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secretariado nacional de pastoral social

Mar 20 Ago 2024

Cáritas Colombiana expresa su preocupación y apoyo a los firmantes de paz del AETCR de Miravalle, Caquetá

El Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana (SNPS-CC), a través de su proyecto Promopaz, expresó su preocupación ante las amenazas que enfrentan los firmantes del acuerdo de paz del 2016, ubicados el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR) de Miravalle, en el departamento del Caquetá.“Desde la Pastoral Social Nacional hemos sido testigos de sus esfuerzos y realizaciones por la paz en los que han reafirmado su compromiso con el respeto a la vida, la necesidad del perdón y la posibilidad de la reconciliación. Creemos que ellos son un ejemplo para muchos otros AETCR”, expresan en el comunicado, firmado por el padre Rafael Castillo Torres, director del (SNPS-CC). En el texto, también hacen referencia a lo consignado por los obispos en el numeral 50 del documento orientador ‘Hacia una para una pastoral para la reconciliación y la paz': “Lo que se requiere es un esfuerzo grande para que quienes renunciaron a la guerra puedan vivir en paz y dejen vivir en paz a sus conciudadanos, lo cual exige una sólida conciencia de brindarles oportunidades para una exitosa reintegración a la sociedad con acceso a educación, empleo y protección”.Desde esta certeza, reafirman el compromiso decidido de la Iglesia con la vida y con la paz, apoyando a quienes han optado por dejar atrás el conflicto armado. Así mismo, hacen un llamado a los miembros de la comunidad de San Vicente Caguán y al país entero para que no se desfallezca en estos procesos. “Debemos seguir fomentando un ambiente de entendimiento y colaboración, teniendo presente que sólo a través de un diálogo paciente y sincero y con la buena voluntad de todos, podemos alcanzar el perdón y la reconciliación, avanzando juntos hacia una sociedad más justa y pacífica”, agregan en el comunicado.

Jue 11 Jul 2024

Hacia un diálogo maduro, capaz de gestar consensos

Por Pbro. Rafael Castillo Torres - La Semana por la Paz de este año 2024 tiene como lema “Uniendo voces construimos país”. Es un lema, creado colectivamente, en consenso con muchos, y que nos coloca sobre el horizonte de la palabra como el puente más civilizado para celebrar, entre nosotros, la cultura del encuentro. Será la oportunidad que nos daremos, como nación que anhela la paz integral, para examinarnos a fondo y preguntarnos: ¿Hasta cuándo las relaciones de los colombianos y colombianas han de seguir marcadas por una confrontación de intereses? ¿Hasta cuándo la vida de la nación estará condenada a la fragmentación y signada por los enfrentamientos? ¿Seremos capaces, como pueblo, de fundamentar nuestros vínculos en un diálogo sincero y constructivo? ¿Cuáles son las razones que nos han llevado a olvidar nuestra historia?Esta Semana por la Paz, que pone en el centro nuestra capacidad de dialogar, deberá hacer crecer nuestra conciencia en algo muy concreto: la ausencia de un diálogo sincero y fundamentado en la buena voluntad, nos menoscaba y nos aísla del entorno regional y mundial. En definitiva perjudica, especialmente, a los excluidos, marginados y empobrecidos de nuestra nación.Las jornadas, encuentros culturales, acciones pedagógicas, momentos de oración y celebraciones que tendremos durante todo el mes de septiembre, nos han de ayudar, también, en el reconocimiento de aquellas falencias profundas que tenemos los colombianos. La obstinación de algunos y la persistencia en confrontaciones de intereses sin saber cómo resolverlos, han sido un signo de nuestra debilidad para concertar y conciliar, lo cual refleja no solo la precariedad de nuestras instituciones, sino también la fragilidad de una cultura del encuentro que posibilite un gran acuerdo de nación. Todo ello es un reflejo del escaso aprecio que, como sociedad, otorgamos a la importancia y la dignidad que tiene la acción política como ese ámbito propio para la superación de las diferencias y el afianzamiento de nuestros grandes ideales. Colombia hoy, como nunca antes, está urgida de gestos de grandeza que generen confianza y credibilidad. Queremos que esta Semana por la Paz nos permita descubrir, en cada uno de sus momentos celebrativos, no solo el valor de los conflictos que hemos de transformar creativamente, sino también, el sentirnos abocados a la búsqueda de sus soluciones, como responsables todos, de la paz, de la convivencia y de la reconciliación nacional.Estamos necesitados de generosidad y cooperación, pero también de diálogo y comunicación libre. En una expresión, de aquellos valores que construyen la felicidad social. Nuestro balance será siempre bastante deficitario sino logramos superar la paradoja de una sociedad corrupta que busca elegir gobernantes honestos. Entre nosotros no puede seguir primando la competencia sobre la cooperación, ni el bien individual sobre el bien común, tampoco el “Estado mínimo” sobre el “Estado de bienestar social”.Colombia es una nación en permanente movilización y reclamos de justicia, lo sabemos. Por ello es bueno precisar desde el diálogo, que es el puente más civilizado que acerca todas las orillas que son posibles, que no es en las calles donde solucionaremos nuestros problemas sino a través de un diálogo transparente y constructivo que revisa permanentemente las estrategias de reclamo. Ni la moderación en las demandas, ni la magnanimidad en el ejercicio del poder, son signos de debilidad.A los colombianos, en la búsqueda de la paz, muchos hechos nos han dejado perplejos, pero no estamos desesperados ni desesperanzados. Por ello, siempre será necesario precisar que la firma de un acuerdo para poner fin a un conflicto armado siempre será una condición necesaria, más no suficiente. Ante las mesas de diálogo para la paz con distintos actores, se deben abrir muchas otras mesas locales, municipales y regionales, para hacer las paces territoriales, resolviendo creativamente los conflictos.Vamos a tener presente, en esta Semana por la Paz, que Colombia, en esta hora, no va a crecer por los buenos negocios de su economía, sino por la madurez que tenga su capacidad para dialogar y su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas que orienten un proyecto común nación.Nosotros sabemos que Dios es fiel y no abandona a sus hijos. La esperanza en la que creemos los colombianos es aquella que se funda en el amor gratuito de Dios. Justo, desde aquí, creemos que el diálogo, que celebra la cultura del encuentro, es nuestra gran oportunidad.Pbro. Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana

