jesús: Él no es indiferente, la multitud lo sigue, levanta los ojos y ve la muchedumbre, “que anda como ovejas sin pastor”. Al ver el gentío siente compasión y se preocupa de ellos que necesitan un alimento. Él mismo se hace cargo de dar de comer a la gran multitud que lo sigue, pero antes, invita a Felipe para que les de comer. Dice la Palabra que lo decía, para tantear a Felipe, pero Él sabía lo que iba a realizar. Felipe ve el obstáculo del dinero, como todo ser humano, piensa en clave cuantitativa. Los hombres pensamos muy diferente a Dios, la abundancia de gente nos asusta, porque supuestamente no tenemos dinero suficiente para comprar pan para alimentar la multitud. Dios y el “hombre de Dios” piensa y actúa en clave de compasión, misericordia, confianza, en clave de compartir (primera lectura). El profeta Eliseo no retiene para él lo que ha recibido como ofrenda, él mismo da la orden de compartir las ofrendas que le han traído. Desde la fe el pensamiento y el actuar es cualitativo y no cuantitativo. El secreto de la vida está en la providencia de Dios y no en nuestra tacañería humana. San Ambrosio dice: “Dios es infinitamente providente, pero nosotros le atamos sus manos con nuestra desconfianza.” Recordemos la canción: “Un niño se te acercó aquella tarde, sus cinco panes te dio, para ayudarte, los dos hicieron que ya no hubiera hambre.” El Evangelio narra que hay un muchacho que aportó cinco panes de cebada y dos peces. Y luego el Señor dijo la acción de gracias, los evangelios sinópticos dicen que Jesús miró al cielo. Su oración se dirige al Padre. El Señor realiza un acto de confianza en su Padre. El muchacho o el niño, nos representa a cada uno de nosotros y Jesús mismo con su oración, con su misericordia y compasión actúa como Dios. El secreto mis queridos hermanos está en ofrecer a Dios lo poco o mucho que somos y tenemos para que Él lo multiplique. No se nos olvide lo que dice la Palabra: “Quién es fiel en lo poco se le confiará lo mucho.” El niño ofreció cinco panes de cebada y dos peces, el alimento de los pobres. Éste alimento lo cargaban en la mochila, para tomarlo durante el camino y para compartirlo con quien lo necesitará. Cuando tomamos la iniciativa de ofrecerle a Dios nuestra pequeñez Él la multiplica y hace que produzca frutos en abundancia. Del Evangelio de hoy podemos aprender muchas enseñanzas prácticas, miremos: Jesús el Señor, tiene instantes de soledad, pero también instantes en medio de la muchedumbre, de ambos momentos disfruta con igual alegría e intensidad. Aprendamos de Jesus, que la persona madura no está dividida, disfruta con igual intensidad de los momentos de soledad como de los momentos en medio de la gente. La mayoría de nuestras dificultades están en nuestro egoísmo, brotan de nuestras incapacidades para compartir con los demás. Si compartiéramos más, con seguridad que seriamos mucho más bendecidos. La mayoría de nuestras dificultades no están en los demás, por lo general brotan de lo profundo de nuestra alma, brotan de nuestro egoísmo y de nuestras cegueras frente a las necesidades de nuestros hermanos. Nuestras crisis en su generalidad nos vienen de nuestras frustraciones, de nuestras derrotas, de nuestros pecados, de la incapacidad de abrirnos a la gente que en un momento determinado nos necesita. Jesús dice: “Digan a la gente que se siente en el suelo.” Hermanos, es necesario ser obedientes, escuchar a Jesús, creerle al Señor, creerle a la Palabra de Dios. El mayor problema que tenemos es que muchas veces somos cómodos, nos volvemos insensibles, flojos y nos da miedo compartir porque nos falta más confianza en la providencia divina. Otro detalle más: Jesús invita a que se recoja lo que ha sobrado para que nada se desperdicie. De la Palabra de Dios aprendamos: Nuestros bienes no son para malgastarlos, pero si son para hacer el bien. En esta cultura del descarte, volvamos a pensar en lo eterno y duradero. Recordemos que el único que nunca pasa es Dios y lo que Él nos da, todo lo demás es pasajero y efímero. En este mundo no somos eternos, “no nacimos para semilla”. Es hora de ser más providentes, es hora de compartir. Lo que somos y tenemos es porque Dios nos lo ha donado o mejor nos lo ha prestado por un rato. La Palabra de Dios nos convoca a vivir en la dinámica del amor, de la generosidad, del compartir y de romper nuestros egoísmos. Comunidad donde hay un hermano que sufre necesidades básicas es una comunidad que aún no ha sido evangelizada. Cuidemos los bienes que Dios nos ha dado: amemos y cuidemos la naturaleza, Dios nos la ha dado para que la disfrutemos, pero también para que la preservemos y la compartamos con los demás. Amemos y cuidemos el agua, es el gran patrimonio de la humanidad, hoy que la tenemos en abundancia conservémosla y no la desperdiciemos, todos necesitamos de ella. No desperdiciemos el tiempo, guardémoslo con cuidado y utilicémoslo para el beneficio de los demás. Jesús, el Señor, se nos da como el gran alimento para preservar la vida fraterna, no lo desperdiciemos, compartámoslo, démoslo a conocer, anunciémoslo y vivamos felices en su presencia. Que no se nos olvide una sentencia final: ¡La comida que desperdiciamos, se la robamos a los pobres! + Omar Mejía Giraldo Obispo de Florencia Evangelio: Juan 6,1-15 En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman éstos? (lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer). Felipe le contestó: Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es eso para tantos? Jesús dijo: Digan a la gente que se siente en el suelo. Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: Recojan los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo. Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo. Para orar, meditar y vivir Cinco panes y dos peces Un niño se te acercó aquella tarde, sus cinco panes te dio, para ayudarte, los dos hicieron que ya no hubiera hambre, los dos hicieron que ya no hubiera hambre. La tierra, el aire y el Sol son tus regalos y mil estrellas de luz sembró tu mano el hombre pone su amor y su trabajo, el hombre pone su amor y su trabajo. También yo quiero poner sobre tu mesa mis cinco panes que son una promesa, de darte todo mi amor y mi pobreza, de darte todo mi amor y mi pobreza. Tarea: 1. Leer la exhortación del Papa Gaudete et exsultate, números del 43 al 49. 2. Compartir, compartir con alegría, ya que el mundo se olvido de compartir.