Vie 12 Abr 2024

Más acción, más unión y más liderazgo con vocación de servicio: petición de directores de pastoral social a dirigentes en Colombia

Con la lectura de un pronunciamiento final, en el que exponen preocupaciones, compromisos y llamados por la paz, la justicia social, el desarrollo humano integral y el cuidado de la casa común, cerca de 60 personas, entre sacerdotes, religiosas y laicos, encargadas de liderar los equipos diocesanos de pastoral social del país, finalizaron su encuentro nacional 2024.Este fue un espacio convocado por la Conferencia Episcopal de Colombia a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana (SNPS-CC), bajo el propósito de analizar las realidades territoriales, especialmente, en términos de violencia, vulneración de derechos, movilidad humana y deterioro ambiental. Además, generar propuestas y articulaciones que permitan a la Iglesia seguir acompañando a las comunidades e incidiendo ante los diferentes actores y sectores en favor de su beneficio.El evento se llevó a cabo del 9 al 12 de abril en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia. Fue liderado por monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Una Iglesia samaritana: fue inspiración central del discernimiento y trabajo realizado en este espacio, desde la cual se busca fortalecer tan importante misión de la Iglesia colombiana."La Pastoral Social Nacional, Cáritas colombiana, quiere construir juntamente con las pastorales sociales de cada jurisdicción eclesiástica el rostro de una Iglesia misericordiosa, samaritana y cordial. Por ello, estamos convencidos que, este encuentro es una gran oportunidad para hacerlo. Queremos ser reflejo en nuestras acciones de una Iglesia acogedora que sale al encuentro de quien sufre acompañando integralmente a las víctimas de la injusticia, la violencia y las pandemias y de todo tipo de abusos en todas las etapas e instancias de la vida; queremos ser una Iglesia valiente, de parresía y mordedura profética cuando haga falta y sea necesario; una Iglesia que, como nos enseña la oración por la vida de San Juan Pablo II, promueva y cuide la vida querida, la vida plena y abundante; una Iglesia que defienda la dignidad humana y el cuidado de la Casa Común, así como la cultura del cuidado integral. Y ello sencillamente porque como Iglesia y dada nuestra misión, no podemos aspirar a menos. Queremos ser una Iglesia que a pesar de todo lo que sucede no ha hipotecado la esperanza de sus hijos ni la esperanza de la nación colombiana. Queremos consolidar y mantener todos nuestros esfuerzos pastorales, y hacerlo con el evangelio en nuestras manos, manteniendo la terca utopía y corriendo los riesgos que sean necesarios desde una pastoral audaz y temeraria, por seguir construyendo esa sociedad reconciliada y en paz de una humanidad fraterna", así lo explicó el padre Rafael Castillo Torres, Director del SNPS/CC.Son muchas las realidades que preocupan y desafían a los equipos pastorales que tienen presencia amplia y permanente en los territorios del país. De acuerdo con monseñor Barreto, estos problemas han venido creciendo a lo largo de los años en el país, afectando directamente la humanidad y dignidad de las comunidades, especialmente de las más vulnerables, por lo que no se trata de aspectos coyunturales y sino estructurales que, como tal, deben ser atendidos. De ahí, que uno de los grandes retos es continuar acompañando y facilitando los espacios de diálogo y las mesas socio jurídicas que se dan junto a las ciudadanías y organizaciones.Además de las preocupaciones y oportunidades expuestas por los directores y directoras de pastoral social de las jurisdicciones eclesiásticas de Colombia, para hacer una lectura más integral de la realidad y desde allí, generar propuestas con mayor viabilidad, durante el encuentro también intervinieron representantes de organizaciones como Naciones Unidas, de manera especial, de la Misión de Verificación y de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). También, desde la Conferencia Episcopal, participaron miembros de la Comisión de Conciliación Nacional y de la oficina encargada de las Relaciones Iglesia-Estado.ConstatacionesDe acuerdo con el comunicado final firmado por los representantes de 72 jurisdicciones eclesiásticas del país y los integrantes de la pastoral social nacional, en medio de las confrontaciones armadas que se siguen presentando en áreas rurales y urbanas, múltiples comunidades del país experimentan profundo dolor por la muerte de sus seres queridos, el confinamiento, la exclusión, la pobreza y el desplazamiento al que son sometidos sus integrantes.Hablan, además, de los riesgos de la migración y las grandes brechas en cuanto a sinergias regionales y locales para el acompañamiento y asistencia a la población con necesidad de protección internacional. "Tenemos más de 500.000 personas que aún no han accedido al Estatuto Temporal de Protección, lo que significa que siguen en situación de irregular y con desigual acceso a derechos", exponen en el mensaje.Corroboran también la ausencia de una política clara que integre el problema ambiental. Una que atienda "las causas reales de un problema social, económico y político traen como consecuencia, la grave destrucción y amenazas contra la Casa Común reflejada en la Crisis climática con las fuertes y bajas temperaturas, la escases de agua, el avance de proyectos extractivistas, la deforestación, el desarrollo minero-energético, proyectos de hidroeléctricas, acaparamiento de tierras, los monocultivos, el aumento de cultivos de uso ilícito, ponen de manifiesto una economía de extracción nada amigable con el ambiente".CompromisosAnte la fragmentación social y la confrontación armada y política, disposición y voluntad pastoral, desde cada una de las jurisdicciones eclesiásticas y desde el nivel nacional, se comprometen a seguir promoviendo el diálogo efectivo en los territorios, uno que cuente con la participación de los diferentes sectores.Frente a la "cultura del facilismo y del enriquecimiento ilícito", afirman que fortalecerán la promoción de la cultura del trabajo, el espíritu de sacrificio, el empeño perseverante y la creatividad. Aspecto que también requiere una amplia formación en valores y espiritualidad.Preocupados por el creciente deterioro de la casa común, se comprometen "a promover una producción menos agresiva, una distribución más equitativa, un consumo más responsable y la debida absorción de nuestras acciones contaminantes".LlamadosAnte el momento tan desafiante que vive el país, al final del comunicado y dirigiéndose a gobernantes, empresarios y líderes de la sociedad civil, hicieron un llamado al liderazgo con vocación de servicio y propósito de bien común:“Es hora de darle reposo a la palabra para abrirle curso al testimonio (…) Dejando de lado las descalificaciones y posturas que promuevan el resentimiento y la división”, afirman.Al gobierno nacional y los legisladores, los invitaron a "fortalecer los mecanismos de participación, vigilancia y control; a valorar la consulta previa y generar leyes que, en todos los ámbitos que protejan el medio ambiente que nos rodea".A propósito de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), de la que Colombia, específicamente Cali, será sede entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre del presente año, los directores y directoras de pastoral social, exhortaron a los colombianos a unirse y aprovechar la oportunidad para que el país sea pionero en la protección de nuestra casa común.

Mié 14 Feb 2024

Una ofrenda de luz para los más necesitados: la campaña solidaria que motiva la Iglesia colombiana en esta Cuaresma

Desde este miércoles 14 de febrero y durante los próximos 39 días, la Iglesia Católica colombiana estará adelantando la versión 2024 de la campaña denominada “Comunicación Cristiana de Bienes”. Se trata de una iniciativa solidaria impulsada desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), a la que se unen todas las jurisdicciones eclesiásticas del país, esta vez, bajo el lema “Encendamos la luz de la solidaridad”.Desde hace 43 años, durante el tiempo de Cuaresma, que exhorta a los fieles a practicar la caridad, se viene motivando esta campaña. A través de ella, se busca recaudar fondos para apoyar las obras sociales que realizan las instituciones de la Iglesia en beneficio de los más necesitados. Con el dinero recaudado en campañas anteriores, se ha hecho posible brindar acompañamiento espiritual, psicosocial y material personas de escasos recursos, a familias que se han visto afectadas por la ola invernal, dinámicas de conflicto armado o riesgos de seguridad alimentaria de distinta índole.En este contexto, muchos fieles verán a sus párrocos, religiosos y religiosas, así como a un sinnúmero de laicos, motivar los aportes, entregar alcancías y organizar actividades con las familias, escuelas, colegios, oficinas y negocios, en función de esta colecta.“Esas actividades como los pequeños ahorros de nuestras privaciones voluntarias, como expresión del sacrifico para compartir con el otro desde nuestra pobreza. Veremos igualmente cómo se incrementa la solidaridad en los Bancos de alimentos en su esfuerzo cada vez más creciente por sostener ese puente entre la carencia y la abundancia”, así lo expresa el padre Rafael Castillo Torres, director del SNPS.Algunas de las jurisdicciones eclesiásticas del país con mayores posibilidades económicas movilizan esta campaña para contribuir al desarrollo de proyectos solidarios en otras Iglesias particulares. Este es el caso de la Arquidiócesis de Bogotá que, este año, por petición del Cardenal Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, destinará parte de la colecta para apoyar la construcción de un comedor comunitario en la Parroquia el Divino Niño Jesús de la Diócesis de Riohacha.Esta obra, por ejemplo, acogerá y beneficiará a más de 300 personas, entre niños, adultos mayores y mujeres gestantes de la capital de La Guajira que no cuentan con infraestructura, insumos y la dotación necesaria para suplir sus necesidades básicas de alimentación.¿Cómo unirse a la campaña?Además de la donación presencial en las parroquias y en los puntos de colecta que organizarán las instituciones, los interesados en apoyar la campaña lo podrán hacer también de manera directa a través de la siguiente cuenta bancaria:Cuenta corriente del Banco de Bogotá #081339590A nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana.O a través del sitio web:www.caritascolombiana.org

Vie 12 Mayo 2023

Conferencia Episcopal y Cáritas Colombiana entregan símbolo reconciliación al Cardenal Czerny en Roma

En el contexto de la 22ª Asamblea General de Cáritas Internationalis que se adelanta por estos días en Roma bajo el lema "Construir nuevos caminos de fraternidad", inspirado en la Encíclica Fratelli tutti del papa Francisco, en la mañana de este viernes 12 de mayo, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Soacha, y el padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social/Cáritas Colombiana (SNPS/CC), entregaron al Cardenal Michael Czerny, presidente del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, una placa conmemorativa que contiene grabada la imagen del Cristo Negro de Bojayá con la oración pronunciada por el Santo Padre en su encuentro con las víctimas en la ciudad de Villavicencio durante su visita apostólica a nuestro país. Cabe recordar que el cardenal Czerny estuvo en Colombia entre el 20 y el 24 de abril, en el marco de su participación en el tercer Congreso Latinoamericano de Doctrina Social de la Iglesia organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano. Viaje durante el cual, junto a monseñor Barreto y al padre Rafael, se desplazó hasta el sector conocido como Altos de Cazucá para encontrarse con varios líderes sociales, religiosas, sacerdotes y representantes de instituciones públicas, quienes, con su testimonio y en medio de un diálogo fraterno, le dieron a conocer al purpurado algunas de las principales problemáticas sociales, económicas y ambientales que padecen los habitantes de esta comunidad. El Director de Cáritas Colombiana ha explicado que este gesto simbólico de reconocimiento y gratitud, entregado a quien es uno de los líderes de equipo de la Curia Romana al servicio de la misión del Papa Francisco en calidad de pastor de la Iglesia Universal, representa la unión de los esfuerzos de la Iglesia colombiana y la Nación por la reconciliación y la paz, y expresa, de manera especial, tres anhelos: 1. "La urgencia de ser una sociedad reconciliada y en paz. Hoy, más que nunca, la Iglesia es consciente de lo devastadora que sigue siendo la violencia entre nosotros. Por ello la paz es, y seguirá siendo, el bien más deseado y escaso para nuestro pueblo. La entrega de este símbolo al señor Cardenal es el reconocimiento, con toda la Iglesia, que la verdad de la experiencia de Dios pasa por las relaciones sociales y culturales que se van construyendo con todos. Solo siendo un factor determinante para la reconciliación y la paz, en la que el pueblo reconocerá a Dios en su caminar. 2. La necesidad de los colombianos para reconocer que la paz, que algunos buscan en nuestra nación, la hacen procurando un equilibrio de fuerzas y desde el miedo a ser derrotado por el adversario. La paz del Cristo Negro de Bojayá es la experiencia de los que han dejado de ser cobardes y han perdido el miedo, no para convertirse en violentos que causan terror, sino para resistir y superar las agresiones y las amenazas de los violentos. Son los artesanos de la paz y la reconciliación, hombres y mujeres, profundamente libres y sosegados, capaces de ser testigos del Evangelio de la reconciliación. 3. El deseo profundo que tiene nuestra nación de recuperar su capacidad de perdonar y de recordar de un modo diferente: sin odios ni rencores. El Cristo Negro de Bojayá, crucificado y hecho pedazos por la guerra, nos sigue diciendo, desde el altar de la cruz, que la verdadera paz no se logra cuando unos hombres vencen sobre otros, sino cuando todos tratan de vencer las incomprensiones, agresividades y mutua destructividad desencadenada durante años. La paz solo será posible entre nosotros, mediante un esfuerzo amplio y generoso de mutua comprensión, acercamiento y reconciliación". La Asamblea, convocada fundamentalmente para elegir a los integrantes de la nueva cúpula directiva que dirigirá la Confederación Cáritas durante los próximos cuatro años, fue inaugurada ayer jueves 11 de mayo con una audiencia privada de los 400 participantes con el Papa Francisco. Durante la primera jornada de hoy los participantes reflexionaron sobre "Los desafíos mundiales y el papel de Cáritas.

Mar 9 Mayo 2023

Cáritas Colombiana consolida alianzas en Europa para fortalecer su misión con los más vulnerables

Este 6 de mayo culminó la primera fase de la gira del padre Rafael Castillo Torres, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana (SNPS/CC),por Europa. Se trata de uno de los encuentros más estratégicos y de impacto internacional del GTC (Grupo de Trabajo por Colombia), espacio de articulación e integración creado para la consolidación del trabajo de la pastoral en favor de la población en condición de vulnerabilidad, que está integrado por 10 organizaciones de la Iglesia Católica de Europa y Norteamérica, así como por Cáritas Colombiana. De manera particular, la visita buscó generar y consolidar esfuerzos para la construcción de la paz, la reconciliación, el cuidado de la casa común y el desarrollo de una vida digna, en el marco de las diversas realidades del territorio nacional y en clave de incidencia desde la labor pastoral que adelanta la Iglesia. Por ello, durante esta primera semana, elpadre Castillo se reunió con representantes de las Cáritas europeas y norteamericanas en una agenda que incluyó París, Austria, Salzburgo, Múnich y Ámsterdam. En el marco de las jornadas, el director de Cáritas Colombiana tuvo la oportunidad de dialogar también con el Embajador de Colombia ante la Unión Europea, Jorge Rojas Rodríguez; con el señor Imor Gilmore, Delegado de la Unión Europea para los tratados de paz en el mundo; la Eurodiputada de España Mónica Silvana González; Jean Yves de Cáritas Europa; la Sra. Anne Françoise Moffroid de ECHO de la Unión Europea y responsable de los asuntos humanitarios; Michele Ramis del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia y responsable para América Latina y el Caribe, y con el padre Manuel Barrios Prieto, Secretario General de la Comisión de Obispos de la Conferencia de la Unión Europea. De acuerdo con el sacerdote, la agenda estratégica de estos encuentros permitió considerar tres aspectos claves:1. Ser conscientes que este es un momento privilegiado para fortalecer las relaciones y continuar ordenando los esfuerzos de la Iglesia colombiana por la reconciliación y la paz. 2. Conocer más de cerca las percepciones que se tienen sobre el momento que vive nuestra nación, así como entender las preguntas que animan sus agendas de cooperación hacia Colombia. 3. Reconocer la necesidad de seguir incidiendo y colocando en la agenda de la cooperación la esperanza de tantas comunidades confinadas, sometidas, controladas, desplazadas y reclutadas en esta "ya perdurable crisis humanitaria que nos ha de exigir, no solo la grandeza humana que sea necesaria sino también el acierto pastoral de la Iglesia y el acierto político de nuestros gobernantes". Para Cáritas Colombiana es fundamental avanzar en el fortalecimiento de los procesos de incidencia social y pastoral en los territorios de Colombia que sufren la crisis humanitaria, la presencia de grupos armados y las dinámicas de violencia, los cuales han tenido un impacto directo en la fragmentación de las comunidades, a causa del conflicto armado, la desigualdad y la pobreza. Por ello, durante los encuentros de esta fase de la gira se hizo visible el esfuerzo de las jurisdicciones eclesiásticas a nivel nacional por ser actores fundamentales en el soporte, de acciones concretas frente autoprotección, asistencia jurídica, psicosocial, activación de rutas de protección y el posicionamiento de temas claves de incidencia. El trabajo estratégico adelantado durante estos días hace un llamado a la comunidad internacional para ser un enclave desde Europa y Norteamérica que apoye la implementación de los Acuerdos de Paz pactados en La Habana en el 2016 y ser actores trascendentales en la nueva política del gobierno actual en la búsqueda de la Paz Total, sin perder de vista que esta es una prioridad que hace parte de la misión propia de la Iglesia. Otro tema clave abordado tiene que ver con las elecciones locales y regionales que se adelantarán en el mes de octubre del presente año, pues implica un trabajo amplio por parte de Cáritas Colombiana, especialmente en lo referido a la prevención de riesgos electorales. En un panorama de alcance en la agenda internacional que avanzó en la identificación de los ámbitos en los que se puedan generar acciones conjuntas, el GTC ha hecho un llamado para aunar esfuerzos de incidencia por el trabajo en las zonas más afectadas por el conflicto y la desigualdad social. Durante esta nueva semana el director del Secretariado Nacional Pastoral Social, participará en la Asamblea de Cáritas Internationalis que se adelantará en Roma entre el 11 y el 16 de mayo.

Sáb 25 Mar 2023

¡Firmemos pactos por la vida y contra la muerte! 

Por: P. Rafael Castillo Torres - Colombia ha celebrado la 'Semana por la vida' como un esfuerzo por crear conciencia de su valor sagrado en medio de una cultura de muerte. Cuanto está sucediendo en nuestras zonas rurales por el conflicto armado y el domino de los territorios; en nuestras calles con la violencia social y de las puertas hacia adentro en nuestras casas; amén de la consideración absurda de que el derecho a abortar está por encima de la vida humana, nos tienen que hacer despertar. Pareciera que hemos perdido nuestra capacidad de asombro y de reacción. Hemos llegado al extremo de la indolencia, de la insolidaridad, de la impotencia, de la inercia. Reaccionamos de manera grandiosa frente a los desastres inevitables, y en forma cobarde, frente a los desastres que podríamos evitar: los de la confrontación armada y la criminalización del conflicto social. Todo indica que no creemos en nada, ni en nadie. Ni en nosotros mismos. No creemos que nadie pueda detener la guerra. No creemos ni aún en las acciones de los que dicen querer participar en detener la guerra: “alguna ventaja debe pretender sacar”. El mayor agravante de tal situación, son los convencidos de que las soluciones nada tienen que ver con ellos. Las soluciones al conflicto armado, y al conflicto de la criminalización de la vida cotidiana, no provienen para nada de nuestra propia participación. ¿Qué caminos podemos explorar, y recorrer juntos, para que esta celebración de la vida sacuda nuestras conciencias y nos anime a reconocer que un medio es moralmente bueno si participa del bien que se persigue como objetivo y lo genera y es inmoral cuando produce lo contrario del bien buscado? Lo primero es reconocer que en determinadas circunstancias nosotros también somos parte del problema, porque no siempre sabemos resolver nuestras diferencias como conviene. No siempre tratamos bien a nuestros semejantes. Muchas veces somos también violentos, con nuestros hijos, con nuestra mujer, con nuestros familiares más cercanos. El conflicto que se nos presenta a la vuelta de la esquina, no siempre lo resolvemos en forma adecuada, justa y pacífica. Solemos reaccionar mal frente a dificultades que se nos presentan con nuestros vecinos y compañeros de trabajo. En un accidente de tráfico, perdemos los estribos. Muchas veces somos parte del problema, aunque no lo reconozcamos. Fácilmente nos convertimos en agentes de violencia en sus distintas manifestaciones. En no pocas ocasiones, y sin medirlo ni pensarlo, estamos arriesgando nuestra propia vida y la vida de la gente que amamos. Es urgente reconocer que hacemos parte del problema y que podemos ser también parte de la solución. Las soluciones también dependen de nosotros. Las personas que amamos no las podemos proteger por completo. No podemos estar detrás de ellas a cada instante. Necesitamos de los otros, para proteger a los que amamos. ¿Quién de nosotros puede detener la práctica del fleteo tan común y tan cotidiana en nuestras ciudades? ¿Necesitamos de agentes de policía en cada esquina o tal vez estamos urgidos del coraje de construir, de manera concertada, nuevos pactos de ciudadanía? Lo segundo que tenemos que lograr es recuperar la confianza en nosotros mismos para proteger a los que amamos, como nosotros también podemos proteger a otra gente, que tienen gente que los ama y que no siempre pueden ser protegidos. Siempre habrá personas que nos pueden ayudar a proteger a la gente que amamos; así como nosotros, también, podemos ayudar a proteger a personas amadas por otras personas que quizás ni conozcamos. Es el momento de pedir ayuda y ayudar a cuidarnos y a cuidar a otros, hasta de nosotros mismos, que solemos reaccionar, a veces, de manera violenta. También hay que cuidarlas de quienes suelen emplear la violencia de manera circunstancial o como medio de vida. Lo tercero es construir pactos que hagan ridícula la violencia y que ayuden a construir una cultura del respeto a la vida. Pactos que se renueven y se evalúen. Pactos para prevenir hechos violentos y evitar que en algún caso se sucedan muertes violentas. Pactos para poder Vivir. Pactos que le permitan funcionar a las autoridades y al Estado con eficacia, con oportunidad y suficiencia. Pactos para ayudar a construir Estado, legitimidad y gobernabilidad. Pactos por medio de los cuales rompamos el miedo, quebremos el sentimiento de impotencia, la indolencia y construyamos los artesanos de la paz que saquen de las orejas a los guerreros de la guerra. Pactos por la vida que nos mejoren nuestra calidad de vida, nuestra seguridad y nuestra confianza. Pactos para Vivir que sean el producto del libre examen de la situación de violencia en la localidad y que libremente quieran adoptar sus implicados. Pactos que vayan mostrando la capacidad de solucionar pacíficamente los conflictos cotidianos. Pactos en los que se concrete la voluntad de paz y en los que todos pueden participar: Pactos a favor de todos y en contra de nadie. Pactos en los que cualquiera pueda participar y con los que pueda proteger a la gente que ama. Basta que yo me sienta bueno. No pensemos que todo se ha perdido, hay muchas cosas que se pueden hacer, que están al alcance de nuestras manos, y aún, al frente de nuestras narices. Pero llevamos un retraso de años y nos tenemos que apurar, si nos queremos salvar…Y salvar a la gente que amamos. Pero con todo este desafío que nos interpela y que es el mayor reto que tenemos como Nación, nos preguntamos: ¿Qué sigue? Creemos que ha llegado el momento de construir civilidad alrededor de cada uno de nosotros para protegernos de la violencia y curarnos de la enfermedad de matar. Hay que construir pactos de ciudadanía entre los que vivimos cerca, los que trabajamos juntos y los que estudiamos en el mismo lugar. Pactos que creen confianza y construyan sociedad desde una manera nueva de resolver las diferencias. Construir una sociedad que tengamos a la mano y que sea capaz de asumir la obligación y el reto de encontrar una y mil formas de entronizar la cultura del respeto a la diferencia; la valoración del otro y la tolerancia mediante un adecuado manejo del conflicto, de modo que siempre se respete y preserve la vida. Construir una sociedad que no ponga en juego la vida de nadie, en cada contradicción o diferencia. Construir sociedad convirtiendo en un propósito nacional detener la violencia y la guerra, en medio del conflicto. En este propósito debemos ocuparnos de salir todos victoriosos de esta guerra: la del conflicto armado y la de la criminalización del conflicto de la vida cotidiana. Necesitamos construir un nuevo acuerdo entre los colombianos. Dotarnos de una carta de navegación de mediano plazo con la cual mostrarnos orgullosos con nosotros mismos: haber sido capaces de construir desde abajo la Nación, en un proceso de reconciliación liderado por la gente que ama y que ha salido, decididamente, al rescate de sus amores. Vamos a salir al rescate de la vida creando una nueva cultura que la respete. Todos tienen derecho a sus vidas, todas sus vidas nos son preciosas. Una vida que perdamos nos hace daño a todos. En este terreno tenemos que reconstruir o recuperar el tejido social, el mecanismo de la regulación y el control social, ejercido por la sociedad civil. Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombiana queremos movilizarnos y nos vamos a movilizar a favor de la vida para protegerla; para romper el miedo; y salir a su rescate donde quiera que ella sea amenazada. Queremos invitarlos a reaccionar de manera preventiva contra todo aquello que signifique riesgo de muerte para cualquier habitante en la cuadra, en el barrio, en la localidad o en la comuna. Vamos con los pactos para vivir y contra la violencia. Hacemos un llamado a toda la gente de la cuadra que tiene la obligación de reaccionar y de intervenir contra el maltrato infantil; la violencia contra la mujer ejercida en el seno del hogar o en nuestras calles; el maltrato entre los hermanos. Todos en la cuadra tenemos que ocuparnos de la vida de nuestros jóvenes donde los padres, dadores de vida, sean protectores de la vida humana; todo el barrio tiene que reaccionar ante el peligro de las riñas entre vecinos, en las tiendas y bares de la localidad. Pero para ello es indispensable que los vecinos, los compañeros de trabajo, los jóvenes en los colegios y universidades, etc. decidan voluntariamente la naturaleza y el alcance que le quieren dar a estos Pactos por la Vida y contra la Muerte. Pbro. Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS)

Lun 18 Sep 2017

Congreso de Reconciliación contará con experiencias internacionales de paz

En el marco de los preparativos para el VIII Congreso Nacional de Reconciliación, el Secretariado Nacional de Pastoral Social dio a conocer que el tema principal del congreso será: ‘Experiencias Internacionales en Construcción de Paz’. Para este fin, contará con la participación de Thomas Bamat, Consultor en Construcción de Paz Internacional de CRS- Catholic Relief Services y miembro fundador de la Red Católica de Construcción de Paz; Peter Casarella, Director del proyecto sobre las Preocupaciones de la Iglesia Latinoamericana/Norte Americana. Profesor Asociado en Teología de la Universidad de Notre Dame; y Gerard Powers, Director del Programa de Estudios Católicos para la Construcción de Paz del Instituto Kroc de la Universidad de Notre Dame. Coordinador de la Red Católica de Construcción de Paz. Para los tres días del encuentro se espera lograr los siguientes objetivos: Miércoles 11 de octubre: La apropiación de la cultura de la no violencia como modelo de vida en la construcción de la reconciliación y la paz en el país. Jueves 12 de octubre: Resaltar la importancia del desarrollo humano integral en la consecución de una paz sostenible. Viernes 13 de octubre: Reconocer el valor de la memoria histórica en los procesos de verdad, justicia y reparación integral. Este evento es organizado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Colombiana y desde hace 17 años ha convocado a comunidades religiosas, jóvenes, medios de comunicación, organizaciones y comunidad en general comprometida con la paz y la reconciliación. ¿Lugar y fecha del Congreso? Hotel Dann Carlton Carrera 93B #19-44, Bogotá. 11 y 12 de octubre (7:00 am a 6:00 pm) 13 de octubre (8:00 am a 3 pm) Participación:Valor deinscripción $ 120.000 por persona Consignar en la cuenta corriente nacional No. 081 - 39037 - 9 - Banco de Bogotá a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social NIT: 860.039.273-3. Para su inscripción es necesario que diligencie formularioaquí La inscripción incluye el material del encuentro, no incluye el hospedaje y pasajes. Para mayor información consulteaquí